La madre de Lili parte de viaje por trabajo y la deja al cuidado de su padre. Éste no ve con buenos ojos la compañía de Hagen, un hermoso perro que tiene la muchacha. Tras una discusión, Hagen resulta abandonado, y el pobre animal habrá de intentar sobrevivir en condiciones adversas…
Dirección: Kornél Mundruczó. Producción: Proton Cinema, Pola Pandora Filmproduktions, Filmpartners, The Chimney Pot, Film i Väst, Hungarian National Film Fund, ZDF/Arte. Productores: Eszter Gyárfás, Viktória Petrányi. Co-productores: Viola Fügen, Gábor Kovács, Fredrik Zander. Productor asociado: Malte Forssell. Guion: Kornél Mundruczó, Viktória Petrányi, Kata Wéber. Música: Asher Goldschmidt. Fotografía: Marcell Rév. Diseño de producción: Márton Ágh. Montaje: Dávid Jancsó. Efectos especiales: Eric Schaechter (supervisor de efectos visuales). Intérpretes: Zsófia Psotta (Lili), Sándor Zsótér (Dániel), Lili Horváth (Elza), Szabolcs Thuróczy (anciano), Lili Monori (Bev), Gergely Bánki (empleado de la perrera), Tamás Polgár (empleado de la perrera), Károly Ascher (Péter), Erika Bodnár, Body, Bence Csepeli, János Derzsi, Csaba Faix, Edit Frajt, Alexandra Gallusz, Péter Gothár, László Gálffi, Kornelia Horvath… Nacionalidad y año: Hungría, Alemania, Suecia 2014. Duración y datos técnicos: 121 min. Color 2.35:1.
La presente película vendría a integrarse dentro de lo que, en el cine fantástico, y según clasificación de Juan Antonio Molina Foix[1], se identifica como la temática de “animales en rebeldía”, esto es, aquellas películas donde los animales (sean de la especie que sean), atacan a los seres humanos. Incluso se la podría comparar con la magistral Los pájaros (The Birds, 1963), de Alfred Hitchcock en el sentido de que aquí incluso se dan menos explicaciones sobre lo que suscita el ataque de los animales, si bien eso puede ser detectado entre líneas durante el visionado del film, y se identificaría como un enfoque alegórico.
En todo caso, esta parábola que funciona perfectamente como película de género no pretende ser una cinta de terror –salvo los momentos finales–, e incluso su estructura se acerca más al cine dramático con elementos del de aventuras, funcionando como una especie de versión invertida de la deliciosa La cadena invisible (Lassie Come Home, 1943), de Fred M. Wilcox. Sin embargo, si se observa con detenimiento, este White God – Dios blanco contempla con una mirada aterrorizada el desmoronamiento de una sociedad que percibe cómo los valores más elementales se van perdiendo, y las víctimas de esas actitudes son los seres que más dan a cambio de menos, esto es, los perros que comparten su vida con nosotros, que nos proporcionan compañía y amor en casa a cambio solo de alimento y cariño.
En ese aspecto, esta es una película para convencidos; y quien no sienta el más mínimo apego emocional hacia los canes no logrará establecer el menor vínculo con el film, por lo que este desarrolla no le interesará en absoluto. Por el contrario, aquel espectador que sí sienta esa ligazón vehemente con los animales mostrará preocupación por lo que expone, así como cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
El título podría ser una alusión a la excelente cinta de Samuel Fuller Perro blanco (White Dog, 1982), con la que guarda ciertos paralelismos. O acaso ese “dios blanco” podría ser una alusión al ser humano, como una representación simbólica de un dios terrible que rige las vidas y existencias de otras criaturas a las que toma por inferiores. De hecho, el film puede verse sin esfuerzo alguno como una alegoría sobre el trato que otorga el ser humano (el “dios blanco”, el anglosajón del mundo occidental) hacia los que ve distintos e inferiores, hacia los inmigrantes, hacia los que son de una “raza inferior». Véase que todos los animales rebeldes del film son mestizos y, por ello, considerados indeseables; en ese sentido es significativo el momento en el semáforo, cuando Hagen se sitúa al lado de un dálmata y se emplaza al mismo nivel y actúa de igual modo.
La falta de amor, la incomprensión, es lo que articula todo aquello sobre lo cual pivota el film. La relación entre Lili y su padre se modula por medio de la desafección, y de ahí proviene todo lo que acontece; tras el suceso con las drogas, muchacha y adulto se sentirán más unidos –el padre, al fin, se arrodillará ante la hija para ponerle los zapatos–, y será esa unión la que logre encauzar todo, cuando, al fin, el padre valore en su justa medida a Lili en el estremecedor final.
White God es, pues, una película que funciona tal como lo han de hacer las de verdadero valor: se puede leer a distintos niveles, según el interés personal de cada espectador: desde el mero entretenimiento lúdico (aspecto en el que actúa mejor que muchas películas más focalizadas hacia ese ámbito) hasta el cine de compromiso social –y además sin restregarte el mensaje en la cara con un estropajo–, que intenta enviar un toque de atención hacia una colectividad que de forma paulatina se va desvinculando de aquello que, en teoría, nos define como humanos: la empatía.
Anécdotas
- Título alemán de co-producción: Underdog. Título sueco de co-producción: Revolten.
- En 2014, en el Festival de Cannes fue ganadora en la sección Un Certain Regard, y los perros de la película recibieron un premio especial, el premio “Palm Dog”; ese mismo año ganó el Octopus d’Or en el Strasbourg European Fantastic Film Festival como mejor película internacional de género fantástico. En 2015, en el Sarasota Film Festival, ganó el premio del jurado a mejor film de argumento.
- Para el rodaje se utilizaron 274 perros, que es el mayor récord mundial en tal modalidad. Todos ellos son mestizos.
- Hagen está interpretado por dos perros gemelos, Luke y Body.
- La escena de la pelea de perros fue doblada con voces humanas en Suecia.
- El rodaje tuvo lugar en Budapest, Hungría.
- Estrenada en Hungría el 12 de junio de 2014. En España se ha estrenado el 19 de junio de 2015.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Véase Horrorscope: Mitos básicos del cine de terror; antología de J.A. Molina Foix. Madrid: Nostromo, 1974. 2 vols.