Una serie de personas son invitadas a pasar una temporada en una villa que tiene el profesor Meinen en lo alto de las montañas del Pirineo. Su intención es publicar un libro que reúna casos de carácter parapsicológico, y para ello desea que los invitados le narren, uno a uno, los acontecimientos que han vivido personalmente en ese sentido.

Dirección: Sebastián D’Arbó. Producción: D’Arbó Productions para Eurofilms. Productores: Sebastián D’Arbó, Juan Fernández Mateu. Productor ejecutivo: Jaime Jesús Balcázar. Productor asociado: Sebastián Solanas Sánchez. Guion: Jean Daniela Colbor, Sebastián D’Arbó, según argumentos de S. D’Arbó. Fotografía: Fernando Cobo. Música: José Espeita. Montaje: Josep Maria Aragonés, Sebastián D’Arbó. FX: Trucajes Pallejá (efectos ópticos). Intérpretes: Narciso Ibáñez Menta (Dr. Meinen), Ventura Oller (mayordomo), Alicia Orozco (sirvienta), Enric Casamitjana (jefe de estación), Eudald Macià (empleado de tren), Emilio Gutiérrez Caba (viajante), Mir Ferry (aparecido), Juan Viñallonga (recepcionista del hotel), Miguel Moncho (camillero), Berta Singerman [Berta Cabré] (Teresa), Red Mills [Antonio Molino Rojo] (sacerdote), Marta Flores (sor Clara), Dolors Duocastella (sor Matilde), Mercedes Gil (monja lega), Antonio Lara (Ernesto), Rosa Maria Espinet (Ángela), Juan Muñoz Badía (barman), Daniel Arbonés (niño), Carlos Martos (padre), Rosa Morata (madre), Vicens Lluch (médico), Maria Luisa Oliveda (madre de la vida anterior), Ernest Reinon (pescador), Carlos Reinon (niño Javier), Quim Grau (niño Tomás), Montserrat Prous (Eva), Ovidi Montllor (Carlos), Ramiro Oliveros (parapsicólogo), Asunción Vitoria (vecina), Carme Contreras (médium), Pepa Palau (ayudante de la médium), Sebastián D’Arbó (él mismo), Gal Soler… Nacionalidad y año: España 1980. Duración y datos técnicos: 108 min. – Eastmancolor – 1.85:1 – 35 mm.

 

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Sebastián d’Arbó es el seudónimo de Sebastià-Daniel Arbonés Subirats (Tortosa, Bajo Ebro, 1947), una de las personalidades más curiosas del mundo profesional y artístico español, al dividir su carrera en dos facetas que, por lo general, podrían parecer antagónicas, pero que en él confluyen de un modo muy natural. Estudió psicología, pero en 1966 ingresó en Televisión Española por oposición, donde comenzó a rodar documentales. Ganó la Antena de Oro por su serie sobre animales Fauna (1970), pero fue famoso sobre todo por sus programas de divulgación esotérica, tema por el cual ha sentido fascinación desde niño. En la radio, en la cadena SER, hizo La otra dimensión, que ganó el premio Ondas 1975, y para televisión llegó a rodar programas como Misterios al descubierto, Visado para el futuro, Catalunya misteriosa, España mágica o Pirineus màgics, y fue colaborador del programa de Antena 3 En los límites de la realidad.

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Dada su amplia experiencia con el medio televisivo, decidió dar el salto al cine. Ya en 1964, es decir, antes de entrar en TVE, había rodado un corto documental, Parques nacionales en los Pirineos, y a mediados de los setenta produce un par de cortometrajes de ficción de temática fantástica, Valdemar, el homonculus dormido (1977) y Ascensor (1978), ambos dirigido por Tomás Muñoz. Su primera película como director es, precisamente, Viaje al más allá (1980), a la que seguirán otras dos que, junto a la presente, conforman la llamada «Trilogía parapsicológica», completada con El ser (1982) y Más allá de la muerte (1986). Su filmografía se amplía con Tarde de fiesta (1983), una especie de reportaje de un acto de magia y circo, rodado en vídeo, y dos películas de intriga y terror, Acosada (1985) y Cena de asesinos (1989).

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Viaje al más allá fusiona excelentemente las dos pasiones de d’Arbó como son la parapsicología y el cine. De hecho, lo desvela en las propias imágenes de forma documental. El personaje de Ramiro Oliveros sostendrá, al principio y al final del film, la revista Mundo desconocido, en la que el propio d’Arbó llegó a colaborar, y que fue una de las míticas en abordar las temáticas del misterio; y hacia la mitad, Ovidi Montllor está leyendo la emblemática Dirigido por…, no menos mítica revista de cine, y en cuya portada además luce Alfred Hitchcock, una influencia de nuestro cineasta. Ya que estamos con referencias, hay que comentar que la película acaba con la célebre sentencia de Paul Éluard «Hay otros mundos, pero están en este», la cual encabezaba todas las entregas de la colección «Otros mundos», de la editorial Plaza & Janés, dedicada a temáticas como la parapsicología, los ovnis, la Atlántida, etc.

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La presente película intenta ser un acercamiento al público medio de diversos fenómenos ocultos, y para ello hace uso de la estructura de sketches. En ese sentido, podría recordar un tanto a las películas que la productora británica Amicus rodó, e incluso el actor Narciso Ibáñez Menta podría asumir el rol de anfitrión que en esas producciones inglesas hacían actores como Peter Cushing, Ralph Richardson o Burgess Meredith. Pero la influencia llega más lejos, en concreto a una obra maestra, también británica, como es Al morir la noche (Dead of Night, Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer, 1945), de la cual incluso adopta la estructura cíclica con que arranca y finaliza el film.

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Así pues, tenemos a un grupo de personas que viajan en un tren y luego son recogidos por una furgonetilla para trasladarlas a la mansión en la alta montaña que tiene el profesor Meinen ―de presumible origen alemán, por el acento que le otorga el gran Ibáñez Menta―, quien trabaja como asesor en Europa de una editorial norteamericana, y que quiere hacer una antología de casos reales de temática parapsicológica, que es lo mismo que está haciendo aquí, en formato cine, el propio d’Arbó, quien además presenta la película al inicio. De esta manera, se reúnen diversos casos que abarcan distintas temáticas, así las apariciones fantasmales, la posesión diabólica, las premoniciones, la reencarnación y las casas encantadas o los poltergeist, sucesivamente. De paso, se intenta crear de un modo tímido una historia envoltorio a todo ello, jugando con una leve aventura sentimental entre los personajes de Emilio Gutiérrez Caba y Rosa Maria Espinet.

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A nivel argumental para el aficionado al cine de terror los casos se presentan muy elementales y obvios. Se supone que son casos reales que ilustran esas distintas temáticas referidas, y esa es la cuestión: son meras ilustraciones, sin un soporte dramático o cinematográfico que les proporcione una identidad propia. Podría parecer que, en el aspecto narrativo, la influencia de d’Arbó son las míticas producciones televisivas de Narciso Ibáñez Serrador, Historias para no dormir a la cabeza ―la propia presencia de su padre, Narciso Ibáñez Menta, podría acrecentar el parecido―, pero vista hoy en día semeja más bien una de esas reproducciones ficcionadas que, durante una época, adornó el programa de temática oculta Cuarto Milenio (2005-2020) de Iker Jiménez, y que dirigía Jorge Blas ―no confundir con el mago Jorge Blass―.

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La falta de presupuesto otorga una tosquedad visual obvia a las imágenes, y el montaje abrupto hace semejar la carencia de planos de continuidad que proporcionen de una fluidez narrativa al conjunto. El excelente plantel interpretativo ―los citados Ibáñez Menta y Gutiérrez Caba, junto a Ramiro Oliveros u Ovidi Montllor, por ejemplo― queda un poco deslucido por la incómoda costumbre en la época, dentro del cine español, de rodar sin sonido directo, y crear un doblaje a posteriori. El propio Ibáñez Menta se dobla a sí mismo, por suerte, pero en otros casos la sustitución de voces quita naturalidad a los resultados (reforzado por unos diálogos muy poco naturales), salvo un caso, donde el sacerdote, que es interpretado por Antonio Molino Rojo, es doblado por Constantino Romero: en el flashback sobre un exorcismo, que acontece en los años cincuenta, Romero adopta su voz natural en aquel entonces, pero en las escenas actuales, donde el cura tiene más edad, obviamente, articula los diálogos con mayor lentitud y cierta ronquera para resaltar ese cambio de edad, con resultados muy óptimos.

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Hay tomas ocasionales muy atractivas, como esa imagen subjetiva de los personajes avanzando hacia la villa, con las ramas de los árboles golpeando la cámara, y que podría semejar la entrada a otro mundo, desconocido y terrible, o ese primer plano del médico hipnotizador (Vicens Lluch) con la mano y el anillo destacando en un primer nivel, que además le da un parecido físico muy acusado con el profesor Jiménez del Oso. El resultado asoma entrañable y, cierto es, el conjunto es entretenido, dentro de lo convencional que es todo lo que se narra. Pero, indefectiblemente, a nivel cinematográfico el resultado es muy pobre, se mire como se mire.

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Anecdotario

  • El rodaje tuvo lugar en su integridad en Cataluña, en concreto en Girona (Ribes de Freser, Núria, en Queralbs, y Roques Planes, en Calonge, y la propia Calonge) y en Barcelona (Terrasa, Cerdanyola y Barcelona capital).
  • Estrenada en Madrid el 19 de febrero de 1981, en el cine Cervantes.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra