Mientras la peste se extiende por el campo, un pueblo en cuarentena recibe la visita de un misterioso circo ambulante. Pronto empiezan a desaparecer niños pequeños y los lugareños sospechan que la compañía circense podría esconder un horrible secreto.
Dirección: Robert Young. Producción: Hammer Films, The Rank Organisation para Rank Film Distributors [RU], Twentieth Century Fox [EE.UU.]. Productor: Wilbur Stark. Productor ejecutivo: Michael Carreras. Guion: Jud Kinberg, según argumento de George Baxt y Wilbur Stark. Música: David Whitaker. Fotografía: Moray Grant. Dirección artística: Scott MacGregor. Montaje: Peter Musgrave. FX: Jill Carpenter (maquillajes), Les Bowie (efectos especiales). Intérpretes: Adrienne Corri (gitana), Thorley Walters (burgomaestre), Anthony Corlan [Anthony Higgins] (Emil), John Moulder-Brown (Anton), Laurence Payne (Mueller), Richard Owens (Dr. Kersh), Lynne Frederick (Dora), Elizabeth Seal (Gerta), Robin Hunter (Hauser), Domini Blythe (Anna), Robert Tayman (conde Mitterhaus), John Bown (Schilt), Mary Wimbush (Elvira), Christine Paul (Rosa), Robin Sachs (Heinrich), Lalla Ward (Helga), Skip Martin (Michael), David Prowse (forzudo), Roderick Shaw (Jon), Barnaby Shaw (Gustav), Milovan Vesnitch (gemelo Weber), Serena (gemela Weber), Jane Derby (Jenny), Sibylla Kay (Mrs. Schilt), Dorothy Frere (abuela Schilt), Sean Hewitt, Giles Phibbs, Jason James, Arnold Locke, Bradforts-Amaros, Anna Bentinck, Richard Calder, David de Keyser, Nina Francis, Drina Pavlovic, Jenny Twigge… Nacionalidad y año: Reino Unido 1972. Duración y datos técnicos: 87 min. Color 1.66:1.
El proyecto de Vampire Circus [tv/dvd: El circo de los vampiros, 1972] surgió de una propuesta del guionista neoyorquino George Baxt. Baxt había colaborado ocasionalmente con la Hammer, así, escribió diálogos adicionales (sin quedar acreditado) para la magistral The Revenge of Frankenstein [tv/dvd: La venganza de Frankenstein, T. Fisher, 1958] y fue autor del libreto de una de las películas menos conocidas de la casa —a tal punto de que mucha gente cree que no es de la Hammer—, The Shadow of the Cat (John Gilling, 1961); por lo general, trabajó con la compañía en la labor que se denomina script doctor[1]. Pero también tenía un curioso interés con los circos, pues de igual modo escribió Circus of Horrors [tv: El circo del terror, Sidney Hayers, 1960]. Sin embargo, en este caso no llegó a participar realmente en el film. Él mismo declararía[2]:
Me pagaron mil libras por el título The Vampire Circus. Tenía una gran historia, pero querían crear su propia narración. Me dijeron: «Queremos el título». Así que regateamos y regateamos y conseguí mil libras. No está mal por un título.
Sin embargo, no todos opinan igual sobre esa «gran historia». En palabras del autor Dennis Meikle[3]:
Aparte de que la única idea buena la fusila de Ray Bradbury (el «Circo de la noche», que tiene más que un parecido fugaz con la feria de las tinieblas [de su novela homónima[4]]), Baxt parecía satisfecho con permitir que los eventos se desarrollaran a partir de la convencional tradición de muerte y venganza.
Más tarde, el productor Wilbur Stark desarrolló una historia aprovechando el título y contrató a Judson Kinberg, otro guionista norteamericano, que había sido productor de joyas como Los contrabandistas de Moonfleet (Moonfleet, Fritz Lang, 1955) o El coleccionista (The Collector, William Wyler, 1965), para concebir el libreto definitivo; libreto que, sin embargo, en determinadas escenas carecía de diálogos, por lo cual los actores hubieron de improvisarlos durante el rodaje. Michael Carreras, además, buscó como director a Robert Young (n. en 1933), quien hasta ese momento solo había rodado documentales y spots publicitarios. En realidad, Young había sido contratado para otra película, basada en la novela Neither the Sea nor the Sand (1969), de Gordon Honeycombe, pero los derechos expiraron[5] y, por tanto, le ofrecieron trabajar en esta otra. Después de ese debut hizo una serie de películas no demasiado destacadas, donde tal vez la más célebre sea la comedia Criaturas feroces (Fierce Creatures, 1997), con parte del elenco Monty Python. En televisión rodó para La casa del terror el episodio «Charlie Boy» (1980), hizo un episodio de Las aventuras del joven Indiana Jones (The Young Indiana Jones Chronicles, 1992-1993), «Prague, August 1917», fue responsable de la miniserie española escrita por Arturo Pérez-Reverte Camino de Santiago (1999) y filmó otra miniserie de aspecto muy apetitoso, The Infinite Worlds of H. G. Wells (2001)[6].
El rodaje de Vampire Circus se efectuó en los estudios Pinewood. Durante seis semanas de preproducción Young trabajó en el guion de Judson Kinberg, aportándole más toques surrealistas de los que tenía el original. Quería darle un poso artístico europeo, y al tiempo otorgarle credibilidad. Debido a la inexperiencia del director, la filmación se hizo excesivamente lenta. Desaprovechó quinientos pies de película (es decir, unos cinco minutos de celuloide) al intentar rodar un plano de un tigre que mordiera un brazo humano falso que habían recubierto con carne de cerdo; consiguieron hacerlo al fin reemplazando el tipo de carne[7]. Y también quería rodar una escena con un murciélago de verdad. Hay que aclarar que, además, por aquellas fechas las producciones Hammer tenían un presupuesto entre doscientas mil y doscientas cincuenta mil libras, por lo que había que ir muy ajustado.
Según parece, las distracciones artísticas del realizador originaron que, en ocasiones, la dirección de algunas escenas corriera a cargo del productor Wilbur Stark. Al final, las seis semanas de rodaje se convirtieron en siete y, pese a que aún faltaba parte por filmar, se dio por acabado y Michael Carreras le encargó al montador, Peter Musgrave, que consiguiera una película completa con ese material disponible. Sobre esto, el actor David Prowse declaró[8]:
El problema con la Hammer era que había que hacerlo en seis semanas y, si no lo habías terminado, había que montar de acuerdo con lo filmado. Cuando se acabó el tiempo todavía había escenas que no habían sido rodadas, por lo que Robert tuvo que eliminar el argumento sobrante para terminarlo.
La acción de la película tiene lugar en 1810, en la pequeña localidad de Schettel, uno de esos típicos pueblecitos hammerianos de una indeterminada región germánica o centroeuropea (algunas fuentes refieren que se trata de Serbia) y que parece propio de un cuento infantil de los hermanos Grimm, donde subrepticiamente se cuela el horror. El film arranca con ese referido tono de fábula, con una niña jugando en el bosque, en un tono visto montones de veces en una cinta Hammer. Pero pronto todo se derrumba cuando una mujer se lleva a la niña al castillo del conde Mitterhaus, que es un vampiro, y que después de alimentarse con la niña se acuesta con la mujer. Una turba enardecida destruirá al no muerto, si bien este lanza enfurecido una maldición contra la población.
Quince años después ―la maldición era de efecto retardado― Schettel está asolado por una misteriosa epidemia, y nadie puede abandonar el pueblo, pues a la salida están apostados habitantes de las poblaciones limítrofes con armas, para abatir a quien intente salir, y así no esparcir la plaga. Estos dos elementos, el de la enfermedad y esos tiradores misteriosos a los que nunca se ve ―salvo, en un atractivo momento, unas botas donde resaltan dos broches metálicos como los ojos de una fiera―, lamentablemente están muy desaprovechados, y solo son un telón de fondo para el resto de la película, que se centra en el circo y en la venganza que se va ejerciendo sobre los habitantes de la población.
En verdad, lo más atractivo del film es el referido circo y el ambiente mágico y surrealista que destila. El inquietante payaso enano, en un momento de lo más sorprendente, se arranca el maquillaje de la cara, para desvelar debajo… otro maquillaje idéntico. Disponen de un tigre y una pantera negra, que son en realidad dos vampiros que pueden convertirse en esos animales, unas veces reemplazando un cuerpo por otro, o materializándose en las dos encarnaciones al mismo tiempo. Otros dos vampiros son dos hermanos mellizos ―¿recuperación de la idea de Drácula y las mellizas?―, de diferente sexo, que sienten una evidente atracción física hacia unos niños de diez y doce años. Cuando seducen a estos, les acarician los rostros lascivamente, y pese a tratarse de un plano medio, por la posición de los niños da la impresión de que deben estar levitando.
Es de una gran belleza la escena en la cual la mujer tigre, con forma humana ―el cuerpo desnudo recubierto con una pintura que finge la piel del animal― danza luchando con su domador, o esa otra en la que los vampiros gemelos brincan contra el cielo, semejando volar, o alternándose con murciélagos, que se supone son ellos mismos. El «Espejo de la Vida» es una pequeña galería con tres o cuatro espejos deformantes, típicos de todas las ferias, y uno último, que inicialmente le refleja a uno tal cual es, pero después se utiliza o bien para presagiar un futuro aciago, o bien para servir de puerta a otro lado, en concreto con la cripta donde yace el cadáver del conde Mitterhaus ―a quien los integrantes del circo han venido a rescatar y vengar pero, por misteriosos motivos, no se deciden a arrancarle la estaca para que resucite hasta justo el final―.
Volviendo al referido espejo, este elemento, junto a toda el aura mágica que rodea al propio circo, se acerca mucho al concepto de la novela de Ray Bradbury antes referida, y no sería de extrañar que, una vez rechazado teóricamente el esbozo de George Baxt, se aprovecharan sin embargo algunas ideas del mismo.
Al margen de todo ello, cada noche, al tiempo que celebran una representación, los integrantes del circo se dedican a seducir a los habitantes de la población y perpetrar luego la venganza contra ellos, a un ritmo extrañamente lento, como si se estuvieran divirtiendo durante el proceso… o hubiera que estirar la trama para crear el metraje establecido ―el haber interrumpido el rodaje, sin tenerlo terminado, puede que también sea motivo de que hubiera que aprovechar situaciones que, en otras circunstancias, se habrían limado por medio de elipsis en el montaje, para conferir mayor ritmo a la narración―.
En este aspecto, resulta llamativa la participación de la actriz Lynne Frederick en el papel de Dora, la novia de Anton (John Moulder-Brown), que está a salvo en la ciudad, pero que decide entrar en la asolada villa. Es disparada por los vigilantes externos ―algo que tampoco tiene mucho sentido, dado que va a entrar en el pueblo, no a salir― y, una vez allí, aparece solo para ser asesinada por los vampiros y que, de ese modo, se cumpla la maldición. Tal vez en las escenas no rodadas se perfilaba con mayor claridad y lógica todo ello, en lugar de aparentar tan gratuito.
Es curioso cómo el film, disponiendo de tantos desnudos, en realidad está tan carente de erotismo. Bien es cierto que determinados elementos ―el incesto o las pulsiones pederásticas de los mellizos― no pueden desarrollarse más a fondo por motivos obvios, pero todo ese jugueteo erótico que emprenden los feriantes con los lugareños se ven un tanto pueriles y están faltos de una palpitación erótica. Se percibe la intención, mas no el resultado.
Desde un punto de vista objetivo, esta película resulta superior a Lust for a Vampire, sin lugar a dudas, pero sin embargo desprende una atmósfera de desidia e incapacidad que frustran las buenas intenciones de muchos momentos. El ritmo, como se ha dicho, es muy inadecuado, y también sufre de una pésima dirección de actores, estando unos sobreactuados ―el entrañable Thorley Walters como el alcalde atolondrado y tontorrón― y otros apáticos ―el guapito John Moulder-Brown―, y se aprecia que otros muchos no son profesionales. Pero en general el reparto es bastante pobretón, pese a disponer de intérpretes tan interesantes a priori como los dos referidos, la exuberante Adrienne Corri[9] o, en un papel mudo de forzudo circense, David Prowse, que, recordemos, antes de ser Darth Vader participó varias veces en la Hammer. Pero por ejemplo, quien hace de conde Mitterhaus, Robert Tayman[10], es terrible, así como muchos de los integrantes del circo, salvo los dos hermanos gemelos, que despliegan un soplo de fragilidad e inocencia muy adecuados para sus personajes vampíricos.
Precisamente, los vampiros de este film vuelven a ser un tanto atípicos. El que más se ajusta a los moldes tradicionales es el conde Mitterhaus, que se supone, por el ataque que perpetra contra la niña, que se alimenta y mata a su víctima, sin convertirla. Poco efectivo es el instante en el cual se aparece de pronto a la chavala, como teletransportándose, con un trucaje de paro de imagen muy mal resuelto y que tiende un tanto hacia el ridículo. Los demás vampiros, por supuesto, son del todo novedosos, debido a sus capacidades zoantrópicas: solo los gemelos parecen tener la capacidad, ya conocida, de convertirse en murciélagos, pero los otros procuran unas características un tanto insólitas, con sus conversiones en felinos salvajes.
Anecdotario
- Título en Argentina: Circo de vampiros. Título en México: La gitana y el vampiro.
- La película se rodó entre el 9 de agosto y el 21 de septiembre de 1971.
- Se utilizaron los mismos decorados de Drácula y las mellizas (1971).
- Laurence Payne fue elegido a última hora para sustituir a Anton Rodgers, que abandonó por enfermedad.
- El reputado Billy Smart’s Circus proporcionó varios de los artistas circenses, extras y artistas de fondo.
- En 2012 se publicó una novelización escrita por Mark Morris, autor que también ha redactado novelas sobre juegos de rol y aventuras originales de Hellboy, Torchwood y, sobre todo, Doctor Who.
- El film tuvo una versión en cómic en el nº 17 (o 5 del volumen 2) de The House of Hammer, con guion de Steve Parkhouse y dibujos de Brian Bolland.
- Estrenada en el Reino Unido el 30 de abril de 1972. En España, desde luego, la censura no la permitió, dado su elevado contenido de erotismo, aunque estuvo en una lista de films para estrenar que quedó en el aire. Más tarde se ha proyectado por televisión y se ha editado en DVD.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Consiste en trabajar, sin quedar acreditado, sobre guiones ajenos para arreglarlos hasta el punto de hacerlos (más o menos) filmables. Algunos de estos escritores son o fueron gente tan diversa como Carrie Fisher, Ben Hecht, Tom Mankiewicz, John Sayles, Robert Towne o Joss Whedon.
[2] En «Three Ring Circus», entrevista con Richard Valley. En la revista Scarlet Street, nº 6, primavera de 1992; pág. 32.
[3] MEIKLE, Denis: A History of Horrors: The Rise and Fall of the House of Hammer. Lanham (Maryland): Scarecrow Press, 2001; pág.197.
[4] La feria de las tinieblas; por Ray Bradbury; traducción de Joaquín Valdivieso. Barcelona: Minotauro, 2019. T.O.: Something Wicked this Way Comes (1962).
[5] Finalmente, la novela se adaptó como la muy sugestiva Ni el mar ni la arena (Neither the Sea Nor the Sand, Fred Burnley, 1972), pero no fue debida a la Hammer.
[6] Conviene no confundir a este director con el norteamericano Robert M. Young, responsable de, por ejemplo, Alambrista (Alambrista!, 1977) o La fuerza de un ser menor (Dominick and Eugene, 1988). Y, mucho menos, con el mítico actor del Hollywood clásico Robert Young.
[7] En la película es un plano brevísimo de un par de segundos, y donde no se distingue bien el supuesto brazo.
[8] En una entrevista con Sue y Colin Cowie, y citado en JOHNSON, Tom; DEL VECCHIO, Deborah: Hammer Films: An Exhaustive Filmography. Jefferson (Carolina del Norte): McFarland & Co., 2012.
[9] Al final nos enteraremos de que su personaje es, en realidad, Anna, la amante del vampiro del inicio, que escapó y avisó a los feriantes. Su cambio de aspecto, sin que se explique, podría ser un tipo de magia para no ser reconocida por los lugareños.
[10] Había hecho un papelito muy breve para la Hammer en el wéstern espacial Luna Cero Dos (Moon Zero Two, Roy Ward Baker, 1969).