1. Civilización o barbarie

Se han escrito sin términos medios centenares de ensayos, críticas, notas y comentarios sobre este emblemático wéstern integracionista y antirracista de Delmer Daves. Algunos ―incluso hoy― despreciándolo hasta límites políticos insospechados, absurdos e inadecuados, y otros, en cambio, elevándolo hasta alturas impredecibles y «extrañas» de ambigua valoración genérica… Pero en ambos casos, en mi opinión, sin el rigor de sustancialidad humana, artística, narrativa y conceptual que el film merecía o, mejor dicho, merece; sin prejuicios teóricos a priori y con el justo reconocimiento ―tanto fílmico como histórico― de pieza clave, neurálgica y fundamental sobre el «problema indio» en el discurso y tratamiento dramático que Broken Arrow (Arg: La flecha rota; Esp: Flecha rota, 1950) ostenta sin fisuras como «clásico» en defensa de las minorías raciales y de las diferentes «etnias originarias» que poblaron el antiguo e inhóspito suelo americano.

En este caso específico, la película de Daves se centra esencialmente en la vida, las costumbres, los ritos, la religión y los enfrentamientos armados («guerra de guerrillas apaches», 1861/1886) entre los ejércitos azules de la Unión y los rudos colonos extranjeros, contra los apenas 17.000 apaches chiricahuas (sumando a sus hermanos mescaleros, mimbreños, aravaipas y tontos) que habitaron las agrestes regiones rojas de Arizona y Nuevo Méjico (Suroeste de Estados Unidos), los cuales defendieron con aguerrida ferocidad la tierra de sus ancestros hasta el final, rechazando al blanco invasor en busca de oro (el codiciado «hierro amarillo»), más el establecimiento de colonias europeas, pueblos y fortificaciones militares, limitando así sus enormes cotos de caza para eliminarlos (colocándolos en míseras e infértiles «reservas») o directamente exterminarlos como raza (así ocurriría finalmente), en nombre de la artera, injusta, ambiciosa, supuesta e inescrupulosa civilización blanca…

Aclaremos que la esencia del western-film no reside en el enfrentamiento con el paisaje virgen e inhóspito (que de por sí da origen a la presunta historia de Norteamérica), sino en el encuentro crucial y decisivo con el «indio», ese absoluto extraño para quien nuestro Nuevo Mundo era su antiguo hogar; ese ser que no desciende de Sem ni de Jafet y que, a diferencia del negro descendiente de Cam, ni siquiera fue «importado» para vencer al suelo y la naturaleza salvaje… La considerable repercusión que obtuvo en su momento de estreno Broken Arrow debe interpretarse a la luz del papel por ese entonces establecido del «indio» en el wéstern.

Pintura de Martin Grelle

Tradicionalmente, el mal llamado «piel-roja» («peau-rouge» para los primeros tramperos franceses) había representado uno de los peligros máximos para los colonizadores empeñados en dominar un continente y conquistar el Oeste. En el mejor de los casos, aparecía convertido en la figura del «noble salvaje» de Mr. James Fenimore Cooper (1789/1851) ―autor de novelas folklóricas, telúricas y célebres como El último de los mohicanos y El cazador de ciervos―, con las mismas cualidades de primitiva grandeza o bravata humana asociadas al desafiante y agreste territorio y al duro clima. En el peor de los casos, empero, se encuadraba dentro de la tradición sentada por el primitivo «melodrama victoriano», trocado en un ser traicionero, sediento de sangre, poco dispuesto a aceptar ningún acuerdo de paz (nada más lejos dicha falacia) y convertido en amenaza de violación, mutilación y muerte…

Sin embargo, antes de Broken Arrow (1950) y de también Devil`s Doorway (Arg/Esp: La Puerta del Diablo, 1950) de Anthony Mann, los «indios» no siempre fueron pintados en la pantalla de forma agresiva o poco inhumana, como ese eterno «aullador de las praderasۚ». Ya en, por ejemplo, durante el período silente, en el cortometraje de veinte minutos del gran maestro David Wark Griffith titulado The Massacre  (Arg/Esp: Masacre, 1912), el «originario» era mostrado como víctima infortunada de una incursión de la Caballería que ellos no habían provocado. También en esa primera excelente epopeya ya olvidada del pionero James Cruze The Covered Wagon (Arg: La caravana, Esp: La caravana de Oregón, 1923), se subrayaba que lo que movía a los «indios» en el asedio y ataque a los colonos era únicamente el lógico deseo de proteger sus tierras de caza del búfalo (alimento principal, vestimenta y hasta hogar ―los tipis cónicos― tomado de sus gruesas pieles)…

Entrando ya en el cine parlante o sonoro»,tanto John Ford en Fort Apache (Arg: Sangre de héroes, Esp: Fort Apache, 1948), donde el «indio» era casi empujado a la masacre (Little Big Horn, en Montana, transportado por Ford al territorio apache), como también su amigo Raoul Walsh en They Died with Their Boots On (Arg/Esp: Murieron con las botas puestas, 1941) se aclaraba en los diálogos de los soldados que los auténticos dueños de las Black Hills en Wyoming eran los sioux, cheyennes y arapahoes, más allá de la glorificación «romántica» que presentaba Walsh en la gallarda figura de Errol Flynn corporizando al mítico teniente coronel George Armstrong Custer y la famosa y ya citada batalla de Little Big Horn (25-26 de junio de 1876) donde junto con Custer fue completamente aniquilado su 7º Regimiento de Caballería… Volvamos a Broken Arrow.

 

2. Influencias posteriores en la senda del wéstern

Broken Arrow de Daves y Devil`s Doorway de Mann, entonces, guiarían y/o marcarían el sendero de una copiosa serie de películas que enaltecían meritoriamente a los pueblos «originarios» en vigorosos alegatos «pro-indios» tanto en los fifties como en los sixties; pero, debemos decirlo también, no siempre acertados o de forma tan notable y caligráficamente perfectos como en el caso específico de Broken Arrow.

La Puerta del Diablo, de Anthony Mann

Aunque también, curiosamente, en esa misma década de los años cincuenta, a títulos «antirracistas» como The Savage (Arg: La lanza rota, Esp: El salvaje, 1952) de George Marshall, Seminole (Arg: Pluma roja, Esp: Traición en Fort King, 1953) de Budd Boetticher, Apache (Arg/Esp: Apache,1954) de Robert Aldrich, Sitting Bull (Arg: El indio heroico, Esp: Sitting Bull: Casta de guerreros, 1954) de Sidney Salkow, Chief Crazy Horse (Arg: Caballo Loco, Esp: El gran jefe, 1955) de George Sherman, otro guion de Daves, White Feather (Arg/Esp: Pluma Blanca, 1955) de Robert D. Webb o Run of the Arrow (Arg: El vuelo de la flecha, Esp: Yuma, 1957) del maestro Samuel ‘Sam’ Fuller, se mantuvo, a la inversa, en otros distintos largometrajes, una vieja posición o corriente socio-política xenófoba/racista y absolutamente discriminatoria hacia el supuesto «salvaje/originario» del Old West. Resulta implacable la mirada del «indio», principalmente en dos wésterns que los presenta como sanguinarios y traidores a la vieja usanza, rutina, panegírico o perspectiva clásica de Hollywood: Ambush (Arg/Esp: Emboscada, 1950) de Sam Wood ―director declarado ultra-fascista― y el notable film Arrowhead (Arg: Hogueras de odio, Esp: Hoguera de odios, 1953) de Charles Marquis Warren, basado en la novela Adobe Walls de William Riley Burnett (*).

Sin embargo en las siguientes décadas del siglo XX predominaron mucho más las equilibradas propuestas integracionistas de Delmer Daves y Anthony Mann. Lo demostraron filmes como Cheyenne Autumn (Arg: El ocaso de los cheyennes, Esp: El gran combate, 1964) de Mr. John Ford, A Distant Trumpet (Arg/Esp: Una trompeta lejana, 1964) de Raoul Walsh ―Ford y Walsh, siempre determinantes―, dos títulos egregios de Arnold Laven: Geronimo (Arg: Sangre apache, Esp: Géronimo, 1962), una buena performance de Chuck Connors, y The Glory Guys (Arg: El gran combate, Esp: Gloriosos camaradas, 1965) con memorable guion de Sam Peckinpah, Hombre (Arg: Hombre, Esp: Un hombre, 1967) de Martin Ritt ―un «mestizo/apache» estelarizado por Paul Newman ayuda y salva a un grupo de blancos acosados por una pandilla de bandoleros asesinos―, Soldier Blue (Arg: Cuando es preciso ser hombre, Esp: Soldado azul, 1970) de Ralph Nelson (fiel narración sobre la tremenda y brutal masacre de un regimiento azul de Caballería en Sand Creek, Colorado, comandado por el despiadado coronel metodista John Milton Chivington (1821/1894) durante el otoño de 1864 contra una pacífica aldea cheyenne), A Man Called Horse (Arg/Esp: Un hombre llamado Caballo, 1970) ―el itinerario de un lord británico, Richard Harris, raptado y luego aceptado por los sioux-manos amarillas) de Elliot Silverstein, y/o Little Big Man (Arg/Esp: Pequeño Gran Hombre, 1970), sobre Little Big Horn y el único sobreviviente blanco de la batalla, un tal Jack Crabb, interpretado por Dustin Hoffman, de Arthur Penn…

Pequeño Gran Hombre, de Arthur Penn

Sumados a estos luego vendrían la multipremiada y bastante plausible Dances With Wolves (Arg: Danza con Lobos, Esp: Bailando con Lobos, 1990) de y con Kevin Costner, y la muy mítica Geronimo: An American Legend (Arg: Gerónimo: Una leyenda americana, Esp: Gerónimo: la leyenda, 1993) del siempre eficiente Walter Hill. Evidentemente varias de estas cintas fueron incitadas o influenciadas por los numerosos libros sobre la conquista del Wild West del extraordinario historiador, poeta y escritor sureño Alexander Dee Brown (1908/2002) y, muy principalmente, en su mejor estudio sobre la execrable aniquilación o directo genocidio, entre los años 1860 y 1890, de las disímiles etnias norteamericanas y de la sencilla, libre, pintoresca y sabia cultura ecuestre de las praderas (un libro para leer o revisar una y cien veces, pues, a través de los archivos del Congreso, son las víctimas y no los victimarios sus oradores) titulado Enterrad mi corazón en Wounded Knee (Bury my Heart at Wounded Knee, 1970) (**); además de la realidad de aquel momento vital político/militar estadounidense determinante ―paralelismos concretos― durante la Guerra de Vietnam y aquella famosa, trágica y violenta matanza de civiles (más de quinientos asesinatos entre hombres, ancianos, mujeres y niños) en My Lai (16 de marzo de 1968), perpetrada por el ejército yanqui contra dicha aldea vietnamita totalmente inocente y pacífica.

 

3. Cuatro personajes Ejes-Verticales en Broken-Arrow

Para subrayarlo y desmenuzarlo aún más, los largometrajes que enumeré arriba (arrimados a Broken Arrow) se halla implícito el caduco rechazo de los «indios» ―reitero― como amenaza mortal y la creencia falaz de que su cultura es totalmente extraña al «hombre blanco». Aceptada esa postura sincera y veraz, solo falta dar un paso relativamente corto para observar qué puede aprenderse de ellos, y otro paso más para descubrir en los «originarios» una cultura alternativa o contracultura afín, por llamarla de alguna manera. Espero que se comprenda lo que digo y lo que escribo a corazón abierto… Como dijo el gran escritor, poeta, investigador e historiador hispano Don Inca Garcilaso de la Vega (1539/1616) sobre la conquista de América: «Los más de 56 millones de nativos-originarios eliminados por las potencias europeas fueron, son y serán los verdaderos dueños absolutos del Continente»… Prosigo.

Por encima de la honrosa y meticulosa perfección que Daves le otorga a las costumbres apaches, en cuanto al vestuario (impecable trabajo del diseñador suizo René Eugéne Hubert), más las típicas viviendas o wicki-ups (a diferencia de los tipis cónicos sioux o cheyennes), chozas óvalas de dos metros y medio de alto construidas con ramas de arbustos yucas y abundante paja para soportar el ardiente calor del sol de Arizona y Nuevo Méjico (¡más de cuarenta grados!) y los inclementes fríos y helados inviernos del desierto, están armados fidedignamente en Broken Arrow (casi nunca vistos tan reales en otro wéstern); sumado a los bailes/cánticos de sacerdotes adornados con tocados, plumas y colores religiosos y esa bella danza del amor a la luz de las hogueras, donde las mujeres chiricahuas eligen al guerrero deseado girando en círculos, junto a la preciosa escena del casamiento entre Debra Paget y James Stewart (donde la sangre se une convirtiéndolos en un solo ser), dan una idea plena y cabal de la seriedad con que fueron minuciosamente elaborados todos los mínimos detalles de ambientación de la película.

Ahora bien, cuatro personajes históricos como ejes-verticales y auténticos integran y dan vida dramática al relato y a las diferentes secuencias unidas por unas elipsis maravillosas que agilizan la aventura y el romance. El explorador Tom Jeffords (1832/1914) (Taglito, hombre alto en lengua mimbreña, para sus hermanos apaches) vivió 82 años, participó en la Guerra de Secesión (1861/1865) como capitán de Caballería de la Unión y fue el principal «blanco» ―si no el primero― que alcanzó traspasar la confianza de los «originarios» y concretar que el Pony-Express lograra atravesar el territorio de Arizona en 1870, en plena guerra con los apaches.

De la realidad al mito

James Stewart (para nada similar al Jeffords real en apariencia y figura) entendió su papel capital en el film y no yerra en ninguna escena, siempre concentrado y alerta a nivel dramático. La total y monumental llegada del osado explorador (Jeffords/Stewart) entrando al campamento secreto de los apaches corta el aliento del espectador, acompañado por los instrumentos de percusión del preciso soundtrack compuesto por Hugo Friedhofer y la exquisita fotografía en rabioso/full Technicolor de Ernest Palmer.

El segundo personaje eje-vertical en importancia es sin duda Cochise (1812/1874) ―Shi-Kha-She en idioma chiricahua―. Entre los grandes jefes apaches, como Mangas Coloradas (suegro de Cochise), Victorio, Natchez o incluso Gerónimo, él sobresalía y era el más astuto de sus hermanos de sangre. Altivo, bondadoso y de hondos sentimientos religiosos, Cochise (quien muriera de forma natural en 1874) es venerado hoy en los Estados Unidos con numerosos bustos, libros, pinturas y monumentos dedicados a su bravura, valentía y metódica comprensión de los sentimientos de su pueblo.

El Cochise auténtico y el de la película

Por otro lado existen muy pocas fotografías de Cochise, ya que las rechazaba de plano. Mister Jeff Chandler aparece a los veintitrés minutos de Broken Arrow bajo la exacta piel y contextura física perfecta del gran líder chiricahua. El ataque a la nutrida caravana militar es un modelo de montaje y reconstrucción histórica (La táctica apache, libro imprescindible del mismo Elliot Arnold); pues las embestidas apaches se dividían, como muestra la película, en cuatro ataques decisivos y por separado: dos de distracción y corte, el tercero al objetivo principal, y el último (el cuarto) para consumar la victoria final. Delmer Daves hizo un agudo estudio sobre los combates apaches y plasmó una secuencia realmente deslumbrante a nivel visual, y la puesta en escena en exteriores que aún hoy resulta extraordinaria.

El tercero de los personajes-ejes es el honorable, manco e inteligente general cristiano ―llamado por sus pares envidiosos como el general Come Biblias― Mr. Oliver Otis Howard (1830/1909), quien ya había logrado que los navajos del cacique Manuelito en Utah concertaran una paz duradera y que hasta el presente vivan para siempre en la gloriosa tierra de sus antepasados. Es más, muchos de los 2.500 extras (hombres, mujeres, viejos y niños) que utilizó Delmer Daves para Broken Arrow eran navajos originarios (los mismos que convocaba John Ford para sus inolvidables wésterns sonoros). Volviendo al general manco, el presidente Grant le dio, como explica de forma real el film, libres facultades de liderazgo para concretar, con la ayuda de Tom Jeffords ―Taglito― una armisticio de tres lunas (tres meses), suspendiendo las hostilidades entre blancos e indios.  Daves pidió al actor Basil Ruysdael (1878/1960) para encarnar a Oliver Otis Howard, y volvió a acertar, ya que su actuación es convincente y cabal.

Basil Ruysdael

Por último, el cuarto personaje-eje del emocionante y poético relato indio, es la tierna, bellísima, niña doncella Sonseeahray (Estrella de la Mañana), interpretada por una jovencita Debra Paget. La actriz le da a su princesa chiricahua un rostro sereno (leí hace muy poco cómo un crítico hispano la defenestraba, invocando que su papel parecía una burda imitación de Britney Spears de pacotilla en versión india; nada más estúpido e injusto, obvio) y un aire angelical y dulce que emana de la presencia de Debra cuando aparece en el wicki-up y le toma la mano al veterano baqueano Jeffords/Stewart. El amor nacerá entre ellos, se casarán al modo apache mezclando sus sangres, como ya cité, y en una bellísima escena montarán unos caballos blancos para consumar su matrimonio en un lugar secreto, a la luz de la luna entrecortada entre las montañas Mogollón a orillas del Salt River, el gran río salado. Las escenas finales modifican la realidad histórica, pero la tragedia las neutraliza, dignificando el sentido último del filme y de la novela original dramatizada, Blood Brother, de Elliot Arnold[1], en la cual se basa el hermoso largometraje.

 

4. Conclusión, constantes temáticas y dignificación de Daves

Rematando: en Broken Arrow (1950), Delmer Daves acierta a precisar con naturalidad, eficacia ejemplar y nobleza artística algunas ―varias― relaciones humanas en un escenario telúrico en el que siempre pareció sentirse muy, pero muy a gusto. Broken Arrow es, como casi todos los largometrajes de Daves de importancia, una mirada cordial sobre la convivencia humana; sobre relaciones nuevas entre personas de idiosincrasia y costumbres distintas. A partir de estas nuevas y bisoñas relaciones éticas, Broken Arrow es también un film sobre el aprendizaje. Itinerario moral del blanco Tom Jeffords/Jimmy Stewart que aprende las costumbres apaches, como lo hacen también André Laurence/Louis Jourdan en Bird of Paradise (Arg/Esp: Ave del Paraíso, 1951) en el exótico y extraño mundo de la Polinesia; el ingenuo conserje de hotel Frank Harris/Jack Lemmon en Cowboy (Arg: Cawboys, Esp: Cowboy, 1958) las duras disciplinas del arreo de ganado; el pistolero Ben Wade/Glenn Ford en 3:10 to Yuma (Arg: El tren de las 3:10 a Yuma, Esp: El tren de las 3:10, 1957) la nobleza y la valentía del improvisado alguacil que corporiza el ranchero Dan Evans/Van Heflin; la rubia y bella extranjera Elizabeth Mahler/María Schell en The Hanging Tree (Arg: El árbol de la horca, Esp: El árbol del ahorcado, 1959) del doctor que compone Gary Cooper (Dr. Joseph Frail), salvándola de su momentánea ceguera; los distintos miembros y colonos de la destruida caravana a manos de los indios en The Last Wagon (Arg: La última carreta, Esp: La ley del talión, 1956), quienes sobreviven gracias a las astutas enseñanzas del outlaw-mestizo apodado Comanche Todd, que personifica Richard Widmark; o el mismo engolado Troy Donahue en la moderna y naturalista Parrish (Arg/Esp: Parrish, 1961) a la sombra del melodrama romántico/rural con resonancias familiares y sociales…

El árbol del ahorcado

Es a partir del engranaje dramático de estos tres elementos fundamentales ―itinerarios-morales, relaciones-grupales y aprendizaje―, que Delmer Daves empalma de forma espléndida con las mejores and pioneers tradiciones del mejor cine norteamericano (John Ford, Howard Hawks, Raoul Walsh, Frank Capra, William A. Wellman, Douglas Sirk, Fritz Lang, Alfred Hitchcock, King Vidor, Orson Welles, Otto Preminger, Henry King, William Wyler, Billy Wilder, George Cukor, Vincente Minnelli, etc.); y se exhibe y manifiesta a la vez, lírico, sociólogo y moralista capaz. Observador reflexivo y humanista, Broken Arrow (1950) contiene veracidad étnica y sublimes latidos desintoxicantes de sensibilidad extrema y belleza cinética.

Delmer Daves

En fin, DELMER LAWRENCE DAVES merece seguir estudiándose con detalle y precisión, sin escrúpulos nocivos, pues fue un director-artesano ejemplar, no siempre visto y valorado como se merece en el siglo XX…Y asimismo, recordemos que el autor de Broken Arrow brilló con sutil personalidad, dignidad y oficio no solo en el wéstern, sino también en otros géneros míticos cinematográficos, como el policial-negro, el bélico, el péplum, el cine de aventuras e incluso en el melodrama.

 

Apéndice

Es saludable comentar que Broken Arrow (1950) fue el primer wéstern que dirigiera Delmer Daves. Esta es la lista completa de los nueve vigorosos wésterns que realizó el guionista y director Delmer Daves en su extensa carrera… Un dato casi, casi ignoto y que muy pocos conocen es que Daves (1904-1977) de adolescente, participó en un pequeño rol, sin acreditar, en la épica epopeya silente del pionero James Cruze The Covered Wagon (1923), título citado, apropiadamente, en el primer segmento de mi reseña.

Esas nueve películas de Daves sobre el Old-West son las siguientes:

  1. Broken Arrow (Arg: La flecha rota, Esp: Flecha rota, 1950).
  2. Return of the Texan (Arg: Tierra y tentación, 1952). Aunque este título con guion del maestro Dudley Nichols, debiera ubicarse en realidad en el post-wéstern, pues sus personajes principales (interpretados por Dale Robertson, Joanne Dru, Walter Brennan, Richard Boone, Robert Horton, Tom Tully, Helen Westcott y los niños Lonnie Thomas y Dennis Ross) se mueven y transitan en automóviles reemplazando a los caballos, en las icónicas tierras de Texas durante las primeras décadas del siglo XX.
  3. Drum Beat (Arg: Toque de tambores, Esp: Tambores de guerra, 1954).
  4. Jubal! (Arg: El hombre pacífico, Esp: Jubal, 1956).
  5. The Last Wagon (Arg: La última carreta, Esp: La ley del talión, 1956).
  6. 3:10 to Yuma (Arg: El tren de las 3:10 a Yuma, Esp: El tren de las 3:10, 1957).
  7. Cowboy (Arg: Cawboys, Esp: Cowboy, 1958).
  8. The Badlanders (Arg: Los malvados de Yuma, Esp: Arizona, prisión federal, 1958).
  9. The Hanging Tree (Arg: El árbol de la horca, Esp: El árbol del ahorcado, 1959).

La magistral 3:10 to Yuma

 

(*) ACLARACIÓN PRIMERA: Pese a no estar personalmente de acuerdo con su visión racista extrema del indio, Arrowhead (Arg: Hogueras de odio, Esp: Hoguera de odios, 1953) de Charles Marquis Warren es un excelente filme, bien narrado, con secuencias bien planificadas y una curva dramática fortalecida por locuaces diálogos, e interpretado de forma admirable, en especial Katy Jurado, como la sensual mestiza Nita, y Brian Keith, como el capitán Bill North, acompañando a Charlton Heston y a Jack Palance.

Charlton Heston en Arrowhead

Heston interpreta al explorador Ed Bannon, basado en aquel personaje real llamado Albert ‘Al’ Sieber (1843/1907), mientras que el jefe apache Toriano, que encarna con singular agresividad Jack Palance, está inspirado en Victorio, tal vez el cacique más violento y sanguinario (al contrario de Cochise) de los apaches-tonto. La pelea final entre Heston y Palance es realmente antológica (feroz y violentísimo el instante en el que el explorador/Heston rompe el cuello de Toriano/Palance), gran momento del especialista director, guionista y novelista Charles Marquis Warren (1912/1990), autor de otros wésterns muy intensos, loables e interesantes como  Tension at Table Rock (Arg/Esp: Ansiedad trágica, 1956) o Trooper Hook (Arg/Esp: El sargento Hook, 1957), además de ser el creador de dos series del Oeste para televisión de enorme popularidad: Gunsmoke (Arg/Esp: La ley del revólver) ―cuyo primer capítulo se rodó en 1955 y se extendió hasta 1975― con James Arness, Dennis Weaver, Burt Reynolds, Amanda Blake, Ken Curtis y, entre otros, Milburn Stone; más Rawhide (Arg/Esp: Cuero crudo, 1959-1965) con Eric Fleming y un jovencito Clint Eastwood como estrellas principales.

(**) ACLARACIÓN SEGUNDA: El fundamental, esclarecedor y citado libro que narra la exterminación o genocidio de la cultura ecuestre de las praderas escrito por el historiador Alexander Dee Brown Enterrad mi corazón en Wounded Knee (Bury my Heart at Wounded Knee, 1970), refiere su título a la que está considerada como la última matanza india perpetrada por el ejército norteamericano, ubicada en Dakota del Sur, exactamente en el invernal 29 de diciembre de 1890, cerca del arroyo Wounded Knee. Dicho libro de D. Brown también cuenta y explica minuciosamente otras tres masacres de exterminio, cobardes y célebres, ejecutadas por los viles vencedores ejércitos azules de los presidentes Abraham Lincoln (asesinado en 1865) y su sucesor, el alcohólico general Ulysses S. Grant (1822/1885).

 1ª masacre: Sand-Creek, Colorado, 29 de noviembre de 1864, contra los cheyennes de la facción sureña del Gran Jefe Black Kettle (aunque el líder logró salvarse gracias a sus guerreros. 2ª masacre: Río Washita, Oklahoma, efectuada por el nefasto teniente coronel George Armstrong Custer y su famoso 7º de Caballería contra los mismos cheyennes de Black Kettle, el 27 de noviembre de 1868, donde aquí sí pereció el pacífico cacique junto con la mayoría de su tribu. 3ª masacre: la cruel e injusta matanza de Camp-Grant, Arizona, el 30 de abril de 1871 contra una aldea de inocentes apaches-aravaipas, incluyendo mujeres, ancianos y niños, del sacerdote y jefe Eskiminzin.

 

Gustavo Cabrera: domingo 15 de julio de 2021.

 

[1] Existe versión española: Flecha rota; versión de P. Folch. Barcelona: Luis de Caralt, 1965. Colección: Gigante.