‘Diez Grandes’ Jackson es un gánster al que el artista de variedades Buzzy Bellew vio cometer un asesinato, y ahora éste va a declarar en un juicio. Cuando Jackson sale de prisión al pagar la fianza encarga a dos matones que asesinen a Buzzy. Pero éste tiene un gemelo monocigótico, el empollón Edwin Dingle, que será atraído por el fantasma de su hermano al parque donde arrojaron su cadáver al agua, y será poseído por el espíritu de este para llevar adelante la declaración ante el fiscal.
Dirección: H. Bruce Humberstone. Producción: The Samuel Goldwyn Company para RKO Radio Pictures. Productor: Samuel Goldwyn. Guion: Don Hartman, Melville Shavelson, Philip Rapp, con adaptación de Jack Jevne y Eddie Moran de una historia original de Arthur Sheekman. Fotografía: Victor Milner, William E. Snyder, [Karl Struss, sin acreditar]. Música: Ray Heindorf, Heinz Roemheld, sin acreditar. Montaje: Daniel Mandell. Dirección artística: Ernst Fegté, Perry Ferguson. FX: John P. Fulton (efectos fotográficos), Harry Redmond Jr. (efectos especiales). Intérpretes: Danny Kaye (Edwin Dingle / Buzzy Bellew), Virginia Mayo (Ellen Shanley), Vera-Ellen (Midge Mallon), Donald Woods (Monte Rossen), S. Z. Sakall (Schmidt), Allen Jenkins (Chimp), Edward Brophy (Torso), Steve Cochran (‘Ten Grand’ Jackson), Otto Kruger (fiscal del distrito), Richard Lane (ayudante del fiscal), Natalie Schafer (Mrs. Hume), Huntz Hall (marinero), Virginia Gilmore (novia del marinero), Edward Gargan (policía en el parque), Alice Mock (prima donna), Gisela Werbisek (Mrs. Schmidt), The Goldwyn Girls (The Goldwyn Girls), Luis Alberni, Jane Allen, Gertrude Astor, Leon Belasco, Deannie Best, Karin Booth, Alma Carroll, Noel Cravat, Loretta Daye, Gloria Delson, Phyllis Forbes, Byron Foulger, Gloria Franks, Karen X. Gaylord, Ellen Hall, Carol Haney, Virginia Kepler, Dorothy Koster, Paul Kruger, Georgia Lange, Janet Lavis, Mary Meade, Grant Mitchell, Martha Montgomery, Mary Moore, Margie Stewart, Ray Teal, Doris Toddings, Ruth Valmy, Chili Williams, Mary Jane Woods… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1945. Duración y datos técnicos: 98 min. – Technicolor – 1.37:1 – 35 mm.
El polaco Szmuel Gelbfisz (1882?/1879?-1974), primero conocido como Samuel Goldfish, y finalmente como Samuel Goldwyn, emigró de su país natal, primero a Alemania, luego al Reino Unido, y finalmente a los Estados Unidos. Tenía un gran sentido para la mercadotecnia y pronto tuvo gran éxito en las ventas en Nueva York. En 1913, junto a su cuñado Jesse L. Lasky, Cecil B. DeMille y Arthur Friend formaron una sociedad, la Jesse L. Lasky Feature Play Company, para hacer películas, las cuales fueron distribuidas por Paramount. Más adelante creó la compañía Goldwyn Pictures (fusionando su nombre Goldfish con el de su nuevo socio, Archibald Selwyn), que después se convertiría en Metro Pictures Corporation primero, y luego en Metro-Goldwyn-Mayer, aunque en esta nada tuvo que ver, pese al nombre. Fue en 1923 cuando, al fin, fundó la Samuel Goldwyn Productions.
Su primera película con este sello fue Un modisto que es muy listo (Potash and Perlmutter, 1923), de Clarence Badger, que distribuyó First National Pictures, dado que Samuel Goldwyn Productions solo era una compañía de producción, no de distribución. La empresa duró treinta y cinco años, lanzando a directores del talento de William Wyler o John Ford, o guionistas como Ben Hecht o Lillian Hellman. Entre sus películas más importantes se pueden contar La calle (Street Scene, King Vidor, 1931), El doctor Arrowsmith (Arrowsmith, John Ford, 1931), Huracán sobre la isla (The Hurricane, J. Ford, Stuart Heisler, 1937), Bola de fuego (Ball of Fire, Howard Hawks, 1941), El orgullo de los yanquis (The Pride of the Yankees, Sam Wood, 1942), y las cintas de William Wyler Desengaño (Dodsworth, 1936), Calle sin salida (Dead End, 1937), Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights, 1939), La loba (The Little Foxes, 1941) y Los mejores años de nuestra vida (The Best Years of Our Lives, 1946), entre otras muchas.
Por su parte, Danny Kaye (1911-1987), nacido como David Daniel Kaminsky, vio la luz en Nueva York, de padres judíos-ucranianos. Tras dejar la escuela trabajó en una gran diversidad de oficios, tales como dispensador de gaseosa, investigador de seguros de automóviles, oficinista o ayudante de dentista, pero era sistemáticamente despedido. La primera oportunidad de Kaye llegó en 1933, cuando se unió a los Three Terpsichoreans, un número de baile de vodevil. Pronto se convirtió en una estrella de ese medio, triunfando en especial por su habilidad con la mímica. Debutó en el cine en 1937, protagonizando una serie de cortos cómicos de dos bobinas, pero el estudio cerró al año siguiente. Efectuó algunos espectáculos teatrales más, con diversa suerte, y al fin fue contratado por Samuel Goldwyn, con el que debutó con Rumbo a Oriente (Up in Arms, Elliott Nugent, 1944), a la que seguirían, entre otras, El asombro de Brooklyn (The Kid from Brooklyn, Norman Z. McLeod, 1946), La vida secreta de Walter Mitty (The Secret Life of Walter Mitty, N, Z. McLeod, 1947), acaso su mejor película, Nace una canción (A Song Is Born , H. Hawks, 1948), El fabuloso Andersen (Hans Christian Andersen, Charles Vidor, 1952) o Navidades blancas (White Christmas, Michael Curtiz, 1954), esta sin intervención de Goldwyn.
Las películas de Danny Kaye se caracterizaban por ofrecer un humor blanco y amable, mezclado con algunos elementos disparatados, y añadiendo canciones, tanto interpretadas por él (que no tenía mala voz, precisamente, y hasta tuvo una carrera musical paralela a la cinematográfica) como por sus compañeros de reparto. Dentro del ciclo de comedias musicales para Goldwyn, desentona un tanto, por su estilo, la referida La vida secreta de Walter Mitty, al ofrecer menos canciones y menos humor disparatado, y mostrar una trama más rica y compleja, hasta el punto de convertirse de forma merecida en un film de culto, que incluso contó con un remake libérrimo en el film homónimo de 2013 protagonizado y dirigido por Ben Stiller, así como otro, menos conocido pero más fiel, Sueños muy prohibidos (Sogni mostruosamente proibiti, Neri Parenti, 1982).
Un hombre fenómeno (Wonder Man, 1945) se caracteriza, dentro de la estructura habitual de la filmografía de Danny Kaye por tener además elementos fantásticos, y ser también una parodia del cine de gánsteres (en ese cometido tenemos a Steve Cochran, en su debut en la pantalla, quien luego se especializaría en papeles similares a lo largo de su carrera). Con cierta facilidad se podría haber eliminado el detalle sobrenatural, haciendo, por ejemplo, que el gemelo del asesinado se enterase por otros procedimientos del crimen y buscara vengar a su hermano, pese a sus vacilaciones debidas al miedo. Pero, sin duda, ese detalle enriquece el film, al que otorga matices más variados, dentro de su enorme diversidad. Cuando Edwin está poseído por Buzzy, Danny Kaye puede dar rienda suelta a su estilo aturullado, componiendo momentos de gran hilaridad.
Como director tenemos a H. Bruce Humberstone, un artesano todoterreno que tanto te hacía comedias como cine negro, filmes del Oeste o de Tarzán. No tenía personalidad ni genio, pero era un cineasta efectivo, que tributaba a los productores lo que buscaban, y proporcionaba resoluciones efectivas. Aquí, además, se ve arropado por el alto nivel de producción que otorgaba Goldwyn a sus filmes, y este luce de forma esplendorosa.
Destaca, por encima de todo, la hermosísima fotografía en color, obra de tres especialistas, que proporciona ese tecnicolor brillante que dispensa a la película un aire más mágico, más sobrenatural. Los números musicales se pueden dividir en dos categorías: los, llamémosles, tradicionales, donde Vera-Ellen, en su debut fílmico, sobresale con su habilidad con el claqué, y los especiales con destino a exhibir las facultades vocales de Kaye, hablando con una rapidez inaudita y haciendo un sinfín de muecas y grititos. Hilarante el número operístico final, con el actor intentando comunicarse con el fiscal al tiempo que debe combatir el ímpetu de la prima donna que canta con él.
Por supuesto, Un hombre fenómeno no busca ser un film trascendente. Su único objetivo consiste en divertir y entretener, y lo consigue con creces. Visualmente es maravilloso, tiene buenos actores, es muy divertido y se pasa sin uno darse cuenta, contemplando todo el metraje con una sonrisa en los labios, que en ocasiones se muta en carcajada. Una obra honesta consigo misma y con el espectador, que merece mucho la pena, salvo para gente que sienta alergia hacia Danny Kaye, que la hay.
Anecdotario
- La película se presentó en el Festival de Cannes de 1946, optando al gran premio.
- En 1946 ganó el Oscar de Hollywood a los mejores efectos especiales, tanto fotográficos (Fulton) como de sonido (Arthur Johns), y fue candidata a los de grabación de sonido, música y canción («So in Love»).
- Debut fílmico de Vera-Ellen y de Steve Cochran.
- Una June Hutton no acreditada puso voz a Vera-Ellen al cantar.
- El efecto utilizado para simbolizar el espíritu de Buzzy emergiendo del agua en el parque Prospect fue un plano superpuesto de un ventilador de pie eléctrico proyectado sobre la pantalla.
- El programa Lux Radio Theater emitió una adaptación radiofónica de sesenta minutos de la película el 25 de marzo de 1946, con Danny Kaye y Virginia Mayo retomando sus papeles.
- Estrenada en Estados Unidos el 25 de mayo de 1945, en una premier en Los Ángeles, y luego a partir del 8 de junio por todo el país, comenzando en Nueva York. En España su debut tuvo lugar el 25 de diciembre de 1947, en Madrid, en el cine Avenida, y el 27 de marzo de 1948, en Barcelona.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra