Una muchacha, al pasar de noche junto a un cementerio, ve como una tumba se abre y de ella surge una criatura con el aspecto de un buitre inmenso y con cabeza humana, a resultas de lo cual debe ingresar en un hospital, en estado de shock y con el cabello blanco. Todos consideran que es una alucinación, salvo el físico nuclear Eric Lutens, que piensa que lo que la joven ha visto es real…

Dirección: Lawrence Huntington. Producción: Homeric Films Ltd., Ihod Productions Ltd., The Film Finance Company Ltd. Productor: Lawrence Huntington. Productor ejecutivo: Jack O. Lamont. Guion: Lawrence Huntington. Fotografía: Stephen Dade. Música: Eric Spear. Montaje: John S. Smith. Diseño de producción: Duncan Sutherland. Intérpretes: Robert Hutton (Dr. Eric Lutens), Akim Tamiroff (profesor Hans Koniglich), Broderick Crawford (Brian F. Stroud), Diane Clare (Trudy Lutens), Philip Friend (el vicario), Patrick Holt (Jarvis, el mayordomo), Annette Carell (Ellen West), Edward Caddick (Melcher, el sacristán), Gordon Sterne (Edward Stroud), Keith McConnell, Margaret Robertson, Arnold Diamond, Peter Elliott, Roy Hanlon, Murray Hayne, Monte Landis, Gordon Tanner, George Tovey… Nacionalidad y año: Reino Unido, Canadá, Estados Unidos 1966. Duración y datos técnicos: 93 min. color 1.85:1.

 

Lawrence Huntington (1900-1968) fue uno de los directores clásicos del cine británico, un típico artesano que debutó en 1930 con el policial After Many Years. En España se han estrenado pocas de sus treinta y cinco películas, a saber: Gritos en la noche (Wanted for Murder, 1946), Persecución (Night Boat To Dublin, 1946), Contrabando / Contraband Spain (1955) –una co-producción con España, co-dirigida con Julio Salvador– e Inquietante suceso en Gondra (1) (Death Drums Along the River / Todestrommeln am großen Fluß, 1963). Como puede comprobarse por esta pequeña muestra, gran parte de su filmografía la componen thrillers –incluso la última de las citadas, ambientada en África, es adaptación de una de las novelas de Edgar Wallace que transcurren en el continente y protagonizadas por el agente Sanders–. De igual modo, Huntington se solía ocupar en ocasiones del guion de sus películas, solo o en equipo.

Precisamente, estas dos características se dan en la presente cinta, la última de su carrera (moriría dos años después) y, salvo error, la única de carácter fantástico. Amén de ello, el film es una absoluta rareza, que parte de una trama alucinante que, desde una estructura de investigación policial efectuada por un físico nuclear, desentraña una intriga que aúna ciencia ficción con leyenda sobrenatural. La leyenda sobrenatural procede del siglo XVII, en la cual un español propietario de un buitre al que está muy unido [sic] es sospechoso de brujería; será enterrado vivo, junto al pájaro muerto, no antes de que el hombre lance una maldición sobre los descendientes de la familia que perpetra el vil hecho.

En la actualidad tendremos a un científico que realiza un experimento de algo similar al teletransporte al interior de la tumba [re-sic], lo cual ocasiona que se origine una fusión entre el teletransportado y la esencia vital de lo que aún mora en la tumba [recontra-sic], convirtiéndose en un hombre buitre, no muy distinto al creado por Stan Lee y Steve Ditko como enemigo de Spider-Man, tres años atrás, pero de verdad, no un hombre disfrazado.

Todo ello lo plantea el protagonista, ese físico nuclear, meramente por deducción y por medio de unas pocas pruebas circunstanciales nimias; aunque, una vez expuesto a uno de los personajes, éste responderá: “Me dio pruebas científicas irrefutables”.

Como puede verse, la película peca del nivel de raquitismo científico inherente a muchas cintas de ciencia ficción de los cincuenta. Lo atractivo de esta muestra es el modo en que aúna la trama de romance científico (como se le denominaba a este tipo de creación a finales del siglo XIX) con el de las leyendas sobrenaturales –un tanto, en cierto modo, a como haría la estupenda ¿Qué sucedió entonces? (Quatermass and the Pit, 1967), de Roy Ward Baker, un año después–.

Sorprende que el film sea resultado de una co-producción entre tres países diferentes, y sin embargo su presupuesto sea tan paupérrimo (unos doscientos mil dólares canadienses), lo cual conlleva a que su nivel de manufactura sea tan pobre, sin duda con gran parte del presupuesto destinado a cubrir el sueldo de sus protagonistas, estrellas clásicas ya caducas pero que, sin duda, tendrían un caché. Ello repercute en que el lustre de la cinta sea poco elaborado, y pase gran parte de su trama en diálogos constantes entre los personajes, que refieren lo que acontece, en lugar de verse, y precipitando al final todos los hechos en pocos minutos.

The Vulture, pues, es una película pobre en muchos sentidos, mas no en el aspecto imaginativo. Solo por esa cuestión, por la rareza de su planteamiento, ya merece cierta consideración esta producción muy menor pero entrañable, recomendable con reservas para los buscadores de joyitas ignotas.

 

Anécdotas

  • Título de rodaje en Estados Unidos: Manutara.
  • Rodada en color pero estrenada en cines en blanco y negro. Posteriores emisiones televisivas serían en color.
  • El rodaje tuvo lugar en las localidades inglesas de Cornwall y Devon, así como en los estudios Pinewood de Iver Heath, en Buckinghamshire.
  • Estrenada en Estados Unidos el 23 de diciembre de 1966. En España permaneció inédita hasta una posterior edición en VHS.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

CALIFICACIÓN:**

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

(1) Pese a ese título de estreno, se emitió en televisión como Codicia en la selva el 21 de agosto de 1982.