Varios miembros de la Marina estadounidense aparecen muertos en el Mar Salton de California poco después de que un terremoto haya sacudido la zona; a algunos se les han extraído todos los fluidos corporales. Pronto desaparecen nadadores en el lago y uno es encontrado en el mismo estado. Se descubre que el movimiento sísmico ha abierto una cámara en el fondo del lago, liberando huevos de moluscos prehistóricos gigantes aún fértiles. Estos monstruos eclosionan rápidamente, por lo que se hace un esfuerzo para matarlos en el Mar Salton. Sin embargo, algunos escapan al sistema de canales que se adentran en California y en el Océano Pacífico, causando más muertes en el camino.

Dirección: Arnold Laven. Producción: Gramercy Pictures para United Artists. Productores: Arthur Gardner, Jules V. Levy, [Arnold Laven, sin acreditar]. Guion: Pat Fielder, según una historia de David Duncan. Fotografía: Lester White. Música: Heinz Roemheld. Montaje: John Faure. Dirección artística: James Dowell Vance. FX: Robert H. Crandall (fotografía de efectos especiales), Ted Haworth (diseño de efectos especiales), Augie Lohman (efectos especiales). Intérpretes: Tim Holt (teniente comandante John ‘Twill’ Twillinger), Audrey Dalton (Gail MacKenzie), Hans Conried (Dr. Jess Rogers), Barbara Darrow (Jody Simms), Max Showalter [acreditado como Casey Adams] (Dr. Tad Johns), Harlan Warde (teniente Robert ‘Clem’ Clemens), Gordon Jones (sheriff Josh Peters), Mimi Gibson (Sandy MacKenzie), Marjorie Stapp (Connie Blake), Jody McCrea (marino Fred Johnson), Wallace Earl Laven [acreditada como Eileen Harley] (Sally), John Close, Michael Dugan, Gil Frye, Dan Gachman, Charles Herbert, Dennis McCarthy, Milton Parsons, William Swan, Hal Taggart, Charles Tannen, Dale Van Sickel, Mack Williams… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1957. Duración y datos técnicos: 85 min. – B/N – 1.85:1 – 35 mm.

 

Esta película partió de una idea original de David Duncan, posterior responsable de cintas del género como The Black Scorpion [dvd: El escorpión negro, Edward Ludwig,1957], The Thing That Couldn’t Die (Will Cowan, 1958), Monster on the Campus [dvd: Monstruo en la noche, Jack Arnold, 1958], El tiempo en sus manos (The Time Machine, George Pal, 1960), The Leech Woman (Edward Dein, 1960) y Viaje alucinante (Fantastic Voyage, Richard Fleischer, 1966)[1]. Duncan había leído un artículo, en la revista Life con fecha del 17 de octubre de 1955, sobre unos camarones de agua dulce que aparecieron de repente en un lago del desierto de Mojave que antes estaba seco[2]. Con ello de base realizó un guion, con el título de The Jagged Edge [El filo de la navaja].

Más tarde, ese libreto pasó a manos de Pat Fielder; era esta una recién graduada en el Departamento de Artes Escénicas de la UCLA, que comenzó a trabajar como ayudante de producción en la compañía independiente Gramercy Pictures, fundada por Arthur Gardner, Jules V. Levy y el realizador Arnold Laven. Les convenció de que le permitieran pasar al campo de la escritura, y de ese modo no solo hizo la presente, sino también otras cintas de la compañía como la coetánea The Vampire (véase anecdotario), The Flame Barrier (Paul Landres, 1958), The Return of Dracula [tv: El retorno de Drácula, P. Landres, 1958] y el wéstern Gerónimo (Geronimo, A. Laven, 1962). En televisión fue más fértil, haciendo un poco de todo, aunque en especial series del Oeste, y su último trabajo en el medio catódico fue la mítica miniserie Goliath espera / Goliath está esperando (Goliath Awaits, Kevin Connor, 1981).

En un ambiente profesional tan varonil como era la Marina de los Estados Unidos, entorno en el que se desarrolla la que finalmente se titularía The Monster That Challenged the World (1957), Fielder procura sacar la mayor cantidad de personajes femeninos; de esa manera tenemos secretarias y telefonistas colaborando de forma activa en la solución del problema que se crea. Las operadoras son personajes secundarios, que están comunicando y conectando de continuo lo que acontezca, y entre ellas hay un elemento semihumorístico, el de una encargada que está en todo momento hablando con su madre. En cuanto a las secretarias, son los dos elementos femeninos del film más importantes. Se da la peculiaridad de que la protagonista, Gail, es viuda y con una niña de unos ocho años por completo repelente; su amiga, Jody, a lo largo de la trama atravesará también el proceso de quedar viuda, y además está embarazada (y luce ostentoso bombo, algo insólito en el cine norteamericano de la época[3]. Dentro de todo ese entorno, algunos críticos han querido ver al monstruo amenazador como un inmenso falo que se pone en erección y que amenaza a las féminas, e incluso deja un rastro de un líquido espeso y blanquecino[4]. Aunque justo es verdad que efectúa igual ataque contra los hombres.

Arnold Laven (1922-2009) fue un competente realizador de serie B que, durante la década de los cincuenta, aportó algunas sólidas muestras de cine negro, y en los sesenta se pasó al wéstern, con resultados inferiores pero no desdeñables[5]. La presente es su única película de carácter fantástico, y resulta obvio que lo abordó solo por la fama y comercialidad del género en la época. Desde luego, el resultado aparece de mayor firmeza y potencia industrial que muchas de la época, como, por ejemplo, Attack of the Giant Leeches [tv: El ataque de las sanguijuelas gigantes, Bernard L. Kowalski, 1959], que coincide con la que nos ocupa en la ostentación de amenazas fálicas. El guion despliega solidez y seriedad, aunque ofrezca ciertos elementos de humor; por lo general, sutiles y simpáticos, por medio de diálogos naturales de personajes que rezuman ironía. Solo hay rasgos más obvios en la referida telefonista cotilla, así como un personaje, el de Mr. Lewis Clark Dobbs (encarnado por Milton Parsons), que es presentado directamente con un perfil estrambótico. Pero los planes de ataque a los monstruos están planteados con cierta verosimilitud, dentro de los cánones de la época, aunque, como es norma también de las propuestas de aquel entonces, hay muchas charlas y pocas criaturas.

Hablando de criaturas, la confección de las mismas es también superior a la media, con un monstruo mecánico construido a tamaño natural, y que posee algunos dispositivos que lo hacen mover, por ejemplo, las pinzas de la boca. Se supone que son una especie de caracoles prehistóricos y gigantes, aunque apenas les veremos la concha, y solo percibimos la parte delantera del cuerpo, alzándose temible, y atrapando a las víctimas por la cabeza, desde donde les succiona los fluidos corporales. En un momento determinado, el científico de la película, el doctor Jess Rogers —encarnado por Hans Conried, el temible doctor T de la maravillosa Los cinco mil dedos del Dr. T (The 5,000 Fingers of Dr. T., Roy Rowland, 1953)—, refiere que se trata del ser que, en la antigüedad, fue llamado Kraken[6].

La puesta en escena de Laven resulta correcta pero algo desangelada. Le falta potencia e intensidad al conjunto, y todo es narrado con distanciamiento, como si en realidad no quisiera implicarse en lo que acontece. Muestra más interés por los personajes que por los monstruos, de ahí que haya más escenas de unos que de otros (y lo que ello representa en cuestión de efectos especiales). Presta especial atención a situaciones secundarias, como los marinos del principio, las discusiones de la tendera con su hija, o los ancianos vigilantes de los diques. Ello implica que el resultado sea simpático, competente, pero le falte el brío necesario para provocar una emoción en el espectador amante del género.

 

Anécdotario

  • Títulos del guion previo: The Jagged Edge / The Kraken.
  • Título en Argentina, México y Perú: El monstruo que retó al mundo.
  • Rodada con un presupuesto estimado de 254.000 dólares. Otras fuentes redondean a 200.000 dólares.
  • La filmación se inició el 4 de septiembre de 1956, y ocupó dieciséis días. Transcurrió en las localidades de Salton Sea, Playa del Rey, en Los Ángeles, All-American Canal, Barstow, Santa Catalina Island, en Channel Islands, Paradise Cove – 28128 Pacific Coast Highway, en Malibu, y Brawley, todas ellas en California, Estados Unidos.
  • La mayoría de las escenas submarinas se rodaron cerca de la isla Catalina, frente a la costa de Los Ángeles. Los primeros planos se rodaron después en un tanque lleno de agua, y con algas de plástico.
  • El actor Jody McCrea, hijo del westerner Joe McCrea, aparece aquí en un rol minúsculo: es el marino que, al principio del todo, se echa al agua en busca del paracaidista. Se convertiría en una figura menor del cine del Oeste.
  • La actriz Eileen Harley, que da vida a Sally, la bañista del inicio, era la esposa de Arnold Laven. Después sería más conocida como Wallace Earl Laven, apareciendo sobre todo en películas y series de su marido.

  • La repelente niña Sandy fue encarnada por Mimi Gibson, que hizo una carrera relativamente amplia en cine y televisión entre 1951 y 1968. Su madre vivía de sus ingresos como actriz y, cuando Mimi cumplió los dieciocho años, descubrió que todas sus ganancias se habían esfumado. Se saltó los estudios universitarios y se casó para alejarse de su amantísima progenitora.
  • Estrenada en Estados Unidos en junio de 1957, en programa doble con The Vampire (1957), dirigida por Paul Landres, y debida a la misma productora que la presente. En España permaneció inédita.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **⅟₂

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Con anterioridad a todo ello se había encargado de crear la versión al inglés de la japonesa Los hijos del volcán (Sora no daikaijû Radon, Ishirô Honda, 1956), y antes de eso hizo tres películas de aventuras. En televisión trabajó en la pionera serie de ciencia ficción realista Hombres en el espacio (Men Into Space, 1959-1960).

[2] Este es el artículo que, en la película, cita el Dr. Jess Rodgers (Hans Conried), haciendo las pertinentes permutas para encajar en la trama.

[3] Las normas de producción de Hollywood referían: «Los embarazos o los esperados «eventos benditos», nunca deben ser discutidos como tales en las historias de la pantalla […] Cualquier referencia directa o burda al embarazo en las películas se considera fuera de lugar, exactamente igual que en cualquier sociedad normal en la que haya niños» [sic]. A veces, una mujer embarazada se mostraba con una bata amplia —como Mary Astor en La gran mentira (The Great Lie, Edmund Goulding, 1941)— o con un gran abrigo oscuro —como Barbara Stanwyck en Mentira latente (No Man of Her Own, Mitchell Leisen, 1950)—, lo que disimulaba el bulto. En cuanto al parto en sí, como mucho podía verse en sombras, así la celebrada escena de Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, Victor Fleming et al, 1939). Cuando se intentó distribuir en Estados Unidos la cinta francesa Le cas du docteur Laurent (Jean-Paul Le Chanois, 1957), que trataba el tema con toda naturalidad, el responsable en aquel momento de la PCA (Production Code Administration), Geoffrey Shurlock, intentó prohibirla, pero había adquirido tal prestigio que se vio forzado a aprobarla y reexaminar por completo la postura del código sobre el embarazo y el parto. Curiosamente, en España, país mucho más restrictivo que los Estados Unidos en muchos aspectos, en ese concreto no tenía prejuicios, y podemos ver mujeres embarazadas sin problemas en nuestro cine de los años cincuenta.

[4] It Came from 1957: A Critical Guide to the Year’s Science Fiction, Fantasy and Horror Films; por Rob Craig. Jefferson, Carolina del Norte: McFarland, 2013; pág. 120.

[5] En televisión dirigió episodios en series como Los detectives, El hombre del rifle, Valle de pasiones, Mannix, Shazam!, Isis, El hombre de los seis millones de dólares, Con ocho basta, El gran héroe americano o El equipo A.

[6] La palabra Kraken (monstruo marino) es noruega/sueca. Se trataba de una legendaria criatura de enorme tamaño que se dice aparecía en las costas de Noruega. Fue referido por primera vez en la era moderna a finales del siglo XVIII, en un diario de viaje de Francesco Negri en 1700. Esta descripción fue seguida en 1734 por un relato del misionero y explorador dano-noruego Hans Egede, que detalló el kraken de forma pormenorizada y lo equiparó con el hafgufa de la tradición medieval.