El arquitecto Paul Carver viaja en avión a Marruecos. Tiene un extraño sueño sobre un entierro, y ello le pone en contacto con un arqueólogo que viaja a su lado, quien lo invita a visitarlo en su lugar de destino. Allí, Paul, que vive amargado desde que mató en un accidente de coche a su esposa y sus hijos, se encontrará con un misterioso viejo árabe y una no menos intrigante mujer joven y hermosa, que pudieran solo existir en su mente.
Dirección: Frederic Goode. Producción: Associated British-Pathé. Productor: Harry Field. Productor asociado: Lionel Hoare. Guion: Bruce Stewart. Fotografía: William Jordan. Música: Joan Shakespeare, John Shakespeare. Montaje: Fredrick Ives. Dirección artística: Peter Moll. FX: Cliff Sharpe (maquillaje). Intérpretes: William Sylvester (Paul Carver), Diane Clare (Chantal), Aliza Gur [acreditada como Alizia Gur] (Marissa), Edward Underdown (Otto Gunther), Terence de Marney (Omar), William Dexter (Leclerc), Sylvia Marriott (Mrs. Alice Perry), Avril Sadler (Mrs. Carver), Angela Lovell, Maria Hallowi, Peter Evans, George Holdcroft, Pat Judge, John Lynn, Guy Standeven… Nacionalidad y año: Reino Unido 1968. Duración y datos técnicos: 87 min. color 1.37:1.
The Hand of Night (1968) es una de las cintas británicas de terror sesenteras menos conocidas. La casa de producción fue Associated British-Pathé, una compañía, en especial de distribución, de amplia trayectoria, que estrenó en el Reino Unido mucho material de serie B norteamericano, y también se hacía cargo de obras autóctonas para que se proyectaran en salas cinematográficas, incluidas varias obras de la Hammer, a partir de The Reptile [tv/dvd; El reptil, John Gilling, 1966], de cuyo debut en las islas británicas se hizo cargo. Fue entonces cuando, acaso, consideró que el cine de terror podría ser rentable de otras maneras y abordó la elaboración de la presente, si bien ya había entrado en ese campo a través del sello Associated British Picture Corporation.
En la realización pusieron a cargo a Frederic Goode (1927-2015), director británico habitual de la casa y bastante gris, quien trabajaría en esa labor, tanto en cine como televisión, entre 1961 y 1984; de su faceta en la pantalla grande, salvo error, ningún título se había visto en España, y el género de terror no lo tocó más en su carrera, especializándose más bien en el thriller[1]. Aquí, desde luego, no se le percibe especial predisposición hacia la materia, más allá de ese atmosférico arranque en la escena de la pesadilla, rodada en un cementerio real con muchas nieblas. Pero en escenas posteriores no es capaz de crear un clima de tensión ni misterio, y todo transcurre con cierta rutina.
Y eso que el guion de Bruce Stewart ofrece algunos elementos de interés. En especial guionista (y actor) para televisión, este neozelandés también escribió novelas y seriales radiofónicos, y en la pequeña pantalla participó en la mítica Out of the Unknown (1965-1971). En cine esta fue su única labor, y ofrece el buen tino de entornar una historia clásica en un ambiente exótico como es Marruecos, lo cual otorga un entorno insólito a la trama (aunque ello puede que fuese decisión de los productores por algún motivo económico).
El arranque muestra ciertas sospechas, acaso, de que la trama vaya a transcurrir por motivos similares a los del clásico Carnival of Souls [tv/dvd: El carnaval de las almas, Herk Harvey, 1962]. Así, en el accidente que costó la vida de su esposa y sus hijos, él también habría perecido, pero su culpabilidad le impediría encontrar la paz, y tanto el personaje del viejo árabe Omar (el característico Terence de Marney, que habla con una dicción británica perfecta) como la misteriosa princesa Marissa[2] serían entes del más allá que se le presentaran para prepararle para el acceso a la otra dimensión. Pronto esa sospecha se disipa, sin embargo, y todo da a entender que pudieran ser en realidad espectros de su mente, que se le aparecen para atormentarle por la referida culpabilidad. Eso también se esfuma cuando los «espectros» interactúan con otros personajes. Sin embargo, da la impresión de que sean fantasmas, y solo muy avanzada la acción nos enteramos de que se trata de vampiros, aunque ni tienen colmillos ni succionan la sangre, internándose en intrigas bastante mundanas.
Existen elementos que muestran un guion poco elaborado: en casa del arqueólogo, Paul se encuentra un anillo, y con toda la jeta se lo pone y sale con él. Más adelante, resultará que la alianza posee poderes para repeler a los vampiros, pero en un momento determinado Marissa se lo arrancará de la mano y lo destruirá. Otro fallo, este de puesta en escena, es el pésimo uso de la noche americana, que desvela el rodaje en pleno día, a tal punto que en ocasiones el espectador se pierde, pensando que ya ha amanecido, para luego confirmar que sigue en plena noche.
Hay algunas escenas interesantes, por lo demás, como cuando Paul irrumpe en el palacio en ruinas y cómo este se va «regenerando» por instantes. Tanto Omar como Marissa aparecen y desaparecen ante él, y sus permutaciones son atractivas: ella se cubre con un velo y cuando él se distrae un instante, bajo el tul hay una estatua del recinto, o también el viejo árabe se desintegrará, en apariencia, cuando el arquitecto tire de su chilaba. Mientras sigue de alguna manera el rastro que lo conducirá al palacio, volutas de humo van surgiendo en la calle, creando una ruta para él. Algo indefinible semeja guiar a Paul, en su desesperada búsqueda de la muerte que le parece ser esquiva, desde su inicio en el viaje en avión, su llegada para visitar a un doctor con un objetivo indefinido, y que habrá muerto cuando él se presenta, hasta todos esos vestigios que lo van conduciendo hacia la vampiro Marissa, o el casi alegórico final.
Lo curioso y exótico de la trama, el ofrecer una historia tradicional inserta en otros ambientes, ayudan a mantener el interés del público. También los actores muestran un sólido nivel, en particular el protagonista, William Sylvester[3], así como la pareja que lo acoge, el arqueólogo Otto Gunther (Edward Underdown) y su ayudante y nuera Chantal (Diane Clare). La película es un pelín desangelada, muestra en exceso sus costuras económicas, el director rubrica la narración muy a menudo solo por medio del uso del zoom, pero los resultados exhiben cierta simpatía y transmiten no poco misterio, y para el aficionado al género puede mostrar determinados elementos atractivos.
Anecdotario
- Título en Argentina: Los servidores de la noche [TV]. Título en México: La mano de la noche.
- Título en Estados Unidos: Beast of Morocco.
- Rodada en mayo de 1966, en su mayor parte en Marruecos, con interiores en Inglaterra en los Isleworth Studios, London Road, Isleworth, Middlesex, y la escena inicial del cementerio en el Brompton Cemetery, Fulham Road, West Brompton, Londres.
- Esta película supuso el final de sus carreras para las actrices Diane Clare (Chantal) y Angela Lovell (la azafata). Clare, nacida en Londres de ancestros húngaros, también trabajó en otras películas del género como La mansión encantada (1963), Brujería (1964), La plaga de los zombies (1966) y El buitre (1966); se retiró para ocuparse de su familia.
- Estrenada en el Reino Unido el 6 de octubre de 1968. En España no se ha visto hasta su distribución mundial a través de Netflix en 2022, conservando su título original.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] El policial Death Is a Woman (1966) parece ser una de sus obras más valoradas.
[2] Su intérprete, Aliza Gur, comenzó como modelo y consiguió el título de Miss Israel en la convención de Miss Universo de 1960.
[3] Sylvester (1922-1995) fue un actor asiduo al género fantástico. Su rol más importante fue el del doctor Floyd de 2001: Una odisea del espacio (1968). Su carrera también incluye Gorgo (1961), El muñeco diabólico (1964), Los diablos de la oscuridad (1965), Solo se vive dos veces (1967) y El cielo puede esperar (1978).