Janos Szaslo es un inmigrante europeo, ingenuo y optimista, que llega a Nueva York con planes para un futuro prometedor. En su país ha quedado su prometida, que se unirá a él y se casarán cuando él consiga el suficiente dinero. Pero un incendio en el hostal donde vive lo dejará con el rostro destrozado, y de resultas de ello en ningún sitio le quieren dar trabajo. Al fin, tendrá que dedicarse al delito.
Dirección: Robert Florey. Producción: Columbia Pictures. Productor: Wallace MacDonald. Productor ejecutivo: Irving Briskin. Guion: Paul Jarrico, Allen Vincent, según argumento de Arthur Levinson, a partir de la obra radiofónica Interim de Thomas Edward O’Connell. Fotografía: Franz Planer. Música: Sidney Cutner; y música de stock de Mischa Bakaleinikoff, Joseph Nussbaum, Ben Oakland, Karol Rathaus, Gregory Stone, Dimitri Tiomkin; dirección musical: Morris Stoloff. Montaje: Charles Nelson. Dirección artística: Lionel Banks. FX: Ernie Parks (maquillaje). Intérpretes: Peter Lorre (Janos ‘Johnny’ Szabo), Evelyn Keyes (Helen Williams), Don Beddoe (teniente James ‘Jim’ O’Hara), George E. Stone (Dinky), John Tyrrell (Watts), Cy Schindell [acreditado como Al Seymour] (Benson), Stanley Brown (Harry), James Seay (Jeff Jeffries), Warren Ashe (Johnson, reportero), Charles C. Wilson (jefe O’Brien), George McKay (Terry Finnegan), Frank Reicher, Sam Ash, Sarah Edwards, Joel Friedkin, Walter Merrill, Lee Shumway, Walter Soderling, Edwin Stanley, Ben Taggart… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1941. Duración y datos técnicos: 73 min. B/N 1.37:1.
The Face Behind the Mask (1941) es una de esas rarezas que, en ocasiones, salpica el cine norteamericano de género de la época clásica. En cierta manera se compararía con otra película de aquel período también protagonizada por Peter Lorre, Stranger on the Third Floor [tv/dvd: El extraño del tercer piso, Boris Ingster, 1940]: ambas podrían encuadrarse dentro del género criminal, pero, al mismo tiempo, participan de una cierta aura, con un tratamiento tanto estético como dramático, que lo conduce un tanto más allá, haciéndolas casi incursionar dentro del género fantástico.
El film está basado en un serial radiofónico escrito por Thomas Edward O’Connell, que al ser trasladado a la pantalla fue algo retocado para incorporar elementos de la propia biografía de Peter Lorre, cuyo personaje fue escrito ex profeso para él. Como director se contrató al parisino Robert Florey (1900-1979), un realizador que, pese a tener cierto crédito, lo cierto es que merecería una valoración superior a la que tiene. Trabajó de ayudante para Louis Feuillade, en Suiza actuó y dirigió cortos de una bobina y al fin emigró a Estados Unidos, donde debutó en la época del cine mudo con el drama romántico One Hour of Love (1927). Dirigió a los hermanos Marx en Los cuatro cocos (The Cocoanuts, 1929) y a Bela Lugosi en El doble asesinato de la calle Morgue (Murders in the Rue Morgue, 1932), y tocó cierta diversidad de géneros, pero, de alguna manera, destacó en las numerosas variedades que puede ofrecer el cine criminal.
Tal como se ha dicho, The Face Behind the Mask podría encuadrarse en ese género, narrando la llegada al país de las oportunidades de un inmigrante que al final se hace con el control de una banda criminal. Pero la forma en que está concebida le proporciona un tono de fábula fatalista. El arranque es enternecedor, con Janos en el barco, practicando cómicamente su inglés; la visión de la estatua de la Libertad le hace concebir esperanzas de lo que será su futuro en ese país, pero, pese a su buena voluntad, la realidad le soltará un bofetón en plena cara que le hará toparse de forma dolorosa con esta.
Tras el escalofriante incendio en la pensión, el médico le quita las vendas del rostro. Extraordinaria iluminación en ese momento, medio en penumbras, y un primer plano de la enfermera, que ofrece una expresión de lástima, que de pronto se tronca en una de horror. Otra enfermera intenta entrar en ese momento y lo ve, lanzando un gemido de pavor. Él, asustado, solicita un espejo, y entonces vislumbramos el pavoroso aspecto que ha concebido. A partir de entonces, Janos vaga por las calles, buscando un trabajo que le es eludido cuando los contratantes le ven el rostro, y Florey, compadecido de él, no nos muestra su faz, rodándolo siempre de espaldas, abatido, o en ocasionales perfiles en sombras.
Intenta salir adelante, pero no es posible, hasta que al fin se encuentra con un encantador delincuente que poco a poco lo introduce en el crimen, y él descubrirá que se siente especialmente dotado para este. Con las ganancias que consigue ahorra para una operación que le regenere el rostro y, mientras, el ayudante del especialista le prepara una máscara, emulando su rostro, que resulta inquietante, anómala. Después, se topará, de forma literal, con una muchacha ciega, y de ahí surgirá un idilio. Este elemento es el más difícil del film, pues corre el riesgo de caer en el ternurismo y la cursilería, pero funciona en todo momento, suponiendo el contrapunto a la vida oscura a la cual Janos ha optado por tomar, y que representa la única parte de felicidad a la que aferrarse.
Florey retrata esa fábula moral con estética expresionista. A destacar la escena en la cual Janos conoce a Dinky, el ratero que, en cierta manera, lo salva, pero al mismo tiempo lo precipita en las catacumbas. Janos está en el muelle, contemplando las negras aguas, y las luces hacen reflejar las ondas en la fachada del almacén que tiene detrás. Sin referirlo explícitamente, sabemos que está pensando en el suicidio, y esos efectos de luz representan de alguna manera la tortuosidad de sus pensamientos. O destaquemos también las angulaciones sinuosas que imprime a la escena en la cual su banda piensa que los ha traicionado, por medio de picados y contrapicados abruptos.
Sorprende, por lo demás, que semejante historia desesperanzada, y que derrumba el mito de Estados Unidos como la tierra de las oportunidades, pudiera pasar la censura. Imagino que tuvo recortes en su desarrollo, pero aun así, la fuerza crítica de su narración así como la belleza sobrenatural de las imágenes convierten este film en una joya de potencia arrebatadora.
Anécdotas
- Título en México: La máscara de fuego.
- Título en el Reino Unido: Behind the Mask.
- El rodaje tuvo lugar entre el 6 y el 26 de noviembre de 1940, en los estudios de la Columbia en Culver City, así como en el desierto de Yuma, Arizona.
- Estrenada en Estados Unidos el 16 de enero de 1941.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra