Sarah llega para vivir en casa de sus tíos, un caserón en la campiña británica, tras haber sufrido un accidente a caballo del que resultó ciega. Pronto, por la zona comienza a merodear un individuo inquietante que luce unas botas de cuero con una estrella impresa en ellas…
Dirección: Richard Fleischer. Producción: Columbia Pictures Corporation, Filmways Pictures, Genesis Productions Ltd. Productores: Leslie Linder, Martin Ransohoff. Productor asociado: Basil Appleby. Guion: Brian Clemens. Fotografía: Gerry Fisher. Música: Elmer Bernstein. Montaje: Thelma Connell. Dirección artística: John Hoesli. Intérpretes: Mia Farrow (Sarah), Dorothy Alison (Betty Rexton), Robin Bailey (George Rexton), Diane Grayson (Sandy Rexton), Brian Rawlinson (Barker), Norman Eshley (Steve Reding), Paul Nicholas (Jacko), Christopher Matthews, Max Faulkner, Scott Fredericks, Reg Harding, Lila Kaye, Barrie Houghton, Michael Elphick, Donald Bisset… Nacionalidad y año: Reino Unido 1971. Duración y datos técnicos: 86 min. color 1.85:1.
Puestos a relacionar Terror ciego (Blind Terror, 1971) con alguna otra película de su director, Richard Fleischer, ésta podría establecerse con su díptico dedicado a explorar las mentes de dos asesinos perturbados como fueron El estrangulador de Boston (The Boston Strangler, 1968) y El estrangulador de Rillington Place (10 Rillington Place, 1971). Sin embargo, la presente carece del poso documentalista y la impronta social que interrelacionaba ambas. Si cabe establecer una relación, esa es con De repente, la oscuridad (And Soon the Darkness, 1970), de Robert Fuest. El vínculo se establece a partir, pues, no del director, sino del guionista, Brian Clemens. De esa manera, se seguiría la propuesta de críticos como Halliwell, que propugnaba una política de autores centrada, no en los realizadores, sino en los libretistas, profesionales éstos por lo general ignorados a la hora de analizar una obra cinematográfica. No es momento ahora de considerar si esa licitación es ajustada o no, pero cierto es que la personalidad de Clemens sobresale en ambas obras por encima de la de sus directores; así, las dos películas se centran principalmente en una atmósfera opresiva sita en un entorno idílico como es la campiña (en el film de Fuest, la francesa, aquí, la inglesa), y con un personaje femenino acosado por un psicópata esquivo y enigmático.
Por supuesto que, siendo Fleischer un director con una impronta especial aún en esa época, éste transmite a la película unas características especiales. Dada la presencia, como se ha especificado en la sinopsis, de un asesino cuya seña de identidad distintiva a lo largo del film son solo sus muy exclusivas botas, la planificación se centra en resaltar estas, de ahí que parte de la película está rodada con la cámara a ras del suelo, lo cual le otorga una atmósfera muy privativa, para después moverse ésta de modo que vaya esquivando mostrar el rostro del criminal, reencuadrando de forma constante y creando así una planificación angustiante, que dispensa un tono de inquietud a las escenas.
El propio concepto de que la historia se halle narrada desde la perspectiva de una ciega trabaja de forma muy atractiva con el punto de vista. Así, cuando ella vuelve a casa, la cámara la sigue, mostrando sus actividades cotidianas. Pero en un momento determinado, en un encuadre normal para mostrar esa cotidianidad, de pronto ésta se verá trastornada al irrumpir en el plano un cadáver. La cámara nos lo muestra con toda naturalidad, pues Sarah está paseando por la casa sin ser consciente de esa presencia. De este modo, lo que era perfectamente natural hasta ese instante adquiere un matiz por completo distinto. Cabe destacar, de igual modo, el hábil uso de la cámara en mano y de la planificación subjetiva para otorgar ímpetu a las escenas de tensión.
Por supuesto, todo ello perdería intensidad si no fuera por el concurso de unos actores que nos transmitan persuasión. La escasa presencia de Mia Farrow en el cine en los últimos años podría hacer olvidar lo gran actriz que fue, y en esta ocasión lo demuestra con creces por medio de un personaje fuerte y débil a un tiempo, que ha de sacar ventaja de sus limitaciones físicas. Gran parte de la convicción de la película estriba en la interpretación de la protagonista de La semilla del diablo. Luego, además, y aunque suene a tópico, Farrow se ve rodeada por un elenco típicamente británico, que exhibe su característico buen hacer incluso en el más insignificante de los cometidos.
Anécdotas
- Título en Estados Unidos: See No Evil.
- En 1972 optó al premio Edgar a mejor película.
- Antes de realizar Elmer Bernstein la partitura, trabajaron en ella los compositores André Previn (marido de Mia Farrow en la época) y David Whittaker.
- Estrenada en el Reino Unido el 16 de septiembre de 1971. En España se estrenó el 3 de mayo de 1972.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra