China, durante la era de los Tres Reinos, entre el 220 y el 280 después de Cristo. Un gran rey y su pueblo han sido expulsados de sus tierras y aspiran a recuperarlas.

Dirección: Yimou Zhang. Producción: Perfect Village Entertainment, LeVision Pictures, Shanghai Tencent Pictures, Bona Film Group, Tencent Pictures, Tianjin Maoyan Weying Media, Bodi Media Company. Productores: Jun Liu, Catherine Pang, Xiaozhu Wang. Productores ejecutivos: Edward Cheng, Jie Lian, Zhao Zhang. Co-productores ejecutivos: Da M i, Yibin Tang, Dong Yu, Zhihao Zheng. Productores asociados: Lizhi Chen, Yuchun Dou, Jonah Greenberg, Keyu Guo, Qing Li, Jim Ma, Liang Shih, Michael J. Werner, Sherry Xie. Guion: Wei Li, Yimou Zhang. Fotografía: Xiaoding Zhao. Música: Zai Lao [Loudboy]. Montaje: Xiaolin Zhou. Diseño de producción: Kwong Wing Ma [Horace Ma]. FX: Digital Domain, JIN FX. Intérpretes: Chao Deng (Jing Zhou / Zi Yu), Li Sun (Xiao Ai), Ryan Zheng (Pei Liang), Qianyuan Wang (Tian Zhan), Jingchun Wang (Lu Yan), Jun Hu (Yang Cang), Xiaotong Guan (Qing Ping), Lei Wu (Yang Ping), Bai Feng… Nacionalidad y año: China, Hong Kong 2018. Duración y datos técnicos: 116 min. Color 2.35:1.

 

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Zhang Yimou[1] vuelve a estrenar película, dos años después de La gran muralla (The Great Wall, 2016), posiblemente una de sus peores películas. El famoso cineasta chino abordó a través de una trilogía el género wu xia (el cual combina aventuras y artes marciales). La primera fue realizada poco después del éxito internacional de Tigre y dragón (Wo hu cang long, 2000), de Ang Lee, y se llamó Hero (Ying xiong, 2002), un homenaje claro a Rashomon (Rashômon, 1950), la obra maestra de Akira Kurosawa. Tras ella vinieron la bellísima La casa de las dagas voladoras (Shi mian mai fu, 2004) y luego La maldición de la flor dorada (Man cheng jin dai huang jin jia, 2006), esta última, y con diferencia, la menos afortunada de la trilogía.

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En esta nueva película, el cineasta de Sorgo rojo (Hong gao liang, 1987) parece volver a la senda del wu xia, donde nos topamos con una intriga de naturaleza shakesperiana, por lo cual es difícil no pensar de nuevo en Akira Kurosawa y, esta vez, en su Kagemusha, la sombra del guerrero (Kagemusha, 1980), donde el genial cineasta nipón ya abordaba el apasionante tema del doble, así como en Trono de sangre (Kumonosu-jô, 1957), en lo que al aspecto coreográfico de las batallas se refiere.

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Con una propuesta estéticamente distinta a la usada en su anterior trilogía, el director rompe absolutamente con el abrumador colorido que invadía la misma, para abandonarse a un impresionante abanico de tonalidades grises que se convierte en verdadero protagonista. Curiosamente, el director de fotografía, Zhao Xiaoding, es el mismo con el que trabaja desde La casa de las dagas voladoras. Los tonos grises terminan casi desembocando mentalmente en un blanco y negro, dotando de significado a la dualidad como elemento persistente en la vida: el ying y el yang, el verdadero y el doble, el sexo masculino y el femenino, la firmeza y la flexibilidad, etc. Este monocromatismo también busca aludir el tono de los grabados chinos antiguos a la aguada, pintados, precisamente, con tinta china, y que intercalaban luz y oscuridad. Los grises se ven violentados en ocasiones por los estallidos de sangre que brotan de las heridas de los personajes; igualmente, hay un instante mágico ambientado entre unas cañas de bambú de un verde arrebatador.

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Dentro de la estructura narrativa del film se podría hablar de una división en tres actos, a saber: el primero, donde se lleva a cabo una sesuda y oscura trama palaciega; el segundo, que da paso un enfrentamiento por partida doble; y uno tercero, ya resuelto el combate, donde se lleva a cabo el desenlace, de vuelta en el propio palacio.

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Su primer acto dota al conjunto de carga cinematográfica, alejándolo de cierta teatralidad que podría asomar inherente a la trama, gracias primero al portento visual, algo que lleva demostrando su director desde los inicios, a la hora de componer auténticos lienzos en cada uno de los planos, así como después en el uso suave de los travellings, de una factura técnica impecable, cuando recorre los aposentos del palacio con esa sensación de ingravidez. Otro recurso, utilizado de forma extraordinaria para romper esto, es la vista cenital, que domina la narración.

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La segunda parte o acto expone el imaginativo y espectacular momento del ataque del grupo de rebeldes que portan las originales y mortales sombrillas de cuchillas, todo un alarde de originalidad, si bien antes nos hemos topado con el estupendo guiño, más que evidente, al Caballo de Troya, que curiosamente acontece en un enclave que recuerda al famoso Canal de Corinto de Grecia. La acción trascurrirá en una narración en paralelo entre dicho ataque, el enfático combate entre ambos comandantes a lomos del mismísimo caballo y alguna trama palaciega.

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Para el último acto, de regreso al palacio, se reservan unos cuantos giros. Cabe destacar, por méritos propios, un soberbio plano, casi al final de la película, como es esa mirada subjetiva desde dentro de la máscara, donde por una cavidad el personaje ve la realidad (el presente) y por la otra, el pasado (vuelve a aparecer la dualidad), lo cual pone casi el colofón final a esta lustrosa y preciosista trama de tintes, casi, de tragedia griega o, una vez más, shakespeariana.

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Otros elementos que confieren una atmósfera peculiar al film es el uso de una omnipresente lluvia, que llega a resultar casi obsesiva. Y también los bajos del palacio, de pasadizos secretos y corredores lóbregos, que vendrían a representar las interioridades de los personajes, sus anhelos ocultos, sus planes recónditos. Otra vez las dualidad.

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Anécdotas

  • Título chino en cantonés: Jing.
  • Título anglosajón: Shadow.
  • Rodada en las localidades de Hubei y Beijing, en China, entre el 18 de marzo al 20 de julio de 2017.
  • Estrenada en China el 30 de septiembre de 2018, y en Hong Kong el 17 de enero de 2019. En España se estrenó el 17 de mayo de 2019.

Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España),

con la ayuda de Carlos Díaz Maroto (Madrid. España).

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Ese es el modo occidental de glosar su nombre. En chino se hace al revés, esto es, Yimou Zhang.