Durante la Segunda Guerra Mundial, unos oficiales de las SS irrumpen en un laboratorio y se llevan el cerebro y el corazón del monstruo de Frankenstein, y en un submarino los trasladan a un lugar del litoral norteamericano. En la actualidad, Madge, Coop y Skip se dirigen a una localidad costera para pasar las vacaciones, sin saber que en las últimas semanas están desapareciendo bañistas.

Dirección: Mark Polonia. Producción: Polonia Brothers Entertainment. Productor: Rob Hauschild. Guion: J. K. Farlew. Fotografía: Alan Wyoming. Música: Danny Davidson [acreditado como Danny Muscoplat], Greg Stanina. Montaje: Mark Polonia. FX: Brett Piper (efectos especiales). Intérpretes: Greta Volkova (Madge), Ken Van Sant (Duke Lawson), Titus Himmelberger (Coop), James Carolus (Skip), Jeff Kirkendall (Klaus), Yolie Canales (madre furiosa), Bruce Applegate (doctor), Kathryn Sue Young (Bonnie Boom Boom), Nathan McNamara (trabajador portuario), Todd Carpenter (vecino), Christopher Beacom (pescador), Chyenne Bostwick (aldeana), Adam Murtland (aldeano), Austin Dragovich (aldeano), Cody Getz (aldeano), Kline Kaufer (aldeano), Brian Rezek (aldeano), Todd Carpenter (vecino), Steve Diasparra (general nazi), Mark Polonia (Hoskins, el conductor del bote)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2016. Duración y datos técnicos: 72 min. – color-B/N – 1.78:1.

 

En los últimos años están apareciendo un sinfín de películas sobre tiburones con las premisas más extravagantes, sin duda debido al rédito comercial de la mediocre Sharknado (Sharknado, Anthony C. Ferrante, 2013) y sus sucesivas secuelas ―cinco, de momento―, siendo otra de las franquicias más exitosas la conformada por Sharktopus (Declan O’Brien, 2010), sobre una criatura mitad tiburón mitad pulpo (por lo cual se podría traducir el título como «Tibulpo» o «Pulporón»). Desde entonces, mezcolanzas de tiburones (unos con dos cabezas, con tres, con seis, otros fantasmas, otros exorcistas…) han ido brotando de las aguas sin parar. Por otro lado, el mezclar a la criatura de Frankenstein con otros puntos de partida sorprendentes tampoco es algo nuevo; recordemos Frankenstein Meets the Spacemonster (Robert Gaffney, 1965), y otra película que mezcla a la creación de Mary Shelley con nazis y su corazón es la mítica Furankenshutain tai chitei kaijû Baragon (Ishirô Honda, 1965), más conocida por su título norteamericano de Frankenstein Conquers the World.

Mark Polonia, el director de Sharkenstein (2016), nació en 1968 en Johnstown, Wellsboro, Pensilvania. Tenía un hermano gemelo, John, con quien fundó la compañía de producción cinematográfica Polonia Bros. en 1987, y que murió en 2008. Desde entonces ha seguido produciendo y dirigiendo infinidad de películas, y de momento tiene rodadas casi un centenar de películas, en formato cine o vídeo ―qizás cuando se publiquen estas líneas alguna más―. La primera de estas fue Church of the Damned (1985), y algunas tienen títulos tan explícitos como Gorilla Warfare: Battle of the Apes, Preylien: Alien Predators, Dinosaur Chronicles, Jurassic Prey, Bigfoot Vs. Zombies, Bride of the Werewolf o Amityville Island, por poner unos pocos ejemplos, y todas sus producciones basculan entre el amateurismo y la sinvergonzonería.

En Sharkenstein nos obsequia con un plan nazi donde el corazón y el cerebro del monstruo de Frankenstein son utilizados con fines misteriosos, pero cuyo objetivo busca el dominio mundial. En la actualidad, un científico loco llamado Klaus sigue trabajando en una isla vacacional, y ha construido un tiburón frankenstein formado por trozos de tiburón blanco, martillo, mako y otros, para hacer una criatura indestructible, y su apariencia es la típica de la criatura del barón, es decir, con remiendos y cicatrices, pero en pescado. Ahora lo ha soltado por la costa y lo entrena matando gente. Por ejemplo, hay un pescador en la bahía, que comenta «Ahora muerden», y entonces aparece Frankenburón y se lo zampa, dejando solo las zapatillas y los pies. Pero el plan de Klaus va más lejos, y es implantar al tiburón el cerebro y el corazón de la criatura. Cuando al fin lo hace, y tras alcanzarle unos rayos al monstruo, este sufre una mutación, adquiere piernas y comienza a vagar por la campiña.

Por supuesto, este tipo de películas mediocres se suelen apoyar en un supuesto humor para encubrir los fallos interminables que las asolan. Los personajes no suelen estar tampoco demasiado desarrollados, y aquí tenemos un trío de amigos compuestos por un tipo de unos cuarenta y cinco años, y que parece algo retrasado, otro de unos treinta, y una chica rubia con gafas, de unos veinticinco, aunque ninguno parezca especialmente dotado en el aspecto intelectual, si bien ella recita todas las películas de las sagas de Frankenstein de la Universal y la Hammer (con alguna laguna). Los actores no son malos, son espantosos, siendo acaso el peor de todos el que hace del científico loco llamado Klaus, un habitual del cine de  Polonia, si bien hacia el final, entre los granjeros furiosos, hay alguno que no puede evitar reírse mientras ruedan; a ese nivel llega este subproducto.

Los efectos especiales son malos a rabiar, con unos trucajes digitales paupérrimos, donde la sobreimpresión del tiburón parcheado se ve totalmente desvinculada del resto de la imagen. Da mucha risa, al inicio, el plano del submarino emergiendo, y el efecto de unas gotas de agua a cámara lenta salpicando; el uso del ralentí, por supuesto, acrecienta aún más la falsedad del efecto. También se esgrime a menudo el truco de colocar un filtro rojo cada vez que el tiburón ataca, para fingir un borbotón de sangre. Aunque de igual modo mediocres, tienen más gracia los efectos físicos, con el tiburón andando por el campo, y que a veces se ve solucionado con efectos de stop motion, y en otras por un actor disfrazado.

La película es mala con ganas, a qué negarlo, pero su falta de vergüenza llega a tal nivel que se puede recomendar a cinéfilos sin prejuicios. Eso sí, siempre que inviten al visionado a dos o tres amigos más y que tengan cervezas y algo para picar de acompañamiento. Las risas están aseguradas, y casi nunca en las escenas que están destinadas para ello.

 

Anecdotario

  • El conductor mudo de la canoa es el director y montador de la película.
  • Estrenada en Estados Unidos directamente a DVD el 16 de agosto de 2016.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

SHARKENSTEIN – OFFICIAL TRAILER