El local de Blackie Norton es el más afamado de la Costa Bárbara de San Francisco. A él llega una muchacha con una prodigiosa voz, cuya intención es cantar ópera, pero que se ve obligada a trabajar en tugurios de esa categoría. Blackie la contrata por compasión, pero cuando ve que atrae la atención de magnates de la ópera comenzará a verla como un objeto comercial, aunque paradójicamente se irá enamorando de ella…
Dirección: W. S. Van Dyke. Producción: Metro-Goldwyn-Mayer. Productores: John Emerson, Bernard H. Hyman, [W. S. Van Dyke, sin acreditar]. Guion: Anita Loos, [Herman J. Mankiewicz, si acreditar], según argumento de Robert E. Hopkins. Fotografía: Oliver T. Marsh. Música: Herbert Stothart, Edward Ward. Montaje: Tom Held. Efectos especiales: James Basevi, Russell A. Cully, Max Fabian, A. Arnold Gillespie, Loyal Griggs, Slavko Vorkapich. Intérpretes: Clark Gable (Blackie Norton), Jeanette MacDonald (Mary Blake), Spencer Tracy (padre Jim Mullin), Jack Holt (Jack Burley), Jessie Ralph (Mrs. Burley), Ted Healy (Mat), Shirley Ross (Trixie), Margaret Irving, Harold Huber, Edgar Kennedy, Al Shean, William Ricciardi, Kenneth Harlan, Roger Imhof, Charles Judels, Russell Simpson, Bert Roach, Warren Hymer, D. W. Grifith, Fay Helm, Bronislau Kaper, Dennis O’Keefe, Jason Robards Sr., Robert J. Wilke… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1936. Duración y datos técnicos: 115 min. B/N 1.37:1.
El cine de catástrofes no es una invención de Irvin Allen. Ya desde la misma invención del cinematógrafo se vienen realizando películas de esta índole, e inclusive Georges Méliès rodó en 1902 la hoy desaparecida La erupción del Monte Pelado (The Eruption of Mt. Pelee), y que mucha gente de la época consideró un documento real y no una recreación. Desde entonces, el intento de reflejar las tragedias de la naturaleza que acosan al ser humano ha sido una constante.
En 1906, la ciudad de San Francisco se vio sacudida por un terremoto sin parangón, hecho que marcó a los norteamericanos, por lo cual no es de extrañar que hicieran uso de él en una gran superproducción como la presente.
El guion corrió a cargo de la célebre escritora Anita Loos (Los caballeros las prefieren rubias), aunque parece ser que también tomó participación en él Herman J. Mankiewicz, hermano de Joseph. En él se señala la ciudad de San Francisco como una cuna de pecado y de vicio, como una nueva Sodoma y/o Gomorra, y ciertamente los paralelismos religiosos se dan cita a lo largo del film. Cuando la protagonista interpreta la primera ópera, se trata de Fausto, de Charles Gounod, y aparece explícitamente Mefistófeles tentando a Margarita. La segunda ópera que representa es La Traviata, de Verdi, basada en La dama de las camelias, y trata la vida de una cortesana, es decir, una mujer ya inmersa en el pecado.
La película presenta a Mary Blake, hija de un reverendo y que canta como los ángeles, internándose en la zona corrompida de San Francisco, la Costa Bárbara, donde ha de luchar, diríase, por su virtud. La tentación viene representada por Blackie Norton, propietario del club El Paraíso —él es la serpiente de ese paraíso—, y la mujer siente una indudable atracción por ese hombre encantador, tan cínico como adorable, al que incluso tiene en veneración su amigo, el padre Mullin, aun reconociendo su parte corrupta.
A lo largo de más o menos dos tercios del film se da ese tira y afloja entre los personajes, bastante interesante, dado el magnífico nivel actoral que muestra la película. Y entonces llega el terremoto, el castigo divino diríase a tanta corrupción. Un terremoto rodado a un nivel técnico apabullante, y que aún hoy día impresiona. Para ello se utilizan, por un lado, una serie de maquetas excelentemente construidas, con el peculiar detalle de rodarlas en un ligero contrapicado, y meter, por medio de transparencias, a los personajes deambulando por ellas —ese mismo efecto se hace al inicio, cuando se presenta la ciudad, para conocer el entorno donde tendrá lugar todo—. También hay decorados naturales que se destruyen por medio de mecanismos hidráulicos, donde destaca ese impresionante plano en picado con la tierra abriéndose ante el paso de Clark Gable.
Lo peor de la película es la redención final de Blackie Norton, que Gable odió, y que exigió fuera rodado de espaldas. Al fin y al cabo, es una obra muy de su época, y que utiliza el tema de la religión para otorgarle un peso dramático a la película, incluso una justificación moral. Más allá de un musical, un melodrama o un film catastrófico, que todo ello es, se engalana el resultado con esa virtud para trascenderlo. Ese aspecto, a día de hoy, está muy desfasado, pero el resto de los ingredientes siguen estando a primerísimo nivel, con la dirección de W. S. Van Dyke en cabeza, un realizador muy valorado en aquel entonces, pero que hoy día, sin embargo, ha sido minusvalorado en exceso.
Anécdotas
- Oscars (1937): mejor sonido; nominaciones: mejor película, director, actor protagonista (S. Tracy), guion con historia original, ayudante de dirección (J. Newman). Los Photoplay Awards de 1936 también concedieron una medalla de honor a los productores.
- El director de segunda unidad fue nada menos que D. W. Griffith (quien hace además un pequeño papel, como director de orquesta), y los ayudantes de dirección Joseph M. Newman y Will Sheldon.
- La alusión por parte de Spencer Tracy a un tal Rooney fue una improvisación, aprovechando que sabía que el director no gustaba de repetir tomas. Es una alusión a Mickey Rooney.
- Según parece, Erich von Stroheim colaboró en el guion.
- En la novela Cazadores de vampiros, de Carlos Díaz Maroto (Ediciones Dlorean, colección Weird West nº 1) aparece el personaje de Blackie Norton cuando es un muchacho.
- La canción “Would You”, compuesta para esta película, se vuelve a oír en Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, 1952).
- Existe una versión coloreada (asquerosamente).
- Estrenada en Estados Unidos el 26 de junio de 1936. En España se estrenó el 25 de febrero de 1941 en Barcelona, y el 7 de marzo en Madrid.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
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