Año 2018. Las naciones ya no existen, y el mundo es gobernado por corporaciones. Para tener sometida a la población se organizan competiciones de un deporte hiperviolento, el rollerball, donde puede haber hasta muertos. La máxima estrella de ese juego es Jonathan E., al que ahora se insta para que se retire.
Dirección: Norman Jewison. Producción: Algonquin para United Artists. Productor: Norman Jewison. Productor asociado: Patrick J. Palmer. Guion: William Harrison, según su propio relato «Roller Ball Murder». Fotografía: Douglas Slocombe. Música: André Previn, y temas clásicos: «Tocata y fuga en re menor, BWV 565», de Johann Sebastian Bach; «Adagio para cuerdas y órgano en sol menor», de Tomaso Albinoni, arreglado por Remo Giazotto; «Sinfonía nº 8: Primer movimiento», de Dmitri Shostakovich; «Sinfonía nº 5: Tercer movimiento», de D. Shostakovich; «Vals», del ballet La Bella Durmiente, de Pyotr Ilyich Tchaikovsky; «Sinfonía nº 5: Cuarto movimiento», de D. Shostakovich. Montaje: Antony Gibbs. Diseño de producción: John Box. FX: Sass Bedig, John Richardson, Joe Fitt (efectos especiales). Intérpretes: James Caan (Jonathan E.), John Houseman (Bartholomew), Maud Adams (Ella), John Beck (Moonpie), Moses Gunn (Cletus), Pamela Hensley (Mackie), Barbara Trentham (Daphne), John Normington (ejecutivo), Shane Rimmer (Rusty, del equipo ejecutivo). Burt Kwouk (doctor japonés), Ralph Richardson (bibliotecario), Nancy Bleier, Richard LeParmentier, Robert Ito, Craig R. Baxley, Jimmy Berg, Steve Boyum, Tony Brubaker, Loftus Burton, Anthony Chinn, Barrie Cookson, Robert Dancel, Sarah Douglas, Dick Enberg, Abi Gouhad, David Griffin… Nacionalidad y año: Estados Unidos, Reino Unido, Canadá 1975. Duración y datos técnicos: 120 min. – Technicolor – 1.75:1 – 35 mm.
El realizador Norman Jewison trabajó en teatro y después en las televisiones del Reino Unido y Canadá, su país natal, para pasar en 1958 a colaborar con la NBC estadounidense. Fue contratado por la compañía propiedad de Tony Curtis para dirigir su primer film, la comedia Soltero en apuros (40 Pounds of Trouble, 1962), al que siguió otras cuantas cintas satíricas más, a tal punto que parecía iba a especializarse en la materia, pero luego comenzó a volcarse hacia temáticas de compromiso social. Por sus películas En el calor de la noche (In the Heat of the Night, 1967), El violinista en el tejado (Fiddler on the Roof, 1971) y Hechizo de luna (Moonstruck, 1987) fue nominado al Oscar como mejor director. A lo largo de su trayectoria tocaría temas como el racismo, la xenofobia, la justicia, las luchas sindicales, el fanatismo religioso o, como aquí, la violencia.
La historia procede de un relato de William Harrison, profesor en la universidad de Arkansas[1] que, a principios de los años setenta, asiste a un partido de baloncesto que acaba en una pelea general, y se da cuenta de que el público se entusiasma más con la lucha que con el propio encuentro deportivo. Así crea el cuento «Roller Ball Murder», que fue publicado en el número de septiembre de 1973 de Esquire Magazine, y que, para variar, permanece inédito en España. El deporte que imagina es una mezcla de fútbol americano, motocross y hockey. Jewison leyó el relato en la revista y compró los derechos por cincuenta mil dólares, pero el autor exigió escribir él mismo el guion (donde se suavizan los objetivos del deporte, que en el relato eran matar al oponente) y cobrar lo mismo que el protagonista.
El protagonista, precisamente, es James Caan, que en aquel entonces tenía cierta fama, y acababa de ser pareja romántica de Barbra Streisand en Funny Lady (Funny Lady, Herbert Ross, 1975). El film era un proyecto personal de su director, Norman Jewison, y que justo con anterioridad había realizado un famoso díptico musical, El violinista en el tejado (1971) y Jesucristo Superstar (Jesus Christ Superstar, 1973), por lo cual aquí variaba de forma tajante de tono. A lo largo de su carrera, Jewison no dirigió ninguna película de ciencia ficción más, y queda evidente que el género le interesaba solo como vía para propagar su discurso sobre la violencia.
Rollerball (Rollerball, 1975) se ambienta en un futuro que ya hemos superado, el año 2018. Hubo diversas guerras, se entiende que de carácter mundial, y después otras guerras corporativas. Después, los países como tales desaparecieron, y las urbes son gobernadas por corporaciones comerciales, que manejan todos los medios, e inclusive la vida de las personas: las parejas son formadas y destruidas a su conveniencia. El mundo de Rollerball parece ser muy machista: en la escena de la fiesta vemos a alguna mujer hablar temas de finanzas, y en el consejo de administración de la Corporación Energética hay una fémina; sin embargo, las demás que veremos o bien son secretarias o chicas de compañía, y el «gobierno» suministra a los hombres parejas ocasionales que parecen ser prostitutas, aunque a veces pueden llegar a casarse. Precisamente Jonathan E., el protagonista, estaba casado con Ella (Maud Adams), pero un ejecutivo se encaprichó de la mujer y, sin más, le fue arrebatado. Desde entonces, siente resquemor contra sus «jefes».
El sistema que gobierna el mundo busca que las personas sientan un fuerte sentimiento de conexión global, es decir, eliminar la individualidad y que todos sean solo eslabones de una cadena, sin criterio. A lo largo del film veremos que la gente, tanto hombres como mujeres, se tocan de forma constante, como para crear un constante vínculo emocional. Sin embargo, la creación del juego del rollerball está destinada para exorcizar los sentimientos reprimidos y volcarlos a modo de violencia. Durante todo el metraje presenciamos tres campeonatos de ese deporte, y de manera progresiva se irá tornando más violento. Jonathan busca información sobre cómo se constituyó ese mundo, pero va encontrando trabas por el camino, colocadas precisamente por las corporaciones para que no acceda al conocimiento. Incluso el ordenador más potente del mundo, sito en Ginebra, y llamado Zero, pierde información de forma constante, y hace resúmenes de los libros para eliminar lo que no interesa que conozca el pueblo.
Algunos de los extras que aparecen entre el público del juego, que llevaban un peinado característico de los setenta, fueron instados a cortarse el pelo, para no destacar en exceso el período de rodaje. Sin embargo, el aire setentero es muy evidente en todo el film, tanto en peluquería como en vestuario, y los exteriores han sido elegidos con edificios reales de cierto aire futurista en aquel entonces, pero que sin duda desvelan la arquitectura del momento. El cine de ciencia ficción habla más de la época en que se rodó que de aquella en la que se ambienta, con toda lógica, y por tanto Rollerball es una película característica de su período, con el tono crítico y pesimista propio de entonces. El entorno recuerda un tanto a otra cinta de aquellas fechas, Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973), en lo que respecta a las viviendas de los privilegiados ahí.
Rollerball es una película desesperanzada, que nos advierte —como el buen cine de ciencia ficción—, no ya sobre lo que está por venir, sino de lo que ya está entre nosotros. Eso era pertinente en los setenta y lo es todavía en estos momentos, cuando la deshumanización es constante. Jewison dirige el film con un tono realista, reflejando un futuro que apenas es diferente a como era el entorno social de aquel momento. No hay ingenios sofisticados, el aire de anticipación es muy tenue, y asistimos más bien a un drama ambientado en una época por venir que a una cinta característica de ciencia ficción. La única «acción» que veremos será la de los propios partidos. El mundo de Rollerball ya estaba en 1975 patente, y sigue estándolo ahora.
Anecdotario
- Título en Argentina, México: Rollerball: Los gladiadores del futuro. Título alternativo en México (video): Rollerball (gladiadores del futuro). Título en Uruguay: Rollerball.
- Rodada en 35 mm, en la premier londinense se exhibió una copia hinchada a 70 mm.
- En los premios BAFTA de 1976 fue premiada en la categoría de mejor dirección artística, y candidata en las de fotografía, montaje y banda de sonido. Ese mismo año, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la premió como mejor película de ciencia ficción, actor (J. Caan, exaequo con Don Johnson por Un muchacho y su perro) y fotografía. En los Hugo fue candidata a mejor representación dramática (ganó Un muchacho y su perro). Y la Science Fiction and Fantasy Writers of America la nominó a un Nebula como mejor tratamiento dramático.
- Filmada con un presupuesto estimado de seis millones de dólares.
- Norman Jewison dijo que eligió a James Caan para el papel de Jonathan E. después de verle interpretar a Brian Piccolo, el corredor de los Chicago Bears de la vida real, en el telefilm La canción de Brian (Brian’s Song, Buzz Kulik, 1971).
- Sylvester Stallone audicionó para el papel de Moonpie, pero Jewison no lo eligió. Justo después de esta le dirigió en F.I.S.T. Símbolo de fuerza (F.I.S.T, 1978), una de las mejores películas del actor.
- Las secuencias de los partidos se filmaron en el estadio olímpico de baloncesto de Múnich (Alemania Occidental), y los ciudadanos de la urbe fueron invitados al rodaje para servir de espectadores. Las tomas exteriores del edificio de la Corporación de la Energía son, en realidad, de la sede corporativa del fabricante de automóviles BMW en Múnich. Las tomas exteriores del edificio de la biblioteca en forma de cuenco corresponden al antiguo museo de BMW. Se encuentra a pocos pasos a la izquierda de la entrada de la sede.
- Norman Jewison pretendía que esta película fuera una crítica a la violencia, pero al público le gustó tanto la acción que se habló de formar ligas de rollerball, lo que le horrorizó.
- Solo había una pista de rollerball, pero se rediseñaba para aparentar diferentes ciudades.
- En las notas del DVD de región 2 se cita que Jewison fue influido por La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick. La influencia es más evidente en el uso repetitivo de los zooms, la música clásica y la arquitectura moderna (hormigón y cristal).
- Dieter Meyer señaló su preocupación por encontrar suficientes extras para que Tokio pareciera creíble. El equipo dejó caer folletos en los hoteles locales, lo que hizo que 150 asiáticos ansiosos se presentaran para los días de rodaje necesarios.
- Muchos de los extras recibían un salario adicional para poder cortarse el pelo largo que llevaban a la moda, para que el aspecto de la película no estuviera ligado a la época en la que se produjo.
- Contrariamente a los rumores, nadie murió durante el rodaje de ninguna de las escenas de riesgo. Sin embargo, se produjeron algunas lesiones graves, y otras que requirieron hospitalización.
- La película, rodada en 1975, se ambienta en 2018. Su remake, filmado en 2002, tiene lugar en el 2005.
- Esta película inspiró el breve programa deportivo de TNN RollerJam (1999).
- Remake: Rollerball (Rollerball, John McTiernan, 2002).
- Estrenada en Estados Unidos el 25 de junio de 1975, en Canadá en julio de ese año, y en el Reino Unido el 4 de septiembre. En España el hecho tuvo lugar el 25 de septiembre, en Barcelona.
Bibliografía
El relato original, que no está acreditado en la película, es «Roller Ball Murder», de William Harrison, y fue publicado en 1973 por Esquire Magazine. Es inédito en España.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] También fue escritor, tanto de ciencia ficción como de otras materias. Suya es la novela —Burton and Speke (1982)— que dio origen a la película de aventuras Las Montañas de la Luna (Mountains of the Moon, Bob Rafelson, 1990), y también redactó la novelización del film Brubaker (Brubaker, Stuart Rosenberg, 1980). Igualmente es autor del ensayo The Mutations of Rollerball: Essays (2010).