El doctor Robert Verne acepta viajar, junto a su esposa, a una zona boscosa de Maine, para documentar las disputas entre una tribu india y una empresa que construye papel de los árboles. Pronto percibe que hay algo en el agua que convierte a los animales en mutantes agresivos.

Dirección: John Frankenheimer. Producción: Paramount Pictures. Productor: Robert L. Rosen. Guion: David Seltzer. Fotografía: Harry Stradling Jr. Música: Leonard Rosenman. Montaje: Tom Rolf. Diseño de producción: William Craig Smith. FX: Ellis Burman Jr., Thomas R. Burman, Edouard F. Henriques, Allan A. Apone (maquillajes especiales). Intérpretes: Talia Shire (Maggie), Robert Foxworth (Rob), Armand Assante (John Hawks), Richard Dysart (Isely), Victoria Racimo (Ramona), George Clutesi (M’Rai), Tom McFadden (piloto), Evans Evans (intérprete de cello), Byrnes (padre), Mia Bendixsen (chica), Johnny Timko (chico), Everett Creach (Kelso), Charles H. Gray (sheriff), Lyvingston Holmes, Graham Jarvis, Jim Burk, Bob Terhune, Lon Katzman, Steve Shemayne, John A. Shemayme, Jaye Durkus, Renato Moore, Mel Waters, Roosevelt Smith, Eric Mansker, Cheri Bergen, Clifford Hutchison, Tom May, Kevin Peter Hall… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1979. Duración y datos técnicos: 103 min. color 2.35:1.

 

Después de escribir varios filmes sin relación con el género, a David Seltzer le fue encargada la autoría del guion para La profecía (The Omen, Richard Donner, 1976). El resultado tuvo un rotundo éxito en todo el mundo, así pues se le puso al frente de la historia de esta película, que en su versión original adoptó el título de Prophecy y en España se reafirmó como Profecía maldita. Pese a que consiguió una taquilla de casi el doble de su presupuesto, se consideró un fracaso, y Seltzer regresó a las tramas «realistas», hasta que, años después, abordara de nuevo el género con The Eighteenth Angel [vd/tv: El día de Satán, William Bindley, 1997], que en cierta manera es una relectura de La profecía.

Como director se optó por contar con nada menos que John Frankenheimer, realizador clásico, formado en la pequeña pantalla, y que conformaría la llamada «generación de la televisión», y que debutaría en el cine con Un joven extraño (The Young Stranger, 1957). Durante los años sesenta estaría al cargo de una diversidad de grandes películas, entre las cuales puede contarse un extraño filme de ciencia ficción, Plan diabólico (Seconds, 1966). Curiosamente, siendo un hombre formado en televisión, su cine de la época se caracterizaba por un tratamiento visual innovador, con grandes angulares y un uso extraordinario de la profundidad de campo o el plano holandés.

Hemos dicho que Profecía maldita fue un fracaso. Se podría achacar como motivo el que, para el público del cine «trascendente» no era sino una película de monstruos, y para los amantes del cine de monstruos era una película con un exceso de trama de fondo. Otro problema estribaría en que gran parte del film se fundamenta en crear atmósfera por medio de la oscuridad, y ello implica que, si se proyecta en un cine malo (o lo edita en DVD una compañía mediocre) apenas se vislumbrará nada. Sin embargo, se trata de una obra bastante más interesante de lo que se consideró en su día.

Así, el guion de Seltzer tiene un interés evidente, narrando el enfrentamiento entre una gran empresa y los indios a los que esta se halla usurpando sus tierras. Pero no juega al maniqueísmo «buenos contra malos», dado que, por un lado, los indios utilizan para apoyar sus reivindicaciones una violencia que, en un inicio, hace desconfiar a Rob; y, por otro, el responsable de la fábrica, Isely, da muestras de un comportamiento racista, cierto es, y es conocedor de los vertidos al agua del compuesto químico que está provocando mutaciones en la fauna local (y, de rebote, en los indios), pero cuando comprueba el resultado de sus acciones busca deshacerlas y ayudar.

También tenemos una atractiva propuesta con la relación entre la pareja protagonista, Rob y Maggie. Él es alguien preocupado por los más oprimidos: al principio, asiste en un barrio pobre a un bebé negro mordido por una rata, y planea tomar acciones contra el casero; pero, por otra parte, no quiere plantearse la idea de tener un hijo: piensa que estando el mundo como está resulta una temeridad traer uno a él, de un modo acaso algo ingenuo. Maggie, por su parte, desea tener uno. Y, de hecho, lo va a tener; ha provocado su embarazo para ver si, de ese modo, la relación entre ambos se recompone. Cuando al principio se dirigen en avioneta a su destino, están sentados uno junto al otro, pero a millas de distancia: cada uno, en silencio, mira por su ventanilla, dándose la espalda, ausentes, distantes.

Frankenheimer dirige con la experiencia de los profesionales. Las largas escenas de diálogos que van esbozando la situación están rodadas con habilidad y consiguen provocar el interés, sin que resulten pesadas ni sobredialogadas. Y a las escenas de terror les aplica una tensión apabullante. En el momento en que el grupo viaja en un coche de noche, los faros iluminan una franja estrecha de la carretera, enfrente, dejando los márgenes oscuros, induciendo la impresión de que, en cualquier momento, el monstruo puede aparecer por alguno de los laterales. Y la secuencia en que la bestia ataca el campamento indio y el grupo se refugia en los túneles, el director de Siete días de mayo (Seven Days in May, 1964) nos obsequia con una impresionante colección de los rostros de todos ellos, tensos y expectantes, utilizando en varios casos la técnica denominada split diopter, que consiste en mostrar en un mismo plano dos elementos distantes pero enfocados. O también el momento en que el anciano indio descubre a la criatura, y cree estar ante un dios de sus leyendas, Katahdin, mostrándose un primer plano del actor, con las llamas del incendio reflejándose en sus gafas y, de paso, manifestando las obsesiones que arden en el interior del hombre. El elemento mitológico, con el dios Katahdin, y el hecho de las mutaciones de animales en el bosque revelan un cierto componente lovecraftiano, como una variación de «El color que cayó del cielo» («The Colour Out of Space», 1927) con un enfoque ecológico.

Profecía maldita es una vigorosa y tensa monster movie que, al tiempo, nos hace reflexionar y plantea ideas interesantes sobre el racismo, la ambición y la falta de compromisos propios volcándose en los ajenos. Es de todo menos la tontería con que fue saludada por la crítica en el momento de su estreno. Esperamos el momento en que vuelva a ser reclasificada en su justa valía.

 

Anecdotario

  • Título en Argentina, Colombia: Engendro. Título en México: Engendro: un monstruo de película [sic].
  • En algunos planos, el monstruo mutante es interpretado por Kevin Peter Hall disfrazado, en lo que fue su debut en ese cometido. Después sería los monstruos de Llegan sin avisar, El monstruo del armario, Bigfoot y los Henderson o Depredador.
  • Rodada con un presupuesto estimado de doce millones de dólares. La filmación se realizó en Crofton, North Cowichan, British Columbia, Canadá. Esta fue la primera película norteamericana rodada en ese país, suponiendo el inicio de una moda (económica) que rige desde entonces.
  • En la post-producción el estudio exigió que la calificación moral del film fuese rebajada de R a PG. Según Frankenheimer, eso dañó el resultado.
  • Simultánea al estreno del film, se publicó una novelización obra de David Seltzer, el guionista. Eso ya lo hizo antes con La profecía.
  • Estrenada en Estados Unidos el 15 de junio de 1979, en Nueva York.En España se estrenó el 27 de agosto de 1979 en los cines El Españoleto, Mola, Alcalá Palace y Royal, y en Barcelona el 10 de septiembre, en los cines Excelsior, Liceo y Versalles.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra