Una familia, compuesta por padre, madre y tres hijos, se traslada a una nueva vivienda. Pronto los pequeños comenzarán a percibir que algo malo acontece en la casa y todo se precipitará cuando la hija menor sea engullida hacia una especie de realidad alternativa…
Dirección: Gil Kenan. Producción: Fox 2000 Pictures, Metro-Goldwyn-Mayer, Ghost House Pictures, Vertigo Entertainment, TSG Entertainment. Productores: Roy Lee, Sam Raimi, Rob Tapert. Productores delegados: Audrey Chon, Becki Cross Trujillo, John Powers Middleton, J. R. Young. Guion: David Lindsay-Abaire, según el guion de Steven Spielberg, Michael Grais, Mark Victor, basado en el argumento de S. Spielberg. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Música: Marc Streitenfeld. Montaje: Jeff Betancourt, Bob Murawski. Diseño de producción: Kalina Ivanov. FX: The Third Floor, Soho VFX, BUF, Framestore, Shade VFX, MFX, Legend3D, Milk Visual Effects. Intérpretes: Sam Rockwell (Eric Bowen), Rosemarie DeWitt (Amy Bowen), Saxon Sharbino (Kendra Bowen), Kyle Catlett (Griffin Bowen), Kennedi Clements (Madison Bowen), Jared Harris (Carrigan Burke), Jane Adams (Dr. Brooke Powell), Susan Heyward (Sophie), Nicholas Braun (Boyd), Karen Ivany (Mrs. Stoller), Patrick Garrow (Mr. Stoller), Doug MacLeod, Eve Crawford, L. A. Lopes, Soma Bhatia, John Stoneham Jr., Kathryn Greenwood, Molly Kidder… Nacionalidad y año: Estados Unidos, Canadá 2015. Duración y datos técnicos: 93 min. [copia de cines] / 101 min. [edición ampliada] – color – 2.39:1 – 35 mm / D-Cinema – 3D / 2D.
Ya a nadie sorprende el aluvión de remakes inútiles que están apareciendo de un tiempo a esta parte, remakes que en su mayoría retoman la idea original de un film de éxito (artístico, comercial o ambas cosas) y lo convierten en una cosa anodina e insignificante. Este es uno de esos muchos.
Supongo que la idea de este proyecto vino con el éxito de Expediente Warren (The Conjuring, 2013). De hecho, la presente película debe tanto al original de Tobe Hooper como a la cinta de James Wan, estando a mitad de tono entre ambos. Si el Poltergeist original era una fantasía luminosa, producto de una época, los ochenta, de esplendor, Expediente Warren intentaba aportar una visión más o menos «realista» de un fenómeno paranormal. La prueba de ello estriba en los actores elegidos, todos ellos propios del cine indie; inclusive Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt y Jane Adams coincidieron ya antes juntos en el film de esa modalidad Digging for Fire (2015), de Joe Swanberg, y Jarred Harris y Jane Adams concordaron en Happiness (Happiness, 1998), de Todd Solondz. Es decir, al aire de inmediatez, de cotidianidad, que transmiten los actores era necesario para los objetivos de esta cinta.
Si se observa el guion, lo que más llama la atención es que el nombre de la familia protagonista es diferente al de la versión previa; si allí se llamaban Freeling, aquí son Bowen. Es decir, se nos dice que son otra gente, por completo diferente, aunque la distribución sea igual: padre, madre, hija adolescente, hijo preadolescente y niña pequeña. Pero también hay otros cambios: el padre de familia en el film de Hooper era un hombre de éxito, que trabajaba en una compañía inmobiliaria, la causante, precisamente, de todo el mal que acontece; aquí, sin embargo, es un hombre en paro, que busca de forma desesperada ubicarse de nuevo en el entorno social que le corresponde.
Esto es, mientras Freeling era un hombre que personificaba una sociedad brillante, detrás de la cual se agazapaba la ambición y la falta de escrúpulos, aquí Bowen es un representante de una sociedad en crisis —aunque se pueda permitir una casita nada desdeñable—. Por supuesto, como suele ser habitual en muchos de estos casos, una vez planteada la idea, ésta no se desarrolla y se olvidan de ella.
Concept art para la película
Muchos elementos clave de la cinta previa se repiten aquí: el evento del árbol, el del payaso, el de la abducción de la niña… Sin embargo, en todos ellos el resultado es inferior en potencia, escalofríos, intensidad… Otro tanto sucede con escenas que han sido reemplazadas por otras, así, si en la anterior fue mítica la del parapsicólogo que se arranca la cara ante el espejo, aquí es sustituida por la de la taladradora, que no tiene color… De hecho, el film en su totalidad es una sucesión de reemplazos a peor, siendo la consecuencia una película sin atmósfera y sin capacidad para inquietar.
También parece que se ha buscado que los personajes carezcan de atractivo, salvo tal vez el asustadizo niño, interpretado por Kyle Catlett, el hijo de James Purefoy en la serie The Following (The Following; 2013-1015), y que tenía potencial para convertirse en un actor de peso. Sin embargo, los denodados esfuerzos de convertir a Maddy en un personaje del carisma de Carol Anne se saldan con el fracaso, tal vez por la extraña caracterización que le aplican a la pobre niña, con una peluca horrorosa.
La película, como se ha dicho, se apoya en elementos procedentes de Expediente Warren para buscarse una propia personalidad. También hay ecos que remiten a La morada del miedo (The Amityville Horror, 2005), de Andrew Douglas, el anodino remake de Terror en Amityville (The Amityville Horror, 1979), de Stuart Rosenberg. Así, de nuevo el resultado se asemeja más a un monstruo de Frankenstein, conformado por dispositivos tomados de otros filmes, antes que algo con temperamento y unidad propia. El intento de aportar un aire de crónica parapsicológica «realista» —al estilo del programa que interpreta el personaje de Jared Harris— se frustra del todo al no conseguir, sencillamente, una cinta con entidad, atmósfera y personajes creíbles, que era lo que se buscaba.
Ese amago de naturalidad está representado por el plano donde aparece el parapsicólogo en la casa —una especie de trasunto «cotidiano» de la llegada del padre Merrin en El exorcista (The Exorcist, 1973), de William Friedkin—, con el niño pilotando un dron y viéndose la panorámica aérea a través de sus imágenes distorsionadas. Es curioso cómo, tras ese intento inicial de ese aire realista, absurda moda contemporánea que busca aplicarse a todo, incluso a lo más inverosímil, el final luego sea ese espectáculo verbenero de fuegos artificiales.
Existen elementos que podrían aportar interés al film. Por un lado, el personaje del padre, abocado al fracaso desde el inicio, podría decirse, y que va buscando de manera ansiosa encontrar un puesto en la sociedad e inclusive en su propia familia. Sin embargo, como se ha referido, ese detalle es apuntado para después olvidarse de él. Por otro lado, para diferenciarse del film anterior, la importancia de la niña se deja en un segundo plano, para centrarse narrativamente en el chaval. Es un personaje interesante, que se manifiesta quebradizo y es esa indefensión que muestra la que ayuda a desarrollar todo, potenciando pequeños elementos que se hallaban presentes en la película precedente. Además, resulta sugestivo el hecho de presentar que el otro mundo al que es trasladada la niña Maddie no es tanto una realidad alternativa, sino que se superpone a la nuestra. Sin embargo, todo se queda en agua de borrajas, y no terminan de perfilarse los (pocos) elementos de provecho. Es curioso que, durando la presente cinta menos que la previa, se hace aburridamente más larga.
El director de todo es el inglés Gil Kenan, que en 2006 ofreció otra cinta de casas encantadas como Monster House (Monster House), film de animación que se quedaba a mitad de sus posibilidades, y después aportó City of Ember – En busca de la luz (City of Ember, 2008), que tampoco terminaba de concretarse, pese a elementos de interés. Aquí parece que accedió a buscar lo fácil en un producto manufacturado para el éxito, aunque no sé yo si las ambiciones de los empresarios se habrán saldado con lo que buscan: con un presupuesto de cerca de 35 millones de dólares, el primer fin de semana consiguió 22.600.000… Precisamente, detrás de la producción tenemos a Sam Raimi y su socio Rob Tapert, que en los últimos tiempos están dándole fuerte al tema de los remakes. Esperemos que, si siguen por ese rumbo, le pongan más empeño artístico al asunto, y no vayan solo al dólar fácil. Si no, pensaremos que no se diferencian mucho del promotor inmobiliario del Poltergeist original…
Anecdotario
- Título en Argentina, Chile, México, Perú y Uruguay: Poltergeist: Juegos diabólicos.
- El montaje de cines es de 93 minutos, mientras que el estrenado en DVD y Blu-Ray se ha ampliado a 101.
- Para el papel de Eric Bowen fueron considerados Tom Cruise y Richard Armitage.
- El director ha referido que la casa en la cual rodaron está encantada…
- El parapsicólogo Christopher Chacon, una de las máximas autoridades mundiales en poltergeist, fue contratado para promocionar la película internacionalmente.
- A mitad de los créditos finales hay una escena más, supuestamente humorística.
- La película no tuvo en Estados Unidos un pase previo ante la crítica, por misteriosas razones.
- Estrenada en Estados Unidos y en España el 22 de mayo de 2015.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra