Decidido a recuperar a su amado hijo Carlo, Geppetto, un padre dolorido, y también excelente carpintero, tala un pino alto y solitario para convertirlo en una marioneta: la viva imagen de su hijo perdido. Y cuando la compasiva Hada Azul concede a Geppetto su deseo, bautizando a la creación de madera como Pinocho, la marioneta recién tallada cobra vida para curar el corazón roto de Geppetto. Sin embargo, en plena Italia de Mussolini, surgirán problemas.
Dirección: Guillermo del Toro, Mark Gustafson. Producción: Netflix Animation, The Jim Henson Company, Pathé, ShadowMachine, Double Dare You, Necropia Entertainment, Netflix. Productores: Alexander Bulkley, Corey Campodonico, Guillermo del Toro, Lisa Henson, Gary Ungar. Co-productores: Melanie Coombs, Gris Grimly, Blanca Lista. Productor delegado: Jason Lust. Guion: Guillermo del Toro, Patrick McHale, según un argumento cinematográfico de G. del Toro y Matthew Robbins, basado en el libro Pinocchio obra de Carlo Collodi. Fotografía: Frank Passingham. Música: Alexandre Desplat. Montaje: Holly Klein, Ken Schretzmann. Diseño de producción: Guy Davis, Curt Enderle. FX: Jim Henson’s Creature Shop, Mackinnon & Saunders. Intérpretes: Muñecos animados, con las voces (en la VO) de Ewan McGregor (Cricket [Pepito Grillo]), David Bradley (Geppetto), Gregory Mann (Pinocchio / Carlo), Burn Gorman (sacerdote), Ron Perlman (Podesta), John Turturro (dottore), Finn Wolfhard (Candlewick), Cate Blanchett (Spazzatura), Tim Blake Nelson (conejos negros), Christoph Waltz (conde Volpe), Tilda Swinton (Duende de Madera / Muerte), Tom Kenny (Mussolini / hombre diestro / capitán), Alfie Tempest (Carlo / voces adicionales de Pinocchio), Anthea Greco (esposa de Podesta / hija gemela 1 / parroquiana / esposa del dottore), Francesca Fanti (hija gemela 2 / anciana / barrendera), Sandro Carotti (frutero / carnicero), Rio Mangini (molinero / soldado / trabajador en el carnaval), Benjamin Valic (chico confidente / chico que ríe), Sky Alexis (chica joven), Ariana Molkara (chica mayor), Roy Halo (chico joven), Luciano Palmeri (hombre de la barrica / soldado / trabajador en el carnaval), Peter Arpesella (trabajador en el carnaval)… Nacionalidad y año: Estados Unidos, México, Francia 2022. Duración y datos técnicos: 117 min. Color 1.85:1.
Las aventuras de Pinocho no es un libro cualquiera. No se trata de un cuento de hadas para dormir a los niños sino una fábula para despertar a los adultos.
Julio Ocampo.
1). ¿Es Pinocho un relato infantil?
Escrito entre los años 1881 y 1883 por el periodista y escritor italiano Carlo Lorenzo Filippo Giovanni Lorenzini, más conocido como Carlo Collodi, Las aventuras de Pinocho (Le avventure di Pinocchio, 1883) es uno de esos casos en donde la historia original se ha visto fagocitada por su posterior adaptación al cine. Nos referimos, por supuesto, al clásico animado Disney de 1940, que se encargaría de perpetuar una versión suavizada y más políticamente correcta del relato en el que se inspira.
¿Es Pinocho un cuento infantil en torno a la importancia de la obediencia para convertirse en un ser humano pleno? No hay más que echar un vistazo a opiniones vertidas en las redes para constatar, no sin cierto estupor, que así es como lo siguen interpretando muchas personas. Empezando, claro está, por el propio Guillermo del Toro, recién estrenado en el mundo de la animación con su propia y muy personal versión de la historia, co-dirigida junto con el animador Mark Gustafson:
Carlo Collodi junto a su creación
Casi todos las demás [versiones de Pinocho] tratan de la obediencia y la nuestra se trata de desobediencia, porque es un factor principal para convertirse en humano. Y cómo convertirse en humano no significa cambiarse a uno mismo o a los demás, sino comprender. El primer paso hacia la conciencia y el alma para mí es la desobediencia. Es la diferencia entre ideas e ideología. Y la idea se construye a partir de la experiencia, la compasión y la comprensión. Y la ideología es algo que te dan y te dicen que la obedezcas ciegamente.
Del Toro parte de esta premisa a la hora de reinterpretar la historia de Pinocho desde esta loable aunque también desacertada reivindicación del desacato, cambiando el trasfondo sociopolítico original que vio nacer el relato por el de la Italia fascista encabezada por el dictador Benito Mussolini. En un país donde todo el mundo se comporta como sumisos títeres y adláteres del régimen fascista, el pequeño muñeco de madera, Pinocho, deberá aprender lo que significa ser humano desde la sana desobediencia.
Llegados a este punto, convendría que nos planteáramos si esa era, realmente, la intención de Carlo Collodi cuando pergeñó su gran clásico universal. No son pocas las reseñas que estoy viendo, al fin y al cabo, que no tienen miramientos en encumbrar al Pinocho de Guillermo del Toro como la mejor adaptación que se haya hecho nunca de la historia. Desde mi punto de vista, para que una adaptación pueda ostentar semejante distinción, es condición sine qua non que ésta respete totalmente la visión y el espíritu de la obra original, lo cual claramente no es el caso.
2). Pinocho y la masonería
¿Qué sabemos realmente de Pinocho y de su autor? Cuanto más dispuestos estemos a profundizar en ello más capaces seremos de vislumbrar toda la plétora de lecturas, simbolismos y matices que hacen de ésta una obra de y para iniciados en los grandes misterios de la alquimia humana. Como afirma Manly Palmer Hall, y aquí anida la gran tara de la muy pueril y superficial versión de Guillermo del Toro, «el trabajo de Lorenzini no era meramente político. Sus escritos, en especial Le avventure di Pinocchio, contenía una gran cantidad de aspectos metafísicos que a menudo son pasados por alto por los lectores modernos».
En su excepcional artículo titulado «La autopsia de Pinocho», Julio Ocampo nos enseña hasta qué punto nos encontramos ante «una novela iniciática cargada de propósitos, alegorías, tinieblas, jeroglíficos y oportunidades. Un mensaje espiritual que invita al desarrollo personal, a remover las aristas del alma». Por supuesto, es hija de su época, en tanto que Collodi la publicó en el marco de una Italia recién unificada, totalmente liberada del yugo de la Iglesia y los reinos feudales.
Un clásico símbolo de la masonería
En esa nueva Italia que estaba gestándose, la francmasonería, liderada por uno de los principales artífices de la unificación de Italia, Giuseppe Garibaldi, tendría un papel clave. La masonería es una organización internacional humanista, jerárquica, iniciática, de carácter secreto (cuasi-hermético), fundamentada a partir de un sentimiento de hermandad entre los hombres. Dicha institución promovería el estudio filosófico del ser humano, de las ciencias y las artes, el progreso social y el desarrollo tanto moral como espiritual del individuo.
Giuseppe Garibaldi
¿Cuál es la relación entonces entre la masonería y Pinocho? No son pocos los autores que confirman la vinculación entre ambos, empezando por Cecilia Gatto Troechi, antropóloga de la universidad de Perusa e investigadora del relato de Collodi, según la cual Pinocho no sería más que un texto masónico y las peripecias de la marioneta, «una perífrasis de libros típicos del esoterismo». Según el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española, Collodi fue un masón que «buscó retratar la necesidad del cultivo de la sabiduría en el camino de la realización humana».
Por su parte, en su ensayo Pinocchio, mio fratello, el francmasón italiano Giovanni Malevolti nos revela que, aunque no pueda encontrarse ningún tipo de registro oficial que lo corrobore, la iniciación de Carlo Collodi en la masonería es algo reconocido universalmente y a lo que a menudo se hace referencia. Incluso los que dudan que Carlo Collodi fuera masón, como es el caso de Bernardino Fioravanti, bibliotecario del Grande Oriente de Italia, la más antigua obediencia masónica del país, sí admiten que fue un férreo defensor de la cultura masónica, como así lo demuestra el uso frecuente en su obra de la numerología, el psicoanálisis, la alquimia, el simbolismo y el esoterismo.
En cualquiera de los dos casos, esta vinculación del autor con la francmasonería resultaría esencial para comprender y desentrañar la esencia de un relato, el de Pinocho, que no estaría especialmente dirigido a un público infantil, sino adulto, y que se articula en torno al concepto del homúnculo, encarnado en el personaje protagonista del niño de madera que anhela convertirse en un niño de verdad, en una profunda metáfora de la alquimia humana.
Alquimista creando un homúnculo
Como explica Malevolti, «Hay dos maneras de leer Las aventuras de Pinocho. La primera es la que yo llamaría “profana”, donde el lector, muy probablemente un niño, aprende acerca de los contratiempos de la marioneta de madera; la segunda es una lectura desde un punto de vista masónico, donde el profundo simbolismo completa, sin sustituirla, a la narración simple y lineal de los acontecimientos». Esto implicaría que, dentro de su aparentemente simple, a la par que, en ocasiones, perturbadora narrativa superficial, la cual puede ser comprendida y disfrutada por la mayoría, anidaría oculto todo un subtexto esotérico, reservado únicamente para aquellas otras personas con el conocimiento necesario para desentrañarlo.
En su acertada exégesis del relato original, Julio Ocampo nos enseña que «Las aventuras de Pinocho podrían leerse en clave iniciática —a través del error y la penitencia— en busca del fuego sagrado, el yo superior, el tercer ojo (Pin-occhio; Ojo-pineal o parietal), dando como resultado final un niño renacido de las peores miserias humanas: el egoísmo, la avaricia y la insatisfacción».
El tercer ojo
Fioravanti, por su parte, intuye que en la marioneta de madera se encuentra «una especie de alegoría del ser inferior aún puro, sin pulir, sin tallar, condenado a morir joven», mientras que el personaje de Pepito Grillo representaría una encarnación del superyó, la consciencia superior que indica al niño el camino de rectitud que debe seguir para sublimarse en un ser renacido, trascendido y avanzado espiritualmente.
Como explica Palmer Hall: «De la misma manera que los masones representan el proceso de la iluminación por la transformación de la piedra en bruto en una suave, Pinocho comienza su viaje como una pieza de madera en bruto y tratará de suavizar sus bordes para finalmente convertirse en un niño de verdad. Nada es sin embargo entregado a él. Un proceso de alquimia interior debe tener lugar con el fin de que sea digno de la iluminación. Él tiene que ir por la vida, luchar contra sus tentaciones y, usando su conciencia (encarnado por Pepito Grillo), tendrá que encontrar el camino correcto».
El «Pinocho» de Disney
3). Acerca del Pinocho de Guillermo del Toro
El gran problema del Pinocho de Guillermo del Toro es que se queda en la lectura superficial del relato, lectura que él lleva a su terreno, a conveniencia, para sazonar el relato con denuncias y proclamas políticas que estaban totalmente ausentes en la obra original. No solo es incapaz de ver más allá, sino que además tergiversa la esencia de la historia de Collodi. ¿La mejor adaptación de Pinocho, dicen? Nada más lejos de la realidad, por desgracia.
Uno de los momentos más significativos del relato de Pinocho transcurre durante su estancia en la Isla del Placer, un lugar sin escuelas (por ende, sin opción al conocimiento) y sin leyes (por ende, sin moral) en donde los niños pueden entregarse a toda clase de placeres terrenales. Como nos explica Palmer Hall, dicho lugar «es una metáfora de la vida del “profano”, caracterizada por la ignorancia, la búsqueda de la gratificación instantánea y la satisfacción de los impulsos más bajos de cada uno».
Al apelar a dicha satisfacción inmediata de sus impulsos más primarios, los niños se convierten en esclavos que pueden ser fácilmente manipulados por los demás. ¿Os suena de algo esta alegoría? Los niños se ven así privados de cualquier posibilidad de transmutar su plomo en oro y ascender en el camino espiritual, iniciando así un proceso inverso de involución que culmina en la animalización de niños en burros. Burros sin consciencia, que pueden ser explotados fácilmente por los de arriba, en otra clara alusión a esas masas aborregadas y esclavizadas a las que posteriormente harían referencia otros autores como Aldous Huxley y George Orwell.
Este capítulo tan importante del relato original es, incomprensiblemente, reemplazado en la versión de Guillermo del Toro por otro en donde los niños son llevados a lo que parece ser un campo de entrenamiento para la batalla al servicio de los designios del Partido Fascista mussoliniano, en una muy cuestionable decisión de guion que favorece la visión politizada de Guillermo del Toro, pero que echa por tierra, una vez más, la profunda carga metafísica de la obra original.
Llegamos así al que, sin lugar a dudas, constituye el momento cumbre de todo el relato, la secuencia en donde Pinocho se sumerge en las aguas indómitas de su mundo emocional para ser engullido por una gran ballena, aquí convertida en una especie de monstruo marino antediluviano, en lo que constituye la iniciación final de nuestro protagonista, a la búsqueda de su demiurgo creador. Deberá descender a los infiernos durante tres días con sus tres noches y escapar de la oscuridad de la ignorancia, simbolizada por el vientre de la ballena, para alcanzar la luz espiritual, en una clara alusión a la historia del profeta Jonás.
Después de esta iniciación, que termina en su muerte, Pinocho «sale de la tumba resucitado, como Jesucristo. Ahora es un “niño real”, un hombre iluminado que rompió las ataduras de la vida material para abrazar a su ser superior. Pepito Grillo recibe una placa de oro macizo de las hadas, lo que representa el éxito del proceso alquímico de transformación de la conciencia de Pinocho de un metal crudo en oro». (Palmer Hall).
Para Fioravanti, «la muerte es el cambio definitivo. Purifica porque significa renacer». Pinocho necesita pasar por ese umbral para renacer en un niño real. Desgraciadamente, y en otra incomprensible decisión de guion, en esta pésima adaptación perpetrada por Guillermo del Toro Pinocho no deja nunca de ser un niño de madera, por lo que esa transmutación, esa transformación alquímica nunca llega a mostrarse. El Pinocho de Del Toro va evolucionando internamente, pero esa evolución no llega nunca a propiciar el cambio alquímico de la materia, no alcanza a plasmarse en el medio físico, motivo por el cual nunca llega a completarse.
La suya es, tristemente, una versión muy poco fiel y superficial del clásico de Carlo Collodi; una que no aspira a bucear en las profundidades de la historia, optando en todo momento por permanecer en una indolente superficie en donde el discurso político y la pueril reivindicación de la desobediencia se convierten en el principal reclamo argumental, intelectual y espiritual de la película. ¿Versión fiel, dicen? ¿Hemos visto la misma película?
Aunque el personaje de Gepetto sí está muy bien caracterizado, el personaje del hada azul, que encarnaría a la figura materna que nunca tuvo Pinocho, es reemplazada por una suerte de criatura alada cuasi-seráfica e inexpresiva a la que pone voz Tilda Swinton. Me gusta mucho el diseño del personaje, muy en consonancia con el bestiario al que nos tiene acostumbrados su director, si bien se aleja bastante, una vez más, del referente literario que adapta, en donde aparece caracterizada como una niña de cabello turquesa. Ambos, Gepetto y el hada, «ejemplarizan la parte masculina y femenina, respectivamente, que cada individuo presenta en su complejo espíritu. Representan el amor desinteresado e innegociable, claves para el gran objetivo masónico: conocimiento, consciencia, aceptación, cambio». (Julio Ocampo).
Es una pena que, como adaptación, el Pinocho de Guillermo del Toro sea tan decepcionante. Y es una pena porque, como carta de amor al cine de animación y, más en concreto, a la técnica del stop motion que tanto se echa de menos en el apático cine animado de Hollywood actual, esta nueva versión sí que supone un rotundo triunfo técnico y artístico. Es, de hecho, el único apartado al que no podría ponerle ninguna pega. Visualmente, este Pinocho es una película exultante que embelesa al espectador gracias a su exquisita atención a los detalles. Sería injusto por mi parte no valorar los años de trabajo y dedicación invertidos para hacer de ésta una obra artesanal de primer nivel. Lo es.
Sin embargo, la contribución musical me resultó tremendamente anodina. La banda sonora corre a cargo de, claro está, el muy insulso y sobrevalorado Alexandre Desplat, que no consigue aportar ni un ápice de la emotividad que reclama la historia. El hecho de que, además, y para más inri, la película esté concebida como una suerte de musical, salpicada aquí y allá por números musicales a cada cual más lánguido y mortecino, no ayuda tampoco a que la historia avance al ritmo que debería. Como consecuencia, esta historia moldeada al antojo de Guillermo del Toro deviene, por momentos, insólitamente aburrida.
4). Conclusión
Visto a través de los ojos de un iniciado, la historia de Pinocho, en lugar de ser una serie de aventuras al azar, se convierte en una alegoría espiritual profundamente simbólica (…) Carlo Collodi, escribió un cuento moderno de iniciación, que es el aspecto más importante de la vida masónica (…) Los esfuerzos por alcanzar un mayor nivel de espiritualidad a través del mejoramiento de sí mismo es un tema universal encontrado en la mayoría de las religiones.
Palmer Hall.
Espero haber ayudado, con este texto, a desentrañar los secretos ocultos detrás de la historia de Pinocho, secretos que son necesarios para valorar adecuadamente cualquier adaptación de la obra de Carlo Collodi. Desde mi humilde punto de vista, por más que el Pinocho de Guillermo del Toro suponga todo un triunfo técnico y artístico sin precedentes como película de animación, como adaptación supone una tremenda decepción.
Al final, y por más que intenten convencernos de lo contrario, ni es una película tan oscura como la pintan ni tampoco, válgame dios, la versión más fiel jamás creada a partir del relato original. Tal y como están las cosas, dicho mérito seguirá recayendo en la muy superior (y mucho más adulta, digan lo que digan) versión acometida por Matteo Garrone en el año 2019, la cual constituye el complemento ideal al clásico de Walt Disney de 1940. Lo pergeñado por Guillermo del Toro no deja de ser más que un rutilante envoltorio sin mucha sustancia. O, como dicen en la lengua de Shakespeare, style over substance.
Anécdotas
- En 2022 fue premiada como mejor película de animación por las siguientes asociaciones o festivales: Atlanta Film Critics Circle, Boston Online Film Critics Association, Chicago Film Critics Association, Dallas-Fort Worth Film Critics Association, Los Angeles Film Critics Association, Philadelphia Film Critics Circle, Phoenix Critics Circle, Southeastern Film Critics Association y Washington DC Area Film Critics Association.
- Rodada con un presupuesto estimado de 35 millones de dólares.
- Hasta el momento, la película en stop-motion de más larga duración.
- El 10 de noviembre de 2017, Guillermo del Toro anunció que el proyecto se había cancelado. Sin embargo, el 22 de octubre de 2018 Netflix anunció que Del Toro había sido contratado para dirigir una adaptación en stop-motion de Pinocho, y el propio realizador tuiteó un arte conceptual que compartía diseños de personajes idénticos a los de su proyecto original de Pinocho.
- A diferencia de la mayoría de las versiones de Pinocho, que tienen lugar en la Italia de 1880, Guillermo del Toro decidió ambientar esta versión en la Italia de 1930, bajo el gobierno de Benito Mussolini y el Partido Nacional Fascista.
- Cuando la película aún estaba en fase de producción, Guillermo quería que John Hurt pusiera voz a Geppetto, lo que supondría su tercera colaboración juntos. Pero, lamentablemente, John falleció el 25 de enero de 2017 antes de poder empezar a trabajar. Fue sustituido por su compañero de reparto en Harry Potter David Bradley, que también había sustituido a John para el papel de Abraham Setrakian en The Strain (2014), otra producción de Guillermo del Toro, después de que John llamara a Guillermo y le dijera que estaba enfermo.
- Alexandre Desplat hizo que todos los instrumentos de las sesiones de grabación de su partitura fueran de madera.
- Durante los primeros compases de la producción de la película, se barajó la posibilidad de que los actores Christopher Walken, Daniel Radcliffe y Tom Waits pusieran sus voces en el filme, pero abandonaron debido a conflictos de agenda y a que la producción de la película pasó a Netflix.
- Estrenada en Estados Unidos, de forma limitada, el 11 de noviembre de 2022, y de igual modo en España el 25 de noviembre. Después ha tenido una distribución generalizada a través de Netflix desde el 9 de diciembre.
Bibliografía
Las aventuras de Pinocho; por Carlo Collodi; traducción de Miquel Izquierdo Ramón; ilustraciones de Helena Pérez. Barcelona: Alfaguara, 2020. Colección: Alfaguara Clásicos. T.O.: Le avventure di Pinocchio (1883).
Bibliografía adicional recomendada
«La interpretación esotérica de Pinocho»; por Frabreum. En https://es.paperblog.com/la-interpretacion-esoterica-de-pinocho-1004483/
«La autopsia de Pinocho»; por Julio Ocampo. En https://www.jotdown.es/2020/07/la-autopsia-de-pinocho/?fbclid=IwAR0HorKvyxMHRfKD71UPEExT5EO_eNIDZu4gD8oUeLH4dKwg4Q4BBMlUnfQ
Luis Rodríguez (Sevilla. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra