Han pasado cuatro años desde que en Corea del Sur estallara un holocausto zombi. Ahora, una cierta cantidad de gente ha logrado escapar de allí y vivir de refugiados en distintos lugares del planeta, mientras que otras personas quedaron atrapadas, una vez la comunidad internacional decidió pasar de ellas. Un grupo de surcoreanos que viven en Hong Kong son contratados para regresar y rescatar un camión que portaba una gran cantidad de dinero.

Dirección: Sang-ho Yeon. Producción: Next Entertainment World, RedPeter Film. Productor: Dong-ha Lee. Co-productor: Yeon-ho Kim. Guion: Sang-ho Yeon, Ryu Yong-jae. Fotografía: Hyung-deok Lee. Música: Mowg. Montaje: Jinmo Yang. Diseño de producción: Mok-won Lee. FX: Hyo-kyun Hwang, Tae-Yong Kwak, Hee Eun Lee (efectos de maquillaje), Jung Hwang-su (supervisor de efectos visuales). Intérpretes: Dong-won Gang (Jung Seok), Lee Jung-hyun (Min Jung), Re Lee (Jooni), Hae-hyo Kwon (anciano KIM), Min-Jae Kim (sargento Hwang), Kyo-hwan Koo (capitán Seo), Do-yoon Kim (Chul-min), Ye-Won Lee (Yu Jin), Daniel Joey Albright, Si-Won Cha, Pierce Conran, Terri Doty, Geoffrey Giuliano, Christopher Gordon, Yeon-hee Hwang, Kyu-baek Kim, Tae-joon Kim, Milan-Devi LaBrey, John D. Michaels, Bella Rahim, Jang So-Yeon… Nacionalidad y año: Corea del Sur 2020. Duración y datos técnicos: 116 min. color 2.39:1.

 

La película Train to Busan (Busanhaeng, 2016) supuso un soplo de aire fresco dentro del subgénero de cine de zombis debido a su atractivo diseño de personajes y del dinámico envoltorio cinematográfico en el cual se hallaba apostado. La precuela aparecida muy poco después, Seoulyeok [dvd/bd: Seoul Station, 2016], supuso un retroceso cualitativo, al no saber aprovechar las posibilidades, tanto narrativas como por la técnica de animación, que permitían cosas que económicamente no eran viables en imagen real, y se perdía en una historia no demasiado bien hilvanada y con muchos puntos muertos (nunca mejor dicho). Ahora, tras un amplio espacio de tiempo, nos llega esta secuela, debida al mismo cineasta de las otras dos, Sang-ho Yeon. En ese lapso ha dirigido otra película más, Yeom-lyeok (2018), cuya sinopsis es la que sigue: “Después de beber agua de un manantial de montaña, un guardia de seguridad de un banco obtiene superpoderes telequinéticos, que deberá usar para salvar a su hija de una empresa de construcción malvada, adoptando las tornas de un superhéroe”. No se estrenó en España, y en otros muchos países se ha visto directamente a través de plataformas televisivas; no inspira excesiva confianza el escaso eco que despertó. Máxime cuando, tras ver Península (Train to Busan 2 / Busanhaeng 2: Bando, 2020), de nuevo se confirma la enorme flojedad de los resultados.

El arranque del film no está mal: vemos un cuerpo en pésimo estado tendido al borde de una carretera, y cuando parece que se trata de un cadáver, de pronto se mueve, confirmando que se trataba de un zombi. Por allí pasa un coche en el que viajan un militar, su hermana, el marido de ésta y el chaval pequeño. Se dirigen a un lugar del que escapar, y en el camino deben hacer oídos sordos a un matrimonio con una niña pequeña que les piden llevarles con ellos. Al fin llegan a un barco, que va a abandonar el lugar con refugiados, y de pronto entre ellos estalla una crisis zombi. Espectacular, pero uno se pregunta: ¿qué clase de controles hacen los militares a la subida en el barco de los viajeros? Si uno intenta obviar ese detalle, hay a continuación una escena no del todo mal resuelta. Lo peor viene después.

Han pasado cuatro años y en Hong Kong los refugiados survietnamitas son tratados como apestados. Estos, por su parte, tampoco intentan demasiado acoplarse al ambiente, y van paseando por las calles como si de una banda de traficantes se tratara. En ese entorno, a ese grupo se les plantea la opción de regresar al infierno para recuperar un camión con mucho dinero en su interior. Y uno se pregunta: ¿no había otra opción argumental para volver a ese ambiente zombi? En fin, uno intenta obviarlo, una vez más, y se dispone a experimentar no el qué cuentan, sino el cómo.

En cuanto la acción se centra en la Península lo poco que quedaba de interés se desmorona y nos hallamos en una especie de parodia de Mad Max II mezclada con zombis. En la ciudad en ruinas sobreviven dos grupos humanos: por un lado, los típicos malencarados, que matan sin compasión a quien se les cruce por el camino, y por otro una familia compuesta por una mujer y una niña repelente (aquellas a las que no quiso el protagonista recoger en la carretera, tiempo atrás), más una chica mayor y un abuelete igualmente insoportable.

Si en la película originaria existía de manera subterránea un discurso humano, donde se plantea que el modo de sobrevivir consiste en permanecer unidos y ayudarnos unos a otros, en la precuela teníamos un discurso social, con el grupo de mendigos por un lado y las facciones que representan las fuerzas del orden por otro. Aquí, se podría ampliar la tónica hacia un discurso político, donde el propio título, Península, describe el lugar de acción, centrándose en toda Corea, y dividiendo los grupos humanos, acaso, en la parte norte y sur y lo que representan. Sin embargo, todo está planteado de un modo muy pueril, a tal punto que es imposible tomárselo en serio.

El resto de la película, pues, se dirime entre esos bandos, con escenas de acción aparatosas y personajes sin el menor atractivo, y el resultado tiene un nivel que ni el peor direct-to-dvd anglosajón. Además, los actores son pésimos, cuando en ese aspecto la película original tenía muy buen nivel, destacando en especial los que hablan en inglés, que parecen haber sido reclutados en una academia de lengua, primer curso, antes que en una academia de cine. Al final del film tenemos, al igual que en la otra película, escena lacrimógena, y además por duplicado, pero dada la nula empatía que despiertan los personajes la desconexión con las escenas es completa. Cuando comentamos Train to Busan nos congratulábamos del descubrimiento de su director. Después del flojo nivel de Seoul Station y el pésimo de la presente cabe plantearse si no fue todo un espejismo. En este caso, los insistentes comentarios sobre la mediocridad de la presente eran del todo merecidos. Habrá que explorar, al menos, un film anterior de Sang-ho Yeon que tiene buena fama, The Fake (Saibi, 2013), que se estrenó aquí casi de tapadillo.

 

 

Anécdotas

  • Título en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay: Estación Zombie 2: Península. Títulos en México: Train to Busan 2 / Estación zombie 2: península.
  • En 2020, en los premios de la Korean Association of Film Critics fue premiada en las categorías de mejor fotografía y efectos visuales. Ese mismo año, la Korean Film Producers Association premió el sonido y los efectos visuales. En los premios Buil Film se premió a la estrella más popular (Dong-won Gang) y la actriz secundaria (Re Lee) y tuvo candidaturas a mejor actor secundario (Kyo-hwan Koo), fotografía y efectos visuales. En los Australian Academy of Cinema and Television Arts fue nominado como mejor film asiático.
  • Secuela de Seoulyeok [dvd/bd: Seoul Station] (2016) y Train to Busan (Busanhaeng) (2016), ambas de Sang-ho Yeon.
  • Estrenada en Corea del Sur el 15 de julio de 2020. En España se estrenó el 23 de abril de 2021.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra