Un joven cowboy conoce a una chica durante una noche en la ciudad. En pleno episodio pasional, el joven es mordido por ella. Lo que parece un simple bocado tendrá funestos resultados, ya que, sin saberlo, él se está convirtiendo lentamente en una criatura de la noche.
Dirección: Kathryn Bigelow. Producción: F/M Entertainment, Near Dark Joint Venture. Productor: Steven-Charles Jaffe. Co-productor: Eric Red. Productores ejecutivos: Edward S. Feldman, Charles R. Meeker. Productores asociados: Mark Allan, Diane Nabatoff. Guion: Kathryn Bigelow y Eric Red. Música: Tangerine Dream. Fotografía: Adam Greenberg. Diseño de producción: Stephen Altman. Montaje: Howard E. Smith. FX: Gordon J. Smith, Derek Howard (efectos de maquillaje). Intérpretes: Adrian Pasdar (Caleb Colton), Jenny Wright (Mae), Lance Henriksen (Jesse Hooker), Bill Paxton (Severen), Jenette Goldstein (Diamondback), Tim Thomerson (Loy Colton), Joshua John Miller (Homer), Marcie Leeds (Sarah Colton), Kenny Call (sheriff), Ed Corbett (vendedor de tickets), Bill Cross (sheriff Eakers), Troy Evans (policía), Thomas Wagner (barman), Roger Aaron Brown, Thomas Wagner, Robert Winley, James Le Gros, Jan King, Danny Kopel, Billy Beck, S.A. Griffin, Bob Terhune, William T. Lane… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1987. Duración y datos técnicos: 94 min. Color 1.85:1.
La directora del presente filme, Kathryn Bigelow, tiene el honor de ser la única mujer, hasta la fecha, que ha ganado un Óscar a la mejor dirección de una película, con En tierra hostil (The Hurt Locker, 2008). Antes había dirigido un buen puñado de películas, muchas de ellas dentro de las coordenadas del cine de género. Con The Loveless (1982), su debut como cineasta, y co-dirigida con Monty Montgomery, nos narraba una historia de motoristas ambientada en los años cincuenta, en la que algunos vieron una especie de revisitación, en clave efectista, de Salvaje (The Wild One, Laszlo Benedek, 1953). Ella se volvió a poner tras las cámaras cinco años después, y junto a Eric Red comenzaron a escribir un western, pero se dieron cuenta de que necesitaban introducirlo en un envoltorio más llamativo, algo más comercial; así nació la idea de sumergir la historia dentro del mundo de las sombras.
Con respecto a la mitología del vampiro tradicional en las películas, la directora de Acero azul (Blue Steel, 1989) y Eric Red intentaron concebir una propia. Eliminaron una serie de constantes como las cruces, los ajos, las estacas o el de no hacer mención alguna a los espejos. Curiosamente, la palabra “vampiro” no es nombrada durante toda la película. El acto de vampirizar a otra persona parece ser presentado como una consecuencia irremediable de la atracción sexual, que podría entenderse como una metáfora del SIDA (idea que ya parecía sobrevolar en la cinta interpretada por Catherine Deneuve y David Bowie). Y señala al amor verdadero —aquel que muestra Loy por su hijo, y luego, el propio Caleb por Mae— como vía de salvación. La milagrosa idea de curar a un vampiro mediante la transfusión viene de la novela de Drácula, de Bram Stoker. Cabe apuntar que, pocos años atrás, Tony Scott había actualizado el universo vampírico con la estimulante El ansia (The Hunger, 1983), centrándose principalmente en las relaciones que mantenía una hermosa vampira inmortal con sus amantes, y filmada con una estética cercana al videoclip. El mismo año que se estrenó Los viajeros de la noche también lo hizo Jóvenes ocultos (The Lost Boys, 1987), de Joel Schumaker, un filme con varios puntos en común en cuanto a la trama, pero de tono bastante diferente, más juvenil, y con un resultado menos interesante.
Nos encontramos ante una road-movie, con look de western y ciertas influencias del cómic, —arropada de una lograda atmósfera, gracias a una estupenda fotografía de Adam Greenberg, y una sugestiva como extraña banda sonora, obra de Tangerine Dream, que parece subrayar la naturaleza singular de los peregrinos— y cuyo acercamiento al cine de Peckinpah es más que evidente: todo el tema de los tiroteos, el uso de la cámara lenta, las fugas de luz a través de los agujeros que provocan las balas o ese grupo de forajidos siempre en fuga. Curiosamente, la escena del tiroteo en el motel recuerda mucho a una escena de Forajidos de leyenda (The Long Riders, 1980), película de Walter Hill que precisamente ya bebía del universo del cineasta de Grupo Salvaje (The Wild Bunch, 1969). Sin ser tan peckinpahniana como la anterior, el suceso en el bar muestra a las claras la crueldad de casi todo el grueso del grupo, y donde destaca especialmente la de Severen, que actúa como si encontrase en un parque de atracciones.
En ese nuevo núcleo familiar, cada miembro parece tener su propio dilema, una suerte de infierno personal en el que están sumergidos cada uno de sus miembros. Por un lado, tenemos a Jesse, el cabeza de familia y el más que plausible creador de las misma, que junto a Diamondback —a la que la convirtió muchos años atrás—, a pesar de su crueldad, parecen arrastrar cierta melancolía, quizás debido a esa querencia por ser una pareja normal a la luz del día. Luego está el bajito Homer, un adulto encerrado en el cuerpo de un niño, que convirtió a Mae, siendo rechazado luego por esta como compañero. La propia Mae parece añorar también su vida anterior, un tema que deja caer cuando conversa con Caleb. Por último, Severen, que parece el único que se halla verdaderamente cómodo con su naturaleza maldita, y no tiene ningún tipo de remordimientos por las atrocidades que lleva a cabo, e incluso se deleita con ellas. Irónicamente, tras el ingreso de Caleb en el mundo de la oscuridad, el protagonista parece ganar más un padre que perderlo. Por un lado, mantiene a Loy, su padre biológico, como esa figura paterna diurna preocupada por hallarle, mientras que Jesse pasa a ocupar el rol de padre nocturno. Sus enseñanzas se asemejan a las de los animales. La naturaleza es cruel y Caleb tiene que aprender a matar por sí solo para poder sobrevivir. Curiosamente, la primera vez, y única, que Caleb se gana la admiración de toda su nueva familia es aquella donde arriesga su vida para salvar las del resto del grupo.
Nos topamos con algunos momentos atractivos, como aquel donde un estupefacto Caleb regresa a su casa al amanecer, tras haber sido mordido por Mae, envuelto en una nube de humo; u otro donde los cuerpos del grupo van incendiándose levemente ante los primeros rayos de sol, mientras intentan forrar las ventanas del vehículo de turno. En el debe tenemos momentos de excesiva obviedad. Por ejemplo, aquella escena donde Mae ofrece su propia muñeca para saciar la sed de Caleb, mientras de fondo contemplamos una serie de máquinas extrayendo de los pozos —no se queda en ese evidente, aunque prudente, plano general, sino que se enfatiza añadiendo un plano detalle con las mismas—. O ese montaje paralelo entre el momento donde Mae le intenta explicar a Caleb que debe matar para poder alimentarse junto a aquellos planos donde vemos cómo lo hace cada uno del grupo. En resumidas cuentas, nos encontramos ante una película que vista desde una perspectiva algo desapegada de la etiqueta de “película de culto”, no anda ni cerca de esa joya que muchos parecen proclamar, ni de ese ejercicio vacuo con envoltorio preciosista, como la tildan otros.
Anécdotas
- Título en Argentina, Chile, México, Perú y Uruguay: Cuando cae la oscuridad.
- Ganadora en el Festival Internacional de Cine de Bruselas del Cuervo de Oro para K. Bigelow. Ese mismo año, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la nominó al premio Saturn en las categorías de mejor película de terror, director(a), actor secundario (B. Paxton), actriz secundaria (J. Goldstein) y mejor interpretación juvenil (J. J. Miller).
- El presupuesto estimado es de cinco millones de dólares.
- Johnny Depp y D. B. Sweeney optaron al papel de Caleb. A Michael Biehn le ofrecieron el rol de Jesse Hooker, pero lo rechazó porque no le gustó el guion.
- El paisaje de apertura se filmó en las afueras de Phoenix, en una pequeña ciudad llamada Coolidge. La directora comentó sorprendida al respecto: «El paisaje era sombrío, pero a la vez de un gran valor dramático».
- Tendría que haber sido verano en las escenas iniciales, pero se filmó durante el invierno. La pobre Jenny Wright en camisa sin mangas mantuvo el tipo como pudo.
- La primera reacción de Caleb ante la mordedura de Mae, la de estar envuelto en humo, se rodó gracias al apoyo de una máquina de humo móvil que tenía debajo de su ropa.
- La escena del bar se filmó cerca de Magic Mountain, en Newhall Ranch. Se construyó el bar desde cero, a sabiendas que tenían la intención de destruirlo. Es la escena más complicada de la película y es la que tardó más en rodarse.
- El propio Bill Paxton es el que ideó el robo de las gafas de sol, así como la línea de diálogo: «¡Odio que no se hayan afeitado!», cuando está haciendo de las suyas en el bar.
- El actor que da vida al tipo del bar con el que se enfrenta Severen es el mismo que sale en Terminator 2, al que Arnold le roba la ropa y la motocicleta (Robert Winley).
- Estrenada en Estados Unidos el 3 de octubre de 1987, en Nueva York. En España se estrenó el 12 de junio de 1989.
- Dentro del grupo de caminantes de la noche podemos identificar hasta tres de los integrantes del reparto de Aliens, el regreso (Aliens, 1986) —no olvidemos que James Cameron mantenía una relación sentimental con la directora de La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012) en aquella época—. No se queda ahí la relación con la película del director de Terminator (The Terminator, 1984), sino que hay una clara alusión a la misma, al verse anunciada en la marquesina de un cine, cuando Mae y Caleb pasean por una pequeña localidad.
Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España).
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra