Emilio Palomos trabaja para Don Alberto, quien le invita, junto a su esposa Virtudes, a pasar la noche de los Santos Inocentes en su chalecito, donde convive con su esposa Elisa y su tía Mercedes. Todo parece indicar que será una velada sencilla, pero Don Alberto tiene pérfidos planes para con la sencilla pareja. Todo comienza con una propuesta de juego, donde uno debe asesinar a otro montando un crimen perfecto, y los demás deberán averiguar lo acontecido por medio de pistas.

Dirección: Fernando Fernán Gómez. Producción: Estela Films. Director de producción: José María Rodríguez. Guion: Fernando Fernán Gómez y José María Rodríguez Méndez, según la obra teatral de Alfonso Paso. Fotografía: Emilio Foriscot. Música: Daniel White. Montaje: Rosa G. Salgado. Diseño de producción: Augusto Lega. Intérpretes: José Luis López Vázquez (Emilio Palomos), Gracita Morales (Virtudes Palomos), Mabel Karr (Elisa), Fernando Rey (Don Alberto), Julia Caba Alba (tía Mercedes / Serafina), Manuel Alexandre (Eugenio Martínez), Antonio Almorós (inspector), Xan das Bolas (taxista), José Villasante, Cayetano Torregrosa, Ángel Cabezas, Enrique Soto… Nacionalidad y año: España 1964. Duración y datos técnicos: 89 min. B/N 1.66:1.

 

Alfonso Paso Gil (1926-1978) fue un prolífico y exitoso autor teatral, famoso en especial por sus comedias, aunque también escribió sainetes dramáticos, tragedias y obras de denuncia social. Su padre era Antonio Paso y Cano, dramaturgo y libretista de zarzuelas, y su madre la actriz Juana Gil. Su primera comedia fue Un tic-tac de reloj (1946), y en un inicio buscó un tipo de teatro comprometido, si bien con el tiempo fue haciéndose inmensamente popular: en 1968 tenía siete obras simultáneas representándose en Madrid. Además, fue el primer autor español que se representó en Broadway, con El canto de la cigarra (1963) ―llevada al cine por José María Forqué en 1980―, y fue premiado con infinidad de galardones, entre ellos el premio Carlos Arniches, por Los pobrecitos (1957), o el Álvarez Quintero de la Real Academia Española, por El cielo dentro de casa (1960) ―adaptada como Navidades en junio (1960) por Tulio Demicheli―.

Los Palomos debutó el 10 de enero de 1964 en el Teatro de la Comedia de Madrid, llegó a contar con doscientas cincuenta representaciones, tuvo dirección de José Luis López Vázquez y protagonismo de él mismo y Gracita Morales, acompañados de Carmen Carbonell, Gemma Cuervo, Carlos Muñoz, José María Prada, José Bastida y Agustín Povedano. Como puede comprobarse, igual pareja protagonista que el film. Ignoro cuántas veces harían pareja en teatro. En cine aparecieron juntos muchas veces, aunque no como dúo, desde su coincidencia por primera vez en el film 091: Policía al habla (1960), de José María Forqué, y su primer protagonismo compartido fue en Chica para todo (1963), al que siguieron, entre otros, Operación secretaria (1966), Crónica de nueve meses (1967), 40 grados a la sombra (1967), Operación cabaretera (1967) y ¡Cómo está el servicio! (1968), todas de Mariano Ozores, o Un vampiro para dos (1965) ―con Fernando Fernán Gómez haciendo de no muerto― y Sor Citroen (1967), ambas de Pedro Lazaga.

Parece ser que la película ofrece pocos cambios con respecto a la obra de teatro, añadiéndose, como es de rigor, escenas de exteriores ―o en la oficina al inicio― para airear el conjunto. El film fue concebido, como es lógico, para explotar el éxito previo de la obra teatral. Esta vez, sin embargo, la dirección pasó a manos de Fernando Fernán Gómez, más experimentado en estas lides, quien incorporó en el reparto a algún actor habitual en su filmografía, caso de Manuel Alexandre o determinados secundarios. Fernán Gómez, pues, sirve con fidelidad a los postulados de la empresa, en especial dejando que López Vázquez y Gracita Morales expongan libremente el tipo de humor y estilo interpretativo tan característicos en ellos. Pese a la evidente estructura teatral, el film posee un gran ritmo y vigor, salvo un momento determinado, con la llegada de la policía, donde pierde cierto fuelle.

López Vázquez borda su personaje, al inicio un pelota servil y baboso que, poco a poco, va desvelando una personalidad más despierta. Mientras, Gracita Morales se muestra como una mujer inculta y despistada, que hasta equivoca las palabras, pero, de igual modo, mostrará no poca perspicacia en las artes deductivas a lo Perry Mason. La pareja que conforman Fernando Rey y Mabel Karr aparecen adecuadamente estirados y prepotentes. Sin embargo, lo mejor de la película, en el plano interpretativo, lo ofrecen, por un lado, la siempre espléndida Julia Caba Alba, en un papel doble, además, y sobre todo, Manuel Alexandre, como un individuo infeliz que pasa a llamar por teléfono y se ve implicado en el percal de cadáveres que aparecen y desaparecen, mueren y vuelven a vivir, en una clásica comedia de enredo y equívocos, que se desarrolla a velocidad desorbitada.

Dentro de ese espectáculo de humor negro y desvarío, Fernando Fernán Gómez dirige aplicadamente el cotarro, dando ciertas muestras de personalidad solo hacia el final, cuando se intenta desvelar todo, aprovechando los juegos de iluminación y las sombras para otorgar el tenebrismo necesario. Amén de ello, algún movimiento de cámara para enfatizar situaciones concretas, y la música perenne de Daniel White, algo machacona. El resultado, dentro de su sencillez, es un divertimento sano y que hace reír a carcajadas más de una vez, lo cual no es poco.

 

Anécdotas

  • La película consiguió en España una taquilla de 12. 236.960 pesetas, con 674.219 espectadores.
  • En el momento del rodaje, Fernando Rey y Mabel Karr eran matrimonio.
  • Estrenada en España el 2 de noviembre de 1964, en Madrid.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra