Cuando un importante hombre de negocios aparece muerto y descuartizado, un veterano detective descubre que asesinatos similares han estado aconteciendo en Nueva York desde hace tiempo, pero hasta ahora las víctimas eran solo indigentes. Las investigaciones le conducirán hacia ciertas leyendas de los indios.

Dirección: Michael Wadleigh [y John Hancock]. Producción: Film Capital Associates/Warner Bros. Productor: Rupert Hitzig. Guion: David Eyre y M. Wadleigh [y Eric Roth], según la novela El despertar de los lobos (Wolfen) de Withley Strieber. Fotografía: Gerry Fisher. Música: James Horner. Diseño de producción: Paul Sylbert. FX: Carl Fullerton (maquillajes), Robert Blalack (efectos visuales), Michael R. Thomas (efectos gore). Montaje: Marshall M. Borden, Martin J. Bram, Dennos Dolan, Chris Lebenzon. Intérpretes: Albert Finney (Dewey Wilson), Diane Venora (Rebecca Neff), Edward James Olmos (Eddie Holt), Gregory Hines (Whittington), Tom Noonan (Ferguson), Dick O’Neill (Warren), Dehl Berti (indio anciano), Peter Michael Goetz (Ross), Sam Gray (alcalde), Ralph Bell (comisionado), Max M. Brown (Christopher van der Veer), Anne Marie Pohtamo (Pauline van der Veer), Sarah Felder, Reginald VelJohnson, James Tolkan, John McCurry, Chris Manor, Donald Symington, Jeffery Ware, E. Brian Dean, Jeffery V. Thompson, Victor Arnold, Frank Adonis, Richard Minchenberg, Raymond Serra, Thomas Ryan, Tony Latham, David Connell, Jery Hewitt, Roy Brocksmith, Michael Wadleigh, Joaquin Rainbow, Tom Waits… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1981. Duración y datos técnicos: 110 min. color 2.35:1.

 

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No cabe duda de que los inicios de los ochenta fueron años gloriosos para los hombres lobo. Con anterioridad había venido Aullidos, y aún habrían de venir Un hombre lobo americano en Londres y En compañía de lobos. En el ínterin, apareció esta película que hoy está un tanto olvidada, cuando su interés es enorme.

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Su director es Michael Wadleigh, misterioso individuo que solo tiene otra película en su haber como realizador, el mítico documental/concierto Woodstock (Woodstock, 1970) –amén del director’s cut que elaboró de éste en 1995–, e incluso en el caso que nos ocupa sus responsabilidades no fueron al cien por cien: abandonó el rodaje antes de su finalización y parte de la película fue rodada por John Hancock, individuo no menos misterioso aún: podría tratarse del John D. Hancock director del flojo y sobrevalorado film de terror Let’s Scare Jessica to Death [tv: La maldición de los Bishop, 1971] y algunos episodios de las series televisivas Canción triste de Hill Street (Hill Street Blues; 1981-1987) y Dimensión desconocida / Más allá de los límites de la realidad (The [New] Twilight Zone; 1985-1989). Sea como fuere, lo cierto es que Lobos humanos es una de las más atípicas y sugestivas películas de licántropos jamás rodadas; y ni siquiera podría considerase, desde cierto punto de vista, como “una película de licántropos”.

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El título original no se refiere al apelativo alemán para “lobos”, sino que es una contracción de las palabras inglesas “wolf” (lobo) y “men” (hombres); en la edición argentina de la novela el traductor lo vierte como “lobombres”. Pues las criaturas de la película no son los hombres lobo tradicionales (no hay efectos de transformación en el film), sino unas entidades cuasi-metafísicas, una especie de sublimación, de fusión anímica entre el indio norteamericano y el lobo, hasta alcanzar un estadio de semi-divinidad. Es, digamos, la visión metafísica de lo mismo que en la novela de Jack Williamson Darker Than You Think se nos explicaba desde una perspectiva de ciencia ficción.

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La idea planteada sería, por tanto, no un licántropo, sino una manifestación de la espiritualidad del pueblo indio; los lobos habitan en una iglesia abandonada, que representa el reflejo de la espiritualidad de los norteamericanos colonizadores; la unión del hombre con la naturaleza es singularizado por los lobos, por lo cual aquí, lo salvaje, la parte bestial del humano, no es el lado oscuro del hombre, sino su unión con la naturaleza y la tierra. En todo caso se podría decir que son licántropos astrales o mentales, y los indios se convierten en lobos como reflejo de su unión con la naturaleza.

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Esto nos conduce hacia las diferencias con la novela de Withley Strieber, porque el film es una adaptación libérrima: el libro se centra en la lucha de dos policías muy distintos entre sí, George Wilson y Becky Neff, contra unos seres que son lobos casi humanos, tanto en la inteligencia como en el aspecto, siendo una especie híbrida de lobo y hombre, aunque con las características principales del cánido, unos seres que supusieron el comienzo de las leyendas sobre los licántropos. El autor se ciñe más en la orientación policial de la historia que en el aspecto espiritual de los lobos y los humanos; la novela es un excelente relato de policías con toques de terror, mientras que la película se centra más en la interrelación mística del hombre con la naturaleza. Otro de los cambios se refiere a los personajes: ninguno de ellos son como en el libro, sino que son por completo diferentes, aunque lleven unos nombres parecidos. En realidad la novela y la película son distintas entre sí, aunque no se invalidan la una a la otra: ambas son valiosas por sí mismas y crean una curiosa interrelación.

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Wadleigh inicia el film con una escena vertiginosa del asesinato de un importante hombre de negocios, su esposa y su guardaespaldas, junto a un molino de viento que otorga una magistral atmósfera. Rodada con planos subjetivos de los atacantes, por medio de virados y con una steady-cam que por aquel entonces resultaba revolucionaria (en un proceso que se denominó Alienvision, ahí es nada), la escena remite en planificación y uso del elemento criminal como un constituyente artístico al cine de un Dario Argento. Sin embargo, lo que sigue abandona estos derroteros, implicándose más en una investigación pausada y reflexiva que en las tramposas y operísticas elucubraciones del realizador de Milán. Con todo, Wadleigh se permite desarrollar algunas de las escenas más atmosféricas del cine de horror de aquella época, cabiendo sumar a la de la presentación la del acecho en la iglesia en ruinas, todo un prodigio de sugerencia e inquietud.

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Anécdotas

  • Título en México: Wolfen.
  • La novela de a duro de Lem Ryan Sangre bajo la lluvia (1984) es una evidente imitación, no del libro, sino de la película.
  • La Academy of Science Fiction, Fantasy and Horror Films la nominó en 1982 en los apartados de mejor actor, director, guion y film de horror. Ese mismo año, el film recibió el premio especial del jurado en el Festival de Avoriaz.
  • Dustin Hoffman rogó hacer el papel protagonista, pero el director lo rechazó, pues ansiaba trabajar con Finney.
  • Primera película en utilizar el aspecto fotográfico de la termografía visual para representar el punto de vista de un personaje.
  • El montaje original de la película era de cuatro horas y media. El director fue despedido y no tuvo intervención en la versión final. El tráiler del film contiene tomas que no aparecen en el montaje definitivo.
  • Craig Safan compuso la partitura original de la película, pero fue reemplazada por otra de James Horner, quien solo dispuso de doce días para componerla y grabarla.
  • Rodada con un presupuesto estimado de diecisiete millones de dólares.
  • El cantante (y ocasional actor) Tom Waits hace un cameo como el dueño borracho del bar.
  • Estrenada en Estados Unidos el 24 de julio de 1981. En España se estrenó el 14 de mayo de 1982, en Madrid.

 

Bibliografía

STRIEBER, Whitley: El despertar de los lobos. Buenos Aires: Javier Vergara Editor, 1979. Traducción de: Wolfen; 1978.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)