Victor Vincent, antiguo ministro, es chantajeado por Gauthier, un dueño de periódico sensacionalista sin escrúpulos. A cambio de ello, exige casarse con su hija Yvonne, quien está prometida en secreto con Julien. Éste, malinterpretando el distanciamiento de ella, cree que no le ama y va al Moulin-Rouge para huir del pesar. Allí conoce a un extraño científico, el doctor Window. Semanas después, en París circulan dos noticias: la desaparición de Julien, por un lado, y los extraños sucesos que están aconteciendo en la ciudad…
Dirección: René Clair. Producción: Films René Fernand. Productor: Rene Fernand. Guion: René Clair, basado en la novela de Walter Schlee. Fotografía: Jimmy Berliet, Louis Chaix. Montaje: René Clair. Diseño de producción: Robert Gys. Intérpretes: Georges Vaultier (Julien Boissel, el fantasma), Sandra Milovanoff (Yvonne Vincent), Maurice Schutz (Victor Vincent, ex ministro y padre de Yvonne), Albert Préjean (el reportero Jean Degland), Paul Ollivier (Dr. Window), José Davert (Gauthier, periodista y chantajista), Madeleine Rodrigue (Jacqueline, prima de Julien)… Nacionalidad y año: Francia 1925. Duración y datos técnicos: 71/103 min. B/N 1.33:1.
La carrera profesional de René Clair (1898-1981) comenzó con el estudio de filosofía y luego, en la Primera Guerra Mundial, trabajó como conductor de ambulancias, donde sufrió una lesión en la espina dorsal. Conmocionado por los horrores que vio en el frente escribió un volumen de poesías, y de regreso a París comenzó a trabajar de periodista. Su amistad con la cantante de music-hall Damia, para la cual escribió algunas canciones, impulsó a esta a instarle a buscar trabajo en los estudios de cine Gaumont en 1920. Allí trabajó como actor y, después, ayudante de dirección, en unas pocas películas, y saltó a la dirección con el delicioso París dormido (Paris qui dort, 1924), un film de ciencia ficción con ciertos elementos irónicos, al que siguió el corto vanguardista Entreacto (Entr’acte, 1924), muy valorado por los seguidores de esa corriente. Después, dirigiría Le fantôme du Moulin-Rouge (1925), un film muy poco conocido, a tal punto que en muchas fuentes se le califica de comedia ―pues este es el género en el cual, posiblemente, más a gusto se sintió Clair―, cuando no lo es exactamente. En realidad, cabría calificar este film como un melodrama con elementos de intriga y fantasía, y unos pocos recursos humorísticos. Estos son tenues y, por ejemplo, en muchas películas consideradas serias que incluyen algún “alivio cómico”, estos a veces son más abundantes que los que se presentan aquí.
Tras la desaparición de Julien, referida en la sinopsis, el periodista Jean Degland comienza a investigar, y pronto descubre lo que sucedió: el doctor Window, por medio de la hipnosis, ha logrado que Julien desconecte el alma de su cuerpo y vague libre. En este estadio realiza algunas bromas, como son prender fuego al periódico de un hombre que está leyendo en un parque, o dibujar bigotes a la Gioconda en el Louvre. Dejando a un lado estos elementos, o la pelea final, pocos elementos de humor más asaltan el film, que se centra en tres vertientes: la clásica historia de amor, que se ve interrumpida por un equívoco; los planes de chantaje que perpetra el pérfido Gauthier; y la investigación que efectúa Degland de la desaparición de Julien.
Todo ello dispone de un leve tono semejante al de los seriales de la época, como muy bien pudiera ser Los vampiros (Les vampires, 1915), de Louis Feuillade. Precisamente, en los referidos inicios en el cine por parte de Clair, este trabajó como actor en una película del realizador, Parisette (1921). Estos aires de folletín seriado son perceptibles en el personaje del malvado chantajista, así como en la del detective aficionado, el periodista Jean Degland, que muestra unas habilidades excepcionales para trepar por las paredes de las casas y colarse en ellas, y que trabaja en un periódico sensacionalista que decidirá abandonar, asqueado por las tácticas que su dueño emplea.
Vista hoy día, la película, desde luego, ofrece una obvia ingenuidad y una trama sencilla, pero supone un entretenimiento bastante grato, donde Clair, además del guion, realiza el montaje, para el cual aporta ideas visuales muy atractivas, como la escena hipnótica inicial, en el propio Moulin-Rouge, donde en el interior se ofrece la reproducción de un molino con las aspas rodando de continuo. Clair inserta planos cada vez más cortos del protagonista, el molino girando y los ojos del hipnotizador, para implantar el efecto mesmérico. Más adelante, los impresionantes planos de la mirada de Paul Ollivier, el actor que encarna al científico, potenciarán enormemente las imágenes. En cuanto a la proyección astral de Julien, se trata de una sobreimpresión transparente, un espíritu que nadie puede ver salvo el profesor Window, y las travesuras que efectúa el “fantasma” ofrecen unos escasos trucajes por paro de imagen, así como unos abrigos del guardarropa del Moulin-Rouge, que veremos descolgarse de las perchas e irse andando.
Anécdotas
- Título anglosajón: The Phantom of the Moulin-Rouge.
- La película se rodó entre finales del verano de 1923 y principios de 1924.
- Durante su estreno la película fue acompañada por música de Bach, Beethoven, Berlioz y Mozart.
- Estrenada en Francia el 13 de marzo de 1925.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra