Pierre descubre que su padre está detrás de un misterioso culto donde se celebran extrañas ceremonias en las cuales los integrantes visten capuchas y adoran a una hermosa mujer a la que vio morir. Su padre le refiere que es su protegida y aquejada de una ignota enfermedad de la sangre, que provoca que las heridas no la maten.

Dirección: Jean Rollin. Producción: Les Films ABC. Productor: Jean Lavie. Guion: Jean Rollin, Serge Moati. Fotografía: Jean-Jacques Renon. Música: Yvon Gérault. Montaje: Jean-Denis Bonan. Dirección artística: Jio Berk. Intérpretes: Caroline Cartier [acreditada como Christine François] (mujer vampiro), Olivier Rollin [acreditado como Olivier Martin] (Pierre Radamante), Maurice Lemaître (Georges Radamante), Bernard Musson (Voringe), Jean Aron (Fredor), Ursule Pauly (Solange), Catherine Castel [acreditada como Cathy Tricot] (criada de Georges), Marie-Pierre Castel [acreditada como Pony Tricot] (criada de Georges), Michel Delahaye (Gran Maestre), Pascal Fardoulis (Robert), Paul Bisciglia, René-Jean Chauffard, Natalie Perrey, Ly Lestrong, Elisabeth Suiro, Michèle Watrin, Suzanne Fournier, Nicole Isimat, Christine François, Jacques Robiolles… Nacionalidad y año: Francia 1970. Duración y datos técnicos: 85 min. color 1.66:1.

 

Jean Michel Rollin Roth Le Gentil (1938-2010), más conocido simplemente como Jean Rollin, fue un director de cine fantástico francés, conocido en especial por sus películas de vampiras lesbianas. Gran amante del séptimo arte desde niño, con dieciséis años logró un trabajo en Les Films de Saturne, donde efectuaba labores muy distintas… salvo dirigir, que era lo que deseaba. Tras hacer el servicio militar realizó, al fin, su primer corto, Les amours jaunes (1958), en 35 mm. Ya en los sesenta se propuso hacer un largo, pero hubo de abandonar al no lograr presupuesto, y siguió con los cortos y trabajando en el cine profesional en otras labores. En 1964 rodó un mediometraje documental, Vivre en Espagne, en el cual denunciaba el régimen de Franco. Por fin, en 1968, dirige su primer largo, Le viol du vampire [dvd/tv: La reina de las vampiras], también la pionera de su ciclo vampírico, y después vino La vampire nue [dvd: Desnuda entre las tumbas / La vampiresa desnuda; tv: Desnuda entre las tumbas, 1970].

Primer film en color de su realizador, es evidente que decidió volcarse en esa faceta, por lo cual la cinta luce un cromatismo embriagador. De hecho, se apoya de forma particular en ese aspecto, buscando que la estética domine el conjunto, a tal punto que cuida más la concepción formal que la coherencia narrativa, y muchas veces el resultado tiende más a la fotografía de modas que al cine de ficción. Véase, por ejemplo, el plano en que dos muchachas lánguidas están abrazadas a la barandilla de una escalera mientras un grupo de hombres la desciende, o los planos de los hombres con máscaras de animales, que lucen de un modo fascinante, pero que parecen colocados ahí solo por el mero hecho estético.

Como buena película francesa que es, la pedantería y la pretensión domina el conjunto. Se apoya mucho en los desnudos: nada más empezar la película, hay un primer plano de un pecho femenino que se mantiene durante un buen momento, para luego ya alzar la cámara y mostrar el rostro de la mujer… oculto por una capucha. Es decir, Jean Rollin parece decir que le importa más el cuerpo que la persona. Más adelante, bajo el molde de una película de vampiros, oculta un pomposo discurso sobre dimensiones paralelas, la inmortalidad, estados evolutivos del ser humano… Es curioso que todo ello se integre dentro de una composición cinematográfica tan pobre.

Y es que La vampire nue tiene toda la apariencia de una producción amateur engrandecida por una excelente fotografía, y además acompañada por una composición musical de resonancias jazzísticas y experimentales. Y resalta, de modo particular, un reparto imposible, que semeja compuesto por gente encontrada en la calle sin la menor experiencia interpretativa; el protagonista, encubierto bajo el nombre de Olivier Martin, en realidad se llama Olivier Rollin, y es hermano del director. Todos son terribles, y sueltan los diálogos de un modo apático y como en estado de trance.

El guion, que se pretende sorpresivo, está plagado de agujeros, incoherencias y absurdos; por ejemplo, se refiere que las ceremonias se celebran con todo el mundo con el rostro tapado para que la mujer vampiro no vea a los oficiantes y descubra que ella es distinta, cuando es una mujer normal y corriente, hermosa y con un cuerpo apabullante. La vampira, por cierto, no aparece en momento alguno desnuda, más allá de un camisón naranja transparente, que deja al aire uno de los pechos en según qué planos, pues el fallo de rácord es constante. Sí hay desnudos de otras féminas, en especial la muchacha del inicio y el de una chica negra en un largo plano donde se acaricia los pechos, y que no aporta narrativamente nada, a tal punto que se percibe que está colocado ahí por el mero placer exhibicionista.

La película, en definitiva, es mediocre y pretenciosa, pero consigue cierto poder cautivador debido a su referida fotografía ―obra de Jean-Jacques Renon―, la música ―debida a Yvon Gérault―, la estética visual que convoca, un tono que podría ser muy adecuado para un film que plasmara las aventuras de Harry Dickson, por ejemplo, mezclado con un estilo que recuerda al cine de Georges Franju, y cierto aire experimental que acaba adquiriendo la cinta, puesto que en el aspecto narrativo carece por completo de coherencia.

 

Anecdotario

  • Títulos anglosajones: The Naked Vampire / The Nude Vampire.
  • Debut en el cine de las gemelas Marie-Pierre y Catherine Castel, a las que Jean Rollin utilizaría en otras películas. Catherine contó en una entrevista que ocultaron a su madre su participación en las películas de Rollin, ya que incluían muchos desnudos.
  • Primera película en color de Jean Rollin, y primera de sus colaboraciones con el director de fotografía Jean-Jacques Renon.
  • Estrenada en Francia el 20 de mayo de 1970. En España permaneció inédita hasta su edición en DVD por parte de RsR Multimedia en 2004, con un pésimo doblaje y sin subtítulos. 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra