Título: La mirada de las llamas
Autor: Jorge R. del Río
Dibujo de la portada: Juanfra MB.
Pie de imprenta: Sevilla: Isla de Nabumbu, marzo 2020
Colección: Amenazas; nº 4
Genero | materia: terror – fantasía – acción | detectives de lo sobrenatural – licantropía –hechicería – cultos malignos – demonios
Jorge R. del Río nació en Bahía Blanca, Argentina, hace cuatro décadas y algo más. Es el típico fan del cómic y del cine de género, que ha estado mamando desde niño, y su formación se nutre directamente de esa afición, estando influido por las novelas de aventuras de Emilio Salgari, los cómics de Frank Miller y las películas de la Cannon. Empezó a publicar entre finales de 2014 y principios de 2015, con varios relatos en la mítica revista Axxon, y luego en distintas antologías temáticas de la editorial Pulpture, con los cuales también ha publicado dos novelas, La sombra del escorpión en la tormenta, de ambiente samurái, y El doctor Omega y las joyas de la eternidad, de aventuras. En 2016 publicó tres novelas digitales por entregas con Ronin Literario, Muñecas para matar, Largo camino a Redención y Ninja. Le continuó cuatro novelas para Arachne, Natividad de sangre, La noche del jaguar, Cacería humana en San Francisco y El culto secreto. En 2018 apareció Alucina, para Wave Books, en 2019 publica Rapaces: la plegaria del pecador, una novela de acción que homenajea las películas de VHS para Applehead Team, ese mismo año ve la luz un relato de espada y brujería en la antología Líneas de cambio de la editorial Solaris, de Uruguay, y además aportó a la colección «Amenazas» una entrega anterior, el relato “La bestia”, dentro del volumen Tiempo de amenazas (abril 2020), número digital gratuito con motivo del confinamiento. También, junto a los autores Raúl Montesdeoca y Luis Guillermo del Corral, y al ilustrador mexicano Damián Trevo Medra, lleva adelante la colección «¡KUMITE!», una publicación mensual de novelas de artes marciales en formato digital. Además, colabora con el escritor mexicano Paulo Ramírez Villaseñor y el escritor venezolano Guillermo Moreno en la revista digital Quinta Raza, dedicada a la fantasía heroica de distintas culturas, de las que ya llevan tres números: uno dedicado a la fantasía precolombina, otro al género samurái y otro al péplum.
Este es el autor que, ahora, se suma a la saga «Amenazas» con una nueva aportación titulada La mirada de las llamas, ambientada en Granada y que tiene de fondo el tema de la mitología árabe, y en concreto con respecto al ifrit, una especie de genio que es capaz de realizar acciones tanto positivas como negativas, aunque es obvio para el lector de qué tipo de criatura se trata aquí en concreto. Además, este ser es capaz de dominar el fuego, por lo cual queda también evidente que en la trama tendrá especial preponderancia el personaje llamado Correfocs, si bien también confluyen Jorge Caballero, el líder del grupo, así como Román el hombre lobo. Junto a ellos tienen participación un grupillo de marginados sociales que serán los responsables de que todo arranque.
La historia ofrece un gran interés, y el lector se hallará atrapado por el desenvolvimiento de una trama emocionante y que, tal vez, prepondera esta vez un poquillo más la fantasía sobre la acción, lo cual personalmente prefiero. Existe también un intento de otorgar una mayor profundidad a los personajes, y se nos deslizan ciertas pistas sobre el pasado de algunos de ellos, y también sobre el futuro de Correfocs, porque da la impresión, por cierto detalle, que en siguientes novelas lo que aquí le ha sucedido tendrá consecuencias.
Una narrativa límpida, como es norma en la serie, conduce la acción sin quiebros ni complicaciones, derecha al asunto. También nos presenta un nuevo personaje, una periodista que, esperamos, salga en más entregas, y vaya poco a poco enterándose de más detalles. Me recuerda, en cierta manera, a Jack McGee, el personaje del periodista de la serie El increíble Hulk (The Incredible Hulk, 1977-1982), pero con perfiles más positivos. De un estilo literario bien trabajado y con desarrollo de los personajes hábil, La mirada de las llamas supone una entrega de la saga fundamental y que será de interés para todo amante de la literatura de género. Merece mucho la pena.
ENTREVISTA CON JORGE R. DEL RÍO
Has nacido y vives en Bahía Blanca, en Argentina. ¿Cómo viste, de niño y adolescente, todas esas obras que sueles referir como influencias?
Bueno, era otra época y, a falta de videojuegos (no tuve consola ni ordenador hasta la adolescencia) mi principal entretenimiento era la lectura. De clásicos de aventuras (Salgari, Cooper, Stevenson, Dumas, pero principalmente Salgari, a cuyos personajes amaba y amo, ah, mi querido Yáñez de Gomara…) de cómics (ya dije que idolatro a Frank Miller, pero su influencia llegaría más tarde a mi vida, con sus obras para Batman y Daredevil; los primeros cómics que leí, que leía con mi padre, de hecho, eran los argentinos de editorial Columba, publicaciones antológicas donde había de todo: historias de espías (Dennis Martin), de péplum (Nippur de Lagash), aventuras (Dago, Los aventureros), postapocalípticas (Mark). Estas revistas fueron MUY populares en mi país entre los sesenta y los noventa, y yo me crié leyéndolas. Y, por supuesto, el cine de acción y aventuras, en donde la Cannon Films guarda un lugar muy especial. Yo iba, con ocho o nueve años, a ver El guerrero americano, las pelis de Chuck Norris (yo en aquella época ya era practicante de karate, y Chuck era, para mí, un dios entre los hombres) o las de Allan Quatermain con Richard Chamberlain y Sharon Stone (las descubrí antes que las de Indy, y conservo un entrañable recuerdo de ellas) y salía con el cerebro convertido en una olla a presión, bullendo de ideas para historias, que luego probablemente representaría con mis muñecos (G.I. Joes, playmobils o los que tuviera a mano), que más tarde intentaría dibujar en algún primitivo intento de cómic… Una evolución, por llamarlo de algún modo, que en algún momento me dejó delante de una hoja en blanco, con un bolígrafo en la mano y una mente saturada de aventuras y escenas de acción.
Empezaste a publicar relatos en la mítica revista Axxon…
¡Sí! Lo cierto es que durante el instituto había escrito muchos relatos, escribí, a los doce años, una novela de piratas en el Mediterráneo intentando copiar el estilo de Salgari, plagada de errores históricos (por suerte el manuscrito se perdió), después empecé la universidad, después me casé, fui padre, conseguí un trabajo serio y, si bien nunca dejé del todo la escritura, lo cierto es que cada vez fue ocupando menos lugar en mi vida, por razones obvias. Fue allá por el 2014 que descubrí esta revista, donde leí unos cuantos relatos de los que me sorprendió su gran calidad. Sin demasiadas esperanzas, envié un relato de terror sencillo, que imita en parte el estilo de Lovecraft, titulado “Lusca”, y no te imaginas mi entusiasmo cuando me hicieron una devolución, con un par de correcciones. El relato se publicó, mi primer relato publicado (!) y yo conservo una imagen impresa en color de la ilustración que lo acompañó, que me encanta y que, ahora que por fin tengo casa propia, en algún momento voy a enmarcar y colgar en la pared de mi estudio. Ese mismo año publiqué otro relato más, también de terror, “El encargado del archivo”, inspirado en mis inicios en el mundo laboral, una experiencia que puede ser más terrorífica que una misa negra. Después de eso, sobre principios del 2015, quedé seleccionado en la antología Conjura de Pulpture y, a partir de ahí, mi mirada se desvió hacia más allá del Atlántico, sobre todo al tomar contacto con el movimiento de pulp actual, neo pulp, o como se le quiera llamar.
¿En qué área te encuentras más cómodo, la del relato o la de la novela, más o menos larga?
Me gusta mucho lo que normalmente llamamos con los chicos (léase, por los chicos, los autores neopulp españoles con los que tomé primer contacto, que cada uno a su modo me ayudó y aconsejó, y con los que no podría estar más agradecido; no voy a dar nombres, porque son varios y puedo olvidar a alguno, pero ellos saben quiénes son) la “extensión bolsilibro”, es decir, entre 20.000 y 30.000 palabras, más o menos, es decir, unas cien o ciento veinte páginas. Lo justo para introducción, nudo y desenlace, y para contar una historia divertida que se lee de una sentada… Como una peli de videoclub, vamos (de hecho, más de una vez se ha comparado a mis novelas con “VHS en prosa”, incluso mi novela Rapaces para Applehead Team se publicita con esa definición, algo que, para mí, es todo un halago).
Tu obra literaria se puede dividir, a grandes rasgos, en dos materias, la aventura de acción y el género fantástico, que ocasionalmente se cruzan.
Es cierto, pesa mucho sobre mí la influencia del cine y del cómic. También he hecho algo de terror, aunque entraría en el género fantástico… Casi no he hecho ciencia ficción y creo que, cuando lo haga, si es que alguna vez sucede, sería algo tipo space opera o sword and planet, más ficción que ciencia. Mis conocimientos científicos son de una nulidad absoluta, no me veo escribiendo nada de estilo hard, por ejemplo. Y sí, una buena muestra del cruce de la acción con el género fantástico son mis novelas de Sangre bajo la luna, Natividad de sangre y La noche del jaguar (aunque hay otra inédita, que saldrá en algún momento), que combinan el policial urbano con el terror.
De todas tus novelas previas a la que nos ocupa, ¿de cuál te sientes más orgulloso?
Pregunta difícil, ya que es como preguntarle a un padre a cuál de sus hijos quiere más (en mi caso tengo un solo hijo, así que estoy conjeturando). Pero como me cuesta mucho definirme por una, voy a nombrarte a tres y a explicar por qué. De mis creaciones, el personaje al que más apego le tengo, tal vez porque en cierta forma, y pasado por el tamiz de la ficción, es un trasunto mío, es Damon Drake, el artista marcial y protagonista de Cacería humana en San Francisco y El culto secreto, además de otras historias en la colección «¡KUMITE!» Podrías decir que es uno de mis personajes fetiche. Después estoy muy orgulloso de Natividad de sangre, mi primera novela en Arachne, que empecé a escribir casi sin un plan en la cabeza (fiel a mi estilo) y al final todo se fue dando de forma orgánica, y todos los cabos quedaron bien atados de manera casi perfecta. Obtuve muy buenas críticas por ella, y me hizo muy feliz. Y también estoy muy orgulloso de Rapaces, la plegaria del pecador, mi novela para Applehead Team, porque en primer lugar me pude dar el enorme gusto de escribir una película de acción novelada, y en segundo, porque la edición de Pedro Tena y Frank Muñoz es una verdadera delicia, cuidada al detalle, y representa todo el espíritu de un VHS. Un privilegio trabajar con ellos, que, espero, se repita pronto.
Ya colaboraste previamente en «Amenazas» con un relato para una edición especial gratuita. ¿Cómo surgió ese proyecto, cómo te implicaste tú en él, y cómo decidiste abordarlo?
Surgió de improviso, Javier (Alcázar) el editor me contactó para participarme del proyecto (yo ya tenía escrita La mirada de las llamas, y estaba en proceso de corrección, creo) y me dijo que teníamos poco tiempo, me ofreció a uno de los personajes para un relato, Román, el licántropo. En la misma edición especial venía una biografía de Román, y lo cierto es que me terminé enamorando del personaje, me fui al demonio con la extensión (mi relato “La bestia” es el más largo de la antología) y acabé contando una historia con la que he quedado muy conforme. La abordé con tres claras influencias en mente: por un lado, la serie del Increíble Hulk de los setenta, con Bill Bixby y Lou Ferrigno; por otro, una serie de los ochenta que no sé si recordarás, que básicamente era la premisa de Hulk pero con un licántropo, llamada Werewolf, protagonizada por John J. York y Lance Le Gault (el coronel Decker del Equipo A)[1]; y, por último, los comics de La Cosa del Pantano de Allan Moore.
Y después llegó La mirada de las llamas. En primer lugar, ¿cómo te llegó la oportunidad de colaborar en «Amenazas», y qué te interesó de esa saga?
La oportunidad me llegó a través del grupo de Facebook Proyecto Pulp, donde se hizo una encuesta barajando posibilidades de novelas de estilo pulp en la actualidad y ganó el terror / investigación sobrenatural moderna. Se hizo una convocatoria a la que me presenté, por supuesto. Me interesó mucho la idea de un grupo al estilo del que sale en Hellboy (otra saga de la que soy seguidor).
¿Y cómo un argentino ha podido implicarse en una historia ambientada en España, concretamente en Granada?
Leyendo, documentándome, viendo fotografías, webs de turismo, mapas… Hice lo mejor que pude con el material que me suministró Internet, y no creo haberlo hecho muy mal. Como no he viajado mucho por el mundo, es lo que hago cada vez que escribo una historia ambientada fuera de mi país (un lector de Muñecas para matar me preguntó si había estado en Patpong, una de las zonas rojas de Bangkok, ya que él había estado allí y me dijo que mi descripción era exacta, jajaja. Espero no haberlo desilusionado con mi respuesta).
Pues no. Pero tampoco conozco Granada, o sea… ¿Cómo decidiste qué personajes utilizar (aunque uno era obvio) y cuáles dejar ocupados en off en otros menesteres?
Bueno, quería usar a Jorge Caballero, creo que es uno de mis personajes favoritos, junto con Román. De él me atrae el hecho de que, sacando la espada, es un humano normal que solo cuenta con su entrenamiento militar y sus dotes de liderazgo. ¿Sabes a quién me hizo recordar? Al Rick Flagg del Suicide Squad de John Ostrander, otro de mis comics de cabecera. Y a Sergi, bueno… Ta sabes que NECESITABA a Sergi, jejeje. Como no quería meter demasiados personajes, decidí repartir el protagonismo entre esos tres: Jorge, Román y Sergi. Los dos primeros, porque son mis favoritos, y Sergi porque era necesario para la trama.
Hay en la narración un personaje argentino al que no dejas en muy buen lugar y que, además, no para de recibir palos…
¡Jajajajajaj! Pobre, ¿no? En realidad hay un grupo de muchachos que juegan con fuego (nunca mejor dicho) y ninguno acaba bien. Lo cierto es que ese grupo eran los protagonistas de un relato de terror que tenía esbozado, ambientado en Granada, llamado “La invocación”, y el protagonista era un mochilero argentino involucrado en todo ese asunto. Cuando surgió la posibilidad de publicar en «Amenazas», tomé el esqueleto de ese argumento y lo convertí en la base para la investigación de Jorge Caballero y su grupo. Dejé casi intacto al grupo de jóvenes que terminan metiéndose donde no deben y liberando aquello que no debieron liberar.
¿Te vinieron impuestas ciertas cuestiones a la hora de desarrollar la novela, aparte, obvio es, de respetar la continuidad? ¿Te resultó difícil integrarte en ella?
No me costó en lo absoluto, tanto el editor como el que viene a ser el comité editorial de la serie (Raúl Montesdeoca, Xavi Marturet y Javier Arnau, si no me falla la memoria) desarrollaron una “Biblia” del proyecto, con todos los antecedentes, continuidad y tramas a largo plazo. Adecuarme a ello no fue difícil, y tuve total libertad para desarrollar mi historia, cuyas consecuencias también salen reflejadas en Muerte en la niebla, la cuarta entrega, con autoría de Miguel Ángel Naharro.
Después de esto, ¿qué otros proyectos tienes en perspectiva?
Bueno, estoy escribiendo mucho para la colección digital «¡KUMITE!», un proyecto que me entusiasma, y en la que sale una novelette mía cada tres meses, alternando con Raúl y Luis Guillermo, aunque seguramente pronto se nos sume alguien más. Tengo pendiente una continuación de Rapaces con Applehead Team (esto no es secreto, ya que se publicita al final de la primera novela) titulada Rapaces 2: La caza del escorpión, que ya está escrita, así que sólo dependo de los tiempos editoriales. Además, con mis amigos de la revista Quinta Raza, el autor de México Paulo Ramírez Villaseñor y el autor de Venezuela Guillermo Moreno, tenemos ya dos novelas y otra en camino escritas a seis manos de fantasía heroica precolombina, es decir, tomando como base los mitos mayas, aztecas, mochicas, etcétera, pero en un mundo y ambientación original, más o menos como hizo Tolkien con los mitos nórdicos. También tengo un relato pendiente de publicación en la siguiente antología de la editorial Solaris, dedicada al fenómeno Ovni, en mi caso un relato ambientado en la Segunda Guerra Mundial, en el frente del este, que se podría catalogar como un weird war tale. Y, por supuesto, a la espera de poder escribir una nueva novela o relato para «Amenazas», de cuyo mundo y personajes me he enamorado.
Y por último, si deseas añadir algo más…
Nada más, solo agradecer, y pedir disculpas si en algún momento divagué (suelo hacerlo, y me voy por las ramas como Tarzán).
Carlos Díaz Maroto
[1] La serie se emitió en España en algunas cadenas autonómicas (no en TeleMadrid, que me conste), y el episodio piloto además se editó en VHS como La búsqueda de su destino. (Nota del Editor).