París, 1931. Tras la muerte de su padre, Hugo es recogido por su alcohólico tío, que lo lleva a vivir con él, en unos cuartos agregados al gran reloj de la estación de tren de París. Con el fin de retener algo de su padre, Hugo se empeña en seguir arreglando un autómata en el cual aquél estaba trabajando, tras encontrarlo abandonado en un museo, y de vez en cuando roba muñecos mecánicos de una juguetería que hay en la estación para usar las piezas. Esto le pondrá en contacto con el dueño de la tienda, un hombre llamado Georges Méliès.
Dirección: Martin Scorsese. Productores: Johnny Depp, Tim Headington, Graham King, Martin Scorsese para Paramount Pictures, GK Films, Infinitum Nihil. Productores ejecutivos: David Crockett, Barbara De Fina, Christi Dembrowski, Georgia Kacandes, Charles Newirth, Emma Tillinger Koskoff. Guion: John Logan, basado en el libro The Invention of Hugo Cabret de Brian Selznick. Fotografía: Robert Richardson. Música: Howard Shore. Montaje: Thelma Schoonmaker. Diseño de producción: Dante Ferreti. Efectos especiales: Plowman Craven & Associates, Industrial Light & Magic, Lola Visual Effects, Mark Roberts Motion Control, Matte World Digital, Nvizage, Pixomondo, With A Twist Studio. Intérpretes: Ben Kingsley (Georges Méliès), Sacha Baron Cohen (inspector de la estación), Asa Butterfield (Hugo Cabret), Chloë Grace Moretz (Isabelle), Ray Winstone (tío Claude), Emily Mortimer (Lisette), Christopher Lee (Monsieur Labisse), Helen McCrory (mamá Jeanne), Michael Stuhlbarg (René Tabard), Frances de la Tour (Madame Emilie), Richard Griffiths (Monsieur Frick), Jude Law (padre de Hugo), Emil Lager (Django Reinhardt), Ben Addis (Salvador Dalí), Robert Gill (James Joyce), Martin Scorsese (fotógrafo), Kevin Eldon, Gulliver McGrath, Shaun Aylward, Angus Barnett, Edmund Kingsley, Max Wrottesley, Marco Aponte, Ilona Cheshire, Francesca Scorsese, Emily Surgent, Lily Carlson, Frederick Warder, Chrisos Lawson, Tomos James, Ed Sanders… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2011. Duración y datos técnicos: 126 min. color 1.85:1 3D.
Brian Selznick es un premiado escritor e ilustrador de libros infantiles. Su abuelo fue primo de David O. Selznick, mítico productor de Lo que el viento se llevó, entre otras. Publicada en 2007, su novela La invención de Hugo Cabret se llevó al año siguiente la Medalla Caldecott, galardón ya recibido por el autor con anterioridad, así como otros muchos. En todo caso, incluso antes de recibir el premio, Martin Scorsese compró los derechos del libro, encargando a John Logan escribir un guion. El rodaje de la película comenzó en los Estudios Shepperton de Londres en 2010.
A priori, rodar el film en 3D parece una decisión algo caprichosa por parte del director de Toro Salvaje (Ranging Bull, 1980), dado el material «anticuado» del que parte y la nula espectacularidad visual que pudiera ofrecer. Sin embargo, una vez vista la película se antoja del todo coherente tal medida.
Los hermanos Lumière patentaron su invento, el cinematógrafo, el 13 de febrero de 1895 y ofrecieron su primera exhibición pública el 28 de diciembre del mismo año en París. A uno de esos primeros pases asistió Georges Méliès, mago de profesión por aquel entonces, y adivinó las extraordinarias posibilidades de aquel prodigio; o, al menos, eso es lo que refiere la leyenda, lo cual para lo que nos ocupa da lo mismo. Tal como se cuenta en la película, Méliès pidió comprar uno de esos aparatos, pero los Lumière denegaron la oferta, aludiendo que su invento era una mera curiosidad científica y no tenía futuro. Sin embargo. Méliès no estaba de acuerdo, y una vez se hizo con un aparato[1], comenzó a rodar él mismo sus películas. Al principio, imitaba los «documentales» que hacían los Lumière[2], pero poco a poco fue introduciendo historias: primero reconstruyendo los trucos que hacía en su teatro, y poco a poco añadiendo más trama. Podría decirse que Méliès fue el «inventor» del cine como espectáculo y como arte.
Méliès, pues, transformó lo que no era sino una curiosidad científica en una máquina de concebir sueños. Esto lo ha entendido muy bien Scorsese, y ha intentado convertir su película en otro de esos «sueños», pero con las posibilidades del cine de ahora. Pese a que el 3D no es, ni de lejos, una invención actual[3], es ahora cuando ha alcanzado unos logros industriales que pueden ofrecer resultados técnicos y artísticos (si los talentos se aúnan) elevados. En suma, Scorsese ha intenta hacer una película «al modo Méliès» con lo que el actual desarrollo fabril le permite.
La película se inicia con un fabuloso travelling aéreo que termina por entrar dentro de la inmensa estación de tren de París y desfilar entre los múltiples pasajeros y trabajadores. Esta portentosa toma, realizada por la ILM, es el referente por el cual se regirá el film en lo que respecta a la espectacularidad visual que La invención de Hugo detenta. Cada plano, cada imagen, es una virguería técnica, y un simple péndulo puede arrojar una representación hipnótica por medio de la planificación (Scorsese hace uso de muchos picados y contrapicados para potenciar el efecto estereoscópico).
Argumentalmente la película carece de mucha espectacularidad, como se ha dicho, pero la inventiva visual de Scorsese provoca que todo momento sea cautivante, como sin duda lo debieron ser esos primeros films de Méliès en su época (y que, en otro sentido, siguen siéndolo). No es de extrañar que los momentos más arrebatadores, en ese sentido, supongan el flashback que el autor de Viaje a la Luna (Le voyage dans la Lune, 1902) narra sobre sus inicios en el mundo del cine, y que Scorsese rueda otorgándole un cromatismo idéntico al de las películas mudas coloreadas a mano de aquel genio.
La historia es cautivante, aunque para nada, pese a las apariencias, y de proceder de un libro etiquetado como «infantil», es para niños, y muchos de estos (así como muchos adultos) pueden sentirse defraudados e incluso aburridos. La invención de Hugo es un film 3D donde los efectos se han puesto al servicio de la historia, no la historia al servicio de los efectos. Algo muy poco habitual. Hay largas escenas de diálogos, hay desarrollo de personajes… En fin, algo muy distinto a vacuos ejercicios de exhibicionismo técnico como fue la infausta Avatar (Avatar, 2009), de James Cameron —realizador que, por cierto, ha alabado con amplitud la presente, lo cual demuestra que tonto no es—.
Hugo está interpretado por Asa Butterfield, un encantador y talentoso muchachito que protagonizó la comercial El niño con el pijama de rayas (The Boy in the Striped Pyjamas, 2008), de Mark Herman, y que próximamente, al parecer, asomará en la largamente anunciada Ender’s Game, a partir de la novela de Orson Scott Card (y donde, por cierto, volverá a coincidir con Ben Kingsley). Al lado del chaval tenemos una señorita, Chloë Grace Moretz, cuyo talento va a la par y a la que auguro un futuro de lo más brillante, como ya demostró por otra parte tanto en la versión americana de Déjame entrar como en Kick-Ass. Les acompañan el desagradable Sacha Baron Cohen en un papel hecho a su medida (y que ofrece ciertos elementos del inspector Clouseau), un inmenso Christopher Lee en un cometido tan breve como grato (apetecía ver a este soberbio actor en un personaje simpático) y, sobre todo, un excepcional Ben Kingsley como Georges Méliès, en una caracterización que se ve perfecta en todos los sentidos, y que demuestra el enorme talento de un intérprete capaz de aunar en un mismo momento indefensión, tristeza, emoción e ira.
Martin Scorsese, perro viejo ya en esto del cine, puede permitirse ir a contracorriente de lo que se espera en un producto de estas características (aunque ello haya repercutido en un predecible fracaso en taquilla) y ofrecer una obra de arte mimada, destinada más a los cinéfilos que al público convencional, donde apura al máximo los límites de la técnica, recupera la tradición de la magia y la imaginación para el cine, y realiza un ejercicio de nostalgia perfectamente rubricado por unas imágenes inmensas. Y una última cuestión: ¿es La invención de Hugo cine fantástico? Ello nos llevaría a largas discusiones con respecto a la forma y el fondo. Argumentalmente no lo es (aunque «fantasee» con respecto a algunas cuestiones históricas), pero el tratamiento, el tempo, la sensibilidad, la sense of wonder… todo ello transmite las más altas cualidades de lo que se denomina como fantasía.
Anécdotas
- Título de rodaje: The Invention of Hugo Cabret.
- Título en Argentina: Hugo. Título en Chile, Colombia, México y Perú: La invención de Hugo Cabret.
- En los Oscar de 2012 fue galardonada en las categorías de fotografía, dirección artística, efectos visuales, edición de sonido y mezcla de sonido, y fue candidata en las de película, dirección, guion adaptado, montaje, música original y vestuario. También ha recibido otros muchos premios y candidaturas.
- El nombre del historiador cinematográfico René Tabard está tomado del personaje protagonista de Cero en conducta (Zero de conduite, 1933), de Jean Vigo.
- Para interpretar a Méliès Kingsley se inspiró en… Martin Scorsese.
- Scorsese aparece en un cameo, como el fotógrafo en el estudio de Méliès.
- La productora Millimages planea crear una serie de animación en 2D basada en el libro, a emitir a mediados de este año en Francia.
- Estrenada en Estados Unidos el 23 de noviembre de 2011; en España se estrenó el 24 de febrero de 2012.
Bibliografía
La invención de Hugo Cabret: una novela narrada con palabras e ilustraciones de Brian Selznick; traducido por Xohana Bastida. Bohadilla del Monte (Madrid): SM, 2007. Traducción de: The Invention of Hugo Cabret (2007).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] En la película, posiblemente para otorgarle un tono más romántico a todo, se dice que el propio Méliès construyó el aparato pieza a pieza. Sin embargo, la realidad es que se trasladó a Londres y allí compró al inventor Robert W. Paul el aparato que este había patentado como “animatógrafo” en marzo de 1895, una variación que había realizado del kinetoscopio de Edison. En esencia, tanto el invento de los Lumière, como el de Paul en Inglaterra y el de Edison en Estados Unidos (y el de Max y Emil Skladanowsky en Alemania, con su bioscopio) se basan en el mismo principio de la imagen en movimiento, y sigue habiendo discusiones acerca de quién fue el inventor estricto del cine.
[2] Durante mucho tiempo se consideró que los Lumière produjeron solamente documentos de la realidad circundante. Sin embargo, la reciente película ¡Lumière! Comienza la aventura (Lumière!, Thierry Frémaux, 2016) documenta (y nunca mejor dicho) ampliamente sobre sus aportaciones al cine de ficción.
[3] La primera exhibición pública de un sistema de proyección tridimensional fue el 10 de junio de 1915, con los pioneros Edwin S. Porter y William E. Waddell, que presentaron una prueba en sistema anaglífico en rojo-verde. La primera película en 3D con argumento que se exhibió públicamente fue The Power of Love, de Nat G. Deverich y Harry K. Fairall, exhibida en Los Ángeles el 27 de septiembre de 1922 (hoy día perdida). Fue, sin embargo, en los años cincuenta del pasado siglo cuando se creó la primera «fiebre» sobre cine en relieve, debutando con el film de aventuras Bwana, el diablo de la selva (Bwana Devil, 1952), de Arch Oboler, también la primera película estereoscópica en color. Para más información, véase mi artículo «Breve historia del cine en 3D», en la revista From outer Space, nº 2 (marzo 2019).