Ruth Bennett se traslada a vivir a una casa de campo que ha heredado junto a su sobrina Sara. Pronto, en el lugar comienzan a manifestarse extraños fenómenos, tras una sesión de espiritismo que allí celebran, y tanto Sara como Pat, un atento vecino, parecen quedar poseídos por algo que infesta el caserón…

Dirección: John Llewellyn Moxey. Producción: Aaron Spelling Productions para American Broadcasting Company (ABC). Productor: Aaron Spelling. Productor asociado: Steve Kibler. Guion: Henry Farrell, según la novela Ammie, Come Home de Barbara Michaels. Música: Laurence Rosenthal. Fotografía: Fleet Southcott. Dirección artística: Tracy Bousman. Montaje: Art Seid. Intérpretes: Barbara Stanwyck (Ruth Bennett), Richard Egan (Pat McDougal), Michael Anderson Jr. (Stan Whitman), Kitty Winn [acreditada como Katherine Winn] (Sara Dunning), Doreen Lang (Sylvia Wall), Mabel Albertson (Mrs. McDougal)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1970. Duración y datos técnicos: 75 min. color 1.33:1.

 

John Llewellyn Moxey (1925-2019) fue un activo realizador televisivo británico que comenzó su carrera profesional en su país de origen en 1955. En cine efectuó una escasa incursión, con solo siete películas y media, digamos: debutó con The City of the Dead  [tv/dvd: El hotel del horror, 1960], un excelente horror atmosférico de brujería, y en 1966 se encargó de supervisar la versión en inglés de la coproducción entre Alemania y el Reino Unido Circus of Fear / Das Rätsel des silbernen Dreieck (1966), dirigida por Werner Jacobs, siendo esta su última participación en la pantalla grande. En el Reino Unido se puso al cargo de un montón de episodios de distintas series, así Edgar Wallace, Armchair Theatre, El barón o El Santo. En 1967 dirigió el telefilm Dial M for Murder (1967), adaptación de la obra teatral de Frederick Knott que ya abordara con anterioridad Alfred Hitchcock, una coproducción entre Inglaterra y Estados Unidos, y de ahí pasó a participar en el país del dólar, aunque siguió trabajando un tanto en su país. En 1970 se puso al frente de este telefilm, el primero de la tanda de producciones televisivas en ese formato que realizara en Norteamérica de género fantástico, y que le diera una gran fama en esta modalidad entre los aficionados[1].

La casa que nunca muere (The House That Would Not Die, 1970) está basada en una novela, la primera de una trilogía[2], de una muy activa escritora de nombre auténtico Barbara Mertz, y que, además de con ese, ha publicado con los seudónimos de Elizabeth Peters y Barbara Michaels, este último para la obra que nos ocupa. Se ocupa de adaptarla Henry Farrell, también novelista, autor de ¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?, 1960), que se confiaría de llevarlo a la pantalla a Robert Aldrich en 1962, y que, después, se comisionaría del guion de otras películas en igual onda, como Canción de cuna para un cadáver (Hush… Hush, Sweet Charlotte, R. Aldrich, 1964) o ¿Qué le pasa a Helen? (What’s the Matter with Helen?, Curtis Harrington, 1971)[3].

Desconociendo la obra de origen, lo que más llama la atención es la extraordinaria velocidad a la que se desarrolla todo: en hora y cuarto no hay escena que parezca de relleno, y cada plano sirve para hacer evolucionar la historia. Historia, ha de decirse, bastante interesante, dentro de la vertiente de «casas encantadas», aunque no sea el prodigio de la originalidad ni descubra nada nuevo, pero desentraña un atractivo misterio, y dispone de un sorprendente clímax en lo que se refiere a su sencillez y escasa espectacularidad.

Moxey lo dirige todo con solvencia, apoyándose con cierta insistencia en el desenfoque para sugerir el estado anímico de los personajes, los cuales resultan bastante escasos, por cierto, reducidos a los que en la ficha técnica se esbozan, y con algún extra visto de forma lejana en planos de exteriores en la ciudad. Todo se concentra, pues, en un entorno muy concreto, principalmente en la casa y en la del vecino, y ubicándose gran parte de la trama en las reacciones de ese grupo de personas enfrentadas a lo sobrenatural, y que afrontan este sin el menor atisbo de escepticismo —incluso el personaje de Michael Anderson Jr., un estudiante de gran brillantez, comenta en un momento dado que «los fenómenos paranormales están demostrados científicamente», algo que para nada es verdad—.

La gran fuerza del telefilm, aparte de algunos momentos atmosféricos debidos a Moxey, es su excelente plantel interpretativo. Ya todos sabemos el extraordinario talento como actriz que exhibió Barbara Stanwyck. A ella se suma Richard Egan, un galán algo adusto de los años cincuenta, y que por lo general no ha gozado de mucho prestigio, pero que aquí manifiesta su solvencia: da vida a un respetuoso personaje que, en los momentos en que se halla poseído, da auténtico miedo con su expresión de furia. Michael Anderson Jr. es hijo del director Michael Anderson (responsable de La vuelta al mundo en ochenta días o La fuga de Logan, en la cual aparece) y comenzó su carrera de muy jovencito, habiendo expuesto una gran solidez, como demuestra en la presente. Por último, en el papel de sobrina de la protagonista tenemos a una tal Katherine Winn en su debut ante las cámaras; más adelante saltaría a la fama como Kitty Winn en el papel de Sharon en El exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973) y su primera secuela. Aquí da muestras de un extraordinario talento al desarrollar una gran diversidad de emociones, desde el miedo hasta la rabia, y ha de destacarse cómo por medio únicamente de la mirada nos hace conocer si está interpretando a su personaje o a aquel que la posee.

 

 

Anécdotas

  • Exhibida originalmente en la televisión norteamericana el 27 de octubre de 1970. En España se editó en vídeo con el título de La casa que nunca muere, por parte de IVS (Internacional Vídeo Sistemas), en 1984. No tenemos evidencia de su emisión televisiva (agradeceremos información al respecto).

 

Bibliografía

Ammie, vuelve a casa; por Barbara Michaels; traducción de Agustin Gil Lasierra. Sin novedad en el frente; por Erich Maria Remarque; traducción de Ana Cela. Mil flores de primavera; por John Ball; traducción de Alfredo Rubin. Kamante y Lulu; por Isak Dinesen; traducción de Salustiano Masó. Madrid: Selecciones del Reader’s Digest, 1969. Colección: Biblioteca de Selecciones; s/n. T.O.: Ammie Come Home (1968).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] El resto de sus telefilmes de temática terrorífico-fantástica son: El día que requisaron a los niños / Decisión final (The Last Child, 1971), La presencia del diablo (A Taste of Evil, 1971), El vampiro de la noche / Una historia alucinante / Los ojos de la noche (The Night Stalker, 1972), Acoso homicida (Home for the Holidays, 1972), Génesis II (Genesis II, 1973), Extraños hechos de muerte / Extraño asesinato (The Strange and Deadly Occurrence, 1974), ¿Dónde está todo el mundo? / Supervivientes (Where Have All the People Gone, 1974), Conspiración de terror / Secta satánica (Conspiracy of Terror, 1975), Poder sobrenatural (The Power Within, 1979), Sin escapatoria (No Place to Hide, 1981), I, Desire (1982) y Un testigo molesto (The Cradle Will Fall, 1983).

[2] Las otras dos novelas de la saga, llamada Trilogía de Georgetown, son Shattered Silk (1986) y Stitches in Time (1995). La que da origen al telefilm está publicada en español en versión resumida por parte de las Selecciones del Reader’s Digest.

[3] También es autor de la novela How Awful About Allan (1963), que sería adaptada dos veces al formato telefilm con el alemán Horror (Peter Lilienthal, 1969) y Senderos de oscuridad / La noche del juglar / La horrible historia de Allan (How Awful About Allan, C. Harrington, 1970).