España, 1973. Un escritor que tiene una crisis de inspiración decide refugiarse en un pequeño y tranquilo pueblecillo de la sierra malagueña, a ver si ahí halla la inspiración. Pronto percibe, amén de un ambiente hostil, que algo extraño sucede en el lugar. Corre por allí la leyenda del vímero, un monstruo, y alguien tiene encerrado en un cobertizo a un hombre deforme.

Dirección: Macarena Astorga. Producción: Basque Films, Bowfinger International Pictures, Canal Sur Televisión, Casita Colorá Producciones, Crea SGR, Esto también pasará, Hippo Entertainment, Prime Video, Radio Televisión Española, Tondero Producciones para filmax. Productor: Álvaro Ariza. Co-productor: Carlos Juárez. Productora delegada: María Jesús Gutiérrez. Productor ejecutivo: Axier Pérez. Guion: Sandra García Nieto, según su propia novela. Fotografía: Valentín Álvarez. Música: Karin Zielinski. Montaje: Beatriz Colomar. FX: Antonio Naranjo, Daniel Vidal (efectos de maquillaje), Tono Garzón (supervisor de maquillaje de prótesis), Antonio Molina (supervisor de efectos especiales físicos), Carmen García (supervisora de efectos visuales). Intérpretes: Javier Rey (Antonio Prieto), Paz Vega (Berta), Luna Fulgencio (Rosita), Norma Martínez (Justa), Ava Salazar (Sole), Carlos Alcántara (padre Benito), Pedro Casablanc (sargento Mauri), Elvira Mínguez (Carmen), Vicente Vergara (Carmelo), Fernando Tejero (editor), Amparo Alcaraz, Asun Ayllón, Jesús Carroza, Miguel Guardiola, Paula Meliveo… Nacionalidad y año: España, Perú, México 2021. Duración y datos técnicos: color 2.39:1.

 

Debo reconocer que siento especial debilidad por aquellas películas (o relatos) que se centran en reflejar las zonas ocultas de la España rural, las que irradian los miedos atávicos inherentes a nuestro pueblo, lo que vendría a ser el equivalente oscuro, o terrorífico (con elementos fantásticos o no) de La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela o Los santos inocentes (1981), de Miguel Delibes. La casa del caracol (2021) podría catalogarse dentro de esta corriente.

  

Arranca como un drama rural de las características descritas, con un personaje de la ciudad que llega a una localidad cerril para servir de contraposición con el ambiente que allí existe. Así, podría conjeturarse que el protagonista, Antonio Prieto (interpretado por Javier Rey) es un reflejo del propio espectador, pues a través de él visualiza cómo son los caracteres que habitan ese pueblo. Sin embargo, pronto vemos que el personaje del escritor va adquiriendo matices, perfiles. Intenta integrarse en el ambiente del lugar, y para ello es útil Berta (Paz Vega), la mujer que le alquilará La casa del caracol. En este sentido, por cierto, el film está lleno de alusiones: cuando Antonio llega al pueblo, una niña está saltando a la comba y cantando “Caracol…col… col / Saca los cuernos al sol”, y cuando llega a la casa, tanto fuera como en el interior hay montones de alusiones a este animal, tanto en su presencia viva como en representaciones. Si bien, finalmente, no tiene más importancia en la trama más allá de sugerir la estructura laberíntica de lo que acontece.

Pronto, Antonio percibe no solo el talante hostil de los habitantes del pueblo, sino que algo sucede en el lugar. Por las noches oye aullidos de lobos, corre por el lugar la leyenda del vímero, un monstruo que se reencarna en una forma humana la noche de San Juan, y además tienen a un hombre deforme encerrado en un cobertizo desde hace años, cuando mostró un comportamiento agresivo. Todo ello se irá uniendo en una telaraña de sospechas, temores y, finalmente, certezas. Al mismo tiempo, Antonio, después de una llamada inicial a su editor, donde le refiere su crisis de inspiración, parece hallar ésta en el propio pueblo, trasladando a la novela los percances que va viviendo. Sin embargo, llega un momento en el que no sabemos si escribe lo que sucede o sucede lo que escribe…

Todo ello se va manifestando de forma tranquila, sin precipitaciones, a tal punto que sospecho que para espectadores del género que busquen marcha la cinta se hará terriblemente aburrida. En cambio, para mí ese desarrollo calmo, que se fija en los matices y los personajes va introduciéndole a uno sosegadamente en lo que acontece. La realizadora, Macarena Astorga, debuta en el largo de ficción con la presente, tras dirigir dos cortos de ficción y uno documental, y bregarse además dentro del mundo del cine en corto metraje como ayudante de dirección y productora. Aquí demuestra una buena visión para los detalles, sabe conferirle atmósfera al conjunto y se ve como una narradora nata, si bien el final podría aducirse que está sobre explicado, como es norma en el cine más reciente, donde sus creadores parecen dudar de la inteligencia del espectador. Mayor sutileza, solo unos matices de insinuación, hubieran subido la intensidad de todo. Pero lo que queda es una película bastante recomendable para los amantes del género que no busquen morralla facilona.

 

Anécdotas

Título internacional: The House of Snails.

Rodada con un presupuesto estimado de 2.400.000 euros.

Exhibida en el Festival de Málaga el 7 de junio de 2021.

Estrenada en España el 11 de junio de 2021.

 

Bibliografía

La casa del caracol; de Sandra García Nieto. Madrid: The Galobart Books, 2020.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra