Ocho personas son invitadas a pasar un fin de semana en una finca sita en una isla. Sin embargo, uno de ellos es un hombre lobo, y habrá que adivinar de quién se trata…
Dirección: Paul Annet. Producción: Amicus Productions, British Lion Film Corporation. Productores: Max J. Rosenberg, Milton Subotsky. Productor ejecutivo: Robert H. Greenberg. Productor asociado: John Dark. Guion: Michael Winder, [Paul Annett, Scot Finch, sin acreditar], según el relato «There Shall Be No Darkness» de James Blish. Fotografia: Jack Hildyard. Música: Douglas Gamley. Montaje: Peter Tanner. Dirección artística: John Stoll. FX: Paul Rabiger (maquillaje). Intérpretes: Peter Cushing (doctor Christopher Lundgren), Calvin Lockhart (Tom Newcliffe), Marlene Clark (Caroline Newcliffe), Charles Gray (Bennington), Anton Diffring (Pavel), Ciaran Madden (Davina), Michael Gambon (Jan), Tom Chadbon (Paul Foote), Sam Mansaray (mayordomo), Andrew Lodge (piloto), Carl Bohen (primer cazador), Eric Carte (segundo cazador), Valentine Dyall, Annie Ross, Sultan… Nacionalidad y año: Reino Unido 1974. Duración y datos técnicos: 88 min. Color 1.66:1.
Diez años después de la pequeña aportación (en metraje) que supuso Dr. Terror (Dr. Terror’s House of Horrors, 1964), de Freddie Francis, la Amicus tributó su segunda (y última) incursión a la mitología licantrópica con esta flojísima producción que, en un inicio, estaba destinada a la televisión —su estiradísima trama hubiera sido más efectiva en un episodio televisivo de cincuenta minutos—. Sin embargo, Milton Subotsky —co-propietario de la productora— decidió convertirlo en una creación cinematográfica una vez visto el éxito que tenían por la época variadas blaxplotation movies (películas con y para negros), dado el protagonismo de un hombre de color en la historia.
La base, de hecho, provenía de manera lejana en un prestigioso relato del escritor James Blish, «There Shall Be No Darkness», un autor conocido en España principalmente por su novelística de ciencia ficción[1]. El relato —más bien novela corta—, presenta a un grupo de personajes reunidos en la mansión de un rico hombre de negocios, uno de los cuales será un hombre lobo y que habrá de ser descubierto; en el original literario también una de las invitadas resultaba ser una bruja, mas ese elemento fue eliminado del guion definitivo (titulado en su original, a instancias de Subotsky, Kill the Beast), debido a Michael Winder, autor de diversas tramas para la serie televisiva El Santo (The Saint, 1962-1969), quien consideró oportuno ceder a la urdimbre de La bestia de morir una disposición similar, con intrigas, persecuciones, tiroteos y explosiones, lo cual debilita un guion, por lo demás, dilatado de manera notable, en el cual, en esencia, solo tiene interés su primer y último cuarto de hora.
Inclusive a los setenta y cinco minutos de metraje la acción se detiene —más aún, queremos decir— y, durante treinta segundos, con un reloj sobreimpresionado a la manera de los gimmicks de William Castle, se insta al espectador a que repase los sospechosos y adivine quién de ellos es el hombre lobo, algo de gran dificultad, no por la complejidad de la trama, sino porque no ha habido el menor desarrollo de personajes, con lo cual resulta imposible columbrar motivaciones y actitudes secretas.
Del pésimo guion —que acaba siendo una mezcla de Diez negritos con El malvado Zaroff, con un licántropo de por medio— solo resulta reseñable la escena en la cual Peter Cushing, como el arqueólogo aficionado a lo sobrenatural, explica de forma científica la realidad de los hombres lobo, enfermos a los cuales una disfunción de la glándula pineal convierte en bestias.
Si pésimo es el guion, la realización es más floja aún, debida al televisivo Paul Annett, quien acaba por hundir todo el interés de la historia, pues su tratamiento está basado en los más austeros tratamientos descriptivos, con el único elemento vertebrador del zoom en todo momento, semejando el film a las producciones italianas de la época. Únicamente la trama subyacente que se adivina —debida a la historia de Blish— y el magnífico plantel interpretativo consiguen dispensar una apariencia de solidez de la cual el resto de la obra carece.
Anécdotas
- Título en México: La bestia de la luna llena.
- Título en Estados Unidos: Black Werewolf.
- El protagonista original iba a ser Robert Quarry, pero fue reemplazado cuando se optó por la tónica blaxplotation.
- El papel de Caroline Newcliffe se previó para Shirley Bassey, pero no estaba disponible.
- Tony Beckley, John Carson, Michael Gough, Harry Andrews, Bernard Archard, Richard Todd, Patrick Troughton, Geoffrey Bayldon, Francis Matthews, Richard Pasco, Jeremy Kemp, Dinsdale Landen y Joss Ackland fueron considerados para el rol de Bennington.
- Para el papel de Pavel se pensó en Harry Andrews, Michael Gough, Herbert Lom, Patrick Troughton, Peter Arne, Peter Vaughn, Donald Houston, John Carson, Patrick Magee, Donald Pleasence y Charles Gray.
- Hacia 1972 se consideró a Don Sharp para dirigir el film, y Robert Shaw (Tiburón) expresó su interés en protagonizarlo.
- Estrenada en el Reino Unido el 22 de abril de 1974.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] En especial, Un caso de conciencia; traducción de Carlos Gardini. Madrid: Bibliópolis, 2013. Colección: Bibliópolis Fantástica; nº 71. Esta excelente edición incluye tanto la novela corta como su expansión a novela.