La abuela Pilar ha tenido un ataque, y su nieta Susana es llamada a París, donde trabaja exitosamente como modelo, para que venga a Madrid a hacerse cargo de ella. Solas las dos en un piso cercano al Retiro, Susana percibe un extraño ambiente dentro del apartamento, y un comportamiento un tanto variado en la abuela. Y comienza a tener miedo…
Dirección: Paco Plaza. Producción: Les Films du Worso, Apache Films, Atresmedia Cine, Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Scope Pictures, Sony Pictures International Productions. Productor: Enrique López Lavigne. Co-productores: Alejandro Arenas, Sylvie Pialat. Productora delegada: Sandra Condito. Productora ejecutiva: Pilar Robla. Guion: Carlos Vermut. Fotografía: Daniel Fernández Abelló. Música: Fátima Al Qadiri. Montaje: David Gallart. Diseño de producción: Laia Ateca. FX: Sofi Hernández (productora de efectos especiales), Nacho Díaz, Jesús García, Juan Olmo, Rubén Serra (artistas de efectos especiales de maquillaje), Flore Chandes (artista de efectos especiales de maquillaje adicionales), Raúl Romanillos (supervisor de efectos especiales), Digital District (efectos visuales), Thomas Duval, Ferran Piquer (supervisores de efectos visuales), Chrystel Curens (pinturas matte). Intérpretes: Almudena Amor (Susana), Vera Valdez (Pilar), Karina Kolokolchykova (Eva), Marina Gutiérrez (Adela), Berta Sánchez (Susana niña), Alba Bonnin (Eva niña), Gabriela Calonfirescu (Julia), Ileana Wilson (doctora Romero), Chacha Huang, Lle Godoy, Pia Hessel, Marta Crespo, Esther Vaquero, José Gimeno, Pierre-François Garel, Zoe Alayrangues, Pía Laborde-Noguez, Pablo Guisa Koestinger, Michael Collis… Nacionalidad y año: España, Francia, Bélgica 2021. Duración y datos técnicos: 100 min. Color 1.85:1.
Carlos Vermut es un cineasta muy personal, a tal punto que ha sido el guionista de todas sus películas, incluidos los cortos. Esta es la primera vez que escribe con destino al film de otro autor. Hubiera sido interesante conocer las conversaciones entre Vermut y Plaza, para ver cómo se hizo el encargo, cómo se desarrolló ese guion, qué aportó cada uno de ellos…
Paco Plaza, por su parte, es un director que, en ocasiones, ha trabajado también en el guion de sus películas. Dejando a un lado sus cortos, aportó ideas en su debut en el largometraje, El segundo nombre (2002), así como en la trilogía de [REC] (2007, 2009 y 2012) y en la reciente Verónica (2017), sin que sepa hasta qué punto interfiere en la labor guionística. En todo caso, Paco es más bien un hombre de imágenes, y a partir de sus propios inicios lo ha demostrado. Por lo general ha sido bastante ninguneado por la crítica, pese a sus hábiles logros desde los comienzos, pero fue con Verónica cuando empezó a tomársele en serio. Fue ahí donde, en todo caso, a su gran capacidad visual sumó una narración en la cual era posible hurgar y escarbar, en busca de una variedad de lecturas que enriquecían la totalidad del filme. Después de esa especie de descanso dentro de su carrera en el terror que supuso la muy sólida Quien a hierro mata (2019), igualmente terrorífica en otro sentido, ahora ha regresado al género con La abuela (2021), donde recupera ciertas ideas formales y climáticas de Verónica.
Rodada en un Madrid casi invisible, sórdido, la historia se solventa en la práctica dentro de un apartamento entre dos personajes, una abuela y su nieta. La primera ha tenido un ataque y la segunda viene a cuidar de ella. Susana abandona el ambiente cosmopolita de París, donde tiene éxito posando como modelo para una línea de perfumes que se llama Magical Girl (exactamente igual que la película escrita y dirigida por Vermut en 2014, donde también aparece un personaje en condición terminal) y llega a un piso lóbrego, antiguo, llena de ruidos y chasquidos, donde la presencia de la abuela comienza a convertirse en algo inquietante.
La trama, en realidad, es lo de menos en La abuela. Cualquier espectador avezado, que tenga experiencia en el género, puede adivinar con facilidad cómo acabará todo. De hecho, la explicación, susurrada al oído de uno de los personajes justo al final, es superflua, pues subraya en exceso lo que ya se sabe. No es el argumento, es el guion, por un lado, y sobre todo la puesta en escena, lo que conduce una idea sencilla hacia una excelente película.
Así, el guion se detiene en narrar el paulatino proceso de Susana, desde un inicio en el cual llega para ocuparse con un gran sentido de la responsabilidad de su abuela, hasta que comienza a tener dudas sobre su equilibrio mental, cuando percibe ciertos elementos que no parecen normales. Durante un tiempo se jugará, igualmente, con la conciencia de la protagonista: ella tiene una vida, unos compromisos, y se siente en la necesidad de cubrirlos; pero, al mismo tiempo, experimenta ciertos remordimientos por lo que podría verse como egoísmo, y no quiere despreocuparse de una anciana, dejarla abandonada, y regresar al mundo de éxito en el cual vive.
Con ciertos ecos a la excelente Repulsión (Repulsion, 1965), de Roman Polanski, durante parte del metraje también se bosqueja la duda de si lo que acontece, lo que va descubriendo Susana de forma paulatina, realmente sucede o es algo que forma parte de una mente enferma, jugando con la ambigüedad de lo que sobreviene, pues todo lo vemos en exclusiva desde su punto de vista, que no se altera. También existen contactos con otra obra maestra de Polanski, La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968), en lo que respecta a esa manera cotidiana con la cual se introduce en la narración el concepto de la brujería, así como la ambigüedad referida. E incluso se podría rubricar esta serie de citas con el cierre de la trilogía de los apartamentos de Polanski con El quimérico inquilino (Le locataire, 1976), en su ambiente extraño y claustrofóbico, así como en el concepto que es la resolución del film, y que no especificaré en beneficio de futuros espectadores.
Pero es en el aspecto de la puesta en escena donde se plantean las mejores resoluciones narrativas de La abuela. Todo el film se sostiene espléndidamente por medio de una atmósfera enrarecida, malsana, enfermiza. No hay golpes de efectos gratuitos, no hay sustitos que nos hagan respingar en el asiento debido a elementos ajenos a la narración, no hay susto del gato, en definitiva. Todo es a través de la atmósfera, por esos planos largos de pasillos mal iluminados (o, mejor dicho, iluminados del modo estricto y conveniente), de los silencios opresivos, de la música inquietante de Fátima Al Qadiri. De hecho, la música ya formaba parte esencial de Verónica, y aquí la vuelve a emplear Paco Plaza de un modo muy atractivo, utilizando canciones, no tanto como para acompañar o ilustrar como para crear atmósfera. En este sentido es digno de destacar, en un momento dado, el famoso bolero «Reloj», que reproduce distorsionado, creando un ambiente increíble, desazonador.
La abuela es un digno ejemplo de que, en muchas ocasiones, no importa tanto qué se cuenta sino cómo se cuenta. Aquí, por tanto, la puesta en escena es primordial para conformar una joya de muchos quilates. Sin embargo, sería injusto menospreciar la historia por el hecho de ser ya (re)conocida, pues, tal como se ha referido, el modo en el cual Carlos Vermut desarrolla la relación entre los dos personajes protagonistas es fundamental para el propio film, así como la interpretación tanto de Almudena Amor como de Vera Valdez, ésta en el rol de la abuela, y que se pasa gran parte de la cintaa en silencio, pero jugando de un modo extraordinario con la mirada, o a la ausencia de esta. De hecho, la propia Valdez ya es importante dentro de todo el meollo de la historia. Nacida en Brasil como Vera Barreto Leite (Río de Janeiro, 1937), se convirtió en modelo, y fue musa de Coco Chanel, tras trabajar con Elsa Schiaparelli, Pierre Cardin y Christian Dior. Una vez vista la película, su elección tiene más sentido, pese a que como mera presencia tiene una fuerza increíble.
Anécdotas
- Título internacional anglosajón: The Grandmother.
- En los premios Feroz de 2022 fue candidata en las categorías de mejor póster y tráiler. En los Goya es candidata a la música y los efectos especiales.
- Exhibida en los festivales de Donostia (donde hizo su debut el 23 de septiembre de 2021), el BFI London Film Festival, el de Sitges, el de Isla Calavera y en el Torino Film Festival.
- El apartamento donde vive la abuela está situado en la calle Alfonso XII nº 38 de Madrid, muy cerca del Museo del Prado.
- La fecha de estreno original debía haber sido el 22 de octubre de 2021, pero fue pospuesta varias veces debido al covid.
- Estrenada en España el 28 de enero de 2022.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
La vi ayer gracias a tu recomendación.
Me ha gustado mucho. Tiene una atmósfera opresiva que hace que te sientas dentro de la película y la chica actúa fenomenalmente.
Un saludo