Tony Rivers es un adolescente que no para de tener problemas y enfrentamientos debido a su mal genio. Un psicólogo intenta curarle por medio de la hipnosis, haciendo separar su parte animal y furibunda, pero eso provoca que, cuando algo le altera, se convierta en un hirsuto hombre lobo.
Dirección: Gene Fowler Jr. Producción: Sunset Productions para American International Pictures. Productor: Herman Cohen. Productores delegados: Samuel Z. Arkoff, James H. Nicholson. Guion: Herman Cohen, Aben Kandel [acreditados como Ralph Thornton]. Fotografía: Joseph LaShelle. Música: Paul Dunlap. Montaje: George A. Gittens (supervisor). Diseño de producción: A. Leslie Thomas. FX: Phillip Scheer (maquillaje). Intérpretes: Michael Landon (Tony Rivers), Yvonne Lime (Arlene Logan), Whit Bissell (Dr. Alfred Brandon), Charles Willcox [acreditado como Tony Marshall] (Jimmy), Dawn Richard (Theresa), Barney Phillips (detective Donovan), Ken Miller (Vic), Cynthia Chenault [acreditada como Cindy Robbins] (Pearl), Michael Rougas (Frank), Robert Griffin (jefe de policía P. F. Baker), Joseph Mell (Dr. Hugo Wagner), Malcolm Atterbury (Charles Rivers), Eddie Marr (Doyle), Vladimir Sokoloff (Pepe, el bedel), Louise Lewis (director Ferguson), S. John Launer (Bill), Guy Williams (oficial Chris Stanley), Dorothy Crehan (Mrs. Mary Logan), James Best (chico abofeteado en la fiesta), Larry J. Blake (oficial de policía), Larry Carr (buceador), Herman Cohen (hombre con fotos de los crímenes), Steve Conte, Elaine DuPont, Patricia Merlin (Miss Johnson, profesora de gimnasia)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1957. Duración y datos técnicos: 76 min. – B/N – 1.37:1 (formato original) / 1.85:1 – 35 mm.
Durante los años cincuenta del pasado siglo en Estados Unidos se iba implantando poco a poco la televisión en todos los hogares; sin embargo, el cine de serie B (o hasta C o Z) aún tenía una abundante profusión, dado su escaso presupuesto y la amplia afluencia de público juvenil, en especial en los celebérrimos autocines (drive in). Productoras / distribuidoras como la American International Pictures eran auténticas fábricas de cintas de todo tipo para adolescentes: películas policíacas, sobre rock, de pandillas juveniles, del Oeste, de ciencia ficción y, claro está, de terror. Esta barata producción, con siete días de rodaje y un presupuesto de 125.000 dólares, ganó en su primer año una recaudación de dos millones de dólares.
Como realizador se escogió a Gene Fowler Jr., prestigioso montador que ansiaba dar el salto a la dirección. Dentro de este campo, sus mejores films son el presente y I Married a Monster from Outer Space [tv: Me casé con un monstruo del espacio exterior, 1958], amén de algún simpático wéstern. El guion, escrito entre el productor Herman Cohen y su habitual colaborador Aben Kandel bajo el seudónimo colectivo de Ralph Thornton, incidía en elementos que tocaban la fibra del público juvenil de la época: un joven rebelde, huraño e inadaptado (Michael Landon, en una interpretación bastante aceptable), que se veía puesto en duda de continuo por la policía y los padres de su chica.
Este personaje sería el eje sobre el cual rotaría la trama licantrópica, en una especie de variación de la simultánea e inferior Blood of Dracula [tv/dvd: La sangre de Drácula], de Herbert L. Strock: si en el film de Strock una muchacha problemática es hipnotizada por una científica y convertida en una especie de cejudo vampiro, aquí es un joven el hipnotizado por un científico y transformado, por medios muy artificiales, en un hirsuto y dentudo hombre lobo, deviniendo una proyección de la parte animal y primitiva ―en el sentido más literal de ambos términos― que todos llevamos en nuestros genes, conectando de este modo el film también con una exitosa película de la época, The She Creature [tv: La criatura, 1956], de Edward L. Cahn, producto ambas de la moda reencarnacionista propiciada por el caso de Bridey Murphy[1].
Con todo, la influencia más evidente y notoria de I Was a Teenage Werewolf es la excelente Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause, 1955); así, Michael Landon es una proyección de James Dean, y la frustración existencial y social se esboza, literalmente, en una desvinculación con el contexto circundante, asumiendo el personaje de Tony Rivers, literalmente, una forma animal. Claro es que ello es expuesto de una forma muy primaria, y la película de Fowler ni ofrece el tono directo de la obra maestra de Nicholas Ray, ni tampoco posee el aliento poético de ésta. Sin embargo, Fowler consigue una sana inmediatez, una simpática conexión con ese ambiente, por irreal que resultara ―los adolescentes del film son incorporados por actores que abandonaron el acné lustros atrás, y su comportamiento en la escena de la fiesta de Halloween no puede ser menos convincente―, y la magnífica fotografía en blanco y negro de Joseph LaShelle otorga una atractiva plástica al conjunto.
Antológicas han devenido las escenas de la conversión en el gimnasio, al toque de un irritante timbre, o el acecho en los bosques a su primera víctima. Así pues, el hombre lobo de esta película no es producto de una maldición, pese a los comentarios al respecto del supersticioso limpiador inmigrante de la comisaría: era la época de los peligros nucleares, y el cine de terror de aquel entonces procuraba dar una explicación más o menos científica. Por tanto, por medio de una droga y la hipnosis, el joven devendrá en una proyección animal de su rabia interna; esa rabia será de nuevo disparada en la referida escena del gimnasio, donde, al toque de un estridente timbre que tiene justo sobre él, se transmuta a plena luz del día y ataca a la gimnasta que se está ejercitando en el potro (magníficos los planos cabeza abajo del licántropo).
Anecdóticamente, cabe apuntar nuevas apariciones de nuestro hombre lobo adolescente. En la película How to Make a Monster [tv: Cómo crear a un monstruo, 1958], de Herbert L. Strock, un maquillador enloquecido caracterizará a unos jóvenes actores como monstruos para vengarse; uno de los muchachos ―los productores querían de nuevo a Michael Landon, pero éste ya había firmado para la exitosa serie de televisión Bonanza― será maquillado exactamente igual a la película que tratamos. En 1987, Michael Landon, ya encumbrado como estrella televisiva, en su serie Autopista hacia el cielo (Highway To Heaven, 1984-1988), ofreció una especie de secuela, escribiendo, dirigiendo y protagonizando el episodio «Yo fui un hombre lobo maduro» («I Was a Middle-Aged Werewolf»), un especial para Halloween. En 1990, la mini-serie televisiva It (Eso) / It (La cosa) (It), de Tommy Lee Wallace, basada en la celebérrima novela de Stephen King, ofrece uno de los miedos atávicos de uno de los protagonistas, que no es sino el monstruo de la película que comentamos. Por último, en 1992 Samuel Z. Arkoff (propietario, junto a James H. Nicholson, de la AIP), anunció un remake, e incluso se llegaron a efectuar castings, pero el proyecto no pasó de ahí.
Anecdotario
- Título de rodaje: Blood of the Werewolf.
- Título en Argentina: El monstruo adolescente. Título en México: Yo fui un hombre lobo.
- El rodaje comenzó el 14 de marzo de 1957. Entre los lugares de filmación están las famosas Bronson Caves y el Big Bear Lake.
- Según el productor Herman Cohen, Jack Nicholson fue rechazado para el papel principal porque «no daba el tipo». La verdad, en esa época parecía menos adolescente aún que Michael Landon.
- Estrenada en Estados Unidos el 19 de junio de 1957, en programa doble con la simpática Invasion of the Saucer Men [tv/dvd: La invasión de los hombres del espacio, Edward L. Cahn, 1957]. En España permaneció inédita en cines, pero se ha emitido por televisión unas cuantas veces; primero se emitió como El hombre lobo en la segunda cadena de TVE el domingo 20 de septiembre de 1970, dentro del espacio «Desde mi butaca», y después como Yo fui un hombre lobo adolescente, también por la segunda de TVE, el miércoles 4 de septiembre de 1991, a las diez de la mañana.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] El tema de la regresión hipnótica para explorar vidas pasadas de supuestas reencarnaciones estaba muy de moda en aquella época, debido al caso de Bridey Murphy, profusamente documentado. Existe, entre otros, un interesante libro sobre el suceso, La búsqueda de Bridey Murphy (The Search for Bridey Murphy) de Morey Bernstein, y en la época se hizo una película basada en el libro, The Search for Bridey Murphy (1956), de Noel Langley, con Teresa Wright y Louis Hayward.