Londres está conmocionado por una serie de atroces crímenes. En el último acontecido, a una muchacha le fueron enviados unos binoculares que, al arrimarlos al rostro, despidieron unos cuchillos que penetraron en el cerebro. El escritor especializado en crónica negra Edmund Bancroft echa en cara a Scotland Yard su ineficacia. En su mansión dispone en el sótano de un Museo Negro provisto de armas de crímenes famosos, y tiene un ayudante, Rick, pusilánime y al que domina.

Dirección: Arthur Crabtree. Producción: Carmel Productions, Merton Park Studios para Anglo-Amalgamated Film Distributors. Productores: Jack Greenwood, [Samuel Z. Arkoff, sin acreditar]. Productor delegado: Herman Cohen. Guion: Herman Cohen, Aben Kandel. Fotografía: Desmond Dickinson. Música: Gerard Schurmann. Montaje: Geoffrey Muller. Dirección artística: C. Wilfred Arnold. FX: Jack Craig (maquillaje). Intérpretes: Michael Gough (Edmond Bancroft), June Cunningham (Joan Berkley), Graham Curnow (Rick), Shirley Anne Field (Angela Banks), Geoffrey Keen (superintendente Graham), Gerald Andersen (Dr. Ballan), John Warwick (inspector Lodge), Beatrice Varley (Aggie), Austin Trevor (comisario Wayne), Malou Pantera (Peggy, compañera de piso de Gail), Howard Greene (Tom Rivers), Dorinda Stevens (Gail Dunlap), Stuart Saunders, Hilda Barry, Nora Gordon, Vanda Godsell, Gerald Case, Geoffrey Denton, William Abney, Howard Pays, Frank Henderson, Garard Green, Ingrid Cardon, Emile Franchelm Joe Beckett, Richard Caldicot, John H. Watson… Nacionalidad y año: Reino Unido 1959. Duración y datos técnicos: 79 min. color 2.35:1.

 

Primera película británica de Herman Cohen, después de efectuar en Estados Unidos How to Make a Monster [tv: Cómo hacer un monstruo, Herbert L. Strock, 1958] para la American International Pictures, en el aspecto legal el film es inglés, pero se hizo con un ojo puesto en su distribución norteamericana (también por parte de la AIP), y de hecho Samuel Z. Arkoff actuó como productor en la sombra. Cohen refiere que la idea le vino tras leer un artículo sobre el Museo Negro de Scotland Yard, una colección de memorabilia criminal instalada en los cuarteles generales de la Metropolitan Police Service londinense hasta principios del siglo XXI.

 

El museo surgió en Scotland Yard en algún momento de 1874, a partir de la colección de bienes de los presos reunida a raíz de la Ley de Confiscación de 1870 y destinada a ayudar a la policía en su estudio del crimen y los delincuentes. En principio no era oficial, pero se convirtió en un museo de esta índole, aunque privado, en 1875, con un inspector de policía y un agente asignados al servicio. No estaba abierto al público, sino que se utilizaba como colección didáctica para los reclutas de la policía y solo podían acceder a él los implicados en asuntos legales, la realeza y otras personalidades. El museo, que ahora se encuentra en el sótano del edificio Curtis Green (el actual New Scotland Yard), permanece cerrado al público, pero puede ser visitado por los agentes de la Policía Metropolitana y de cualquiera de los cuerpos policiales del país con cita previa.

Pese a ese acceso privado, Cohen logró, por medio de un contacto, acceder a las dependencias (o, al menos, eso afirma) y a partir de lo visto esbozó una sinopsis y luego, junto a su colaborador habitual Aben Kandel desarrolló el guion. La mitad del presupuesto para el film fue proporcionado por la distribuidora británica, Anglo-Amalgamated, y la otra mitad por la AIP. Como realizador se contó con Arthur Crabtee, un realizador veterano británico, que había sido responsable de un film prestigioso como fue su debut, La madona de las siete lunas (Madonna of the Seven Moons, 1945), pero aquí fue requerido por la labor que realizara en la cinta de ciencia ficción Fiend Without a Face [tv: Monstruo sin rostro, 1958]. «El precio era el adecuado, y el viejo necesitaba un trabajo y lo contraté», recordó Cohen. «Y era exactamente lo que quería y necesitaba como buen artesano»[1]. Esta sería su última película.

Horror en el museo negro / Los horrores del museo negro (Horrors of the Black Museum, 1959) podría decirse que es un psycho-killer y, en muchos aspectos, presagia personajes como Jason Voorhes, quien para cada asesinato se provee de un instrumental retorcido y macabro, siendo en este caso el arma más llamativo unas pinzas para sujetar y arrastrar los bloques de hielo, de uso común en aquel entonces. El criminal aquí, por supuesto, es también un psicópata, interpretado de forma excelsa por Michael Gough. No destripo nada, puesto que queda evidente desde el mismo inicio, aunque en el aspecto narrativo se tarde un poco en dejar claro.

Vive a costa de los crímenes, literalmente: es escritor y periodista de éxito especializado en la crónica negra, colecciona adminículos propios para cometer crímenes, y con el fin de retar a Scotland Yard y alimentar su inconmensurable ego perpetra él mismo asesinatos. Es curioso el hecho de que asista al médico, quien le informa que tiene una alteración, la cual se da cuando se produce un homicidio, y entre cuyos síntomas se presenta una subida excesiva de la tensión. Es decir, cometer sus maldades le altera físicamente, es una especie de emoción, una subida de adrenalina. Otra forma de satisfacer sus pulsiones anormales, sin duda, consiste en el modo que tiene de dominar a Rick, su secretario, un muchacho algo cohibido, que no es capaz de replicarle a su jefe. Luego nos enteraremos de que le usa inclusive para los asesinatos.

Se da el curioso hecho de que el film ofrece una subtrama fantástica. Entre la ingente cantidad de complementos que Bancroft dispone en su museo hay un frasquito con un misterioso líquido. Llega a mencionar de forma explícita al doctor Jekyll y míster Hyde, e inyecta ese fluido en Rick, aunque tardará en hacer efecto. La conversión en una especie de Hyde parece una inclusión de última hora, para darle algo de gracia al conjunto: si se eliminará el resto del film no sufriría el mejor perjuicio, y acaso acrecentaría más la dependencia de Rick con su jefe: el dominio sería mayor, y no estaría justificado al hallarse drogado.

La película ofrece un tono de cinta policial británica clásica, con una especial predilección por los elementos macabros y sádicos. Después, la subtrama jekyllyana interna el film en el halo paracientífico. La fotografía es debida a Desmond Dickinson, uno de los mejores especialistas en la materia del cine británico, y que participaría con abundancia en las producciones de Cohen. Proporciona al film un tono saturado, esplendoroso, que de alguna manera la interna en un territorio de irrealidad. Es digna de destacar la escena que transcurre, dentro de la feria, en el Túnel del Amor, donde la oscuridad se ve violentada por focos de colores intensos.

Horror en el museo negro es una película pequeñita en todos los sentidos (dura solo hora y cuarto), sin pretensiones, sencilla. No tiene más ambición que resultar un entretenimiento agradable (en su contexto) para los aficionados al cine macabro. No hay otra cosa, y lo que se consigue, en este sentido, está logrado. Recomendable para amantes del género.

 

Anecdotario

  • Título alternativo: Crime in the Museum of Horrors.
  • Título en Argentina y México: Horrores del museo negro.
  • En España se registró para su estreno por parte del Ministerio de Cultura como Horror en el museo negro, y así constaba en la publicidad, en los pósteres y en los cines, pero luego, sobre la copia exhibida estaba impreso el título de Los horrores del museo negro.
  • El rodaje tuvo lugar hacia octubre de 1958, en los estudios Merton Park, de Merton, Londres.
  • Para aumentar la recaudación, Herman Cohen produjo la película de bajo presupuesto y en pantalla ancha anamórfica The Headless Ghost (1959) para que sirviera como elemento secundario de un programa doble.
  • El jefe de producción del film es el posterior director Jim O’Connolly (El circo del crimen, para Cohen, El valle de Gwangi, La torre del mal).
  • Herman Cohen quería a Vincent Price u Orson Welles como protagonistas, pero Anglo-Amalgamated exigió que se contratara a un actor británico.

  • El actor Graham Curnow (Rick) era el amante de Victor Spinetti y utilizó su sueldo de esta película para comprar un piso en la calle Manchester de Londres, donde se instalaron.
  • Michael Gough consideraba a Herman Cohen muy intrusivo en el plató, tanto con los actores como con el director. Cohen hizo cinco películas con Gough y, al parecer, lo tenía en alta estima, pero seguía describiéndolo como «La versión más barata de Vincent Price».
  • Herman Cohen afirmó que cada asesinato se basaba en uno real cometido en el Reino Unido. Explicó que los prismáticos se inspiraron en un caso ocurrido en Windsor a finales de los años treinta en el que estaban implicados un mozo de cuadras despechado y su rica amante. Sin embargo, este caso no aparece en ningún registro, al igual que una guillotina en la cama.
  • La versión original para cines en el Reino Unido fue recortada en gran medida por la BBFC para eliminar las escenas sangrientas, incluyendo el apuñalamiento con las pinzas de hielo, el cuerpo de un hombre hundiéndose en un baño de ácido, los sonidos de gritos durante el asesinato de los prismáticos y las tomas de la cabeza decapitada de una mujer siendo colocada en una bolsa (un corte propuesto para la toma de los prismáticos manchados de sangre nunca se realizó). Las ediciones posteriores presentan la misma copia cortada y parece que este metraje se ha perdido para siempre.
  • La versión estadounidense de esta película, estrenada por American International, incluía un segmento introductorio especial titulado «Hyno-Vista» que se empalmaba en la película al final de los créditos iniciales. Este segmento de doce minutos presentaba al Dr. Emile Franchel, un psicólogo nacido en Londres que trabajaba en Los Ángeles, dando una conferencia y una demostración del poder de la sugestión, la percepción y la hipnosis (su especialidad). Herman Cohen afirmó que el segmento fue retirado de las copias televisivas porque la gente podía quedar hipnotizada. La Comisión Federal de Comunicaciones (F.C.C.) aprobó una normativa que prohibía mostrar técnicas reales de hipnosis en televisión.
  • La película ingresó en el Museo de Arte Moderno a instancias de Martin Scorsese.
  • Estrenada en el Reino Unido el 31 de mayo de 1959. En España tuvo su debut el 21 de abril de 1975 en Madrid, en el cine Madrid (en programa doble), y en Barcelona a partir del 3 de noviembre de 1975, en el cine América (también en programa doble).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Attack of the Monster Movie Makers: Herman Cohen, The London Years; por Tom Weaver, en Hermancohen.com Archivado el 30 de diciembre 2014 en the Wayback Machine. Hoy día está inaccesible.