El doctor Warren compra a un anticuario una estatua de Jano, que representa el rostro de un dios por un lado y el de un demonio por el otro, metáforas de la duplicidad de la naturaleza humana, para regalárselo a su prometida, Jane Lanyon, pero esta la rechaza, horrorizada, por lo cual él se la queda. Sin embargo, el poder de la figura hará que el médico se transforme en el maligno Mr. O’Connor. Acude a casa de Jane y la secuestra, encerrándola en su laboratorio. Cuando recobra su apariencia real, Warren intenta vender el busto en una subasta, pero el poder sobrenatural de la escultura lo domina y le obliga a volver a comprarlo. Una nueva transformación le hace escapar y cometer maldades e iniquidades, y terminará suicidándose tomando veneno y abrazado a la efigie.
Dirección: Friedrich Wilhelm Murnau. Producción: Lipow-Film, Decla-Bioscop AG. Productor: Erich Pommer. Guion: Hans Janowitz, según la novela The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Fotografía: Karl Freund, Carl Hoffmann, Carl Weiss. Diseño de producción: Heinrich Richter. Intérpretes: Conrad Veidt (Dr. Warren / Mr. O’Connor), Magnus Stifter (amigo del Dr. Warren), Margarete Schlegel (Grace / Jane), Willy Kaiser-Heyl (extra), Bela Lugosi (sirviente del Dr. Warren), Margarete Kupfer (Jane Lanyon / Grace), Danny Guertler (extra), Gustav Botz (extra), Jaro Fürth (extra), Hans Lanser-Rudolf (extra), Marga Reuter (extra), Lanja Rudolph (extra)… Nacionalidad y año: Alemania (República de Weimar) 1920. Duración y datos técnicos: 107 / 77 min. (2.221 metros el 21 de agosto de 1921) B/N tintado 1.33:1.
Posiblemente, junto a La casa del horror (London After Midnight, 1927), de Tod Browning, el film fantástico desaparecido más mítico de la historia del cine, aunque sí sobreviven el guion y las notas de producción correspondientes. Tal como haría Murnau posteriormente con Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, 1922) con respecto a Drácula, la novela de Bram Stoker, aquí también procedió a adaptar un clásico de la literatura fantástica, el Jekyll y Hyde de Robert Louis Stevenson, y procedió a disfrazarlo para no pagar derechos. Como puede comprobarse por la sinopsis de arriba, en esta ocasión el proceso de encubrimiento se hizo con un poco más de vista, y aparte del cambio de nombres de los personajes se dispuso alterar en cierta medida la historia base. Eso no impidió que el film acabase por desaparecer.
En realidad, quien efectuó esa transformación fue el guionista Hans Janowitz (1890-1954), otra figura fundamental dentro del cine expresionista de la época. Nacido en Podiebrad, en lo que hoy es la República Checa, y entonces el reino de Bohemia en el Imperio Austro-Húngaro, es célebre, sobre todo, por escribir, junto a Carl Mayer, El gabinete del Dr. Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, 1920), de Robert Wiene, donde también aparecería Conrad Veidt, al igual que aquí. Dentro de su texto, Janowitz adjuntó una acotación, indicando a Murnau un modo de proceder con la cámara; cuando el doctor sube las escaleras de su laboratorio, las notas del libreto dicen: «La cámara le sigue por las escaleras».
Según Lotte H. Eisner[1], el guion de Janowitz «adopta un estilo esencial y solemne, no enfatiza los elementos dramáticos, ambienta las escenas en exteriores y da pocas instrucciones al actor Conrad Veidt, quien interpreta al protagonista, dejándole libertad en su actuación»[2].
Conrad Veidt, como ya hemos visto, es el intérprete del doble papel. Nacido en 1893 en Berlín y fallecido en Los Ángeles en 1943, fue uno de los míticos actores del cine de terror mudo alemán. Aparte del ya citado papel en el film caligaresco, apareció también en Historias tenebrosas (Unheimliche Geschichten, Richard Oswald, 1919), Satanas (F. W. Murnau, 1919), El conde de Cagliostro (Der Graf von Cagliostro, Reinhold Schünzel, 1920), Nachtgestalten (R. Oswald, 1920), el díptico formado por La tumba india: La misión del Yogi (Das indische Grabmal erster Teil – Die Sendung des Yoghi, 1921) y La tumba india 2: El tigre de Esnapur (Das indische Grabmal zweiter Teil – Der Tiger von Eschnapur, 1921), de Joe May, Las manos de Orlac (Orlacs Hände, R. Oswald, 1924), El hombre de las figuras de cera (Das Wachsfigurenkabinett, Leo Birinsky, Paul Leni, 1924), El estudiante de Praga (Der Student von Prag, Henrik Galeen, 1926), El hombre que ríe (The Man Who Laughs, P. Leni, 1928) o Magia roja (The Last Performance, Pál Fejös, 1929). Más adelante sería el malvado Jaffar en El ladrón de Bagdad (The Thief of Bagdad, Ludwig Berger, Michael Powell, Tim Whelan, Alexander Korda, Zoltan Korda, William Cameron Menzies, 1940) y aparecería en Casablanca (Casablanca, Michael Curtiz, 1942). Entre sus muchas inquietudes culturales estaba el ocultismo, y él mismo se consideraba un hábil médium. Murió prematuramente, a los cincuenta años, afectado de una enfermedad cardíaca heredada de su madre.
Un elemento bastante llamativo del film es la también comparecencia de nada menos que Bela Lugosi, antes de saltar a la fama con su rol del título en Drácula (Dracula, 1931), de Tod Browning, y convertirse en una estrella del cine de horror. Aquí da vida al criado del protagonista, un personaje que en la novela de Stevenson tenía cierta preponderancia. Respecto al dios Jano, dentro de la mitología romana era el dios de las puertas, los comienzos y los finales, y es representado con dos caras, mirando a ambos lados de su perfil. En su libro The Witch-Cult in Western Europe (1921)[3], la folclorista Margaret Murray afirmó que las pruebas encontradas en los registros de los primeros juicios modernos de brujas mostraban que el dios de las hechiceras, normalmente identificado en los registros como el Diablo, era en realidad a menudo un sacerdote masculino vestido con una máscara doble que representaba a Jano. Quizás fuera esa connotación oscura la que indujo a Hans Janowitz a utilizar una escultura de ese dios para ofrecerle con tales vínculos negativos, aparte del simbolismo de dualidad que dispensan las dos caras.
De las críticas que se escribieron en la época de su estreno destaquemos dos de ellas para hacernos idea de cómo sería el film:
[…] La trama, totalmente sensacionalista, es apasionante de principio a fin; las transformaciones que se producen, si se puede decir así, son una obra maestra técnica de efecto consumado. Aquí el cine es superior al teatro. Lo que es sencillamente imposible en el escenario sucede en la pantalla blanca con una naturalidad asombrosa: el rostro estrecho y sereno de Conrad Veidt, que interpreta al Dr. Warren con un control brillante del papel, se transforma casi imperceptiblemente en una mueca odiosa, de pelo salvaje y rollizo, la figura se dobla, y se convierte en una persona completamente diferente. Solo algunos primeros planos, en los que se ve demasiado claramente la máscara, resultan algo molestos. Conrad Veidt ha logrado un fabuloso virtuosismo en el retrato de tan extrañas figuras y sorprende una y otra vez con nuevas posibilidades de expresión. Junto a él, Willy Kaiser-Heyl, Magnus Stifter, Margarete Schlegel y todos los demás actores están absolutamente a la altura. Entre las imágenes fotográficamente muy buenas y paisajísticamente ricas, llaman la atención algunas escenas callejeras nocturnas de color azul, y tomas de estudio con bonitos efectos de iluminación.
Ludwig Bauer en Der Kinematograph, nº 712, 5 de septiembre de 1920.
Para decirlo de antemano: Esta obra en seis actos «según los ingleses», montada para el cine por Hans Janowitz, dirigida por Fred Murnau [sic] y estrenada por Decla-Bioscop, tiene futuro, pues es una de las impresiones más fuertes de los últimos tiempos. […]
Uno excusa las inverosimilitudes del contenido, según refiere el subtítulo: «Una tragedia al borde de la realidad». De este modo, lo fantástico debe ser aceptado. También tiene la ventaja de la tensión más fabulosa, y no es improbable en sí misma. Además, la actuación es brillante, la fotografía excelente, la película está bien montada, es técnicamente refinada en otros aspectos y, aparte de un aburrido quinto acto, está manejada con bastante gusto.
Conrad Veidt es el Dr. Warren/O’Connor, que semeja ser medio él, medio Werner Krauß, pero resulta potente en la obra. La joven Margarete Schlegel también triunfa en el cine, aunque todavía se la ve demasiado atrapada en el estilo escénico. El amigo es interpretado por Magnus Stifter de forma discreta y distinguida. Willi Kaiser-Heyl, Margarete Kupfer y Danny Gürtler se muestran muy por encima de su rendimiento medio.
En definitiva: una calidad poco común y, sin embargo, un éxito de público.
Fritz Podehl en Der Film, nº 36, 4 de septiembre de 1920.
Anécdotas
- Título alternativo: Schrecken.
- Títulos anglosajones: Dr. Jekyll and Mr. Hyde / The Head of Janus / The Two-Faced / The Janus Head / The Head of Janus / Love’s Mockery.
- El rodaje tuvo lugar entre febrero y marzo de 1920, en los estudios Cserépy-Atelier y Film-Ateliers am Zoo, de Berlín.
- Es curioso que el guionista se llame Janowitz y la estatua sea de Jano…
- En Alemania se estrenó en un pase de promoción en abril de 1920, y después, en Berlín, el 26 de agosto de ese año, en el Marmorhaus. En España se inauguró el 9 de agosto de 1923, en Barcelona.
Bibliografía
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde; por Robert Louis Stevenson; edición, estudio inicial y traducción de Carmen García Trevijano. Madrid: Cátedra, 2011. Colección: Base; nº 34. T.O.: Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1886).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ?
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Lotte H. Eisner: Murnau. Vita e opere di un genio del cinema tedesco, pp. 39-44. Edición original: Murnau. Francia, 1964. Traducción al alemán: Murnau: der Klassiker des deutschen Films. Velber/Hannover: Friedrich-Verlag, 1967.
[2] Tal como es citado en la Wikipedia en italiano.
[3] Edición española: El culto de la brujería en Europa Occidental; por Margaret A. Murray; traducción de Beatriz Constante y Antonio Pigrau Rodríguez. Barcelona: Labor, 1978. Colección Labor; nº 214.