Hace muchos años, en el principio de los tiempos… Tumak, miembro de la tribu de las rocas, es expulsado de ésta por una cuestión de dominio tribal; vagando, llega cerca del mar y conoce a la tribu de las conchas, y allí a la rubia y hermosa Loana. El carácter aún salvaje de aquél provoca que sea también expulsado de la nueva tribu, más civilizada, pero Loana decidirá partir con él…

Dirección: Don Chaffey. Producción: Hammer Film, Seven Arts. Productor: Michael Carreras. Productores asociados: Aida Young, Hal Roach. Guion: Michael Carreras, según el guion de Mickell Novak, George Baker, Joseph Frickert. Fotografía: Wilkie Cooper. Música: Mario Nascimbene. FX: Ray Harryhausen (efectos visuales), Les Bowie (diseño del prólogo), George Blackwell. Montaje: Tom Simpson. Intérpretes: Raquel Welch (Loana), John Richardson (Tumak), Percy Herbert (Sakana), Martine Beswick (Nupondi), Robert Brown (Akhoba), Malya Nappi (Tohana), Yvonne Horner (Ullah), Jean Wladon, Lisa Thomas, Richard James, William Lyon Brown, Frank Hayden, Terence Maidment, Micky De Rauch… Nacionalidad y año: Reino Unido 1966. Duración y datos técnicos: 97 min. – C-B/N – 1.85:1 – 35 mm.

 

Hacía ya muchos años que Ray Harryhausen había abandonado su etapa de profesional asalariado por unos estudios y que efectuaba proyectos personales. Todo ello cambió con esta película, realizada para Hammer Film Productions. La Hammer era una veterana productora que en 1956 logró un enorme éxito comercial con El experimento del doctor Quatermass (The Quatermass Xperiment), de Val Guest, y a partir de entonces se convirtió en todo un referente en cine fantástico. En años sucesivos realizaría nuevas versiones de clásicos del género como La maldición de Frankenstein (Curse of Frankenstein, 1957), Drácula (Dracula, 1958), La momia (The Mummy, 1959), todas ellas de Terence Fisher, o más adelante, y ampliando el espectro, películas como La diosa de fuego (She, 1965), de Robert Day, a partir de la novela de Sir Henry Rider Haggard, y que ya había tenido una versión en los años treinta obra del tándem Schoedsack/Cooper[1].

Llegados a este punto, la Hammer se planteó hacer una nueva versión de Hace un millón de años (One Million B. C., 1940), dirigida por Hal Roach Sr. y Hal Roach Jr. y, según determinadas fuentes, David Wark Griffith, que realizó el casting del film, y que podría hacer iniciado el rodaje, para luego ser reemplazado por los Roach. El film de los Roach arranca con un prólogo en la época actual. En él, unos excursionistas, huyendo de una tormenta, se refugian en una cueva y se topan con un antropólogo, que se halla estudiando unas pinturas. El científico contará una historia respecto a los antiguos habitantes, y se referirá al aspecto de los primitivos, que bien pudiera ser el de cualquier persona actual, «como usted» –y señala a uno de los excursionistas, al que al fin vemos el rostro, tratándose de Victor Mature con gorrito tirolés– o como la hermosa muchacha sentada junto a él.

Después, la historia se centra en tiempos prehistóricos, y la trama se ajusta bastante a la de su más famoso remake, si bien progresa a mayor velocidad. El episodio en el cual el pteranodon[2] secuestra a Loana, uno de los más famosos de la película de la Hammer, no está presente en su previa versión, así como la mítica pelea entre Rachel Welch y Martine Beswick. El final, por lo demás, tras el terremoto, es algo más largo, y presenta la unión de las dos tribus y su conversión en una sola, siendo el presagio de una evolución de la especie (esto se presupondrá en la nueva versión). De hecho, en contra de la película de la Hammer, más aventurera, la presente se muestra más pedagógica.

Se hablaba de lo mediocre de los efectos especiales de esta versión, y cómo estaban confeccionados exclusivamente con reptiles caracterizados con aletas y aumentados por medio del objetivo. Si bien hay profusión de planos en este sentido, también debe apuntarse la aparición de otro tipo de fieras, como mamuts –evidentemente, elefantes caracterizados–, una extraña especie de cuadrúpedo del tamaño de un perro, peludo y con tres cuernos, y un típico tiranosaurio, de un tamaño inferior al que el posterior cine del género nos ha acostumbrado. El resultado, en la medida que cabe, es convincente, y otorga el sentido de magia que la película requiere. De hecho, es sorprendente ver la coexistencia de humanos con mamíferos como perros y cabras, mamuts y reptiles prehistóricos, lo cual también aportará la versión Hammer.

La película fue la primera sonora de Roach Jr., quien rodó después unas pocas de escaso interés, y uno sospecha que su labor fue más bien de ayudante; Roach Sr., por su parte, centró la mayor parte de su carrera en el período mudo, donde debutó en 1915, y dirigió cerca de ciento cuarenta películas en esa etapa, la mayoría cortometrajes cómicos, trabajando durante la etapa sonora mayoritariamente con Laurel y Hardy. La puesta en escena de los Roach (o de Griffith, que nada claro está), quizá debido a su procedencia del cine mudo ofrece a los trogloditas hablando escasamente con un lenguaje propio, o en especial por mímica. Ello confiere a las imágenes un poso primitivo, alejado de lo actual en más de un sentido. El magistral diseño de producción –debido a Charles D. Hall, el responsable de los decorados bauhaus de Satanás (The Black Cat, 1934), de Edgar G. Ulmer– es otro de esos valores que ayudan a brindar al film un aura numinoso, onírico, irreal, entroncándolo no poco con esa maravilla del cine que es la primera versión de King Kong.

Treinta y seis años después de esta película, pues, la Hammer se plantea realizar un remake, coincidiendo según dijo la publicidad con la centésima producción de la casa, y es entonces cuando Anthony Hinds, uno de los prebostes de la Casa del Martillo, contacta con Harryhausen, inquiriendo su interés en colaborar. Es curioso cómo, siendo un encargo, Ray se verá rodeado de gente afín a él: la fotografía sería de su habitual Wilkie Cooper[3], y la dirección corre de nuevo a cargo de Don Chaffey, tras el éxito de Jasón y los argonautas (Jason and the Argonauts, 1963)[4]. Harryhausen optó por sugerir a Cooper, y como director propuso a Nathan Juran o Don Chaffey ―los dos mejores directores que trabajaron con él, junto a Cy Endfield―, siendo aceptado Chaffey posiblemente por ya conocerle en la productora.

Don Chaffey junto a Raquel Welch

La primera criatura que aparece en la película es un lagarto aumentado, tal como en la antigua. Según declaraciones de Harryhausen, lo hizo para conferirle un aire de mayor autenticidad al film (después ha confesado que fue un error por su parte); sin embargo, yo creo que el efecto busca más bien lo contrario: tras ver ese recurso facilón, después se nos ofrecen las magistrales creaciones del maestro, demostrándose ostentosamente superiores y convincentes a las criaturas reales. El trabajo de Harryhausen es el que da una dimensión tan atractiva a la película y, de hecho, es el único factor por el cual se la suele valorar.

Sin embargo, para mí el film ofrece otras virtudes. Brinda, en efecto, un guion sencillo, como sencillos son sus personajes, mas no por ello la película debe ser desechada sin más. Es una sencillez primitiva, elemental, que muestra a los personajes, las situaciones, en su absoluta desnudez, enfrentados a sentimientos y reacciones acaso vírgenes para el ser humano hasta entonces: la risa, el miedo, la furia, el deseo… Lo elemental de caracterizar a la morena tribu de las rocas como primitiva y salvaje, y a la rubia tribu de las conchas como civilizada y sensible, no es tanto un recurso dramático como una metáfora para representar el acceso a la evolución paulatina de la especie humana ―determinada por un tercer representante como son los prehomínidos de la cueva que los protagonistas se encuentran a mitad de camino, y que incluso a Tumak dan miedo―. Ese mismo primitivismo es fielmente reflejado por la magistral partitura de Mario Nascimbene, llena de percusiones, autor también de una composición que retrotrae a viejos tiempos como es la de la magistral Los vikingos (The Vikings, 1958), de Richard Fleischer.

 

Otro elemento que representa esa «elementalidad» de los personajes es el interesante recurso de ofrecer a los salvajes hablar una lengua inventada de escaso vocabulario, apenas unos pocos términos, y ya presente, como vimos, en la versión anterior. Curiosamente, la crítica tomó esta opción de Carreras a mofa; años después, cuando se empleó igual recurso en la también prehistórica, y más realista, En busca del fuego (La guerre du feu, 1981), de Jean-Jacques Annaud, se recibió como algo originalísimo.

Hablábamos de realismo y es que, evidentemente, Hace un millón de años no pretende ser una película realista -el propio título ya supone un anacronismo-, sino solo ser una fantasía ambientada en un mundo antiguo, muy antiguo, donde personas, animales y el propio ambiente reaccionaban a principios elementales, donde lo principal era subsistir. El propio Harryhausen declararía al respecto que la intención de la película era divertir, no aleccionar.

Michael Carreras había pensado durante la pre-producción filmar la película en Islandia, pero finalmente fue rodada en las islas Canarias, regresando así Harryhausen a España, con el fin de conferirle ese aire primitivo y volcánico, en concreto en el Lago Verde (Lanzarote), el parque nacional de Las Cañadas (Tenerife) y en Timanfaya (Lanzarote). Cabe referir, igualmente, que la copia estadounidense tiene cortados nueve minutos de metraje, entre lo cual desaparece una provocativa danza de Martine Beswick, Tumak inspeccionando las «altamirianas» pinturas, Tumak vagando cuando es expulsado, cuando pasa junto a un esqueleto gigante de lagarto, y la pelea de los prehomínidos en la cueva[5]. Los minutos finales, tras el terremoto, se vuelven en blanco y negro; se especuló en tiempos que era porque la Hammer se quedó sin dinero ante una producción tan cara (medio millón de libras, lo más costoso rodado hasta entonces por la productora), aunque obvio resulta que es para conferirle una atmósfera de derrota, de desesperanza (aunque, como ya comenté con anterioridad, ello hace presuponer una fusión entre ambas tribus y una nueva progresión en la escala evolutiva).

Decía, pues, que Harryhausen fue contactado. Al principio este se mostró dudoso ante el proyecto, aunque recordaba nebulosamente la película antigua. Carreras le hizo un pase de esta, y Ray pensó que suponía un reto recuperar determinados momentos, como el del ataque del alosaurio, y rehacerlo a su modo. Mientras se realizaba un guion, Harryhausen diseñó un story-board correspondiente a tres escenas cruciales: la del ataque del alosaurio (a mi juicio, lo mejor de la película), la del pteranodón secuestrando a Rachel Welch y otra de un ataque de un brontosaurio (que sería finalmente desechada, por sus altos costes, aunque un brontosaurio será vislumbrado atravesando la pantalla, siendo de hecho el primer efecto de stop-motion que se ve en el film).

Durante cuatro semanas estuvieron rodando en Canarias, y después se trasladaron a los estudios Elstree de Borehamwood, donde filmaron unas pocas escenas más con actores, como son las de los interiores de la cueva, los exteriores rodados en estudio y los primeros planos con pantalla azul. Ray había investigado a fondo en museos la apariencia de los monstruos, y durante el rodaje en Canarias el modelaje fue efectuado por el reputado escultor Arthur Hayward, muy conocedor de la vida prehistórica. Una vez regresado Ray, completó las figuras añadiendo los ojos (muy realistas) y los dientes, y procedió a la animación. Las criaturas que aparecen en la película son, por orden de aparición, una iguana aumentada de tamaño, un brontosaurio, ya por medio del stop-motion, una araña gigante devorando a un saltamontes de tamaño proporcional, y rodado con modelos reales (Haryhausen pretendió eliminarlo, descontento del resultado, pero Carreras dijo que era efectivo) y, ya a partir de aquí, todo por medio de stop-motion, una tortuga (que los indígenas llaman arquelón, que es su nombre científico), un alosaurio, la lucha entre un triceratops y un ceratosaurio, y finalmente el pteranodón. También había previsto incluir un arsinoiterio (animal semejante a un rinoceronte), mamuts y escorpiones gigantes, pero fueron eliminados del proyecto.

La tortuga, por ejemplo, fue moldeada, como de costumbre, con una armadura de metal recubierta de látex, pero el caparazón se confeccionó con fibra de vidrio. La escena con el alosaurio, como ya he dicho, me parece la mejor de la película. Hay un momento en que se ve a este sostener con la boca a un hombre, y no se trata de un muñeco, sino de un actor real: este fue izado por medio de cuerdas, y Harryhausen lo sincronizó con los movimientos del animal. Después el hombre cae, y el bicho lo vuelve a asir con la boca, momento en el cual el actor ya es reemplazado por un muñeco. Otro plano prodigioso de esa escena es cuando los indígenas se refugian bajo una construcción hecha de troncos y hojarasca, y el dinosaurio la zarandea, cayendo sobre los hombres. Ese efecto se rodó realizando la cabaña en estudio, con los actores bajo ella, y haciéndola caer en un momento determinado; por su parte, meses después, Ray realizó una miniatura de la parte del tejado, que luego situó exactamente sobre la proyección del modelo real. El alosaurio toma con su boca esa miniatura, tira de ella, y todo se derrumba en ese momento. El tercer momento magistral de la escena fue la muerte del alosaurio, empalado por Tumak, y los estertores finales del animal, con el tronco moviéndose al compás de la respiración, hasta que queda finalmente inmóvil. Harryhausen estaba un tanto disgustado de que la gente no se fijase en el detalle de la respiración de sus criaturas, sin embargo, él lo seguía introduciendo en las películas. Más adelante, en la pelea entre el triceratops y el ceratosaurio vuelve a emplearlo, cuando el triceratops clava sus cuernos al ceratosaurio, y este cae, panza arriba, agonizando y respirando con estertores hasta morir.

Como ya he referido, debía haber habido otra escena con un brontosaurio, hacia el final, que ataca el poblado (Harryhausen reconoce saber que estos animales eran vegetarianos, pero suponía un buen efecto estético como oponente), ataque que se ve interrumpido por la erupción. Sin embargo, llegados a ese punto, Michael Carreras consideró que ya había demasiados efectos de animación, y otra escena más alargaría demasiado el rodaje, así pues lo suspendió y rescribió la escena, incorporando en su lugar una pelea entre ambas tribus.

La erupción se rodó reconstruyendo un volcán en estudio, y la lava se realizó mezclando pasta de empapelar paredes, harina de avena, hielo seco y tinte rojo. Algunos planos de actores cayendo mientras la tierra se abre se filmaron con especialistas arrojándose por pendientes ya existentes, y colocando con anterioridad una sobreimpresión de una porción de terreno que después se desmoronaba. La iguana del principio, por cierto, aquí perece cayendo a los abismos de la tierra.

Ante el éxito de la película, la Hammer realizó una especie de secuela, Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra (When Dinosaurs Ruled the Earth, 1969), de Val Guest, y decidieron contar de nuevo con Harryhausen, pero esta vez no pudo por estar enfrascado en The Valley of Gwangi, así pues fue reemplazado por Jim Danforth y Dave Allen, que realizaron una labor prodigiosa. Una tercera entrega, ya mencionada, eliminó la presencia de dinosaurios.

Anécdotas 

  • Tuvo una versión en 8 mm (imagino que recortada) titulada Day of the Monsters.
  • Título en México y Venezuela: Un millón de años A.C.
  • Ésta supuso la producción nº 100 de la Hammer.
  • A Ursula Andress se le ofreció el protagonismo, pero no llegaron a un acuerdo de salario.
  • La voz de Raquel Welch fue doblada por Nikki Van der Zyl, habitual en estas lides.
  • La copia norteamericana tiene cortados nueve minutos de metraje, entre el cual figura una provocativa danza de Martine Beswick, Tumak inspeccionando las «altamirianas» pinturas, Tumak vagando cuando es expulsado, cuando pasa junto a un esqueleto gigante de lagarto, y la pelea de los prehomínidos en la cueva. La versión que ha salido a la venta en España en DVD es la amputada.
  • Los minutos finales, tras el terremoto, se vuelven en blanco y negro; se especuló que era porque la Hammer se quedó sin dinero ante una producción tan cara, aunque obvio resulta que es para conferirle una atmósfera de derrota.
  • Remake de Hace un millón de años (One Million B.C., 1940), de Hal Roach, Hal Roach Jr. y David Wark Griffith.
  • Secuelas:

Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra (When Dinosaurs Ruled the Earth, 1970), de Val Guest.

Criaturas olvidadas del mundo (Creatures the World Forgot, 1971), de Chaffey nuevamente, y con Tumak reapareciendo, ahora encarnado por Tony Bonner, y eliminando los monstruos.

  • Estrenada en el Reino Unido el 30 de diciembre de 1966. En España se estrenó el 26 de marzo de 1967, en Madrid; tuvo una reposición en nuestro país el 9 de septiembre de 1988.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

[1] Harryhausen, por cierto, estuvo involucrado en una edición en DVD coloreada recientemente de esa película.

[2] Por lo general, cuando en una película aparece un reptil prehistórico volador, se le suele denominar automáticamente pterodáctilo, inclusive en ocasiones por el propio Harryhausen, si bien ello resulta errado, pues ese animal no pesaba más de dos kilos. El pteranodon, en todo caso, llegó a pesar hasta veinte kilos, por lo cual también es algo difícil que pudiera levantar una persona en vuelo, y era piscívoro. Estos animales pertenecían a la orden de los pterosaurios, dentro del cual el más grande, que podría ser el que aparece en las películas, serían el quetzalcoatlus, la criatura voladora más grande conocida, con una envergadura alar de once a quince metros.

[3] Cooper colaboró con anterioridad con Harryhausen en Simbad y la princesa, Los viajes de Gulliver, La isla misteriosa, Jasón y los argonautas y La gran sorpresa, trabajando sin embargo en otras producciones de Schneer. También antes había contactado ya con la Hammer, realizando la fotografía de Maniac [tv: Maníaco, 1963], de Michael Carreras, protagonizada por Kerwin Matthews.

[4] Chaffey volvería a trabajar para la Hammer en The Viking Queen [dvd: La reina vikingo, 1967] y Criaturas olvidadas del mundo (Creatures the World Forgot, 1971), especie de secuela, pero sin dinosaurios, de la presente.

[5] La versión disponible en España en DVD, lamentablemente, es esta amputada. Existe otra versión inglesa que sí es la copia íntegra.