Bill se dedica a seguir personas. Lo hace, por un lado, como experimento y, por otro, porque es escritor y desea estudiar a los individuos, comprobar qué hacen unos desconocidos con los que se cruza por la calle. Eso le hará enredarse en un asunto criminal.

Dirección: Christopher Nolan. Producción: Next Wave Films, Syncopy. Productores: Christopher Nolan, Jeremy Theobald, Emma Thomas. Productor delegado: Peter Broderick. Guion: Christopher Nolan. Música: David Julyan. Fotografía: Christopher Nolan. Diseño de producción: Tristan Martin [sin acreditar]. Montaje: Gareth Heal, Christopher Nolan. FX: Miranda Gunning (maquillaje especial), Dan Winthrop (efectos ópticos). Intérpretes: Jeremy Theobald (Bill, el joven), Alex Haw (Cobb), Lucy Russell (la rubia), John Nolan (el policía), Dick Bradsell (el calvo), Gillian El-Kadi (dueña de la casa), Jennifer Angel (camarera), Nicolas Carlotti (barman), Darren Ormandy (contable), Guy Greenway (primer heavy), Tassos Stevens (segundo heavy), Tristan Martin (hombre en el bar), Rebecca James (mujer en el bar), Paul Mason (amigo de la propietaria), David Bovill (marido de la propietaria), John Bengue, Ivan Cornell, Jane Hunter, Matthew Jones, David Julyan, David Lloyd, Alberto Mattiussi, Brendan Nolan, Barbara Stepansky, Emma Thomas, Diane Zack… Nacionalidad y año: Reino Unido 1998. Duración y datos técnicos: 70 min. – B/N – 1.37:1 (formato original) / 1.33:1 (edición de Criterion) / 1.85:1 / 1.78:1 (adaptación para ratio de TV actual) – 16 mm / 35 mm (inflado).

 

 

«Los criminales se aprovechan de la indulgencia de una sociedad comprensiva.»

Ducard (Liam Neeson) en Batman Begins.

 

El primer largometraje que dirigió Christopher Nolan fue Following (Following), en 1998, y que le fue inspirado por la etapa en que vivió en Londres. Un año antes había realizado un cortometraje titulado Doodlebug, que, con sus escuetos tres minutos de duración, narra la desesperación de un hombre mientras intenta cazar algo que mora su apartamento. Rodado en un frío blanco y negro, y sin diálogos, posee una gradación esquizofrénica y, en ciertos aspectos, presagia lo que luego será, mucho más ampliada, por supuesto, Origen (Inception, 2010), en lo que respecta a la utilización del punto de vista.

          

Following se rodó a lo largo de tres o cuatro meses, filmándose en los momentos en los que el equipo técnico-artístico tenía tiempo libre, lo cual representaba quince minutos de filmación efectiva durante los sábados. Con un presupuesto estimado de tres mil libras, se considera una de las películas profesionales más baratas que existen. Se empleó película de 16 mm en blanco y negro, con el intento siempre de que cada escena rodada fuese adecuada para emplear a la primera o, como mucho, a la segunda toma. Por problemas de presupuesto apenas se utilizaron focos, empleándose siempre que fue posible iluminación natural. Los interiores eran las casas de familiares o amigos.

Como después sería norma en Nolan, aquí ya se rodea de su familia. El actor que interpreta al policía es John Nolan, tío del director, quien volvería a aparecer en Batman Begins (Batman Begins, 2005) y El Caballero Oscuro: la leyenda renace (The Dark Knight Rises, 2012), en el papel de Fredericks, uno de los socios de Wayne Enterprises. Emma Thomas, su esposa desde el año anterior, aparece también como actriz en un pequeño papel, quien se convertiría a partir de entonces en activa productora de su obra. En cuanto a su más famoso hermano, Jonathan, guionista en casi todas sus posteriores películas, es aquí el responsable de los sistemas de fijación de las cámaras.

El film ofrece una estructura atemporal[1], una técnica que después Nolan empleará también, de modo total o parcial, en Memento (Memento, 2000), Batman Begins (2005) y El truco final – El prestigio (The Prestige, 2006)[2]. La trama se centra en un joven, Bill (Jeremy Theobald, protagonista del corto citado, y que después tendrá un breve cometido en Batman Begins como el técnico de la central de agua) que se dedica a seguir personas. Lo hace, por un lado, como experimento y, por otro, porque es escritor y desea estudiar a los individuos, comprobar qué hacen unos desconocidos con los que se cruza por la calle. Diríase que es alguien sin personalidad, apocado, y que busca «nutrirse», de algún modo, de la personalidad de los otros, absorber sus vivencias, poseer algo de ellos —a lo largo del film veremos al personaje madurar en determinados aspectos, aunque en el fondo seguirá siendo un pardillo—.

Sin embargo, en determinada ocasión una de sus «víctimas» percibe su seguimiento, y toma contacto verbal con él. Es Cobb (Alex Haw), que se dedica a robar pisos, aunque, como nuestro protagonista, también se trata de alguien que se inmiscuye en la vida de las personas, pero de un modo más directo, más activo. Cobb acepta hacerse acompañar por el joven y lo introduce en su mundo, en el mundo de los demás[3]. Paralelamente —en la progresión de la película, de un modo cronológico acontece más tarde—, Bill aborda a una rubia[4] (Lucy Russell, que con la presente debutó en el cine; también tiene un rol breve en Batman Begins, en la escena del restaurante), cuyo apartamento forzó con Cobb, y que es la amante de un mafioso. Paulatinamente, la historia se va enturbiando, y en esta ocasión el montaje acronológico no semeja un capricho del director, en un intento de aportar de una teórica complejidad al conjunto de algo que, en el fondo, sería vacuo, sino que está justificado narrativamente, en una serie de situaciones causa-efecto que conducen hacia el final, que engarza con el inicio, cuando Bill se confiesa al policía.

Sobre esta película Nolan declararía: «Hay una interesante conexión entre un extraño yendo a por tus posesiones y el concepto de seguir a gente al azar a través de una multitud… Ambas cuestiones te llevan más allá de los límites de las relaciones sociales ordinarias.»[5]

A consecuencia del comentado rodaje en 16 mm y la adopción de una fotografía en blanco y negro algo quemada, el film recuerda a Cabeza borradora (Eraserhead, 1977), de David Lynch —incluso en un momento dado, en el «escondite» de Cobb veremos un pollo muerto en la ventana, en un plano que inquieta a Bill—; sin embargo, el surrealismo del norteamericano está lejos de los objetivos de Nolan, encontrándose su película más cercana al clásico cine criminal británico, pudiendo rememorar un tanto las producciones de un director como Basil Dearden, esto es, un thriller «convencional» que refleja el Londres cotidiano, tamizado por el matiz «moderno» del cine de Ridley Scott, una de las influencias admitidas por Nolan —en la escena de la paliza en la terraza se oye en off visual el batir de alas de palomas (uno de los leitmotivs de Scott)—. La cinta también recuerda las imágenes de un thriller primerizo de Kubrick, El beso del asesino (Killer’s Kiss, 1955), e incluso en ambas cintas coinciden sendas rubias fatales.

Esa fotografía en blanco y negro, amén de la estética que su bajo presupuesto impone, otorga al film un aire casi documentalista, al que la narración atemporal concede cierta aura vanguardista. Nolan nunca ha confesado su admiración por la nouvelle vague, que sería una conexión a considerar, estando más influido por cineastas como el mencionado Kubrick, Terrence Malick, Orson Welles, Fritz Lang, Nicolas Roeg, Sidney Lumet, David Lean, Ridley Scott, Terry Gilliam y John Frankenheimer. Acaso, pues, Following podría estar insuflado, en ese sentido, por el hálito de cineastas como Lumet y Frankenheimer y, en concreto, las películas que estos realizaron en la década de los sesenta, en blanco y negro, a veces con ciertos niveles de abstracción —recordemos de Frankenheimer El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate, 1962) o Plan diabólico (Seconds, 1966)—. La frialdad de las calles, los ambientes de los establecimientos y el propio vestuario de los actores también remitirían a muestras del free cinema británico, en este caso incoado por la situación de la trama en un entorno londinense cotidiano.

En su momento, la película fue bastante bien recibida por la crítica, que la consideró un prometedor debut, logrando diversos galardones a su paso por certámenes cinematográficos; así, por ejemplo, fue agraciado con el premio a la mejor primera película en el San Francisco International Film Festival de 1998, y al año siguiente ganó el Hitchcock de Plata en el Dinard British Film Festival, como mejor director en el Newport International Film Festival, Rhode Island, o el premio Tiger en el Rotterdam International Film Festival.

Por otro lado, no es difícil percibir en las imágenes de este debut presagios de lo que luego será el cine posterior de su autor. Ese tono frío, distante, eléctrico de las imágenes, pese al blanco y negro, no es muy diferente al de posteriores cintas de Nolan, como Insomnio, Origen o hasta algunos instantes de la trilogía de Batman. Y sospecho que, acaso, George Clooney y Steven Soderbergh, los cinéfilos productores, precisamente, de Insomnio (Insomnia, 2002), pensaron en Nolan —también pasó por su mente Jonathan Demme— para dirigir esa película, que coincide temáticamente con Following en el contexto del intercambio de culpas. Es curioso cómo tratándose del remake de un film noruego, Insomnio sea tan coherente con el resto de la filmografía nolaniana.

Si uno revisa la carrera de Nolan percibirá cierta unidad tonal y temática, teniendo como eje vertebrador la ya citada focalización del punto de vista, no ya desde Following, sino desde el mismo corto Doodlebug: todo depende desde el ángulo que veamos determinadas situaciones. En muchos casos, en los momentos finales de las películas de Nolan, lo que creíamos que era de un modo adquiere un curioso quiebro que varía las tornas, que hace ver las cosas desde otra perspectiva —no sería un mal director para abordar la adaptación de algunas obras del escritor Richard Matheson, como Soy leyenda (I Am Legend, 1954) o El hombre menguante (The Shrinking Man, 1956)—.

En ese sentido, ese arranque con Following sería totalmente lógico con lo que después ha sido su carrera, representando una evolución homogénea y coherente, desde esa cinta barata, en blanco y negro y rodada en Londres, hasta sus millonarias superproducciones filmadas en Hollywood y que se van incluso al otro lado del universo —Interstellar (Interstellar, 2014)—.

Con el paso del tiempo, el cine de Nolan ha evolucionado en muchos aspectos, se ha enriquecido de muchas maneras, aunque en esencia se perciben las mismas inquietudes, los mismos intereses. Acaso habría que achacarle cierto afán por otorgar a sus cintas de cierto tono mayestático, intentar por todos los medios dispensar siempre grandes ideas y destilar, en determinada manera, una pretenciosidad que puede incitar cierta antipatía subterránea —o incluso más terrena— hacia sus postulados. No cabe duda de que Nolan es uno de los realizadores más estimulantes, más personales, de los últimos tiempos, que ha desarrollado una carrera que, título a título, siempre ha despertado el interés, aún con bajones ocasionales —uno detecta cierta apatía en los resultados de El Caballero Oscuro: La leyenda renace (2012), y da la impresión de que estaba ya cansado de Batman—.

Nolan siempre ha buscado aportar algo más que simple cine de evasión, ha intentado escarbar en sus personajes, en sus sensaciones y esperanzas. Acaso, como he dicho, eso pueda ceder a su cine cierto aire pomposo y trascendente, y tal vez debería limar un tanto sus ínfulas, acercarse más a ras de tierra, volver, quizás, a personajes más sencillos, no implicados en conceptos filosóficos que revolucionen el sentido de la vida y el universo. Sería atrayente que se interesara de nuevo por personajes como Bill, el muchacho de Following, que en su búsqueda por controlar el destino de los demás ve controlado el suyo propio, quedando perdido e indefenso.

 

Anecdotario

  • Christopher Nolan nunca estudió cine en la universidad, sino que estudió Literatura Inglesa en el University College de Londres, y utilizó la sociedad cinematográfica de esa universidad para rodar la escena inicial del diálogo entre Bill y el policía.
  • El reloj que roba Cobb es el mismo que aparece en Memento (2000).
  • El apellido Cobb también es utilizado por el personaje Dom Cobb (otro ladrón), interpretado por Leonardo DiCaprio, en Origen (2010).
  • En la escena en la que Bill y Cobb entran por primera vez en el piso de la rubia, Cobb sube las escaleras mientras Bill echa un vistazo al salón. Cuando Cobb llama a Bill, la voz no es la de Alex Haw, sino la de Christopher Nolan.
  • La narración salta 31 veces entre distintos periodos temporales de la historia.
  • Estrenada en el Reino Unido el 5 de noviembre de 1999. En España se estrenó el 13 de agosto de 2010, en Barcelona, y el 19 de noviembre de 2015, en Madrid, en ambos casos de forma muy limitada. También se editó en DVD por Karma Films en 2012, y se ha repuesto en cines, en una versión restaurada, en 7 de febrero de 2025, también de forma limitadísima.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] La edición en DVD de Criterion ofrece además una versión alternativa de la película, ordenándola cronológicamente.

[2] La atemporalidad narrativa se producirá también en Interstellar (Interstellar, 2014), esta vez propiciada por la ley de la relatividad.

[3] En una de las casas en que incursionan, por cierto, la puerta de entrada luce el símbolo de Batman.

[4] A la muchacha le dice que su nombre es Danny Lloyd, el del actor infantil de El resplandor (The Shining, 1980), de Stanley Kubrick. En el apartamento de Bill luce la frase «Here’s Johnny», también de ese film, y además se ve un tríptico con fotos de Jack Nicholson en su momento más célebre. Kubrick es uno de los directores favoritos de Nolan.

[5] “The Man behind the Mask”. UCL. En https://wiki.ucl.ac.uk/display/SLAISFAlumni/Christopher+Nolan. Consultado el 17 de abril de 2016.