Durante unas pruebas de vuelo por parte de la aviación estadounidense, el piloto a cargo de ello se entusiasma y decide seguir el ascenso, para convertirse en el primer hombre en el espacio. Lo consigue, a costa de que la nave se estrelle. Sin embargo, él ha sobrevivido, pero convertido en algo deforme con ansias asesinas…
Dirección: Robert Day. Producción: Amalgamated Productions. Productores: John Croydon, Charles F. Vetter. Productor ejecutivo: Richard Gordon. Guion: John C. Cooper [John Croydon], Lance Z. Hargreaves [Charles F. Vetter], según un argumento de Wyott Ordung. Fotografía: Geoffrey Faithfull. Música: Buxton Orr. Montaje: Peter Mayhew. Dirección artística: Denys Pavitt. FX: Flo Nordhoff, Karl-Ludwig Ruppel. Intérpretes: Marshall Thompson (comandante Charles Ernest Prescott), Marla Landi (Tia Francesca), Bill Edwards (teniente Dan Milton Prescott), Robert Ayres (capitán Ben Richards), Bill Nagy (jefe de policía Wilson), Carl Jaffe (Dr. Paul von Essen), Roger Delgado (cónsul mexicano, Ramón de Guerrera), John McLaren (Harold Atkins), Spencer Teakle, Chuck Keyser, John Fabian, Richard Shaw, Bill Nick, Helen Forrest, Roland Brand, Barry Shawzin, Mark Sheldon, Michael Bell, Sheree Winton, Franklyn Fox, Larry Taylor… Nacionalidad y año: Reino Unido 1959. Duración y datos técnicos: 77 min. B/N 1.66:1.
En 1958 el actor estadounidense Marshall Thompson (Cult of the Cobra, It! The Terror from Beyond Space) trabajó para la productora británica Amalgamated Productions[1] en la película Fiend Without a Face (1958), de Arthur Crabtree. Era un intento de realizar un film que se hiciera pasar por norteamericano en el mercado internacional, y en particular en los propios Estados Unidos. Idéntica idea anima First Man Into Space [tv: El primer hombre en el espacio, 1959], ahora realizada por Robert Day (n. en 1922), veterano realizador británico iniciado pocos años antes con la comedia The Green Man (1956), co-dirigida con Basil Dearden, y que a lo largo de los años se haría cargo de títulos con esos mismos visos internacionales, como su largo ciclo de filmes de Tarzán, y que aportaría a la Hammer uno de sus clásicos con La diosa de fuego (She, 1965).
El arranque de la presente película parece intentar emular a otras cintas de la época que buscaban reflejar de un modo más o menos realista la conquista espacial, tal como pudiera ser Con destino a la Luna (Destination: Moon, 1950), de Irving Pichel, o Riders to the Stars [tv: Viajeros a las estrellas, 1954], debut en la dirección del actor Richard Carlson, ayudado por Herbert L. Strock. Así, tenemos una serie de pruebas de vuelo por parte de la aviación norteamericana con el fin de estudiar la altitud que puede alcanzar un modelo experimental llamado Y-13. Sin embargo, el piloto, el teniente Dan Milton Prescott, algo alocado e inconsciente —tal como el Hal Jordan de la reciente Green Lantern (Green Lantern, 2011), de Martin Campbell— intenta convertirse en el primer hombre en el espacio, por lo cual toma vuelo ascendente para atravesar la ionosfera.
Todo ello consume la media hora inicial de su metraje. A partir de ahí, y a consecuencia de los rayos cósmicos y polvo de meteoro, el piloto regresa convertido en un ser deforme, que ha de succionar la sangre de los seres vivos (y en especial de los humanos, faltaría más) para subsistir. La apariencia del monstruo semeja la víctima de un agresivo fuego, con todo el cuerpo ennegrecido y arrugado[2]. Esta parte de la trama es una copia evidente de la mítica El experimento del doctor Quatermass (The Quatermass Xperiment, 1955), de Val Guest. Aunque cabe decir que después sería inspiración para un clásico menor como es Viscosidad (The Incredible Melting Man, 1977), de William Sachs.
En todo caso, resulta curioso y sorprendente comprobar cómo, una vez más, da la impresión de que este film debió sin duda ser visto por el guionista de cómic Stan Lee y utilizado como inspiración para una de sus creaciones. En esta ocasión se trata de Los Cuatro Fantásticos (Fantastic Four), que apareció en el número 1 de la revista del mismo nombre publicada por Marvel con fecha de noviembre de 1961. Así, aquí tenemos un astronauta con el ansia de ser el primer hombre en el espacio, actitud que anima de igual modo a Reed Richards. Y la misión acaba con un accidente, con el vehículo estrellado y su tripulación alterada por motivo de los rayos cósmicos. El protagonista de este film verá su cuerpo deformado y convertido en un monstruo, al igual que el Ben Grimm del supergrupo. Para mayor claridad, uno de los personajes de la película se llama Ben Richards, cuyo nombre y apellido daría apelativo a ambos héroes de la Marvel.
Por lo demás, se trata de un film sencillito y efectivo, no demasiado estimulante pero tampoco despreciable, dirigida sin especial brillo pero tampoco con defectos llamativos. Un típico ejemplar de cine comercial de la época, ni mejor ni peor que muchos de entonces, pero que se deja ver con moderado interés.
Anécdotas
- Título de rodaje: Satellite of Blood.
- Título en México: El primer piloto del espacio.
- El presupuesto del film fue de cien mil libras.
- El actor Bill Edwards está doblado en la versión original.
- Las escenas de vuelo son imágenes de archivo donde se identifica a Chuck Yaeger, primer piloto en romper la barrera de sonido.
- Estrenada en el Reino Unido en febrero de 1959. En España quedó inédita, hasta un pase televisivo.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] La escasa filmografía de la productora, creada por John Croydon (1907-1994), está conformada por el film de aventuras West of Suez (1957), de Keefe Brasselle (aunque en las copias británicas se acreditó a Arthur Crabtree), los terrores Grip of the Strangler [tv: El estrangulador fantasma, 1958], y Corridors of Blood [tv: Corredores de sangre/Pasillos de sangre, 1959], de Robert Day, y el thriller The Secret Man (1958), de Ronald Kinnoch, también protagonizado por Marshall. Y los dos referidos en el cuerpo central, desde luego.
[2] El director, Robert Day, no estaba contento con esta particularidad. Sugirió que el piloto volviera del espacio trastornado psíquicamente, pero los productores preferían ofrecer a un monstruo.