Un grupo de personas recibe una misteriosa caja que oculta dentro de ella una peculiar invitación para participar en un juego que gira alrededor de las escape rooms. El vencedor del mismo se llevará a casa una jugosa suma de dinero.
Dirección: Adam Robitel. Producción: Original Film. Productores: Ori Marmur, Neal H. Moritz. Guion: Bragi F. Schut, Maria Melnik, según argumento de B. F. Schut. Música: John Carey, Brian Tyler. Fotografía: Marc Spicer. Diseño de producción: Edward Thomas. Montaje: Steve Mirkovich. FX: Instinctual VFX. Intérpretes: Taylor Russell (Zoey Davis), Logan Miller (Ben Miller), Jay Ellis (Jason Walker), Tyler Labine (Mike Nolan), Deborah Ann Woll (Amanda Harper), Nik Dodani (Danny Khan), Yorick van Wageningen (Game Master WooTan Yu), Cornelius Geaney Jr. (profesor de instituto), Russell Crous (Charlie, ayudante de Jason), Bart Fouche (Gary, jefe de Ben), Jessica Sutton (Allison, compañera de cuarto de Zoey), Paul Hampshire, Vere Tindale, Kenneth Fok, Caely-Jo Levy, Jamie-Lee Money, Jeremy Boado, Inge Beckmann… Nacionalidad y año: Canadá, Estados Unidos 2019. Duración y datos técnicos: 99 min. Color 2.39:1.
Según la Wikipedia: Un cuarto de escape o escape room es un juego de aventura físico y mental que consiste en encerrar a un grupo de jugadores en una habitación, donde deberán solucionar enigmas y rompecabezas de todo tipo para ir desenlazando una historia y conseguir escapar antes de que finalice el tiempo disponible; usualmente los temas de los acertijos siguen la temática del cuarto. El Real Escape Game (REG) fue creado el año 2007 por el guionista y director de anime y cine Takao Kato en Japón.
Es curioso que, diez años antes, un cineasta norteamericano apuntase, en cierta forma, las bases de este juego con su película, un filme que tuvo una repercusión mundial y que precisamente disfrutó de bastante éxito en el país nipón. Y es que han pasado más de veinte años desde que la sorprendente ópera prima Cube (Cube, 1997), del cineasta Vincenzo Natali, se diera a conocer al mundo. Posiblemente, y aunque habría que tirar de la memoria, no se tratase de la primera película de cierta enjundia con esta premisa[1], pero sí que revitalizó el tema, llegando a generar un buen número de títulos del estilo, empezando por sus propias secuelas.
Uno de los aciertos de Escape Room (Escape Room, 2019) es la sobriedad con la que se presenta el juego y se introduce a los participantes de lleno en el mismo. La película se halla dotada de buena capacidad visual, posee bastante ingenio a la hora de confeccionar los distintos puzles que conforman cada una de las habitaciones así como toda la atmósfera que envuelve a cada una de ellas, dotándolas de una fuerte entidad propia. Es así que llegamos en parte a olvidarnos de la trama general, sumergiéndonos en las distintas estancias, como si de mundos (películas) diferentes se tratasen, logrando un nivel de entretenimiento bastante considerable. Las salas están presentadas con todo lujo de detalles, donde se nota el mimo con la que se ha creado cada una de ellas, llegando incluso a evocar un ambiente pesadillesco en algunas, como aquella de estilo casi burtonesca, que parece sacada de la mismísima madriguera de Bitelchús.
El guion, en todo caso, resulta demasiado plano, llegando a ser bastante predecible, y a pesar de que se intenta dotar de cierto cuerpo por obra y gracia de una serie de giros en su recta final, por desgracia los mismos se sienten demasiado artificiales, consiguiendo con ello un resultado más efectista que efectivo.
No llega a entenderse muy bien —quizás por la propia torpeza del que suscribe esto— la relación que tiene la acción que emprende Zoey con determinados aparatos en la estancia de ambiente hospitalario, con esa máxima de la física cuántica que comenta el profesor de física en la presentación del personaje de Zoey al principio de la película, a no ser que sea una mera excusa para el posterior y bastante previsible giro.
Tampoco ayuda mucho el dibujo psicológico de los personajes, que se hallan hacinados dentro del diabólico juego, y aunque están más o menos definidos cada uno de los arquetipos, su trazo grueso a nivel de guion, junto a una labor actoral en conjunto demasiado mecánica, no logra dotar a los personajes de cierta dimensión y provocar que sintamos algo de empatía por estas cobayas humanas. Es cierto que algunos personajes parecen algo más convincentes que otros, pero tampoco es que brillen demasiado sobre el resto. De tal manera, se dilapida parte de su potencial con esas explicaciones ad hoc de comportamientos, en especial durante la resolución final, así como con esos flashbacks que intenta dotar de cierta vida la psicología de los personajes y lo que logra es entorpecer la narración así como chafar el pequeño secreto que hay en torno al grupo de participantes.
Además del consabido parecido con Cube —no sería nada descabellado apuntar que parece coger la idea de su inquietante y mortífero prólogo, convirtiéndolo acá en un flash-forward algo tramposo—, además acumula algunas ideas de la saga Saw o incluso esa curiosa selección del grupo de jugadores con un criterio parecido al de la sorprendente Intacto (Intacto, 2001), de Juan Carlos Fresnadillo.
La fotografía, bastante lograda, arropa perfectamente el diseño de las estancias para dotarlas de la ambientación que precisa cada una de ellas. Esta corre a cargo de Marc Spicer, responsable de la misma en Nunca apagues la luz (Lights Out, 2016), el filme de David F. Sandberg que nació a raíz de su propio cortometraje Luces fuera (Lights Out, 2016). Otro tema aparte es la música, a cargo del dúo John Carey y Brian Tyler, que personalmente me resulta, no en pocos momentos, un poco a contracorriente de las imágenes, llegando incluso a ser algo insistente en determinados instantes.
El filme concluye haciendo clara alusión a una más que posible secuela, de forma casi descarada, con un estilo que parece recordar a esas sagas que tienen una organización criminal con pedigrí de por medio.
Anécdotas
- Título en Argentina, México y Perú: Escape Room: sin salida.
- La película se inició en agosto de 2017, bajo el título de The Maze, con la búsqueda del casting. El rodaje se realizó en Sudáfrica entre finales de 2017 y enero de 2018.
- Estrenada en Estados Unidos el 4 de enero de 2019. En España se estrenó el 15 de marzo.
Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Así, a bote pronto, podemos citar un episodio de la serie Twilight Zone, titulado “Five Characters in Search of an Exit” (22 de diciembre de 1961), o también un especial televisivo de Jim Henson titulado significativamente The Cube (23 de febrero de 1969).