Cuando Reinhardt Klermer sale de su casa es atropellado por un vehículo, que pasa por encima de él varias veces. El criminal deja junto a él un muñeco que es su viva imagen. El inspector Holloway comienza a investigar, encontrándose con nuevas muertes, siempre con un muñeco al lado que reproduce el rostro y las vestimentas del asesinado.

Dirección: Freddie Francis. Producción: Amicus Productions para Paramount British Pictures. Productores: Max Rosenberg, Milton Subotsky. Guion: Robert Bloch. Fotografía: John Wilcox. Música: Elisabeth Lutyens, [Philip Martell, música adicional, sin acreditar]. Montaje: Oswald Hafenrichter. Dirección artística: Bill Constable. FX: Ted Samuels (efectos especiales). Intérpretes: Patrick Wymark (inspector Holloway), Margaret Johnston (Mrs. Von Sturm), John Standing (Mark Von Sturm), Alexander Knox (Frank Saville), Judy Huxtable (Louise Saville), Don Borisenko (Donald Loftis), Thorley Walters (Martin Roth), Robert Crewdson (Victor Ledoux), Colin Gordon (Dr. Glyn), Tim Barrett (Morgan), Frank Forsyth (Tucker), Olive Gregg (Mary), Harold Lang (Briggs), Gina Gianelli (Gina), Peter Diamond (chatarrero), John Harvey (Reinhardt Klermer), Greta Farrer (cigarrera), Juba Kennerley (modelo), Anthony Lang (artista), Joseph Tregonino (camarero)… Nacionalidad y año: Reino Unido 1966. Duración y datos técnicos: 83 min. color 2.35:1.

 

La Amicus siempre intentó aprovecharse de rebote de los éxitos que cosechaba la Hammer, y muchas de sus producciones parecían un reflejo de lo ofrecido con anterioridad por la Casa del Martillo. Por lo general, los guiones de la compañía eran redactados por Milton Subotsky, uno de los fundadores, pero en un momento dado decidieron contratar al escritor norteamericano Robert Bloch. La primera película en el que estuvo implicado fue La maldición de la calavera (The Skull, Freddie Francis, 1965), basada en un relato del autor, y que adaptó Subotsky. La siguiente que vino ya fue esta El psicópata (The Psychopath, 1966), con guion del propio Bloch, que mucha gente interpretará como un remedo de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960). Y de hecho, así es. Pero conviene no pasar por alto el ciclo de intrigas psicológicas producidas por la Hammer, algunas de las cuales fueron dirigidas por Freddie Francis. Precisamente, antes de La maldición de la calavera, Francis había realizado para la productora de James Carreras Hysteria (1965), otra de las muestras de ese ciclo.

Sin embargo, las películas de terror psicológico de la Hammer, casi todas con guion de Jimmy Sangster, tenían la peculiaridad de estar rodadas en blanco y negro. La maldición de la calavera se caracterizaba por ser filmada en color y formato panorámico, y cuando se procedió con El psicópata, se utilizó igual concepto. Eso, por supuesto, otorga una vistosidad muy distinta a esta cinta con respecto a sus modelos. Como gran director de fotografía que fue Francis, dominaba a la perfección objetivos, iluminación y composición, y aquí se explaya en ese sentido, concibiendo una obra en la cual cada plano parece estudiado con detalle antes de llevarlo a efecto. Luz, color y profundidad de campo son utilizados de forma extraordinaria, y El psicópata es de una belleza visual apabullante. Además, muchas escenas transcurren en la casa de Mrs. Von Sturm, que tiene toda ella atestada de muñecas. Las imágenes de los personajes perdidos entre tantos elementos de esa índole, de aspecto macabro muchas de ellas, confiere una estética sobrecargada, decadente, que ayuda a potenciar la grandeza estética del film.

El guion de Robert Bloch, por lo demás, es lo de siempre en él. Lo cual no quiere decir que sea malo. De hecho, es uno de sus trabajos más brillantes, siempre dentro de las coordenadas de que imita una vez más a su novela fetiche, Psicosis. Tenemos unos crímenes perpetrados por mano desconocida, un muchacho cohibido (Mark Von Sturm: John Standing) que vive con una dominante madre (Mrs. Von Sturm: Margaret Johnston)… Por supuesto, hay cambios, los suficientes para que el resultado aparezca fresco, y la atención se mantenga a lo largo de todo el (breve) metraje. Con todo, resaltemos el final, que parece casi un guiño al film de Hitchcock (más que a la novela originaria, que era muy distinta), pero con ciertos elementos inteligentemente variados.

La intriga parece sostenerse a partir de algo que sucedió en el pasado, y que ha marcado a todos los implicados. Todo ello va siendo desentrañado de forma paulatina por el inspector Holloway, interpretado con brillantez por Patrick Wymark. De hecho, otra de las virtudes de la película es su espléndido plantel interpretativo, donde acaso quienes menos brillan sean la parejita, compuesta por Louise Saville (interpretada por Judy Huxtable, que aparece destacada como «introducing», cuando previamente había trabajado en diversas películas y series) y Donald Loftis (el canadiense Don Borisenko).

Así pues, el inspector va descubriendo que, en el pasado, el marido de Mrs. Von Sturm fue sentenciado por un tribunal de guerra, compuesto por aquellos que ahora están muriendo de forma misteriosa. ¿Los está matando ella, pese a estar en silla de ruedas? ¿Los está matando su hijo? ¿Hay otra sombra misteriosa en torno a todo ello? La intriga se va desenvolviendo en un tono de cinta de misterio y suspense, con muchos de los crímenes planteados de un modo elíptico, pero Francis le otorga suficiente tensión, a lo cual se suma toda esa planificación sobrecargada, que ayuda a identificar el film de forma clara como de terror. Ello no es óbice para que también haya un breve tono a lo Agatha Christie, y de hecho eso se apunta ante un comentario del policía, que cuando se encuentra con una víctima, señala: «…Y solo quedó uno», en alusión a la novela de la autora Diez negritos y la rima que va desplegando todo. Y tanto se ha calificado la película como un precedente del giallo italiano como una sucesora de los krimi alemanes.

Lo que importa en esta cinta es el impacto de cara al espectador. Así, existe un elemento por completo inverosímil como es que los muñecos que se dejan junto a las víctimas, aparte del parecido en el rostro, portan las mismas ropas del momento de su muerte, como si el criminal, mientras confecciona las figuras, ya sepa de antemano qué vestuario elegirá el asesinado ese día. O el hecho de que, durante el montaje, el productor Milton Subotsky «modificó frases enteras del diálogo y toda la secuencia final ¡para cambiar la identidad del asesino!»[1]

Sea como fuere, la trama ofrece el suficiente interés como para seguir el film con atención. El aplicado diseño de producción, la espléndida fotografía y, sobre todo, el esforzado trabajo de planificación de Francis demuestran que este podría haber sido un director de fuste si hubieran existido otras condiciones industriales en que se desenvolvió su carrera. Esa brillantez visual seguirá prevaleciendo en muchas de sus películas, pero la potencia narrativa irá desapareciendo. En definitiva, El psicópata es una de las obras más sólidas y conseguidas de un cineasta que siempre vio cómo su carrera en ese sentido fue minusvalorada en favor de su otra, más prestigiosa, como cámara de los más valorados realizadores.

 

Anecdotario

  • Título de rodaje: Schizo.
  • Título en Argentina, Colombia y México: Las muñecas de la muerte.
  • El rodaje de la película arrancó en septiembre de 1965 en los Shepperton Studios, Shepperton, Surrey, Inglaterra.
  • Las muñecas están construidas por la compañía Doll Industries Ltd.
  • Los rostros de los muñecos que se dejan junto a las víctimas tienen un diseño facial muy similar al que luego detentan los de un episodio del film de sketches Amicus Refugio macabro (Asylum, Roy Ward Baker, 1972).
  • El inspector Holloway, aquí interpretado por Patrick Wymark, sería años después el personaje principal del film de episodios La mansión de los crímenes (The House That Dripped Blood, Peter Duffell, 1970), también con guion de Bloch, y esta vez bajo los rasgos de John Benneth.
  • Estrenada en el Reino Unido el 4 de febrero de 1966 y en España el 10 de julio de 1967, en Madrid, en los cines Madrid y Roxy B. 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Citado por Ramon Freixas y Joan Bassa en «Amicus presenta: Otra manera de acercarse al género», Dirigido por… nº 431 (Barcelona, marzo 2013), pág. 48.