1906. El psicólogo Charles Marlowe busca el modo de auxiliar a sus pacientes, y desarrolla una droga que elimina las inhibiciones. Tras probar una única dosis en varios pacientes, con resultados chocantes, decide experimentarla sobre sí mismo, y al principio pierde un tanto su estiramiento social. Pero, a medida que toma más dosis, su parte malvada comienza a manifestarse de modo paulatino.
Dirección: Stephen Weeks. Producción: Amicus Productions, British Lion Film Corporation. Productores: Max Rosenberg, Milton Subotsky, [John Dark]. Guion: Milton Subotsky, basado en la novela The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Fotografía: Moray Grant. Música: Carl Davis. Montaje: Peter Tanner. Dirección artística: Tony Curtis. FX: Harry Frampton, Peter Frampton (maquillaje). Intérpretes: Christopher Lee (Dr. Charles Marlowe / Edward Blake), Peter Cushing (Frederick Utterson), Mike Raven (Enfield), Richard Hurndall (doctor Lanyon), George Merritt (Poole), Kenneth J. Warren (Deane), Susan Jameson (Diane), Marjie Lawrence (Annie), Aimée Delamain (casera), Michael Des Barres (chico del callejón), Chloe Franks, Lesley Judd, Ian McCulloch, Jim O’Brady, Reg Thomason, Fred Wood… Nacionalidad y año: Reino Unido 1971. Duración y datos técnicos: 75 min. (copia de estreno) 81 min. (versión extendida) color 1.85:1.
Amicus había estrenado La mansión de los crímenes (The House That Dripped Blood, 1971), dirigida por Peter Duffell a partir de varios relatos de Robert Bloch, y después ofrecieron este El monstruo (I, Monster, 1971), adaptación de la mítica novela de Robert Louis Stevenson El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde. Como puede apreciarse, fue cambiado el título, pero también la denominación del personaje protagonista (no así las de los secundarios), convirtiéndolo en doctor Charles Marlowe y Edward Blake, respectivamente. Es muy posible que estos apelativos procedan, por un lado, de Christopher Marlowe, autor teatral y poeta, pero también detentador de una personalidad compleja y legendaria; y por otro, William Blake, otro poeta, y también ilustrador, envuelto en una imagen mítica. Ambos, además, profesaban ideas religiosas poco habituales para la época, así como una sexualidad peculiar.
Dejando a un lado este cambio, el guion traslada la acción hacia el siglo XX, en concreto al año 1906, y convierte al doctor en un psiquiatra, seguidor de las doctrinas de Sigmund Freud, lo cual le vale enfrentarse a sus amigos del club, en especial a su mentor, el doctor Lanyon. Marlowe desarrollará una droga que se emplea por medio de una inyección, por lo cual el paralelismo con la drogodependencia se hace evidente. Tras usarlo sobre un minino, que se vuelve loco y al que ha de matar, con mucha aflicción ―esta escena semeja un precedente a una similar en Re-Animator (Re-Animator, Stuart Gordon, 1985), y se halla, lamentablemente, muy mal resuelta―, lo emplea primero con una paciente reprimida, que tras consumirla se volverá promiscua, y otro de carácter despótico, que se hará cohibido y asustadizo. Al fin, lo emplea en sí mismo, y parece que únicamente le elimina cierto envaramiento social, volviéndole más alegre, más despreocupado, y su apariencia no sufre el menor cambio.
Sin embargo, a medida que reincide en el consumo, la transformación se va haciendo cada vez más pujante. Primero en el aspecto psicológico, convirtiéndolo en un ser malvado, y luego en el físico, degradándolo de forma paulatina. Hay una conversación muy interesante entre Marlowe y su abogado Utterson, cuando el primero refiere que su padre, otro médico de prestigio, tenía un bastón con empuñadura de oro, que usaba no solo para pasear, insinuando que le daba palizas con él. Utterson responde: «Blake también tiene uno». Lo cual hace deducir que el hijo se está convirtiendo en su padre, en el aspecto moral, tendiendo hacia aquello que despreciaba de él. Es de lamentar que no profundice más en la personalidad del doctor. Y es que el guion es debido a Milton Subotsky, avispado productor, al menos durante una época en que determinado tipo de cine estaba de moda, pero flojo guionista, que podría calificarse, en el mejor de los casos, más efectivo que eficiente.
En todo caso, pese a los cambios referidos, por lo demás la trama sigue con cierta fidelidad la historia original, incluido el percance con la niña, que es narrado de voz por parte de Enfield, otro amigo del club, y luego se visualiza en una pesadilla que tiene Utterson, mostrándose a Marlowe/Blake con un rostro indefinido, como una máscara.
El proyecto inicial era estrenar la película en formato 3D, en concreto uno denominado «efecto Pulfrich», pero finalmente se optó por estrenar de manera «normal». En todo caso, se percibe que el rodaje se hizo con esa idea en mente, dado que en diversas ocasiones se arrojan objetos a la cámara, y hay un momento concreto en el cual Blake toma un soplete y lo acerca encendido a la cámara.
La dirección fue debida a Stephen Weeks, que con esta película debutaba en el cine, con veintidós años, habiendo realizado con anterioridad siete cortometrajes. Después rodaría, entre otras, dos versiones nada menos que del mito de Sir Gawain y el Caballero Verde. Aquí se le percibe un tanto bisoño para una cinta tan compleja, y el resultado semeja más una adaptación televisiva que una cinta con cierta dimensión poliédrica. En todo caso, pese al bajo presupuesto, la ambientación de época es tan convincente como es norma en el cine británico, la fotografía del hammeriano Moray Grant es competente y se acompañan las imágenes con partitura de Carl Davis.
Aunque lo mejor de la película es su reparto. Aparte de los secundarios convincentes, tenemos a Mike Raven, que había sido descubierto por la Hammer y al que se intentaba en aquel entonces lanzar como una figura del género[1]. Peter Cushing dispone de un personaje que es más observador que perpetrador, pero pese a ello logra transmitir la fortaleza habitual a sus roles. Christopher Lee, al fin, es el protagonista absoluto, y su interpretación no puede sino calificarse de sensacional. Por el mismo papel, Fredric March consiguió un Oscar, pero se trataba de una prestigiosa producción de la MGM. Aquí estamos ante una película barata de una productora especializada en terror, y la crítica y la industria prestaron ojos ciegos a su labor, que debiera haber sido recompensada con mayor ímpetu. Aquí estamos, sencillamente, ante uno de los mejores Hyde de la historia (Jekyll menos, debido a lo plano del guion, como se ha referido). Hay una escena en particular intensa, que está rodada a base de sombras. Ello es debido, sin duda, al intento de ahorrar presupuesto, pero ello da lugar a una imagen portentosa: vemos la sombra de Blake inyectándose la droga, inclinado, postura habitual en él, y tras hacerlo poco a poco se ve irguiendo, y reconocemos el perfil habitual de Marlowe; este avanza y entonces vemos a Christopher Lee en los rasgos del doctor.
El maquillaje de Blake es bastante sencillo, pero al tiempo muy efectivo. Al principio, como ya se ha dicho, no hay transformación (es sorprendente cómo, en el episodio con la niña, Enfield no le reconoce). Sin embargo, a medida que la droga va haciendo cada vez más efecto, sus rasgos se acanallan: le crece barba de varios días, se vuelve cejijunto, el cabello se vuelve indómito y los dientes se deforman.
No es la mejor adaptación que existe de la novela, por un lado, por ese guion poco perfilado y, por otro lado, por el estilo impersonal de la realización. Sin embargo, ya tan solo por la encarnación de Christopher Lee merece mucho la pena. La copia que se estrenó en cines, de 75 minutos de duración, se veía deslavazada, con momentos mal montados, percibiéndose graves ausencias. La versión extendida con seis minutos más mejora bastante el resultado.
Anecdotario
- Título en Argentina, México y Venezuela: El monstruo de Londres.
- El rodaje tuvo lugar hacia octubre de 1970.
- El director artístico, Tony Curtis, por supuesto, nada tiene que ver con el actor de idéntico nombre. Y el maquillador Peter Frampton, desde luego, tampoco con el cantante de igual apelativo.
- Peter Duffell rechazó la oferta de dirigir esta película.
- En el estreno en Italia, por medio del doblaje devolvieron al personaje protagonista los nombres de Jekyll y Hyde, titulándola además La vera storia del dottor Jekyll.
- Estrenada en el Reino Unido en noviembre de 1971. En España tuvo su debut el 12 de junio de 1972, en Barcelona, y el 27 de junio, en Madrid.
Bibliografía
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde; por Robert Louis Stevenson; edición, estudio inicial y traducción de Carmen García Trevijano. Madrid: Cátedra, 2011. Colección: Base; nº 34. T.O.: Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1886).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Nació como Austin Churton Fairman (1924-1997), y en su polifacética carrera, además de como actor, ejerció de disc-jockey radiofónico, escultor, granjero, escritor, presentador y productor de televisión, bailarín de ballet, decorador de interiores, prestidigitador, guitarrista de flamenco y fotógrafo.