Un hombre joven se despierta repentinamente en un lugar bastante desolador. No está solo, ya que comparte el habitáculo con un singular anciano. Al sitio en cuestión lo llaman El Hoyo, el cual está constituido por una serie de niveles interconectados verticalmente por un agujero que se encuentra en el centro de cada estancia. Por el mismo baja una plataforma repleta de comida cada día, recorriendo cada uno de los niveles de arriba a abajo.
Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia. Producción: Basque Films, Mr Miyagi Films, Plataforma La Película AIE, Consejería de Cultura del Gobierno Vasco, Euskal Irrati Telebista, Eusko Jaurlaritza, Instituto de Crédito Oficial, Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales, Radio Televisión Española, Zentropa. Productores: Ángeles Hernández, Carlos Juárez, David Matamoros. Co-productores: Ángeles Hernández, David Matamoros. Productores ejecutivos: Carlos Juarez, Raquel Perea. Productora asociada: Elena Gozalo. Guion: David Desola, Pedro Rivero. Fotografía: Jon D. Domínguez. Música: Aránzazu Calleja. Montaje: Elena Ruiz, Haritz Zubillaga. Dirección artística: Azegiñe Urigoitia. FX: Mario Campoy, Irene Río (efectos especiales), Raúl Campos (supervisor de efectos visuales). Intérpretes: Ivan Massagué (Goreng), Zorion Eguileor (Trimagasi), Antonia San Juan (Imoguiri), Emilio Buale (Baharat), Alexandra Masangkay (Miharu), Zihara Llana (Mali), Mario Pardo (amigo de Baharat), Algis Arlauskas (preso), Txubio Fernández de Jáuregui (jefe de restaurante), Eric Goode (Sr. Brambang), Óscar Oliver (cocinero), Chema Trujillo (preso nivel 5), Miriam Martín (presa nivel 5), Gorka Zufiaurre (preso síndrome de down), Miriam K. Martxante (cocinera), Miren Gaztañaga (cocinera), Braulio Cortés (cocinero), Javier Mediavilla (cocinero), Álvaro Orellana (cocinero), Juan Dopico (cocinero), Lian Xu Shao (cocinera)… Nacionalidad y año: España 2019. Duración y datos técnicos: 94 min. Color 2.35:1.
La expresión de: “Un Cube a la española” a la hora de definir la película que nos ocupa, aunque indudablemente la extraordinaria película de Vincenzo Natali está ahí —personalmente también me recordó en algunos aspectos a Next Floor, el singular cortometraje de Denis Villenueve—, es una afirmación que no la define, más bien la reduce, y que no le hace justicia a la flamante ganadora del festival de Sitges de este año. Mientras en Cube (Cube, 1997) la trama se mueve en torno a un misterio por desentrañar —¿qué es el cubo?—, la película de Galder Gaztelu-Urrutia es una distopía de lo más desalentadora que no gira alrededor del esclarecimiento de un enigma y ni siquiera en plasmar una lucha de clases —como sí plantea, por ejemplo, la distópica Rompenieves (Snowpiercer, 2013)— sino que funciona como una mordaz radiografía de la mezquindad del ser humano, al no señalar exclusivamente a un sector concreto del Hoyo en un estupendo golpe de guion, siendo este uno de los grandes hallazgos del film.
Y es que esta suerte de experimento llega a funcionar como un espejo frente al propio espectador, que termina reconociendo el contexto y las situaciones que se dan, así como plantearse qué tipo de personaje sería o qué haría en tal o cual caso. Por todo lo ya comentado, la trama no pivota alrededor de un misterio, ya que lo que hay se muestra y se conoce desde el principio porque simplemente se trata del reflejo de un mal endémico de nuestra raza. Pero también puede funcionar perfectamente como un relato sobre el miedo y la supervivencia; recordemos que “el hombre es un lobo para el propio hombre”, y donde la “solidaridad espontánea” (sic) parece ser algo que no viene implícito en la raza humana.
Inmediatamente después de ser expuestas las reglas del lugar, que son conocidas a través de la charla que mantiene nuestro protagonista con su primer compañero, el simpar e inquietante Trimagasi —al que da vida un fantástico Zorion Egileor, obvio—, las cartas se colocan boca arriba. Curiosamente, la historia se estructura como por capítulos, la cual viene dada a raíz de una de las reglas. La naturaleza de los distintos personajes y la iteración de estos con Goreng —un Iván Massagué bastante convincente en los no pocos registros que tiene— serán las que aporten los distintos matices y detalles tanto del protagonista como de la trama. Tras ese despertar por parte de Goreng, éste va tomando conciencia de la situación y de su rol, que irá adquiriendo tintes claramente quijotescos —los detalles de su cierto parecido con el caballero manchego y el del propio libro no parecen ser pura casualidad—, y una vez ha encontrado su particular Sancho Panza acometerá tamaña empresa para intentar revertir la dinámica del Hoyo.
Mención aparte merece el personaje al que da vida una convincente Antonia San Juan, que actúa como un punto de inflexión en la evolución de Goreng, y que da a conocer un par de detalles sobre el funcionamiento de este “centro vertical de autogestión” (sic) —qué mala uva tiene el nombre— que se antojan claves para entender el desenlace de la historia (en este sentido existe otro personaje más que tiene su peso en el mismo). Y aunque las intenciones del desenlace resultan más que claras —tiene que llegar el mensaje a su destino— son los propios hechos que provocan dicho desenlace los que están impregnados de cierta ambigüedad (quizás todo gire en torno al postre, esa rica panacota).
El film funciona como una caja que da cobijo a una serie de géneros, así como a distintos tonos; de esta forma se salta de la alegoría a la sátira, incluso de la comedia al terror, pasa por lo grotesco, lo terrorífico, lo violento —no se anda con remilgos cuando se muestra la violencia, que se vuelve bastante gráfica en la gran pantalla— o por lo directamente delirante. Toda esta diversidad parece ir en consonancia con los distintos estados por los que pasa su torturado personaje principal, quien, conforme va enterándose de las reglas del juego, intentará poner remedio acabando con el sistema.
En el aspecto técnico, la puesta en escena resulta sólida y donde los distintos tiros de cámaras así como los diferentes tipos de plano en determinados momentos ayudan a romper la monotonía del espacio. El diseño de producción es realmente bueno y luce lo suyo —especialmente interesante es el contraste que se produce entre el lugar, construido a base de hormigón, de colores fríos y la plataforma repleta de comida que parece una fiesta de colores—. También cabe resaltar el apartado musical del film, donde la compositora Aránzazu Calleja compone una partitura muy singular y que se ajusta como un guante a la película. En definitiva, nos encontramos con un producto muy bien acabado que arropa una propuesta inteligente y muy suculenta que sabe combinar el cine más reflexivo con un cine de diversión. Todo un hallazgo.
Anécdotas
- Título de rodaje: La plataforma. Título internacional: The Platform.
- Premio del público en el Festival de Toronto (Sección Midnight Madness). Premios en el Festival de cine fantástico de Sitges a la mejor película, director novel, efectos especiales y, por último, el premio del público. Diecisiete candidaturas a los premios Goya.
- Tras ganar en el Festival de Toronto, Netflix adquirió los derechos de distribución de la película en todo el mundo excepto en España y algunos territorios en Asia.
- Filmada durante seis semanas en Bilbao. Se rodó en orden cronológico especialmente para que el actor Ivan Massagué fuera perdiendo progresivamente hasta doce kilos.
- Para diseñar la comida de la plataforma, el equipo de arte cogía las sobras del catering y de los restaurantes cercanos.
- Estrenada en España el 8 de noviembre de 2019.
Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España).
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra