El matrimonio Breyer está intentando tener descendencia cuando, como por casualidad, junto a su granja cae un bebé del espacio. Doce años después, el crío siente una extraña atracción hacia algo que la pareja tiene encerrada en el granero, y empieza a desarrollar superfuerza.
Dirección: David Yarovesky. Producción: The H Collective, Troll Court Entertainment. Productores: James Gunn, Kenneth Huang. Productores ejecutivos: Dan Clifton, Nic Crawley, David Gendron, Brian Gunn, Mark Gunn, Simon Hatt, Kent Huang, Ali Jazayeri. Guion: Brian Gunn, Mark Gunn. Fotografía: Michael Dallatorre. Música: Tim Williams. Montaje: Andrew S. Eisen, Peter Gvozdas. Diseño de producción: Patrick M. Sullivan Jr. FX: Fractured FX (efectos de maquillaje). Intérpretes: Elizabeth Banks (Tori Breyer), David Denman (Kyle Breyer), Jackson A. Dunn (Brandon Breyer), Abraham Clinkscales (Royce), Christian Finlayson (Fauxhawk), Jennifer Holland (Ms. Espenschied), Emmie Hunter (Caitlyn), Matt Jones (Noah McNichol), Meredith Hagner (Merilee McNichol), Becky Wahlstrom (Erica), Michael Rooker (The Big T), Terence Rosemore, Gregory Alan Williams, Elizabeth Becka, Annie Humphrey, Steve Agee, Stephen Blackehart, Mike Dunston, Leah Goodkind, Shaun McMillan, Gwen Parrish… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2019. Duración y datos técnicos: 92 min. Color 2.35:1.
Superboy es malo
Tanto Marvel como DC disponen en sus publicaciones de unas líneas denominadas “What If” y “Elseworlds”, respectivamente, consistentes en desarrollar ideas más o menos ingeniosas o atrevidas con variaciones de sus series habituales. ¿Y si a la tía May la hubiese picado una cucaracha radiactiva? ¿Y si Superman hubiera caído de bebé tras el telón de acero? El punto de partida de esta película es en esa línea: ¿Y si Superboy fuera malote?
La verdad es que la idea de la película es bastante simpática, y para muchos aficionados al cómic puede ser un punto indudable de atracción. Lástima que El hijo (Brightburn, 2019) se centre única y exclusivamente en plasmar esa idea, y nada más, quedándose solo en la premisa, como sucede tanto en el cine fantástico de un tiempo a esta parte, sin mostrar la más mínima imaginación en el desarrolla, una vez planteada la idea.
El arranque es atractivo, y presenta al matrimonio Breyer en su granja. Una panorámica nos muestra un lote de libros de los que disponen, todos centrados en la fertilidad y la descendencia. Después, los vemos a ellos, a punto de poner de nuevo empeño en concebir un hijo. Justo en ese momento, un ruido ensordecedor, y algo cae del cielo cerca de la casa. Nada más. Todos sabemos lo que significa eso. Hay una elipsis de diez años y se nos presenta al feliz niño adoptado que vive con los Breyer. Y uno se pregunta: ¿cómo habrán vadeado todos los problemas administrativos que supondría presentarse con un niño caído literalmente del cielo? No importa. Los Breyer tienen al retoño, y ya está.
A partir de ahora, paulatinamente, comenzarán a desarrollarse las pistas sobre la identidad alienígena del chaval. Hay una escena muy interesante, también al inicio, cuando, en clase, la profesora pregunta la diferencia entre abejas y avispas, y él lo explica sin fallo alguno, exponiendo, de paso, su origen e intencionalidad en la Tierra. El primer problema que se plantea en el film es que este bascula de forma constante entre el punto de vista del chaval y el de la madre, sin tomar partido por ninguno de ellos. Eso es muy cómodo de cara al guion, pues cuando hay que exponer ciertos elementos, estos son esquivados al cambiar el foco de atención; eludiendo el problema, en definitiva.
El resto de la película es una rutinaria exposición de los tópicos vistos en mil y una cintas sobre chavales malotes, con sustos incluidos por medio de una machacona musiquilla que subraya todos los instantes que nos deben inquietar y meter los golpes de efecto adecuados.
David Yarovesky, realizador de varios cortos, el último de los cuales es Guardians of the Galaxy: Inferno (2017), y que anteriormente ofreció el largo de terror The Hive (2014), ilustra la presente sin mucho esfuerzo, casi como si fuera un episodio de la serie Smallville (Smallville, 2001-2011), donde lo único imaginativo es el ocasional uso de las sombras y de una especie de capa roja que el chico lleva a veces, consiguiendo el efecto que ya imaginará el lector. Lo que queda de Brightburn ―nombre de la localidad agrícola de Kansas donde trascurre todo―, ya lo hemos dicho: rutina y convencionalismo a tope.
Anécdotas
- Título en Argentina, Perú y Venezuela: Brightburn: Hijo de la oscuridad. Título en México: Hijo de la oscuridad: Brightburn.
- Las escenas del instituto se rodaron en el ahora cerrado Patrick Henry High School de Stockbridge, Georgia, el mismo de las dos primeras temporadas de Stranger Things.
- La versión estrenada en el Reino Unido tiene cortadas dos escenas para convertir la película en apta para 15 años.
- Estrenada en Estados Unidos el 24 de mayo de 2019, al igual que en España.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra