1603. El Santo ha muerto. Ante su tumba se aparece por medios sobrenaturales su oponente, el Enmascarado Negro, que jura acosarle por siempre. En la actualidad, mientras el Santo lucha en el ring, de pronto aparece el Enmascarado Negro para continuar su venganza…
Dirección: José Díaz Morales. Producción: Cinecomisiones, Filmica Vergara Comisiones. Productor: Luis Enrique Vergara. Guion: Rafael García Travesi, según argumento de R. García Travesi y Fernando Osés. Fotografía: Eduardo Valdés. Música: Jorge Pérez. Montaje: José Juan Munguía. Intérpretes: Santo (Santo El Enmascarado de Plata), Lorena Velázquez (Isabel de Arango), Fernando Osés (Encapuchado Negro), Bety González (Alicia), Mario Sevilla (Abraca / Dr. Zanoni), Mario Orea (monje), Guillermo Hernández (Lobo Negro), Mario Zebadúa ‘Colocho’ (reportero), José Álvarez Valdez, Martha Lasso Rentería, Emilio Garibay, Carlos Suárez, Margarito Luna, Víctor Velázquez, Juan Garza, Jorge Mateos, Roy Fletcher… Nacionalidad y año: México 1965. Duración y datos técnicos: 57 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.
El toledano José Díaz Morales fue uno de los directores más fértiles de la cinematografía azteca, con más de ochenta películas en su haber, desde que debutara en 1942 con Jesús de Nazareth, y hasta su último film con Adorables mujercitas en 1974. En esos más de cuarenta años, por supuesto, tocó gran cantidad de géneros, así inmediatamente anterior a la presente rodó, en coproducción con España, la zarzuela La revoltosa (1963), con Carmen Sevilla y Tony Leblanc, remake de otra versión que realizó en 1949, esa solo para nuestro país. La primera incursión que realizó en el género fantástico fue la presente, y no parece que estuviera muy dotado para ello, por los resultados, aunque insistiría con El barón Brakola (El barón Brakola, 1967) y Atacan las brujas (Atacan las brujas, 1968), también del ciclo del Santo. Todas ellas, sorprendentemente, se estrenaron en nuestro país, acaso por los orígenes de su director.
Y, tal como decíamos, la presente es una de las peores muestras de la saga del personaje dentro de su etapa en blanco y negro. El film es de un primitivismo asombroso, pero no entendido por poseer la magia de los antiguos artesanos, sino por una puesta en escena tan prehistórica que ni parece profesional. La escasa trama (no llega a la hora) se ve rellenada, además, por unos larguísimos créditos, una escena de pelea inicial interminable y, sobre todo, incoherentes vagabundeos de los personajes. Podría parecer que el sentido de la elipsis no lo comprenden sus creadores si no fuese porque en escenas cruciales se perciben ausencias injustificadas, mostrando el film una de las labores de montaje más paupérrimas que puedan recordarse.
La dirección de Díaz Morales es inexistente. No se molesta en narrar con la cámara, sino que la sitúa frente a los actores y se despreocupa, solo reencuadrando cuando es preciso. Así, la planificación es inexistente, no hay narrativa de ningún tipo, y toda la película es relatada por anti-atmosféricos planos generales.
En cuanto al guion, es tan misérrimo como el resto. Resulta risible cuando el científico refiere que quiere examinarle a Santo la máscara y se pone a observarla… con una lupa para sellos. En todo caso, dentro de lo poco atrayente del film, ese científico es el que mayor interés ofrece, siquiera a nivel anecdótico: ese tal doctor Zanoni dispone de una máquina con la cual puede enviar al Santo a través del tiempo por medio de la proyección mental. Algo muy similar, por cierto, a lo que acontecía en los comics clásicos de Batman, donde el Hombre Murciélago era enviado al pasado por hipnosis por parte del profesor Carter Nichols, personaje que apareció por vez primera en “It Happened in Rome” (Batman nº 24, agosto de 1944)[1]. Ese científico, por lo demás, es en realidad la reencarnación de un ermitaño, Abraca, el mago que dio lugar al encantamiento de la palabra «Abracadabra», y que tiene el mismo aspecto que Shazam en el serial Aventuras del capitán Maravillas (Adventures of Captain Marvel, John English y William Witney, 1941).
Añadamos que aquí se refiere que la capa y la máscara del Santo son mágicas, y que le fueron legadas al actual de generación en generación… aunque al inicio veamos al Santo originario ser enterrado con ellas.
Por lo demás, la fotografía en blanco y negro de Eduardo Valdés es competente. Quien no se contenta es porque no quiere.
Anecdotario
- Títulos anglosajones: The Diabolical Hatchet / Santo vs. the Diabolical Hatchet.
- Estrenada en México el 27 de agosto de 1965. En España se estrenó en octubre de 1967.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
[1] En un momento determinado el Enmascarado Negro adora a una entidad representada por un murciélago antropomorfo, con lo cual las alusiones a la creación de Bob Kane se amplían.