La actriz Chris MacNeil vive en su hogar de Washington con su hija preadolescente y dos sirvientes. En el ático comienzan a oírse extraños sonidos, y Regan, la niña, sufre sueños raros. Poco a poco, la chavala va empeorando y la madre la lleva de médico en médico, que no saben dar con la solución. Hasta que, al fin, la recomiendan acudir a un exorcista.

Dirección: William Friedkin. Producción: Hoya Productions, Warner Bros. Pictures. Productor: William Peter Blatty. Productor delegado: Noel Marshall. Productor asociado: David Salven. Guion: William Peter Blatty, según su novela homónima. Fotografía: Owen Roizman. Música: Krzysztof Penderecki, Hans Werner Henze, George Crumb, Anton Webern, Harry Bee, Mike Oldfield, David Borden, Dickey Betts, Jack Nitzsche (música adicional), Steve Boeddeker (remontaje del 2000). Montaje: Norman Gay, Evan A. Lottman. Diseño de producción: Bill Malley. FX: Dick Smith, Robert Laden (efectos de maquillaje), Marcel Vercoutere, Rick Baker (efectos especiales). Intérpretes: Ellen Burstyn (Chris MacNeil), Max von Sydow (padre Merrin), Lee J. Cobb (teniente Kinderman), Kitty Winn (Sharon), Jack MacGowran (Burke Dennings), Jason Miller (padre Karras), Linda Blair (Regan), William O’Malley (padre Dyer), Barton Heyman (Dr. Klein), Peter Masterson (Dr. Barringer), Rudolf Schündler (Karl), Gina Petrushka (Willi), Mercedes McCambridge (voz del demonio), Robert Symonds, Arthur Storch, Thomas Bermingham, Vasiliki Maliaros, Titos Vandis, Wallace Rooney, Ron Faber, Donna Mitchell, Roy Cooper, Robert Gerringer… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1973. Duración y datos técnicos: 122 min. /132 min. (director’s cut) color 1.85:1.

 

 

«Soy Pazuzu, hijo de Anu,

soy rey de los espíritus malignos del aire

que desciende huracanadamente

de las montañas haciendo estragos»

Inscripción a la espalda de la escultura

de bronce de la cultura asiria o babilonia,

fechada en el siglo VII a. C.,

y que se halla en el Museo del Louvre (París)

 

En 1949, en una localidad del estado de Washington, Estados Unidos, llamada Mount Rainier –famosa porque, un par de años atrás, se dio el primer avistamiento de ovnis de la historia de la ufología moderna– se publica en el diario de tendencia católica The Catholic Review la historia de Robbie Mannheim, un muchacho de catorce años que, teóricamente, estaba poseído por el demonio.

Supuesta imagen real del exorcismo de Robbie

Todo comenzó con un juego que realizaba el chico con su tía Harriet con la ouija. Cuando ella murió, el chaval intentó comunicarse por medio del tablero con la fallecida. A raíz de este hecho empezaron a producirse extraños ruidos en la casa, el carácter del muchacho varió, se puso a soltar obscenidades y a exhibir enigmáticas marcas por todo el cuerpo, amén de percibirse levitaciones de objetos a su alrededor. Los padres llevaron al adolescente a médicos y psiquiatras, pero nada se solventaba. Finalmente, asistieron al arzobispado de Maryland y allí se les otorgó autorización para realizar un exorcismo. Se encargó la tarea a un jesuita auxiliado por cinco religiosos. Durante la ceremonia, en la que el chico fue atado, éste insultaba a los sacerdotes y hablaba en lenguas desconocidas por él, como el latín, y en su piel aparecían grabadas, como a cuchillo, palabras como Hell (infierno) o Spite (rencor). Durante tres meses, desde enero hasta abril de 1949, se le efectuaron al chaval hasta treinta exorcismos, hasta que al fin fue liberado.

La película rodada sobre el caso, con Timothy Dalton

Los estudiosos que han investigado el tema llegaron a la conclusión de que el muchacho pudiera haber sufrido alguna de estas enfermedades: automatismo, que origina acciones mecánicas o involuntarias, características de determinadas formas de esquizofrenia; o el Síndrome de Gilles de la Tourette, una perturbación de la personalidad en la cual el paciente grita de manera incontrolada, se convulsiona, prorrumpe ruidos análogos a gruñidos y habla de forma ininteligible; o quizás un desorden obsesivo-compulsivo, que provoca acciones inadecuadas, junto a usuales ataques de ansiedad causados por motivos ficticios. Pero cuando el muchacho fue localizado, ya adulto, casado y con hijos, los reconocimientos a los que fue sometido en nada delataron secuelas de las enfermedades descritas.

Robbie, de adulto

Las noticias fueron seguidas con interés por un joven estudiante llamado William Peter Blatty, nacido en Nueva York el 7 de enero de 1928, e hijo de padres libaneses. Tomó cuantiosos apuntes del caso con el fin de hacer uso de ellos en algún momento. Y ese momento llegó.

Blatty, hacia la época

Blatty se licenció en la Universidad de Georgetown, y consiguió un master de literatura por la Universidad George Washington. Tras abandonar los estudios ingresó en el U.S. Foreign Service, estableciéndose a mediados de los cincuenta en Beirut, Líbano, época en la cual empieza a coquetear con el periodismo, enviando artículos a diversas revistas.

El autor, más maduro

Después de convertirse en director de publicidad de la Universidad de California del Sur, y con el fin de hacer un artículo humorístico para el Saturday Evening Post, se hace pasar por el hijo de un rey árabe en Hollywood, lo cual le pone en contacto con la meca del cine. En 1958 aparece en un breve papel de policía en la película No Place To Land, dirigida por Albert C. Gannaway y protagonizada por John Ireland. En 1959 publica su primera novela, Which Way to Mecca, Jack?, y en 1963 escribe su primer guion cinematográfico, Solo contra el hampa (The Man from the Diner’s Club), una comedia realizada por Frank Tashlin y interpretada por Danny Kaye. A pesar de que hoy en día es recordado por su aportación al terror, es curioso constatar cómo Blatty estuvo ligado gran parte de su carrera al género humorístico, en el cual continuaría durante la década de los sesenta escribiendo para directores como Blake Edwards, J. Lee-Thompson, Arthur Hiller… De hecho, toda su filmografía hasta El exorcista consiste en comedias, salvo el policial ligero Gunn (1967), también para Blake Edwards; y es que algunas de sus comedias, igualmente, eran revisiones paródicas del género criminal, como su debut o incluso por medio de una entrega del inspector Clouseau.

Mientras, sin embargo, iba pergeñando su gran triunfo. En 1969 decide retirarse a un lugar remoto, y alquila una cabaña de madera en el lago Tahoe (perteneciente a Angela Lansbury), donde se pone a escribir. Y en 1971, al fin, publica su novela El exorcista (The Exorcist), que alcanza un enorme éxito comercial: solo en Estados Unidos vende cerca de trece millones de copias.

Por supuesto, tamaño superventas no podía pasar desapercibido para Hollywood, y Warner Bros. compra los derechos por 641.000 dólares (adelantándose a Alfred Hitchcock, que estaba interesado) con el fin de hacer una película. Previo a esto, sin embargo, ya Shirley MacLaine intentó llevar a efecto una adaptación, tanteando al productor Sir Lew Grade, no llegando tal proyecto a buen puerto, como todos sabemos.

Shirley MacLaine

Para dirigir el film se pensó en diversos cineastas. El primero que se tanteó, parece ser, fue Stanley Kubrick, quien rechazó tal ofrecimiento. También se intentó con John Boorman, que no aceptó el proyecto porque la película se centraba en la crueldad infantil (irónicamente, acabaría haciéndose cargo la segunda parte), completándose la lista de realizadores barajados con nombres de gente como Arthur Penn (que en esos momentos se hallaba dando clases en la universidad), Peter Bogdanovich (que prefirió otros filmes en su lugar, de lo cual se arrepintió toda su vida), el insípido Mike Nichols, que no deseaba dirigir una película tan centrada en una interpretación infantil, o Mark Rydell, que fue contratado por el estudio. Sin embargo, William Peter Blatty quería que el director fuese William Friedkin, quizás porque había visto el trabajo previo del cineasta, y apreciaba su modo de reflejar los personajes de un modo natural, como en Los chicos de la banda (The Boys in the Band, 1970), y Contra el imperio de la droga (The French Connection, 1971), dos cintas muy distintas (una adaptación de una obra teatral de temática gay y un thriller policial) pero caracterizadas por el detalle referido. Y lo consiguió.

William Friedkin durante el rodaje

En cuanto a su plantel interpretativo, para el papel del padre Karras se pensó en Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Warren Beatty, Burt Reynolds, Ryan O’Neal, Peter Fonda, Al Pacino, Jon Voight, Robert Blake, Christopher Walken, Alain Delon, James Caan, Roy Scheider, Marlon Brando, Elliott Gould, Alan Alda, George Hamilton y hasta en Paul Newman; para el cometido de Chris MacNeill se consideró a Jane Fonda, que por suerte no lo aceptó (calificó el proyecto de un «capitalista trozo de mierda»), y a Shirley MacLaine (quien, como hemos visto, fue una de las primeras interesadas en adaptar a la gran pantalla la novela), amiga personal de Blatty y modelo de inspiración para éste mientras escribía el libro, quien finalmente se apartó del proyecto para hacer en su lugar la curiosa (y un tanto similar) Posesión (The Possession of Joel Delaney, Waris Hussein, 1972); también se plantearon a Audrey Hepburn (insistió en que se rodaran sus escenas en Roma porque era donde ella vivía en ese momento, pero Friedkin se negó), a Anne Bancroft (que se hallaba embarazada en aquel momento), Geraldine Page o Barbra Streisand (que simplemente lo rechazaron), y también a Lee Remick (que luego saldría en la «imitación» La profecía), Louise Fletcher (que aparecería en otro cometido en la secuela), Carol Burnett y Raquel Welch. Para el rol del padre Merrin el estudio quería a Marlon Brando, y para el de Sharon se pensó en Jill Clayburg.

¿Carol Burnett, madre de Regan?

Y el papel de Regan se ofreció en un inicio a Denise Nickerson, afamada en Estados Unidos por intervenir en la serie fantástica Dark Shadows, pero en cuanto su madre leyó en el guion la escena de la masturbación con el crucifijo dijo que ni hablar. Otra actriz candidata fue Pamelyn Ferdin, intérprete infantil que había aparecido en un episodio de Star Trek o en El seductor, junto a Clint Eastwood, y protagonizó la serie Lassie entre 1972 y 1974, pero fue rechazada porque era demasiado famosa (en Estados Unidos, obvio es). También se pensó en Brooke Shields, pero Friedkin la consideraba en exceso joven para el papel, y parece ser que se estudió a Debbie Reynolds como Chris, y Carrie Fisher como Regan, madre e hija en la vida real; igualmente optó Jamie Lee Curtis, pero su madre, Janet Leigh, se negó, y otras candidatas fueron Laura Dern, Anissa Jones (Mis adorables sobrinos), Melanie Griffith y Eve Plumb (La tribu de los Brady). Hubo un momento en el que incluso Friedkin se planteó, ante el problema de hallar a la niña adecuada, el contratar a una enana para el papel.

Pamelyn Ferdin era también una buena opción para Regan

En el caso de Vasiliki Maliaros, que interpreta a la madre del padre Karras, fue descubierta por Friedkin en un restaurante griego, y su única experiencia como actriz había sido en el teatro griego con clásicos. Tanto Friedkin como Blatty comentaron atónitos el parecido de la mujer con sus respectivas madres. Para la voz del diablo en un principio se pensó en la propia Linda Blair, quien de hecho rodó la secuencia en que exclama: «¡Deja que Jesús te folle!», pero luego el director consideró que perdía fuerza en el enfrentamiento con los sacerdotes, así pues se optó que la doblase la excelente Mercedes McCambridge, coprotagonista junto a Joan Crawford de la magistral Johnny Guitar. Para las escenas en que Regan aparece poseída, así como en la mayoría de las que requieren actividad física, Linda Blair fue reemplazada por la actriz Eileen Dietz.

Mercedes McCambridge, la voz de Pazuzu

Friedkin viajó a Inglaterra para reunirse con Bernard Herrmann para que le pusiera música a la película, pero este insistió en componer en el Reino Unido y enviar las pistas por correo; tras esto, fue descartado con rapidez, y la composición fue adjudicada al compositor argentino Lalo Schifrin; sin embargo, una vez acabado el trabajo, Friedkin lo rechazó: le disgustó tanto la música que gritó a la orquesta que dejara de tocar, retiró de la mesa de sonido las bobinas que habían estado grabando y las tiró a la calle, todo ello delante de Schifrin y su mujer. Según se dice, proporcionó una partitura orquestal que era exactamente lo contrario de lo que Friedkin había solicitado, «una música que inspirara escalofríos y una sensación de terror en el público». Lalo publicó su composición después en CD, y más adelante Sam Raimi añadió a los créditos finales de su película Arrástrame al infierno (Drag Me to Hell, 2009) The Exorcist Symphony. Por su parte, una vez rebatida esa melodía, Friedkin eligió una variedad de músicas ya compuestas con anterioridad, la más famosa una porción del «Tubular Bells» de Mike Oldfield. El añadir una partitura con tan escaso relieve y potencia es uno de los pequeños errores que acomete el realizador, a mi juicio, aunque en realidad está muy valorada. Después Friedkin dijo que si hubiese conocido antes al grupo Tangerine Dream les hubiera contratado para El exorcista. En fin…

Lalo Schifrin; humillado y ofendido

William Friedkin aplica a la película un estilo documentalista para llevar a cabo una obra de carácter hiperrealista. Por un lado, tiene un ojo puesto en el veraz dejo de cotidianidad que detentaba un film previo de temática muy similar como era La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968), de Roman Polanski; por otro lado, su otro punto focal supone su propia Contra el imperio de la droga (French Connection, 1971), de donde toma ese estilo visual a base de largos planos secuencia, con una cámara vivaz que persigue a los personajes como en los reportajes televisivos. Para ayudar a ese tono de credibilidad se apoya en imágenes sustentadas sobre los actores, que desgranan sus diálogos con una naturalidad híper acentuada, y que prescinden de un montaje elíptico, ofreciéndosenos instantes que, por lo general, el cine de Hollywood mantiene al margen, para otorgar de vivacidad y ritmo al resultado. Aquí, sin embargo, el tempo es pausado, tenemos largos planos de los rostros de los personajes, y contraplanos de lo que miran, al parecer sin importancia, pero que reflejan la expectativa psicológica que les mantiene. Además, los actores se ocupan en pequeñas actividades para irradiar esa cotidianidad, como cuando la madre se dedica a quitarle a la hija una pestaña del rostro. Por supuesto, para que toda esa credibilidad funcione, es necesario ver la película en versión original, sentir la fuerza del sonido directo, el ruido ambiente de la calle, el silbido del viento, el silencio amenazador en el interior de la casa, los crujidos de los muebles, las propias voces reales de los intérpretes, viviendo en directo lo que acontece.

Todo ese largo prolegómeno en tempo sostenido sirve para que el contraste con lo que después acontece sea mucho más acusado. Es un método similar al que se efectúa en algunos de los melodramas más conseguidos, como Tú y yo (An Affair to Remember, 1957), de Leo McCarey, o Días de vino y rosas (Days of Wine and Roses, 1962), de Blake Edwards: iniciar la narración con el tono contrario al que después se ofrecerá, para que la divergencia sea más notable y conmocionar con mayor virulencia al espectador. Si en los ejemplos citados tenemos risa-llanto como golpe de efecto, aquí se da realidad-irrealidad: de un tono costumbrista inicial derivamos a uno sobrenatural.

William Peter Blatty escribe el guion de su propia novela, realizando un trabajo de una fidelidad ejemplar, siendo la presente una de las adaptaciones más respetuosas que jamás se hayan dado en el cine. Por ello, tanto libro como película comparten idéntico punto de vista doble. Tendríamos, por un lado, la lectura sobrenatural: el diablo ha poseído a Regan y el exorcismo la libera; por otro lado, está la lectura psicológica: Regan sufre un trauma y el exorcismo la libera. Para permitir ambas premisas se nos aportan una serie de pistas a lo largo de la película.

Si nos atenemos a la lectura psicológica, vemos a una niña que, pese a su carácter afable y en apariencia feliz, soporta hallarse en una familia disfuncional: sus padres se han divorciado y él vive en Europa, y ni siquiera el día del cumpleaños de su hija se digna en llamarla (véase cómo, mientras la madre despotrica en el teléfono, la chica escucha con profundo pesar escondida en el pasillo). Si el padre está ausente, a efectos prácticos la madre también lo está, controlada por un trabajo que la tiene fuera de casa durante mucho tiempo, y que supone traslados constantes de domicilio, sin que la niña encuentre un soporte existencial ni amistades a las que unirse (lo más parecido que tiene a una amiga es su propia madre o la secretaria de ésta, Sharon). La enorme sensibilidad de la muchacha provocará que esa ausencia emocional que vive la conduzca a un desequilibrio psicológico con el fin de recibir la atención de la que carece.

La lectura sobrenatural también se halla presente. Lo más destacado sería el cúmulo de casualidades que acontecen, absolutamente increíbles si no media algo sobrehumano. Merrin realiza unas excavaciones que lo ponen en el camino del demonio Pazuzu (que nunca será así llamado en la película); una serie de presagios van salpicando su discurrir por Irák: los perros peleando, como una representación de la pugna entre el bien y el mal; el coche de caballos que sobre él se abalanza; los extraños con ojos en blanco (el herrero, la mujer que viaja en el carruaje) que se cruzan en su camino; o el reloj que de súbito se detiene cuando Merrin contempla la pequeña escultura de Pazuzu en su mano. En Washington, Regan hará figurillas de barro que en ocasiones tienen una apariencia similar a la estatua iraquí, y uno de sus dibujos representa un león con alas, lo mismo que personifica la estatua integral del demonio. En sus arrebatos de poseída, Regan clamará el nombre de Merrin, y cuando éste llega a la residencia de la joven, no acaba de cruzar la puerta cuando es recibido por un berrido atronador bramando su nombre. La extraña medalla que Merrin encuentra en las excavaciones, y que nada tiene que ver con el entorno en que se halla, al final acabará en manos de la familia MacNeill, como cerrando un círculo iniciado mucho tiempo atrás.

Pese a la inflexión documentalista, Friedkin no hace uso de una fotografía agreste y con grano, sino que Owen Roizman aporta un matiz elegante sin eludir, con todo, un aliento de realidad en los inicios, para después, durante los momentos de posesión, hacer un uso de la iluminación intensa, con los tonos blancos y los contraluces.

El año 2000 William Friedkin realizó un nuevo montaje de la película estrenada originalmente en 1973, pese a que en entrevistas previas había declarado que nada haría al respecto. Añade algunas escenas más que quedaron descartadas en el estreno, como unos planos de Karras escuchando una grabación de Regan hablando con su padre (al final el buen hombre llamó), una escena inicial de pruebas médicas a la cual someten a la muchacha, y donde el doctor informa a la madre de su lenguaje soez, y en especial la mítica escena de Regan descendiendo por la escalera doblada sobre su espalda, la spider-walk sequence, como se conoce en inglés. También se añadieron algunos efectos ópticos, como el rostro de Pazuzu apareciendo en el entorno del hogar, o potenciando otros, y se añadió nueva música en algunos pasajes.

El estreno inicial en España ofreció la película notablemente censurada en los diálogos, eliminando el lenguaje grosero, y el plano en la iglesia con la virgen desacralizada fue cortado casi en su integridad, ofreciéndolo como un destello similar a los otros planos subliminales que salpican la cinta. El nuevo montaje ofreció también su consabido redoblaje, añadiendo el lenguaje censurado, eliminando algunas libertades del antiguo (como las alusiones al Capitán Trueno[1] o a Cantinflas) pero aportando una labor interpretativa por parte de los dobladores de muy baja calidad.

 

Anécdotas

  • En 1974, en los Oscar fue premiada en las categorías de mejor guion adaptado de otro medio y sonido; y fue candidata a mejor película (ganó El golpe), actriz protagonista (E. Burstyn), actor secundario (J. Miller), actriz secundaria (L. Blair), director (ganó George Roy Hill), fotografía, dirección artística y montaje. Ese mismo año, en los Globos de Oro fue premiada en la categoría mejor película dramática, actriz de reparto (L. Blair), guion y director, y nominada en las de más prometedora recién llegada (L. Blair), actriz en drama (E. Burstyn) y actor de reparto (M. von Sydow). La Motion Picture Sound Editors la premió en las categorías de mejor edición de sonido en diálogos y la misma en efectos de sonido. La Writers Guild of America la nominó a mejor drama adaptado de otro medio. La Directors Guild of America la nominó en la categoría de mejor dirección en cine.
  • En 1975, fue nominada en los premios BAFTA a la mejor banda sonora musical. La Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la premió como mejor película de terror, guionista, maquillaje y efectos especiales.
  • En 2010 fue incorporada en el National Film Preservation Board.
  • El exorcista es la primera película de terror nominada al Oscar al mejor film. El director George Cukor arremetió contra la cinta y amenazó con dimitir de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas si ganaba el premio a la mejor película.
  • Rodada con un presupuesto estimado de doce millones de dólares.

  • La escena en la que Regan vomita al padre Karras solo requirió una toma. La regurgitación estaba destinada a golpear a Jason Miller en el pecho, pero el tubo de plástico falló y le dio en la cara. Su reacción de sorpresa y asco mientras se limpia el vómito es genuina, y Miller admitió en una entrevista que se enfadó mucho por este error. La sustancia era una sopa de guisantes espesa, de la marca Andersen. El equipo probó con la de Campbell, pero no le gustó su textura.
  • Uno de los planos más famosos de la película, y utilizado para los carteles y la portada de las ediciones en DVD/VHS y el libro, se inspiró en la serie de pinturas de 1953-1954 «El imperio de la luz» («L’empire des lumières») de René Magritte. Se trata del momento en la que el padre Merrin sale del taxi y se sitúa frente a la residencia de los MacNeil bañado con un inquietante resplandor.

  • A pesar de los temores del estudio de que la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) le diera una calificación X, la película obtuvo una R, sin ningún tipo de recorte. La decisión de la MPAA, según William Friedkin, fue que se trataba de «una película brillante e inteligente» que merecía ser vista por un público más amplio. A pesar de ello, muchas ciudades estadounidenses, como Washington D.C. y Boston, optaron por ignorar la decisión y la calificaron con una X.
  • Max von Sydow tenía cuarenta y cuatro años cuando hizo la película, pero fue caracterizado para parecer un anciano. Para ello, Dick Smith aplicó generosas cantidades de sombreado en la frente, los ojos y el cuello de von Sydow. La piel de su rostro se estiró manualmente mientras se aplicaba látex líquido. Cuando el látex se secaba, se soltaba la piel tensa y la película de goma se ondulaba. Este procedimiento de maquillaje diario duraba tres horas.
  • En la escena en la que la palabra «ayudadme» surge del torso de Regan, el efecto se consiguió construyendo una réplica de espuma de látex del vientre de Linda Blair, escribiendo las palabras con un pincel y líquido limpiador, y filmando después las palabras mientras se formaban por la reacción química. Dick Smith calentó las ampollas que se formaban con un secador de pelo, haciendo que se desinflaran. Después, la filmación se reprodujo hacia atrás, y parecía que las palabras salían de la piel.
  • La contorsionista Ann Miles fue contratada para realizar la famosa escena spider-walk, que se filmó en noviembre de 1972. Se pudo realizar mediante el uso de un arnés y cables voladores colgados sobre la escalera utilizada en el plató; la actriz avisaba a Friedkin cuando apenas tocaba la escalera con las manos y los pies, y luego mantenía ese ligero toque mientras era movida por la escalera por el arnés y los cables. William Friedkin eliminó la escena antes del estreno de la película en diciembre. Consideró que era un efecto «excesivo» porque aparecía muy pronto en la película. Más tarde admitió que otra razón para omitir la escena era que no había forma de ocultar los cables a la vista en ese momento. Casi treinta años después, Friedkin cambió de opinión y volvió a añadir la escena en la versión ampliada de 2000, con los cables eliminados digitalmente.

  • Gonzalo Gavira fue llamado a crear muchos de los efectos especiales de sonido después de que William Friedkin recordara su trabajo en El Topo (El Topo, 1970), de Alejandro Jodorowski. Uno de los sonidos más memorables, el giro de 360 grados de la cabeza de Regan, se hizo en realidad cogiendo su vieja y agrietada cartera de cuero y haciéndola girar de un lado a otro contra el micrófono.
  • Antes de comenzar el exorcismo, el padre Merrin pregunta a Chris si su hija tiene un segundo nombre. En la Edad Media, los católicos solían poner varios nombres a sus hijos, ya que creían que así impedirían que Satanás descubriera el verdadero nombre del niño y controlara su alma.
  • Cuando el padre Karras está escuchando la cinta con la voz de Pazuzu en su dormitorio, se puede oír claramente que la voz dice «Merrin» dos veces, lo cual sugiere que los dos se han encontrado antes, y que se confirma en otra parte de la película. La secuela El exorcista II: El hereje (1977) y las precuelas El exorcista: El comienzo (2004) y El exorcista: El comienzo – La versión prohibida (2005) muestran versiones muy diferentes de ese primer encuentro.
  • El padre Merrin se basó en el paleontólogo, geólogo y filósofo jesuita de la vida real, el padre Pierre Teilhard de Chardin, con quien el personaje de Sydow maquillado de viejo tiene un cierto parecido físico, y cuyas ideas filosóficas se sintetizan en la novela de Blatty y su secuela. El padre Teilhard fue uno de los descubridores de los fósiles del Hombre de Pekín, y sus ideas filosóficas, controvertidas en el seno de la Iglesia católica e incluso consideradas por algunos como heréticas, han sido citadas con aprobación por papas posteriores, entre ellos el papa Benedicto XVI y el papa Francisco. En el cine, el padre Teilhard también fue la inspiración para el personaje del padre Jean Telemond, interpretado por Oskar Werner en la película Las sandalias del pescador (The Shoes of the Fisherman, 1968), adaptada de la novela de Morris West.

Pierre Teilhard de Chardin

  • En el rodaje de El exorcista estuvo un asesino en serie real. Paul Bateson (técnico de rayos X de profesión) es uno de los radiólogos presentes durante la escena de la angiografía carotidea; varios años después fue condenado por el asesinato del crítico de cine Addison Verill, y se convirtió en el principal sospechoso de lo que se conoció como «los asesinatos de la bolsa» llevados a cabo entre 1977 y 1978, en los que seis víctimas masculinas fueron mutiladas y desmembradas, sus restos envueltos en bolsas de plástico negras y arrojados al río Hudson. Algunos de los espeluznantes fragmentos aparecieron en la orilla de Nueva Jersey, y otros llegaron a tierra cerca del World Trade Center. Estos asesinatos sirvieron de inspiración para otra de las películas de William Friedkin, A la caza (Cruising, 1980), protagonizada por Al Pacino.
  • Hay relatos sobre sucesos siniestros que rodearon el rodaje, que duró un año, incluyendo la muerte de nueve personas relacionadas con la producción e historias sobre un misterioso incendio que destruyó el plató un fin de semana. Los actores Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros murieron antes de que se estrenara la película.
  • Un remake de esta película en 2015 fue cancelado, gracias a Pazuzu.
  • En una copia televisiva emitida por la CBS en los ochenta se reemplaza la imagen de la virgen profanada por un primer plano de ella llorando sangre. Las palabrotas que se pronuncian fueron redobladas por el propio Friedkin, suavizándolas: «Tu madre chupa pollas en el infierno, Karras» y «Métetela por el culo, maricón» se convirtieron en «Tu madre sigue pudriéndose en el infierno» y «Cierra la boca, maricón». Hubo otros planos que se amputaron, fáciles de adivinar.

  • Secuelas y precuelas:

El exorcista II: El hereje (Exorcist II: The Heretic, John Boorman, 1977).

El exorcista III (The Exorcist III, William Peter Blatty, 1990).

El exorcista: El comienzo (Exorcist: The Beginning, Renny Harlin, 2004).

El exorcista: El comienzo – La versión prohibida (Dominion: Prequel to the Exorcist, Paul Schrader, 2005).

The Exorcist (The Exorcist, 2016-2018) [serie TV].

El exorcista: Creyente (The Exorcist: Believer, David Gordon Green, 2023).

  • Remake (apócrifo): Seytan (1974), de Metin Erksan [Turquía].
  • Estrenada en Estados Unidos el 26 de diciembre de 1973. En España el hecho tuvo lugar el 1 de septiembre de 1975. La versión restaurada se vio en Estados Unidos el 22 de septiembre de 2000, y en España el 18 de octubre.

 

Bibliografía

El exorcista; por William Peter Blatty; traducción de Raquel Albornoz. Barcelona: Ediciones B, 2018. T.O.: The Exorcist (1971).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] En la versión original se trata del capitán Howdy, un juego de palabras con Howard, que es el padre de Regan y el marido separado de Chris. Hay una imagen de una revista sensacionalista del principio, que Regan está mirando y que anuncia «Howard abandona a Chris y a su hija». El demonio, tras ser contactado por Regan (inadvertidamente) a través de la ouija lo sabe, por lo que se presenta como Howdy para emular a su padre y convertirse en la figura paterna que ella ansía en este momento de su vida.