El teniente Kinderman y el padre Dyer se animan mutuamente en el aniversario de la muerte de su amigo común, el padre Damien Karras, yendo a ver ¡Qué bello es vivir! en el cine local de Georgetown, en Washington D.C. Mientras, un asesino en serie, cruel y truculento, está suelto. Sus crímenes, que incluyen la tortura, la decapitación y la profanación de iconos religiosos, además se parecen a los del Asesino de Géminis, que lleva quince años muerto.
Dirección: William Peter Blatty. Producción: Morgan Creek Entertainment. Productor: Carter DeHaven. Productores delegados: James G. Robinson, Joe Roth. Productor asociado: Steve Jaffe. Guion: William Peter Blatty, según su novela Legión. Fotografía: Gerry Fisher. Música: Barry De Vorzon. Montaje: Peter Lee-Thompson, Todd C. Ramsay, Thom Noble. Diseño de producción: Leslie Dilley. FX: Greg Cannom (efectos de maquillaje), Dream Quest Images (efectos visuales). Intérpretes: George C. Scott (Kinderman), Ed Flanders (padre Dyer), Brad Dourif (el asesino Géminis), Jason Miller (Paciente X), Nicol Williamson (padre Morning), Scott Wilson (Dr. Temple), Nancy Fish (enfermera Allerton), George DiCenzo (Stedman), Don Gordon (Ryan), Lee Richardson (presidente de la universidad), Grand L. Bush (sargento Atkins), Mary Jackson (Mrs. Clelia), Viveca Lindfors (enfermera X), Ken Lerner (Dr. Freedman), Tracy Thorne (enfermera Keating), Barbara Baxley, Zohra Lampert, Harry Carey Jr., Sherrie Wills, Edward Lynch, Clifford David, Alex Zuckerman, Lois Foraker, Tyra Ferrell, James Burgess, Kevin Corrigan, Peggy Alston, Samuel L. Jackson, Fabio… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1990. Duración y datos técnicos: 110/105 min. color 1.85:1.
Jesús le preguntó «¿Cuál es tu nombre?»
y él dijo «Legión», porque muchos
demonios habían entrado en él.
Evangelio de San Lucas; capítulo 8, versículo 30
Mi nombre es Legión, pues somos muchos.
Evangelio de Marcos; capítulo 5, versículo 9
Tras su éxito con El exorcista, primero libro y luego película, William Peter Blatty tomó una novela previa que tenía, Twinkle, Twinkle, “Killer” Kane (1966), historia sobre unos ex soldados en una institución mental durante la guerra del Vietnam, y la rehizo en The Ninth Configuration en 1978; él mismo la llevaría al cine en 1980 produciendo, escribiendo y dirigiendo una cinta con igual título (bastante interesante, por cierto). En 1983 escribió otro libro, Legión (Legion), secuela de El exorcista, en la cual el teniente Kinderman (que en la obra originaria tenía mucho más papel que en el film) investiga la historia del asesino de Géminis. El título proviene del Evangelio de San Lucas, donde se describe a Jesús viajando por la tierra de Gadara donde encuentra a un hombre poseído, desarrollándose la cita que encabeza este texto.
En realidad, la historia surgió como una secuela fílmica, y la idea de Blatty era que el director fuese William Friedkin. Sin embargo, pronto el realizador abandonó el proyecto porque sus ideas no coincidían con las de Blatty, y éste las convirtió en novela. El éxito de ventas animó al escritor a convertir de nuevo el texto en formato de guion, al que optaron las productoras Morgan Creek y Carolco; Blatty decidió escoger la primera, dado que la segunda sugirió la idea de que la hija de Kinderman podía quedar poseída. Blatty ofreció el sillón de director a John Carpenter, pero este se echó atrás cuando comprobó que las verdaderas intenciones del escritor eran las de dirigir él mismo su material. Carpenter declararía: «Es un guion estupendo […] Blatty es un excelente escritor. Tiene un don especial para meterte en la historia».
En el film originario Kinderman era interpretado por Lee J. Cobb, fallecido para entonces, así pues fue reemplazado por George C. Scott. El personaje de Dyer, por su parte, fue encarnado en El exorcista por un sacerdote auténtico, el reverendo William O’Malley, que se hallaba demasiado ocupado, y aquí es reemplazado por Ed Flanders, quien en un inicio estaba previsto que fuese el doctor Temple (después encarnado por otro actor espléndido, Scott Wilson).
Adjudicándosele once millones de presupuesto, que apenas superó, Blatty rodó la cinta a lo largo de ocho semanas. Cuatro meses después, Morgan Creek informó a Blatty que había que rodar un nuevo final. El presidente de la compañía argumentó que el resultado nada tenía que ver con El exorcista, y que había que meter un exorcismo. La Fox se sumó al proyecto añadiendo un presupuesto de cuatro millones para rodar la escena del exorcismo, para lo cual se añadió un nuevo personaje, el del padre Morning, un torturado sacerdote a consecuencia de una experiencia previa, encarnado por el actor Nicol Williamson (Merlín el mago en el Excalibur de Boorman). El metraje eliminado, por cierto, Morgan Creek dijo que estaba desaparecido, y el autor, tras buscar de forma insistente para hacer un director’s cut, parecía haber claudicado finalmente; sin embargo, el metraje perdido fue encontrado de forma milagrosa en 2016, y la versión original de Blatty fue restaurada poco antes de su muerte al año siguiente, en 2017.
William Peter Blatty, sin duda de lo más satisfecho con los resultados artísticos (no hablemos ya de los comerciales) de la película de Friedkin, decidió en esta ocasión aportar el mismo tono documentalista a las imágenes, impregnándolo de interpretaciones hiperrealistas (salvo contadas excepciones) que aportan un poso de naturalidad al entorno cotidiano en el cual todo se desenvuelve. Aquí tenemos al teniente Kinderman y al padre Dyer, que quince años después de lo acontecido se ven todos los aniversarios de la muerte del padre Karras; cada uno está convencido de que ayuda al otro a superar el dolor que aquel deceso ha cargado sobre sus conciencias. Ambos emplean una dinámica excelente de complicidad, de conversaciones llenas de dobles y triples lecturas, en una amistad afirmada en la pasión de los dos por el cine; cuando comienza la película van a ver juntos ¡Qué bello es vivir!, lo cual después tendrá importancia a lo largo de la trama.
Blatty ya había dirigido con anterioridad, como vimos, y aquí muestra un pulso asombroso a la hora de rodar. Su narración no es apta para todos los paladares, pues es lenta, majestuosa y reposada. Largos planos en silencio que se mantienen para instituir una tensa atmósfera de desasosiego se van hilvanando con otros de prolongadas charlas que logran salvaguardar la expectación: los diálogos entre George C. Scott y Brad Dourif en la celda de éste son hipnóticos, y resultan una asombrosa lección de interpretación por parte de tan inconmensurables actores.
Una vez la acción pasa a situarse en el interior de la clínica, apenas sale de ahí, ubicándose desde ese momento la narración en otro universo diríase, un lugar que no es la Tierra, sino acaso el infierno o el purgatorio, y donde todos los personajes parecen estar expiando sus pecados, desde esos enfermos que vagan como perdidos, la enfermera histérica que chilla a Kinderman, o el doctor Temple, un tipo inseguro que no para de fumar y ha de escribir sus conversaciones con anterioridad en un papel como si fuesen un discurso. En medio de todo ello, Kinderman sufre el dolor de la pérdida de Karras, mientras trata de encontrar un objetivo a su existencia. Al tiempo, investiga unos crímenes de un espantoso asesino cuyas características coinciden con otro que profesó quince años atrás (¿simultáneamente a la posesión de Regan?) y con lo cual todo parece estar conectado.
Así nos encontramos con una película de carácter espiritual en muchos sentidos, donde los personajes van en busca de un objetivo en su existencia, y donde el diablo –Pazuzu, esta vez con la voz de la actriz Colleen Dewhurst, muy similar a la de Mercedes McCambridge– hace uso de las almas de los personajes para ir poseyendo cuerpo tras cuerpo y lograr sus objetivos, que es acorralar a Kinderman frente a la realidad y, al tiempo, buscar una especie de desagravio ante el exorcismo que sobre él fue perpetrado, aprovechándose del asesino de Géminis, que a su vez será el padre Karras, en un peculiar caso de duplicidad física y espiritual.
El resultado, El exorcista III (The Exorcist III, 1990), pese a los cambios antes referidos es una muy sólida cinta, gracias a la atractiva historia desarrollada por Blatty por medio de una trama intrigante y unos excelentes personajes, que incluso cuando conversan nimiedades resultan cautivantes (atención a la charla sobre la carpa, buena prueba de que una conversación anodina no lo ha de ser también de cara al espectador, al tiempo que ayuda a desarrollar la psicología de los personajes). Blatty también muestra una caligrafía visual asombrosa, como ya dijimos, donde sobresale el apabullante plano secuencia con la cámara fija –interrumpida solo por tres o cuatro insertos– en el pasillo del hospital, con un personaje al fondo, para variar justo al final, con un pasmoso golpe de efecto acompañado de un único movimiento de cámara en ese instante. Destáquese también el ambiente sobrenatural del hospital, como ese momento deliciosamente desquiciado, en un espléndido contrapicado, donde vemos a un reflexivo Kinderman mientras por el techo se pasea una anciana como si fuese una mosca (Satán es el Señor de las Moscas, no lo olvidemos). O todos los momentos semi-surrealistas, en los sueños del policía, donde repararemos en el peculiar modo de ver el cielo que tiene el personaje.
Lástima que la película fuese un fracaso, pues de lo contrario podríamos habernos encontrado ante un «nuevo» realizador del género con mucho que decir.
Anécdotas
- Título de rodaje: The Exorcist: 1990.
- En 1990 la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films premió a esta película con un Saturn en la categoría de mejor guion, y la nominó en las de mejor película de terror y mejor actor de reparto (Brad Dourif). En los estúpidos premios Razzie, George C. Scott fue nominado como peor actor.
- La escena de exorcismo rodada ex profeso costó casi cuatro millones de dólares.
- El personaje del Asesino Géminis está inspirado en el asesino en serie de la vida real, Zodiac.
- Colleen Dewhurst, que estuvo casada con George C. Scott, fue la voz de quien mata al padre Kanavan, pero no fue acreditada.
- A Eileen Brennan se le ofreció originalmente el papel de la enfermera X.
- La mítica Sylvia Sidney fue elegida en un principio para el papel de Shirley, y trabajó en algunas escenas, pero no pudo seguir filmando las que quedaban y fue sustituida con posterioridad por Barbara Baxley.
- El remontaje, tal como lo concibió Blatty al principio, fue retitulado The Exorcist III: Legion, y dura cinco minutos menos que la película habitual.
- Tras la presente surgieron dos precuelas a la saga:
El exorcista: El comienzo (Exorcist: The Beginning, Renny Harlin, 2004).
El exorcista: El comienzo – La versión prohibida (Dominion: Prequel to the Exorcist, Paul Schrader, 2005) [pese al año, rodada con anterioridad].
- Estrenada en Estados Unidos el 17 de agosto de 1990, y en España el 7 de noviembre.
Bibliografía
Legión; por William Peter Blatty; traducción de Pedro Albertelli. Pozuelo de Alarcón (Madrid): Espasa Calpe, 2003. Colección: Línea de sombra. T.O.: Legion (1983).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra