El doctor Frankenstein dirige una feria de fenómenos, cuando se le presenta el conde Drácula, que le proporciona a la criatura creada por el predecesor de aquél. Frankenstein aprovechará la circunstancia para vengarse de los investigadores que acabaron con su buena fama.

Dirección: Al Adamson. Producción: Independent-International Pictures. Productores: Al Adamson, John Van Horne, [Samuel M. Sherman, sin acreditar]. Productor delegado: Mardi Rustam. Productor asociado: Mohammed Rustam. Guion: William Pugsley, Samuel M. Sherman. Fotografía: Paul Glickman, Gary Graver, Samuel M. Sherman. Música: William Lava. Montaje: Irwin Cadden, John Winfield. Dirección artística: Ray Markham. FX: Tony Tierney, George Barr (efectos de maquillaje), Ken Strickfaden (efectos electrónicos), Bob Le Bar (efectos visuales). Intérpretes: J. Carrol Naish (Dr. Durea / Dr. Frankenstein), Lon Chaney Jr. (Groton), Zandor Vorkov (conde Drácula), Anthony Eisley (Mike), Regina Carrol (Judith Fontaine), Russ Tamblyn (Rico), Jim Davis (sargento Martin), Angelo Rossitto (Grazbo), Greydon Clark (Strange), Ann Morell (Samantha), William Bonner (motero), Forrest J. Ackerman (Dr. Beaumont), Maria Lease (Joan), John Bloom (el monstruo), Shelly Weiss (la criatura), Bruce Kimball, Albert Cole, Gary Kent, Connie Nelson, Irv Saunders, Lu Dorn, Sean Graver, Barney Gelfan, Al Adamson, Victor Adamson, Gary Graver, Samuel M. Sherman, R. Michael Stringer… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1971. Duración y datos técnicos: 91 min. color 1.66:1.

Al Adamson (1929-1995) fue uno de los directores más peculiares de la época, un clásico cineasta de serie Z que, en cierta manera, podría ser calificado como el Jesús Franco yanqui (aunque ese calificativo cuadraría con un buen puñado más). Producciones paupérrimas, equipos mínimos, tramas psicotrónicas y repartos intercambiables eran su seña de identidad. Con treinta películas en su haber, tocó el wéstern, la ciencia ficción, el thriller, lo erótico o el terror, a veces interconectados. Su muerte también podría formar parte de una de sus películas: se le dio por desaparecido en 1995 y cinco semanas después de la denuncia la policía localizó sus restos bajo el cemento del yacusi que había construido en su mansión; el contratista de interiores Fred Fulford fue detenido y condenado a veinticinco años de cárcel.

Acaso su película más popular sea este Dracula vs. Frankenstein [dvd: Drácula versus Frankenstein, 1971][1], por la comparecencia de esos dos arquetipos del género en el film, y un reparto que incorpora a dos estrellas de la temática como fueron J. Carrol Naish y Lon Chaney Jr., acompañados de Russ Tamblyn, intérprete de la magistral La mansión encantada (The Haunting, 1963), de Robert Wise, y redescubierto para las nuevas generaciones gracias a David Lynch y la serie Twin Peaks (Twin Peaks; 1990-1991). Añadamos igualmente en un papel minúsculo al experto en cine fantástico Forrest J Ackerman, que también figura como «tutor técnico».

La producción resultó caótica, como es norma, según parece, en estos casos. Comenzó a rodarse a mediados de 1969 con Lon Chaney Jr., cuando la película tenía el título de Blood Seekers [Buscadores de sangre]. Por aquel entonces se suponía que era una secuela de otro film de Adamson, Satan’s Sadists [dvd: Los sádicos de Satán, 1969] –a partir de un guion del curioso Greydon Clark, que aquí aparece como actor–, con Tamblyn regresando a su papel de motero. Interrumpido el rodaje, sin embargo, al poco fue recuperado por Adamson y el productor Samuel M. Sherman y se decidió convertirla en una película de terror, por lo cual tenemos dos tramas que no confluyen en momento alguno: los moteros por un lado, los monstruos por el otro…

Por supuesto que, con semejante punto de partida, poco coherente podía ser el resultado, aunque sospecho que sin esos impedimentos tampoco habría salido un film muy inteligible. La película es una chapuza superlativa, clásico ejemplo de «cine basura» que se supone resulta divertido por lo alocado de sus premisas. Sin embargo, pese a ello, lo que depara no es sino el aburrimiento más asaz. La desmaña y la incoherencia son totales, y hay escenas larguísimas en desarrollar diálogos pomposos para arrojar la hora y media de metraje precisos. Es una lástima ver a actores míticos, ahora enfermos y en la indigencia, como Chaney y Naish, humillados al figurar en este engendro.

Tenemos aquí al doctor Frankenstein, encubierto bajo el nombre de doctor Durea, que se dedica a los experimentos que ya realizaban sus antecesores, pero que también, no se sabe muy bien por qué, tiene una galería de los horrores en una feria, presentada por Angelo Rossitto —quien aparecía en la mítica Freaks de Browning—; el lugar exhibe gente muerta en diversas circunstancias, así como una mujer en brazos de un gorila. Frankenstein se muestra ante los visitantes y les explica de manera pormenorizada sus abstractas intencionalidades al crear esa galería, que el público escucha con el mismo desinterés que nosotros. La feria es el típico parque de atracciones de cualquier localidad, rodado con cámara oculta con los actores dando dos o tres paseos, para después ofrecer el inserto de los planos de la galería, que carece por completo de atmósfera ni tensión alguna. Es, en cierta medida, un precedente pobre en todos los sentidos de la de La casa de los horrores (The Funhouse, 1981), de Tobe Hooper.

En un momento determinado del film el conde Drácula se le presenta al científico, y le propone una alianza sin mucho sentido. Le trae al monstruo de sus antepasados (cuyo rostro parece hecho de arcilla y estrujado de forma despiadada por un niño), que utilizará para vengarse de los investigadores que acabaron con su fama. De telón de fondo, una muchacha —una especie de Amy Winehouse oxigenada— está buscando a su hermana desaparecida, y que no fue sino una víctima del profesor. Un detalle muy de cómic de la Marvel es el anillo mágico del que dispone Drácula, y que lanza rayos destructivos, y del que hace uso… cuando se acuerda.

Nada tiene demasiada coherencia ni interés, los actores no se toman en serio su cometido —más de uno debía estar borracho o drogado mientras interpretaba—, y el resultado representa el clásico sub-producto a exhibir en los drive-in de la época para que el público esté más atento a un concienzudo magreo que a la absurda trama.

 

Anécdotas

  • Título en Argentina: Las orgías de Drácula.
  • Títulos de rodaje: Blood Freaks / Blood of Frankenstein / The Blood Seekers / Satan’s Blood Freaks.
  • Títulos alternativos: Revenge of Dracula / Blood of Frankenstein / The Revenge of Dracula / They’re Coming to Get You / Teenage Dracula.
  • Sin acreditación al respecto, Samuel M. Sherman, el productor y co-guionista, dirigió la escena de la muerte de Drácula.
  • Al Adamson aparece en un cameo entre el público al espectáculo. Su padre Victor también sale muy brevemente.
  • Al Adamson también hizo de doble de Anthony Eisley.
  • Rodada en 16 mm e inflada a 35.
  • Estrenada en Estados Unidos el 20 de septiembre de 1971, en una premier en Los Ángeles, y después masivamente en diciembre.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: •

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Existen otras dos películas que pueden ser confundidas con la presente: la co-producción italo-hispano-alemana Los monstruos del terror/Operazione terrore/Dracula jagt Frankenstein (1970), de Tulio Demicheli y Hugo Fregonese, uno de cuyos títulos internacionales es Dracula vs. Frankenstein; y la co-producción hispano-francesa Drácula contra Frankenstein/Dracula prisonnier du docteur Frankenstein (1972), de Jesús Franco, también conocida como Dracula vs. Dr. Frankenstein.