Jake Wade, antiguo pistolero ahora al lado de la ley, se ve obligado a iniciar un retorno a su turbio pasado al ayudar a escapar a un delincuente que antes le había hecho el mismo favor. Cuando, prisionero de su “amigo” y su banda, encuentra refugio en una ciudad abandonada, los fantasmas personales de cada uno de los personajes comienzan a aflorar…
Dirección: John Sturges. Producción: Metro-Goldwyn-Mayer. Productor: William B. Hawks. Guion: William Bowers, según la novela de Marvin H. Albert. Fotografía: Robert Surtees. Música: Jeff Alexander, Elmer Bernstein, Harry Bluestone, Joseph Cacciola, Emil Cadkin, Hugo Friedhofer, Lud Gluskin, Philip Green, Wilbur Hatch, Bernard Herrmann, Geordie Hormel, Rudolph G. Kopp, William Lava, William Loose, Spencer Moore, Lucien Moraweck, John Seely, Fred Steiner, Stanley Wilson (música de stock); con supervisión de Frank E. Anderson. Montaje: Ferris Webster. Dirección artística: Daniel B. Cathcart, William A. Horning. Intérpretes: Robert Taylor (Jake Wade), Richard Widmark (Clint Hollister), Patricia Owens (Peggy), Robert Middleton (Ortero), Henry Silva (Rennie), DeForest Kelley (Wexler), Burt Douglas (teniente), Eddie Firestone (Burke), Fred Coby (comisario), Gene Coogan (papel menor), Richard H. Cutting (Luke), Roy Engel (Avery), Al Ferguson (papel menor), Rory Mallinson (comisario), Reginald Simpson (papel menor), Dean Smith (soldado), Henry Wills (sargento de Caballería)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1958. Duración y datos técnicos: 86 min. Color 2.35:1.
En numerosas ocasiones, la historia de un género puede estudiarse a través de la carrera de un director, y el de John Sturges es un caso evidente: director de wésterns clásicos y grandes cintas de aventuras, sus películas aparecen a lo largo de los cincuenta teñidas de un aire nostálgico, triste a veces, que podría incluirle en la lista de los precursores de la ya próxima tendencia desmitificadora. Muchas de sus películas, de este modo, transpiran ya un notorio afán reivindicador, así Conspiración de silencio (Bad Day at Black Rock, 1955) y El último tren de Gun Hill (Last Train from Gun Hill, 1959), ambas una denuncia sin ambages del racismo y, en el caso de la primera —independientemente de que pueda considerarse o no un wéstern—, evidente alegato antimaccarthysta, por no hablar de El sexto fugitivo (Backlash, 1956), donde, por encima de la revisión argumental a los diferentes arquetipos del género, se plantea la búsqueda del pasado de su protagonista, en la mejor línea del wéstern crepuscular.
Algo similar sucede con el presente título, en muchos aspectos un remake de la obra maestra de William A. Wellman Cielo amarillo (Yellow Sky, 1948), pero al mismo tiempo imbuido de la atmósfera turbadora del mejor Anthony Mann y con más de un punto en común con El último tren… del propio director, rodada un año después. Así, Jake Wade (Robert Taylor), antiguo pistolero ahora al lado de la ley, se ve obligado a iniciar un retorno a su turbio pasado al ayudar a escapar a un delincuente (Richard Widmark) que antes le había hecho el mismo favor —del mismo modo que el personaje de Kirk Douglas debe enfrentarse a su viejo amigo convertido en marshall en El último tren…—. Cuando, prisionero de su “amigo” y su banda, encuentra refugio en una ciudad abandonada, los fantasmas personales de cada uno de los personajes, como en la cinta de Wellman, comienzan a aflorar, quizá alentados por el ambiente malsano del lugar.
Tenemos aquí, pues, todos los componentes de la corriente psicológica dominante en aquellos momentos. La confrontación de personalidades entre Widmark y Taylor es antológica, como lo fue entre Gregory Peck y, de nuevo, Widmark encabezando una banda de forajidos en Cielo amarillo, teniendo en cuenta que, en ambos casos, los personajes confrontados no están demasiado distantes uno del otro. La atmósfera de la ciudad fantasma, por otra parte, está bastante lograda, recordando por momentos (en especial el ataque indio) a los wésterns metafísicos del infravalorado Gordon Douglas. Es lástima que estos momentos no posean el grado de abstracción requerido —aquí se revelan las insuficiencias de Sturges, al predominar la acción en una cinta que debería haber sido más intimista— para ser la obra maestra que debería haber sido, aunque la violencia soterrada que se desprende en cada plano y de cada personaje —se habla incluso del asesinato de un niño— es sorprendente y revela a un director cuando menos, valiente.
Los sesenta estaban ya a las puertas y, con ellos, la era de grandes éxitos comerciales para Sturges. Tras su remake westerniano de Los siete samuráis (Shichinin no samurai, Akira Kurosawa, 1954), Los siete magníficos (The Magnificent Seven, 1960), llegaría su canto de cisne como autor cinematográfico. Olvidadas las ambiciones revisionistas de sus mejores títulos, ya no participaría en el auge desmitificador que se estaba desarrollando y que él mismo había contribuido a crear, regalándonos en cambio bodrios de la talla de La batalla de las colinas del whisky (The Hallelujah Trail, 1965). Excepciones aparte, siempre quedará la duda: ¿qué habría logrado el director de Duelo de titanes (Gunfight at the O.K. Corral, 1957), si hubiese continuado siendo fiel a sí mismo?
Anécdotas
- Título en Argentina y México: El tesoro del ahorcado.
- La película contó con un presupuesto de 1.538.000 dólares, logrando una taquilla de 2.795.000.
- La música del film comenzó a componerla Bronislau Kaper pero, de resultas de una huelga de músicos, no se terminó y se empleó una amplia muestra de música de stock, como puede comprobarse en la ficha técnica.
- En la revista Hollywood Reporter se consigna también en el reparto del film a Henry Wills, Karl Petti, Martha Crawford, Lennie Smith, Jack Williams, Lew Smith y Wilson Wood, pero su aparición en el mismo no está confirmada.
- Rodada en High Sierra, Lone Pine y Death Valley, en California. El rodaje del film tuvo lugar entre noviembre y diciembre de 1957.
- Estrenada en Estados Unidos el 6 de junio de 1958 en Los Ángeles; en España se estrenó, en Barcelona el 21 de enero de 1960, y en Madrid el 25 de enero.
Manuel Aguilar (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra