En Buenos Aires existen leyendas sobre una criatura a la que llaman el Demonio Marino. En realidad se trata de Ichtyandr, un joven a quien su padre, el doctor Salvator, le implantó de niño agallas de tiburón para salvarle la vida, y ahora es un ser anfibio. Un barco está faenando por la zona y cuando una chica cae al agua y es atacada por un tiburón, Ichtyandr la salva.

Dirección: Vladimir Chebotaryov, Gennadiy Kazanskiy. Producción: Goskino, Lenfilm Studio. Guion: Akiba Golburt, Aleksei Kapler, Aleksandr Ksenofontov, según la novela de Aleksandr Belyaev. Fotografía: Eduard Rozovsky. Música: Andrei Petrov; canciones: Yu. Drunina. Montaje: Lyudmila Obrazumova. Diseño de producción: Vsevolod Ulitko, Tamara Vasilkovskaya. FX: M. Kandat (efectos especiales). Intérpretes: Vladimir Korenev (Ichtyandr Salvator), Anastasiya Vertinskaya (Guttiere Baltazar), Mikhail Kozakov (Pedro Zurita), Nikolai Simonov (doctor Salvator), Anatoliy Smiranin (viejo Baltazar), Vladlen Davydov (Olsen, el periodista), Albert Antonyan (Kristo), Nina Bolshakova (Pevitsa), Nikolay Kuzmin (marinero de Zurita), Mikhail Medvedev (niño), Yuriy Medvedev (pescadero), A. Shaginyan (Sancho), Aleksandr Zakharov (Politselskiy), Sergey Boyarskiy (carcelero), Tito Romalio (chico vendedor de periódicos), Anatoliy Ivanov, Valeri Kudryashov, Anna Nikritina, Irina Orlik, Georgi Tusuzov… Nacionalidad y año: URSS 1962. Duración y datos técnicos: 93 min. – color – 1.37:1 – 35 mm.

La novela Ictiandro (Chelovek-amfibiya – Zvezda Kets, 1928) es uno de los clásicos de la ciencia ficción soviética. Su autor, Aleksandr Belyaev (1884-1942), está considerado el Jules Verne ruso, aunque hoy día apenas sea conocido. El guion de esta película estuvo archivado en los estudios Lenfilm durante diez años, pero ningún director quería asumir una producción que se adivinaba llena de complicaciones. A finales de los cuarenta se oyó la noticia de una posible adaptación de la novela por parte de Hollywood ―el nombre de Walt Disney está implicado en ello―, pero al final esta versión no vio la luz. Al fin, el realizador Vladimir Chebotaryov decidió tomar las riendas, y junto al director de fotografía Eduard Rozovsky pidió consejo a submarinistas, el campeón soviético en buceo Ram Stukalov y otros especialistas. Como protagonistas se eligió a una pareja que destacara por sus ojos: él tenía que parecer que poseía el mar en ellos, y la muchacha el cielo. La idea original era filmar en el mar de los Sargazos, pero ante la falta de presupuesto se efectuó en Crimea y el mar Negro. Las tomas submarinas se hicieron en un acuario en forma de trompeta, lleno de peces extraños y una flora acuática de lo más llamativa. El rodaje tomó entre mayo y diciembre de 1961.

Cuando se estrenó, la crítica soviética la destrozó, por ser un «mero» film de aventuras y no contener el fondo moral inherente al cine del país. En todo caso, fue un éxito fenomenal en la URSS, consiguiendo 65,5 millones de espectadores. Sin embargo, también puede verse ese fondo que querían los críticos militantes, pues el malo de la película es un rico, y el padre del protagonista, el doctor Salvator, tiene el proyecto idealista de crear una república acuática donde no haya ricos ni pobres, toda ella habitada por seres humanos anfibios.

Chelovek-Amfibiya (1962) se supone que está ambientado en Buenos Aires, aunque el aspecto que se nos ofrece es algo parecido a un pueblecito mexicano junto a alguna isla de los Mares del Sur. Ese exotismo, no queda claro si intencionado o por falta de documentación[1], le confiere a la cinta, en todo caso, un aire extraño, surrealista, aunado a esa espléndida fotografía en color, y da la impresión de que nos encontremos antes una adaptación de una supuesta novela de Jules Verne dirigida por Albert Lewin, pongamos por caso ―hay momentos que me recuerdan a Pandora y el holandés errante (Pandora and the Flying Dutchman, 1951)―. La crítica señala que se trata de una especie de variante del Romeo y Julieta shakespeariano, con los amantes dirimiendo un amor que les es denegado por los demás.

El director a cargo de todo, por tanto, fue Vladimir Chebotaryov en la que es su segunda película, quien no volvió a tocar el tema fantástico en su carrera, efectuando sobre todo cine bélico. Para tan complicado rodaje se buscó la coparticipación de Gennadiy Kazanskiy, que ya tenía mayor experiencia desde que debutara en la realización en 1937, y responsable del film de aventuras fantásticas Starik Khottabych (1957) así como de una adaptación del cuento «La reina de las nieves» de Andersen, Snezhnaya koroleva (1967), y de quien vimos en España su biografía del músico Rimsky-Korsakov de 1952. Juntos confieren a la cinta una textura elegante, de tonalidades verde mar donde el rojo violenta las imágenes en ocasiones, para matizar los ánimos exaltados de los personajes. Es una película de aventuras, que a veces parece de piratas por el peculiar vestuario de los marineros; es también una historia de amor arrebatada, donde los amantes deben escapar debido a unos antagonistas que les impiden vivir su pasión; y también es una cinta de ciencia ficción, donde destaca el apasionante diseño de la casa del doctor Salvator, con un ascensor vanguardista que lo conduce a los laboratorios ocultos que tiene en ella, el traje de superhéroe, diríase, que diseña para su hijo, o el submarino biplaza con cañones del que dispone para amenazar a los malos.

Una joya del cine soviético, que deja el mensaje un tanto de lado ―aunque no lo obvia, como vimos―, que destaca en particular por un sentido de la composición apasionante, con planos contrapicados y en escorzo, un uso increíble de la profundidad de campo, y un sentido de la coreografía visual que podría también remitir a las joyas del ballet que dirigieran Michael Powell y Emeric Pressburger como Las zapatillas rojas (The Red Shoes, 1948) y Los cuentos de Hoffman (The Tales of Hoffmann, 1951). Esta película, por cierto, es la que muchos acusaron a Guillermo del Toro de haber plagiado en su La forma del agua (The Shape of Water, 2017); una vez vista la presente, queda del todo claro que los pequeños detalles coincidentes son más bien guiños y homenajes que un intento de copiar algo a conciencia aprovechando que muy poca gente lo conoce.

 

Anécdotas

  • Título en Argentina: El hombre anfibio.
  • Títulos anglosajones: The Amphibian Man / Amphibian Man.
  • Uno de los títulos que tuvo la película en Francia fue Le Tarzan des mers («El Tarzán de los mares»).
  • Ganadora del Silver Sail en el festival de cine de Trieste, en Italia (1962).
  • Rodada en las cuevas Laspi Cove, Beregovoye y los acantilados de Ifigeniya, en Crimea, Ucrania, y en Baku, Azerbaiyán.
  • Primer film soviético con tomas submarinas.
  • Anatoliy Ivanov interpreta a Ichtyandr en la mayoría de las tomas submarinas.
  • Otra adaptación de la novela: Chelovek-amfibiya (Aleksandr Atanesyan, 2004) [miniserie TV].
  • En 2016 se anunció una nueva versión, hecha en Rusia pero para el mercado chino, con protagonistas de esa nacionalidad y cambiando el sexo de la pareja protagonista. Se esperaba comenzar el rodaje en verano de 2018, y que el estreno tuviera lugar tres años después.
  • Estrenada en la Unión Soviética el 3 de enero de 1962. Pese a que en algunas fuentes figura con el título español de El hombre anfibio, no me consta que llegara a estrenarse en España.

 

Bibliografía

Ictiandro; por Alexander Beliaev; traducción de Raimundo García González. Rusia: Ráduga – Progreso, 1989. Colección: Aventuras y Ciencia Ficción; s/n. T.O.: Chelovek-amfibiya – Zvezda Kets (1928).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Los consultores del film fueron un empleado del Instituto de Cultura Física de Leningrado llamado P. F. Lesgaft, el buceador Vladlen Kebkalo y el primer campeón de la URSS en deportes subacuáticos, el ingeniero Ram Stukalov.

La película completa y subtitulada: