Rescatamos aquí una entrevista que hicimos a David Jasso y Santiago Eximeno en 2007, con motivo de la presentación de su libro conjunto Cazador de mentiras (Jaguar), así como una reseña crítica de la novela. Creemos que resulta interesante, a día de hoy, recuperar sus opiniones y, sobre todo, reflexionar sobre la evolución del terror literario en España con respecto a lo que los autores comentan…
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ENTREVISTA
En principio, contadnos cómo comenzasteis a escribir literatura fantástica y cómo visteis cómo esas obras vuestras iban siendo publicadas…
David Jasso: Escribir literatura fantástica, y más concretamente terror, siempre ha sido para mí una necesidad. No he podido elegir, tenía que hacerlo o, si no, todas esas ideas se hubieran quedado dando vueltas por mi cabeza hasta hacerme enloquecer, tenía que sacar todo lo malsano y monstruoso, es una especie de terapia. El hecho de llegar a ver publicados todos estos desvaríos es un poco cuestión de suerte y de que exista gente tan enferma como yo.
Santiago Eximeno: He escrito literatura fantástica desde niño, animado por una profesora suplente que leyó mi primer intento de relato –un pastiche lovecraftiano– y me animó a continuar, devolviéndomelo lleno de tachones y notas en rojo. También ayudaron mis padres, que desde pequeño me llevaron a ver al cine –y alquilaron en vídeo– películas repletas de monstruos, de sangre, de violencia. Ah, las películas italianas de los ochenta, qué nostalgia. Y el monstruo que vive en mi armario. Tardé bastante en animarme a enviar relatos a alguna publicación, pero cuando lo hice y vi el primero publicado en papel –en el fanzine La Plaga–, un relato por otra parte horrendo, fue realmente emocionante. Después todo ha ido sobre ruedas, no puedo quejarme. Eso sí, siempre que publico algo nuevo, sea en la red, en papel o de cualquier otra forma, me emociono.
Los autores, durante la presentación del libro en su día
Con anterioridad, ambos habíais ya publicado algún libro en solitario…
SE: Antes de Cazador de Mentiras había publicado dos libros: Asura (Grupo AJEC, 2004), una novela de horror ambientada en un futuro cercano con cierta estética hindú-cyberpunk, e Imágenes (Parnaso, 2004), una antología de relatos de temática común alrededor de uno de mis temas favoritos: las invasiones ocultas.
DJ: Yo he publicado anteriormente La silla con Equipo Sirius, un relato de terror claustrofóbico que fue muy bien recibido, se trata de una historia un tanto minimalista pero muy obsesiva y opresiva que narra las vicisitudes de un pobre individuo que ha de sobrevivir atado a una silla. Se sufre mucho, que es lo que yo pretendía.
¿Y cómo surgió la idea de trabajar ambos juntos?
DJ: Ambos nos conocimos a través de Internet. Yo solía visitar con frecuencia la web de Santi, su trabajo me resulta inspirador. Comencé a contestar a sus microrrelatos con otros microrrelatos que los ampliaban, complementaban o distorsionaban, hasta que nos dimos cuente de que existía cierta empatía. Poco a poco la cosa se fue complicando hasta que nos retamos a escribir una novela.
SE: Como dice David, nuestra relación creció gracias a Internet. Allí descubrimos que nos motivaban los mismos temas, que sufríamos la misma enfermedad. Después tuve ocasión de leer una primera versión de La silla, y me dije: “¡Tengo que trabajar con este hombre! ¡Tengo que escribir algo con él a cuatro manos!”. La silla es impactante, violenta, el tipo de novela que me gustaría haber escrito a mí, así que sentí la necesidad de colaborar con David en algo más largo que un microrrelato, sabía que podía funcionar.
¿Cómo llegasteis a colaborar ambos? Me refiero a técnicamente. Cómo desarrollasteis la historia, qué puso uno, qué puso otro…
DJ: Cuando decidimos que queríamos hacer algo rebuscamos entre nuestras ideas y Santi propuso hacer algo con el Caçamentides, confieso que en principio la idea no me entusiasmó, pero a medida que valoraba su propuesta encontraba elementos que me motivaban. Empezamos a escribir para ver qué salía de ahí y una vez estuvo acabado el primer capítulo me di cuenta de que el material era excelente y de que había surgido la química entre nosotros de forma espontánea, ahí había una buena novela. Santi suele planificar mucho y le gusta saber qué pasa en cada capítulo, sin embargo yo soy bastante anárquico y me dejo llevar por la historia a medida que crece, fue refrescante combinar ambas formas de escritura y los dos nos sentimos enriquecidos.
SE: A David le atrae más el horror realista con una pincelada de horror sobrenatural, yo suelo lanzarme de lleno al horror sobrenatural. Combinar ambas visiones era un reto, pero la leyenda del Caçamentides ofrecía grandes posibilidades si conseguíamos convertirla en un relato de terror contemporáneo. Desde un principio nuestra idea fue crear un libro en el que fuera imposible desentrañar qué parte correspondía a quién. Si no, parecería hecho con remiendos, y el libro debía funcionar como un todo más allá de los autores. Creo que la suma de David Jasso y Santiago Eximeno ha dado a luz a otro escritor distinto, nuevo, con un estilo propio, que era lo que pretendíamos.
Santiago Eximeno, durante la misma presentación
¿Os gustaría ver vuestra novela trasladada al cine? Técnicamente no es muy difícil… ¿Qué director desearíais que se hiciese cargo de ello?
DJ: Sería estupendo que se hiciera una película, además de un tiempo a esta parte el panorama cinematográfico de terror patrio está resultando muy interesante. Pero yo no creo que fuera fácil adaptarla, admito que la novela es muy cinematográfica porque posee ritmo y muchos elementos visuales, sin embargo el director se encontraría con la dificultad de transmitir una gran carga psicológica y de tensión contenida; eso por no hablar de unos necesarios efectos especiales de alto nivel, algún personaje debería ser generado íntegramente por ordenador. Por ejemplo, a la hora de realizar el trailer (sin ningún tipo de presupuesto) se han obviado muchas cosas y otras solo se sugieren. Si tuviera que elegir a un director supongo que nombraría a Balagueró, aunque no excluiría a ninguno de los directores de la nueva corriente como Fresnadillo.
SE: Sí, desde luego, sería fantástico ver Cazador de mentiras en pantalla grande. Yo sí creo que sería posible adaptarla con cierta facilidad por su estructura y el ritmo que posee, aunque como dice David habría elementos que tendrían que dejarse de lado. Creo que sería una película atractiva para el público aficionado al género. ¿Director? Si pudiera elegir, desde luego pensaría en Jaume Balagueró o Paco Plaza, dos de mis directores fetiche, o en Pablo Malo (La sombra de nadie es una obra maestra).
Detecto ciertas influencias en vuestro libro, de las que ya hablaré en la crítica. Pero me gustaría que también hablarais vosotros sobre ello…
DJ: Las influencias son las que he ido atesorando durante toda mi vida, allí se encuentran películas clásicas y recientes, novelas de bolsillo o grandes best sellers… Se pueden apreciar detallitos de Alien, Carrie, Jeeper Creepers, Pesadilla en Elm Street, El resplandor… Pero no hay ninguna influencia concreta ni se ha pretendido realizar ningún homenaje, son solo rápidas referencias que el lector introducido encuentra refrescantes y no interfieren en la lectura. Quizás haya sido el propio Santi quién más me ha influido, he procurado amoldarme a su estilo, posee una prosa cuidada y rica frente a mi estilo más nervioso y descuidado, he intentado seguir su ejemplo porque le admiro como autor.
Jeeper Creepers
SE: Las influencias cinematográficas del cine de horror de los ochenta y los noventa están ahí, son innegables. Creo que en Cazador de mentiras también pueden descubrirse elementos presentes, por ejemplo, en las novelas de Ramsey Campbell, sobre todo en la estructura, y de Jack Ketchum, por la crudeza de algunas situaciones con tintes realistas. Después, como dice David, están todos esos elementos que perduran en nuestra memoria, tanto dentro del género como fuera de él. Como David, yo soy un gran aficionado al horror en todas sus vertientes artísticas, y al arte en general, por lo que mis influencias son múltiples.
Ampliando un poco la cuestión previa, desearía que hablaseis un poco de vuestras preferencias en el campo de la literatura de terror…
SE: Considero que existen cinco autores que, de alguna forma, transformaron el género cuando aparecieron en escena: Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft, Richard Matheson, Stephen King y Clive Barker. Ellos juegan en otra liga, su obra dio un paso más, innovaron cuando el resto se conformaba con repetir y repetir. Sin embargo entre mis escritores fetiche también debería mencionar a Robert Aickman –un maestro absoluto en el relato corto–, Ramsey Campbell –un creador de atmósferas maravilloso– y Jack Ketchum –capaz de obtener imágenes horribles de gran fuerza sin abandonar el camino del realismo más crudo–. Ah, y adoro los relatos de terror. Siempre me lanzo a por una antología de relatos antes que a por una novela.
DJ: Supongo que ningún escritor de terror puede negar las influencias del viejo King, ha sido un referente para toda una generación. Si bien es cierto que de un tiempo a esta parte su calidad ha desmerecido bastante, él fue la puerta por la que luego se colaron otros autores como Clive Barker, Ramsey Campbell, Peter Straub… Así que me quedo con los primeros libros del viejo rey.
Admito que de vez en cuando disfruto con obras de serie B, de joven leí cientos de bolsilibros y me marcaron para siempre. Su lenguaje directo, su ritmo trepidante y su versatilidad son características que otros libros más serios y pretenciosos no siempre poseen. Resultan vivificantes.
David Jasso, en su día
¿Hay un futuro en el campo de la literatura de terror española?
DJ: Sí, tajantemente. Lo hay. Si las editoriales apuestan por la nueva generación de terror literario puede surgir un fenómeno imparable. Hay cantera. Entre los publicados comercialmente destacaría a Ismael Martínez Biurrún con Infierno nevado o Emilio Bueso con Noche cerrada. Recientemente he leído una novela de Javier Vivancos, Lucrecia se oscurece, que merecería estar en todas las librerías. Y dejo otros nombres para que los diga Santi. Hay muchos y buenos escritores, con ideas y con fuerza, solo resta que las editoriales sepan encontrar el hueco en el mercado que sin duda existe.
SE: Sí. Ahora mismo estamos viviendo un crecimiento del género escrito en español, apoyado –tímidamente, y no tan tímidamente– por varias editoriales. A los nombres de autores consagrados que se acercan al género de horror, como Merino, Somoza o Fernández Cubas, podemos añadir otros como los mencionados por David. Por otro lado, el género no vive sólo de novelas. El cuento es, sin duda, el género literario que más se presta al fantástico y, en particular, al terror. Tenemos excelentes cuentistas, como Marc R. Soto o Alfredo Álamo, que están aportando muchísimo al terror patrio. Yo mismo me siento más cómodo en el relato que en la novela, y echo de menos una mayor presencia de antologías de terror en el panorama (ahora mismo, excepto Paura, editada por Bibliópolis, no existen más antologías dedicadas al género de terror).
¿Y habrá posibilidades de que podamos leer El retorno del Cazador de Mentiras? A tenor de esto, ¿qué nuevos proyectos tenéis que se puedan contar?
DJ: No lo descartamos aunque lo veo poco probable a corto o medio plazo. Hay otras muchas historias diferentes que nos gustaría contar, de todas formas el encanto y atractivo de Certeza nos tira, así que no aseguramos nada. También es cierto que dependería en gran parte de la aceptación de Cazador de mentiras, si se convirtiera en un éxito y los lectores lo solicitaran, lo estudiaríamos con más atención. Sí es verdad que hemos hablado de escribir otra novela conjunta también de terror pero totalmente diferente, con más carga psicológica y algún toque de fantasía oscura, y tarde o temprano la escribiremos, solo que hasta ahora nos ha resultado imposible ponernos a ello.
SE: Sería fantástico, la verdad, aunque creo que tiraríamos más hacia una historia que narrara los orígenes del mito que hacia una continuación. Como dice David, estamos planteando nuevas colaboraciones, una de ellas otra novela de terror, porque la experiencia con Cazador de mentiras fue tan buena que no queremos dejarlo ahí, queremos repetir. Por otro lado nuestros proyectos en solitario continúan, porque somos tan inquietos que no podemos estar parados. Yo espero que a finales de año aparezca en las tiendas mi primer juego de mesa, diseñado junto a Pedro Belushi, y ahora mismo trabajo en varios relatos y en una novela corta inspirada en otra historia del folklore popular, algo menos conocida que el Caçamentides.
Los dos autores, en la actualidad
Por último, si deseáis añadir algo…
DJ: Solo quiero agradecer a todos los lectores la buena acogida que nos están dispensando, me encuentro sumamente satisfecho con el apoyo de los aficionados. Y no querría dejar pasar la ocasión sin recomendar a todo el mundo que tengan cuidado con las mentiras que dicen; al Cazador de mentiras le duelen en el fondo de su negra alma y puede cansarse de sufrir… Gracias, Carlos.
SE: Bueno, sólo agradecerte el trabajo que estás realizando, Carlos, y agradecer a todos los lectores el interés que muestran hacia nuestro trabajo.
CRÍTICA
Es en verdad jubiloso que, en ocasiones, una obra como la presente llegue a ver la luz. Todo aficionado a la literatura de terror sabe lo pobre que está el campo editorial español en este sentido. Que una obra de estas características aparezca, sea buena, y además de autoría española resulta casi excepcional. Se trata de Cazador de mentiras, escrita por David Jasso y Santiago Eximeno, y publicada por Ediciones Jaguar en su colección “La Barca de Caronte”.
Ambos autores tienen ya una larga carrera a sus espaldas. Trabajaron en el campo de entrenamiento que supone el relato corto, especialidad diríase esencial en la literatura de terror, y que tantas obras maestras ha aportado, enseñando concisión e inmediatez. Después, fueron de los valientes que escribieron una novela (David es responsable de La silla, Santiago de Asura), se movieron entre editoriales, muchas de ellas reacias a la temática, y lograron ver su obra publicada.
Por fin, unieron sus esfuerzos y redactaron juntos un libro. Libro, además, de notoria extensión, algo habitual en la literatura anglosajona, pero poco común en el ámbito español (imagino que, si los editores son reacios a publicar autores españoles, más aún un tocho que supera las cuatrocientas páginas). Y, amigos, el resultado es excelente.
No es la opera prima de los autores, como he dicho. Y ello se nota. Los cientos de horas previos de entrenamiento de los dos escritores se perciben, y los mil y un repasos que, después, han dado a Cazador de mentiras se notan en una prosa límpida, depurada, descargada de retórica superflua, y con párrafos muy bien escritos. Además, dispone de un ramillete de personajes variados, cerca de una decena, todos interesantes, todos con algo que decir y que vivir.
Pero, en cierto modo, también es una opera prima, en lo que se refiere a la unión de ambos escritores y, digamos, la creación de un Monstruo de Frankenstein que reúne las virtudes estilísticas de ambos, que da a luz un todo homogéneo, coherente y equilibrado.
Todos tenemos influencias, ello es innegable. Leyendo este libro, interesante, fresco y original (sobre todo, insisto, en el campo editorial español) uno ha creído detectar una influencia palpable: Stephen King y su obra maestra Salem’s Lot. La estructura diríase es algo similar: un pequeño pueblo, en el que converge un personaje que hace resucitar, sin pretenderlo, un horror ancestral, y cómo este horror influye en una serie de personajes, cuyas incidencias personales y previas sirven de base para todo lo que acontece. Pero trasladado a un pueblo español, el ficticio de Certeza, se supone que algo cercano a Madrid. Por su parte, la criatura –de la cual no describiré mucho-, me ha recordado un tanto a la del díptico de películas Jeepers Creepers.
Amén de la semejanza en el esqueleto arquitectónico del conjunto con la referida novela de Stephen King, uno detecta otra similitud con King, mejor dicho, con el King de aquella época: la habilidad para la creación de personajes, con un soporte interior tan rico y cautivante como la trama sobrenatural y, en especial, esa capacidad de enganchar al lector y que le impide soltar el libro una vez iniciado, aportando un entusiasmo a la lectura que este veterano lector de horrores creía ya perdido desde hacía años, muchos años.
Sólo cabe felicitar a los autores, por su excelente labor, y a la editorial, por atreverse a publicar una obra de escritores españoles (tan buenos o más como muchos autores anglosajones) y esperamos que sigan por esta vía de edición. Uno desearía ver publicada, por ejemplo, una gran novela de hombres lobo con firma española. No nos decepcionéis…
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
Cazador de mentiras; por Santiago Eximeno y David Jasso
Madrid: Jaguar, 2007
444 p.; 21 cm
Colección: La barca de Caronte; s/n.