Leonora regresa a su hogar familiar, donde le ha requerido su tío, por motivos de herencia. Este la informa que sobre ella pesa una maldición: tal como él mismo y antes su padre, cuando su tío muera ella será una mujer felina, estando dividida en dos mitades, como ser humano y como el leopardo que ahora lo acompaña a él.

Dirección: Alfred Shaughnessy. Producción: Insignia Films para Anglo-Amalgamated (RU), American International Pictures (EEUU). Productores: Herbert Smith, Lou Rusoff [sin acreditar]. Productor delegado: Peter Rogers. Guion: Lou Rusoff. Fotografía: Peter Hennessy. Música: John Addison, Kenneth Essex, Robert Gill, Frank Spencer. Montaje: Jocelyn Jackson. Diseño de producción: Jack Stevens. FX: Philip Leakey (maquillaje). Intérpretes: Barbara Shelley (Leonora Johnson, de soltera Brandt), Robert Ayres (Dr. Brian Marlowe), Kay Callard (Dorothy Marlowe), Ernest Milton (Edmund Brandt), Lily Kann (Anna, ama de llaves de los Brandt), Jack May (Richard Johnson), Paddy Webster [acreditada como Patricia Webster] (Cathy), John Lee (Allan), Edward Harvey (portero), Martin Boddey (Cafferty), John Watson (Roberts), Frank Atkinson (guarda), John Baker (enfermero), Selma Vaz Dias (enfermera), Geoffrey Tyrrell (portero), Jim Tyson (barman), Joe Wadham (policía)… Nacionalidad y año: Reino Unido, Estados Unidos 1957. Duración y datos técnicos: 76/70 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.

Cat Girl (1957) goza el honor de ser la primera coproducción oficial entre las Islas Británicas y Norteamérica. Para ello se unieron dos distribuidoras, Anglo-Amalgamated en el Reino Unido y American International Pictures para Estados Unidos, y delegaron la ejecución a una pequeña productora británica, Insignia Films, especializada sobre todo en filmes policiales, aunque también fueron responsables del biopic musical La historia de Tommy Steele (The Tommy Steele Story, Gerard Bryant, 1957). Como aportación norteamericana tenemos a Lou Rusoff (aunque era de origen canadiense), que es productor a la sombra y guionista, labor ésta en la cual era asiduo para la AIP: suyos son los libretos, por ejemplo, de Day the World Ended [tv/dvd: El día del fin del mundo, Roger Corman, 1955] o The She-Creature [tv/dvd: La criatura, Edward L. Cahn, 1956].

En esta ocasión, desde luego, para concebir la idea no se fue muy lejos: copió la de La mujer pantera (Cat People, Jacques Tourneur, 1942). De esta toma el concepto de una maldición de humanos felinos que se va heredando, una mujer que podría ser o no víctima de la misma, la activación de ésta por medio de los celos, el concurso de un psiquiatra en la trama o hasta el detalle del pajarito en la jaula. Rusoff, desde luego, nunca fue un gran guionista, sino solo efectivo, en el mejor de los casos, y aquí da muestras de lagunas con que salpica el desarrollo de su labor: los crímenes que acontecen al principio apenas tienen repercusión entre la policía («él se lo buscó», será el comentario de uno de los agentes ante la primera muerte, por tener como compañero a un leopardo). Pero, sobre todo, la relación de la pareja formada por Leonora con su marido Richard Johnson apenas es explorada, y eso que tiene su interés: él le es infiel con la mujer de la pareja que los acompaña en el viaje, y prácticamente no lo disimula; el marido de ella, quizás, lo sepa, y ahoga su frustración en el alcohol. Además, una indiscreción de este nos hace saber que Richard espera con ansia la herencia que presuponen que Leonora recibirá de su tío.

Leonora ―que tiene un nombre con una significativa raíz felina― no parece ser consciente de ello. Desde el inicio del film parece vivir en su propio mundo, ausente, desconectada de todos. Más adelante, su tío le informará de la maldición: su familia, por rama paterna, desde el siglo XVI está condenada, al llegar a cierta edad, a convertirse en felino. Lo curioso del caso es que no hay transformación, sino una escisión en dos entidades: sigue manteniendo su cuerpo humano, pero de algún modo proyecta su mente al interior del leopardo que acompaña siempre al tío Edmund, y que presumiblemente pasará a Leonora después de que este muera.

El director es el muy poco conocido Alfred Shaughnessy (1916-2005), habitual guionista, y que como realizador de cine solo hizo cuatro películas: la presente más la policial Suspended Alibi (1957), la musical Six-Five Special (1958), así como el film de misterio The Impersonator (1961). Aquí, desde luego, demuestra conocer los mimbres del género, arrancando con un caserón sombrío, azotado por una tormenta; después, desde dentro un misterioso individuo observa por la ventana, al que luego se le unirá una siniestra ama de llaves. Todos los ingredientes del género gótico están ahí. El mimético guion de Russo es aprovechado por Shaughnessy para inclinarlo hacia el habitual cine de misterio británico, pero impregnándolo de una atmósfera sombría y desazonadora, como si el mal de Leonora fuera irremediable desde el mismo inicio.

Para ello el director se apoya en una excelente fotografía de texturas tenebrosas obra de Peter Hennessy, así como de la portentosa interpretación de Barbara Shelley, en su primera incursión en el género, que confiere un aire eternamente tortuoso a su personaje. Además, el maquillaje de Philip Leakey (a quien conoceremos después en la Hammer) ayuda a potenciar las facciones felinas de su rostro: en determinados momentos, cuando se supone que se da la proyección sobre el leopardo, las cejas están pintadas en ángulo hacia arriba y los ojos se matizan con rasgos gatunos. Esas características felinas son acentuadas por Shelley en determinados momentos, como cuando se arrebuja entre las sábanas, dice que le gusta el terciopelo, pero no termina la frase, o cuando, al final, en la escena del acecho, camina con las garras en ristre.

Por supuesto, la ambigüedad del fantástico está aquí presente. Ya hemos referido el aire ausente de Leonora al inicio del film. Después, conoceremos a su tío, que se cree víctima de la maldición. Ella misma clamará que él está loco, y el refiere la herencia de esa condena. Pero, ¿la herencia no será esa propia locura? El doctor Marlowe, antiguo novio de Leonora, y del que ella aún sigue enamorada, así lo cree, y decide someterla a un tratamiento que demuestra el nulo proceso de documentación que ha realizado Russo en ese sentido. Todo podría ser causa de cierta sucesión de casualidades, pero sabemos que en el cine eso no existe. Cuando se trasladan a Londres, el leopardo llega tras ellos y sigue rondando a la mujer. Si bien la maldición, como se dijo, es más bien una proyección sobre otra criatura, cuando ella está encerrada en el cuarto del sanatorio se ve a sí misma transformarse en fiera: las manos se cubren de pelo y el rostro adquiere facciones achatadas. La imagen se percibe brumosa, sin duda para disimular lo burdo de los efectos especiales, pero también porque lo vemos a través de la mente perturbada de la paciente. En todo momento, esa ambigüedad estará presente a lo largo del film, y solo al final ―¿por medio de otra casualidad?― llegaremos a una deducción concreta.

Por supuesto, el presente film no alcanza el excepcional nivel de la película que le sirve de modelo, pero por sí mismo adquiere personalidad propia, se conecta con la corriente del cine británico del género ―en especial en su primera mitad― sobre caserones tenebrosos y se convierte, por méritos propios, en un film a considerar.

 

Anécdotas

  • Título de rodaje: Wolf Girl.
  • Título en Argentina: Un leopardo al acecho [TV].
  • En Estados Unidos, American International Pictures la estrenó en programa doble junto a El gigante ataca [tv/dvd: El asombroso hombre creciente] (The Amazing Colossal Man, Bert I. Gordon, 1957).
  • Estrenada en el Reino Unido en noviembre de 1957. En Estados Unidos se estrenó antes, en septiembre del mismo año.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra