Casados hace un año, Nieves está embarazada, y su marido Joaquín busca una casa en las afueras para que ella se encuentre más tranquila. Localiza una vivienda que pertenece a una mujer madura, Isabel, que les alquila la planta baja mientras ella se queda a habitar la superior. Sin embargo, cuando Nieves llega y ve la casa se queda conmocionada. De algún modo, parece estar relacionada con su pasado, y se siente incómoda en ella…
Dirección: Eugenio Martín. Producción: Kalender Films International. Productores: Valentín Panero, José Panero. Productor ejecutivo: Antonio Cuevas. Guion: Chumy Chúmez [acreditado como J. M. González Castrillo], Antonio Cuevas, Eugenio Martín, Manolo Matji, Manuel Summers, Eduardo Álvarez. Fotografía: Manuel Rojas. Música: Carmelo A. Bernaola. Montaje: Pablo G. del Amo. Decorados: José María Alarcón. Intérpretes: Javier Escrivá (Joaquín), Silvia Aguilar (Nieves Ruiz), Alida Valli (Isabel), Mara Goyanes (Charo), Carmen Maura (asistente social), Gabriel Llopart (médico de Nieves), Laura Cepeda (Laura), Fernando Chinarro (médico en el hospital), María Teresa Tojar, Beatriz Savón, Silvia Suárez, Dolores Colomer… Nacionalidad y año: España 1980. Duración y datos técnicos: 93 min. – Eastmancolor – 1.85:1 – 35 mm.
Eugenio Martín (1925-2023) no fue un director de cine «de terror», pese a que aportara dos de las mejores muestras de fantaterror de la época dorada del mismo con la monstruosa Pánico en el transiberiano / Horror Express (1972) y la psicológica Una vela para el diablo (1973). Martín era un realizador todoterreno, que tocaba cualquier tema sin hacerle ascos a nada, así aventuras, policiales, wésterns, musicales, biopics o comedias. Sin embargo, a primeros de los ochenta regresó al género con otro díptico conformado por Aquella casa en las afueras (1980) y Sobrenatural (1981) con destino a Kalender Films International.
Lo más llamativo de este film es el curioso plantel de guionistas que confluyen en la presente obra, nada menos que seis, motivo este por el cual, muy posiblemente, tenga el film una trama un tanto dispersa y no acabe de conducirse de un modo más directo. Ante todo, destacan dos nombres como los de Manuel Summers y Chumy Chúmez, este camuflado bajo su nombre real, José María González Castrillo, famosos por su actividad como humoristas[1]. Junto a ellos está el propio realizador, así como el director Manolo Matji (quien en realidad tiene una carrera más nutrida como guionista), el productor Antonio Cuevas y Eduardo Álvarez, cuyos únicos créditos como libretista que le conocemos es en este díptico referido de Martín.
Rodada en las postrimerías de la edad de oro del fantaterror español, se aparta en modales un tanto de esta corriente cinematográfica. Es menos «palomitera», por decirlo de alguna manera, y busca más desarrollar un tono dramático. De hecho, solo el tercio final del film incursiona dentro del terror, siendo lo anterior más un drama de relaciones, donde poco a poco se va desentrañando la dependencia entre la protagonista Nieves (Silvia Aguilar) y su marido, Joaquín (Javier Escrivá). El arranque es una voz en off, la de ella, rememorando lo sucedido en torno a «aquella casa en las afueras», un tanto en el estilo de «Anoche soñé que volvía a Manderley» de la Rebeca (Rebecca, 1940) de Alfred Hitchcock, para luego seguir en un tono algo similar a Sospecha (Suspicion, 1941), otro clásico del mago del suspense, con ella desconfiando de los verdaderos motivos de él. Y recordemos que una de las intérpretes que confluyen en Aquella casa en las afueras es la italiana Alida Valli, que ya trabajara con el orondo director en El proceso Paradine (The Paradine Case, 1947), y sin que medie coproducción alguna con nuestro país vecino.
La cinta, por tanto, va desarrollando una pausada intriga, aunque pronto se adivina lo que en realidad sucedió en la casa que ahora acoge a los intérpretes, y que no es otra cosa que el edificio sirvió en tiempos como clínica abortista. La trama se desvía de golpe y descubrimos el desequilibro psicológico de uno de los personajes, una antigua enfermera que practicaba abortos, pero que es antiabortista y además odia a los niños. La protagonista, por su parte, sufre cierto trauma por el hecho de provocarse en el lugar un aborto cuando tenía diecisiete años, y sus temores son todos producto de tal hecho y de rememorar ese pasado.
Ese trasfondo es el que ha conducido a que, en ocasiones, la película haya sido tachada de panfleto antiabortista, aunque ha de decirse que el personaje que condena esa acción está desequilibrado y provoca crímenes en su nombre, como suelen hacer algunos grupos de esa índole. El que la protagonista se arrepienta de algo que cometió en su juventud (y a lo que, en realidad, fue obligada) es un pensamiento propio del personaje, sin que se plantee como la única opción válida. Pero cierto es que el elemento de la infancia está de algún modo presente a lo largo de toda la película, con la guardería que hay cercana a la finca y los niños que están en todo momento jugando cerca de la casa.
La trama, en su casi totalidad, se focaliza sobre el personaje de Nieves, al que da vida la ilicitana Silvia Aguilar, musa en su época del destape, y que también fue una presencia habitual en el cine de terror de aquellos tiempos. Debutó en televisión, en el Un, dos, tres… responda otra vez (1972-2004) de Narciso Ibáñez Serrador, y al cine pasó con ¿Y ahora qué, señor fiscal? (1977), de León Klimovsky. Fue musa de Jacinto Molina en diversas películas suyas, no todas del género, y destacó por su rol de mujer vampiro en El retorno del hombre lobo (1981), posterior a su aparición en la presente, que es uno de sus papeles favoritos, por preponderar el desarrollo del personaje por encima de la explotación de su físico.
Como referíamos al inicio, el guion es algo disperso, y le cuesta encontrar la ruta en una serie de vías narrativas que van surgiendo de manera paulatina, hasta que al fin concluye en la situación clave que se desencadena. Todo el clímax está construido con la única participación de mujeres y niños, y Eugenio Martín dirige el conjunto con profesionalidad pero cierta falta de estilo, salvo en esos momentos finales, donde la planificación cobra intensidad, como un excelente plano que juega con el movimiento circular de una escalera de caracol. Es una película correcta, interesante inclusive, pero que se queda un tanto coja en su resultado global.
Anecdotario
- Título anglosajón: That House in the Outskirts.
- A Silvia Aguilar le concedieron el premio Luis Buñuel a la mejor actriz joven, y le nominaron para otros muchos en los que quedó finalista.
- Voces de doblaje: Paloma Escola (Silvia Aguilar), Julia Martínez (Alida Valli), Pilar Gentil, Mari Luz Olier (voces adicionales).
- La casa en que está rodado el film pertenecía a Francis Franco, el nieto del dictador, una de las residencias de la finca Valdefuentes, en Arroyomolinos, cerca de Móstoles. Era un enorme latifundio que compró el Caudillo en los años cincuenta a través de una sociedad anónima. Eugenio Martín también rodó allí Sobrenatural (1981).
- Estrenada en España el 20 de octubre de 1980, en Madrid en el cine Conde Duque.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Aparte de ello, ambos han desarrollado una amplia carrera en el cine, siendo mucho más famoso Summers que Chúmez, en ese sentido.