El compositor y profesor de música John Russell pierde a su esposa y a su hija en un terrible accidente de coche. Todavía recuperándose, se establece en Seattle y se hospeda en una gran casa antigua. Pronto comienza a detectar que en la mansión acontecen extraños fenómenos. Parece que en el lugar hay una presencia sobrenatural que está intentando llamar su atención.
Dirección: Peter Medak. Producción: Chessman Park Productions. Productores: Garth H. Drabinsky, Joel B. Michaels. Productores delegados: Mario Kassar, Andrew G. Vajna. Guion: William Gray, Diana Maddox, según una historia de Russell Hunter. Fotografía: John Coquillon. Música: Rick Wilkins; Howard Blake (tema de la caja de música). Montaje: Lilla Pedersen. Diseño de producción: Trevor Williams. FX: Gene Grigg (coordinador de efectos especiales). Intérpretes: George C. Scott (John Russell), Trish Van Devere (Claire Norman), Melvyn Douglas (senador Carmichael), Jean Marsh (Joanna Russell), John Colicos (capitán DeWitt), Barry Morse (parapsicólogo), Madeleine Sherwood [acreditada como Madeleine Thornton-Sherwood] (Mrs. Norman), Helen Burns (Leah Harmon), Frances Hyland (Mrs. Grey), Ruth Springford (Minnie Huxley), Eric Christmas (Albert Harmon), Roberta Maxwell (Eva Lingstrom), Bernard Behrens (Robert Lingstrom), James B. Douglas (Eugene Carmichael), Voldi Way (fantasma), J. Kenneth Campbell, Chris Gampel, Michelle Martin, Janne Mortil, Terence Kelly, Robert Monroe, Hagan Beggs, Anna Hagan, Antonia Rey, Sammy Smith, Paul Rothery, Bruce MacLeod, Fred Latremouille, David Peevers, Sera Johnstone, Adam Earle, Carl Boychuk, Bryan King, Susan Round, Nicki Steida, Randolph Blankinship, Travis Major, Giancarlo Esposito, Wayne McLaughlin, Erick Vinther, Gary Zahnow, Louis Zorich… Nacionalidad y año: Canadá 1980. Duración y datos técnicos: 107 min. – Color – 1.85:1 – 35 mm.
Changeling: criatura del folclore europeo y en la religión popular. Normalmente se describe como el vástago de un hada, troll, elfo u otra criatura legendaria que ha sido secretamente dejada en el lugar de un niño humano. A veces, el término también se utiliza para referirse al niño que fue tomado. En español se traduce simplemente como «niño cambiado».
El director de origen húngaro Peter Medak tiene un gran prestigio dentro del género de terror gracias en exclusiva a esta cinta. No había tocado la temática con anterioridad, y justo después de la presente se hizo cargo de un muy flojo telefilm, La niñera (The Babysitter, 1980), tiene otra película para televisión que no conozco, La tormenta (Cry for the Strangers, 1982), y ha rodado episodios de diversas series de la especialidad, dentro de una carrera muy amplia donde ha manejado otras muchas materias. Sin embargo, fue invitado a colaborar en Masters of Horror (Masters of Horror, 2005-2007) —con el episodio «Los washingtonianos» («The Washingtonians», 2007)—, honor que se reservó solo para los que dieron títulos destacados al terror. Ello demuestra el nivel de mito que ha desarrollado Al final de la escalera (The Changeling, 1980) al cabo de todo este tiempo.
Dentro de su filmografía, además, Peter Medak no es un director que resaltara de modo especial, más allá de algún título aislado de culto, caso de la extravagancia La clase dirigente (The Ruling Class, 1972) o el british noir Los Kray (The Krays, 1990). Con anterioridad a Al final de la escalera Medak había realizado la comedia The Odd Job (1978), con guion y protagonismo de Graham Chapman, y varios episodios de series televisivas, y después, tras el telefilm citado, otra comedia, la parodia Estos zorros locos, locos, locos (Zorro: The Gay Blade, 1981). Nada hacía presagiar tamaño tino en la realización de esta atmosférica película de miedo.
El arranque del film no puede ser más efectivo: John Russell ha tenido una avería en el coche en medio de la nieve, y está intentando conseguir ayuda junto a su mujer y su hija, que están empujando el vehículo, hasta que al fin llegan junto a una cabina telefónica en medio del campo. Mientras él se dirige a llamar para pedir asistencia, ellas dos se ponen a jugar a un lado cuando, repentinamente, llega un camión y se lleva a ambas por delante. En solo unos instantes toda la vida de John se ha desmoronado.
Han pasado unos meses, y Russell, que es compositor y profesor de música clásica intenta poco a poco recomponer su vida. Ha cambiado de lugar de residencia, y ahora está en Seattle, donde da clases en la universidad. Para alojarse en un lugar tranquilo y componer, Claire Norman le facilita una mansión que lleva tiempo desocupada. Aquí no tendremos la disyuntiva de si hay fantasmas o todo está en la mente del protagonista: ¡hay fantasmas! La primera vez que el espectador tiene conciencia de ello (antes que el propio Russell) es cuando está componiendo ante el piano y, de pronto, una tecla falla. En ese instante llega el hombre que está acondicionando la casa y le llama, haciendo que lo acompañe. La cámara se queda en la estancia, hay un atractivo movimiento hacia el teclado y, de súbito, la tecla que fallaba toca por sí sola…
Mientras Russell da clases, comienza a desarrollar una amistad con Claire y compone en total soledad en la casa, donde percibe que sucede algo extraño. En dos ocasiones, de pronto, se han oído unos golpes ensordecedores durante un minuto. El obrero que le está arreglando la casa piensa que son ruidos de las cañerías. Pero también aparece como por ensalmo la pelota que pertenecía a su hija. Esa pelota ofrecerá alguno de los mejores momentos de la película, y son tan impactantes que, después, esa idea, o una muy parecida, fue copiada en muchos otros filmes. Es simplemente una pelotita rebotando en los peldaños de la escalera, lo cual confirma que no es preciso hacer grandes aspavientos para provocar un estremecimiento en la columna vertebral del espectador. Un leve detalle fuera de lugar puede ser suficiente…
Mecanismos como esa sutiliza referida son los que van componiendo poco a poco los mimbres de escalofrío que erigen esta joya del cine de miedo. Tenemos a un hombre maduro como protagonista, y la casa. No hay conocimiento previo sobre la credibilidad, o no, de Russell con respecto a la vida en el más allá. Percibimos que su reciente pérdida lo ha hecho sensible a la manifestación que mora en la mansión, y que esa propia sensibilidad le ha concedido permeabilidad para acceder el origen de esos sucesos. Consulta con un parapsicólogo —una brevísima aparición de Barry Morse— y después invita a su casa a una médium para que averigüe qué está sucediendo. La psíquica utiliza la escritura automática para comunicarse con el fantasma, y después emplea una especie de trompeta, muy propia de estas sesiones, lo que proporciona un aire muy documentado a la secuencia.
Por supuesto, todo proviene de una tragedia que sucedió en el pasado. No entraré a desarrollar ese elemento, pues quien conozca la película no lo necesita, y quien no la haya visto es mejor que lo vaya descubriendo. Aunque, pese a su interés, no es lo más importante del film, sino el modo en el que Russell va accediendo a ese contacto con el espíritu y, después, siguiendo las pistas que ante él se le van abriendo. Es el especial estado anímico de John el que da tan sólido soporte a lo que va aconteciendo; su sensibilidad, y la forma de exteriorizarlo por medio de la excelente música, sirve de guía para ello.
Peter Medak utiliza una narrativa clara y refinada para ir desvelando todo lo que acontece, sirviéndose en especial de sutiles movimientos de cámara que elevan el acento angustiante de muchos momentos. No hay salidas de tono, ni golpes de efecto, aunque recuerdo que, en el cine, hacia el final, cuando Trish van Devere está inclinada sobre los peldaños de la escalera sucede algo que hizo exhalar un grito estremecedor a la audiencia. Y en el clímax, también, hay ciertos elementos de cierta espectacularidad para rubricar el film con algo de emoción, aunque esto no es lo fundamental. Lo mejor son esos dispositivos discretos, elegantes, que permiten detectar la presencia de lo anómalo. El punto de vista en la mayor parte de la película se centra en Russell y lo que va experimentando, pero hay ocasiones en que la cámara se aparta de él, como el detalle del piano referido. Y hacia la resolución hay un pormenor sumamente interesante en el cual vemos a una persona en dos sitios al mismo tiempo, como en un sorprendente fenómeno de bilocación. Con justa fama, Al final de la escalera se ha convertido en uno de los paradigmas de las películas sobre casas encantadas.
Anecdotario
- Título del guion original: House on Chessman Park.
- Título alternativo en Estados Unidos: The Secret Hostage.
- Títulos en Argentina y México: El intermediario del diablo / Sustitución falaz. Título en Ecuador: The Changeling.
- La película tuvo una premier en el USA Film Festival de Dallas, Texas, el 26 de marzo de 1980.
- En 1981, en los premios Genie canadienses, ganó en las categorías de mejor película, actor extranjero (G. C. Scott), actriz extranjera (T. Van Devere), dirección artística, fotografía, edición de sonido (Patrick Drummond, Dennis Drummond y Robert Grieve), sonido (Joe Grimaldi, Austin Grimaldi, Dino Pigat y Karl Scherer) y guion adaptado, y tuvo nominaciones a la categoría de mejor actriz secundaria tanto para H. Burns como para F. Hyland. Ese mismo año, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la nominó al premio Saturn en las categorías de mejor película extranjera (ganó la también canadiense Scanners, de David Cronenberg) y mejor actor secundario (M. Douglas). En 1982, en el Fantafestival fue premiado George C. Scott por su labor.
- Rodada del 4 de diciembre de 1978 al 25 de febrero de 1979, con un presupuesto estimado de 7.600.000 dólares canadienses.
- Los guionistas Diana Maddox y William Gray pasaron unos seis meses investigando para la película, que incluía abundantes artículos periodísticos sobre encuentros parapsicológicos, más de setecientos libros y casi dos mil historias de casos.
- La película se basa en sucesos que supuestamente tuvieron lugar en la mansión Henry Treat Rogers de Denver, Colorado, mientras el escritor Russell Hunter vivía allí durante la década de 1960. El barrio de Chessman Park que aparece en la película es una referencia al Cheesman Park de Denver, donde ocurrió el suceso original.
- La casa que se ve en la película en la vida real no existe y nunca existió. Los cineastas no pudieron encontrar una mansión adecuada para la película, así que, con un coste de unos 200.000 dólares, la producción hizo adosar la fachada de una mansión gótica victoriana a la de una vivienda mucho más moderna en una calle de Vancouver. Esta construcción se utilizó para rodar todos los exteriores de la Mansión Carmichael de la película. Los interiores de la casa encantada eran un elaborado grupo de decorados interconectados construidos dentro de un estudio cinematográfico de Vancouver.
- Hay razones para creer que la película era originalmente bastante más larga y que el veterano de Hollywood Lou Lombardo, que aparece como supervisor de montaje, fue llamado en un momento tardío del proceso de postproducción para aligerar la película. Sorprende encontrar actores tan conocidos y destacados como John Colicos y Barry Morse en papeles tan pequeños; la también conocida Jean Marsh recibe una mención especial por su papel de esposa de George C. Scott, pero tiene aún menos tiempo en pantalla y muere antes de los tres minutos de película.
- Antes de que Peter Medak recibiera el encargo, se barajaron dos directores británicos: tanto Donald Cammell como Tony Richardson abandonaron por diferencias creativas.
- George C. Scott aprendió a tocar la pieza de música clásica que interpreta al piano para los estudiantes universitarios.
- Primera aparición en pantalla del actor Joshua Jackson, cuando solo tenía varios meses.
- Hubo un episodio de La conquista del espacio/Viaje a las estrellas/Star Trek titulado «The Changeling» (1967). John Colicos aparece en él.
- En alguna copia española en VHS falta todo el prólogo, arrancando el film en el plano de George C. Scott en la cabina de teléfono donde consta el título.
- En 2018 se anunció un remake, con Joel B. Michaels de nuevo como productor, Mark Steven Johnson (Daredevil, Ghost Rider) como guionista y director y ambientado en Venecia. Dos años después el proyecto se reubicó en Irlanda, Tab Murphy como guionista, Anders Engström como director y considerándose más una «reinterpretación» que un remake.
- El episodio de la serie Brivido giallo titulado «Per sempre» (1988), dirigido por Lamberto Bava, es considerado por algunas fuentes tanto un remake de la presente como de… El cartero siempre llama dos veces. En algunos mercados se vendió con el título de The Changeling 2.
- Estrenada en Canadá el 28 de marzo de 1980 y en España el 25 de noviembre del mismo año.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra